La Iglesia cubana , mediadora eficaz
La visita de Juan Pablo II, en la que el Pontífice invitó al mundo y a la isla a una apertura mutua, supuso un paso importante para que la Iglesia se convirtiera en mediadora ante el Gobierno, tanto de Fidel como de Raúl Castro. Posteriormente, llegó la visita del cardenal Bertone y continuaron estrechándose los puentes entre la Santa Sede y el Gobierno.
El periódico Gramma hacía pública una nota de prensa gubernamental: “Las relaciones con la Santa Sede son respetuosas, cordiales, continuas y en ascenso”. Importantes declaraciones tras la visita de Dominique Mamberti a Cuba hace unos días. Esta visita se produce en medio de la importante actuación de la Iglesia en favor de la excarcelación de presos políticos, labor que se está llevando con cautela, pero con firmeza por parte de los mediadores eclesiásticos. No se trata de una lucha por privilegios en la Iglesia, una de las principales perseguidas tras la revolución castrista. Se trata de un posicionamiento junto a los más pobres y desvalidos.
La Iglesia en Cuba está siendo la mediadora en una transición que se espera para los próximos años, aunque quienes más sufren puedan percibir una lentitud exasperante. La Iglesia mantiene desde hace tiempo este papel mediador destacado, y no debe perderlo.
Hoy por hoy, es una de las instituciones más valoradas. Debiera de servir este ejemplo para que, en otros lugares, la misma Iglesia recupere ese pulso y esa labor que entra dentro de su misión pastoral propia.
Imagen: Procesión de la Virgen de la Caridad en Santiago de Cuba