Democracia retrocede en el mundo: el Papa advierte en Grecia

1:00 p.m. | 9 dic 21 (LN/VN).- Desde Grecia, cuna de la civilización, Francisco expresó su preocupación por el “escepticismo democrático”, condenó los populismos y autoritarismos en auge en muchas partes del mundo y llamó a un “humanismo renovado”. También visitó un emblemático campo de refugiados en la isla de Lesbos, no solo para abrazar a los migrantes que cargan años de sufrimiento, sino para insistir al mundo -con desesperación- que no se les de la espalda, ni se les descarte: “No es levantando barreras, sino uniendo esfuerzos que se resuelven los problemas”. Y antes de llegar a Grecia visitó Chipre, donde pidió unidad y reconciliación para un país dividido política y socialmente, que por su ubicación es “la puerta occidental de Medio Oriente”.

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Ni Lesbos ni Nicosia. Los emotivos encuentros del Papa con migrantes y refugiados durante su reciente viaje a Chipre y Grecia constituyen los hechos más mediáticamente subrayados estos días, pero ese “naufragio de la civilización” que denunciaba mirando a la cara el sufrimiento del prójimo tiene sus causas en el mensaje que lanzó desde Atenas: “No se puede dejar de constatar con preocupación cómo hoy, no solo en el continente europeo, se registra un retroceso de la democracia. Ésta requiere la participación de todos y por tanto exige esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran atrayentes”. Así advirtió Francisco, en el Palacio Presidencial en la capital de Grecia, donde llegó después de un vuelo de una hora desde la isla de Chipre, primera etapa de su gira.

“En diversas sociedades, preocupadas por la seguridad y anestesiadas por el consumismo, el cansancio y el malestar conducen a una suerte de escepticismo democrático”, alertó también Francisco, al recordar la exigencia fundamental de la “participación de todos”. Destacó la importancia de “la buena política” y la urgencia de pasar “del partidismo a la participación”. Lo escuchaba a su lado la primera mandataria de Grecia, Ekaterini Sakellaropoulou, que en enero del año pasado se convirtió en la primera mujer en alcanzar este cargo y que recibió al Papa con todos los honores.

Al final, en un mensaje dirigido no sólo a este país, hizo un llamamiento a la apertura, la inclusión y la justicia. Y exhortó a responder a “las seducciones del autoritarismo con democracia”, “a la indiferencia individualista, con el cuidado del otro, del pobre y de la creación”, algo que consideró los “pilares esenciales para un humanismo renovado, que es lo que necesitan nuestros tiempos”. ¿Exagera el Papa su temor al auge de los populismos? Todo parece indicar que no. A la Iglesia le corresponde proponer remedios, sobre todo a quienes, apoyándose en su cristianismo, están blanqueando posturas políticas autoritarias basándose en un presunto recorte de libertades y pérdida de identidad cultural que, simplemente, destilan una indisimulable nostalgia nacionalcatólica.

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División territorial en Chipre, pero unidad en la diversidad por refugiados

Desde la isla de Chipre, marcada por una dramática división, muros, alambrados de púas, primera escala de un viaje de cinco días, el Papa lanzó un llamado a la paz, la integración y a la unidad en la diversidad. “Chipre, encrucijada geográfica, histórica, cultural y religiosa, tiene esta posición para poner en marcha una acción de paz”, aseguró ante el presidente Nicos Anastasiades, miembros del gobierno y representantes de la sociedad civil. Evocó la milenaria historia de esta pequeña isla que, durante siglos, “no aisló a la gente, sino que la unió”, según destacó. Y que gracias a su ubicación geográfica representa “la puerta oriental de Europa y la puerta occidental de Medio Oriente”.

En este contexto, el Papa reconoció que “la herida que más hace sufrir a esta tierra es la provocada por la terrible laceración que ha padecido en los últimos decenios”. Aludió, así, a la invasión militar del norte de la isla por parte de Turquía de 1974 que provocó muerte, destrucción y el desplazamiento de 200.000 griego chipriotas del norte, al sur y de muchos turco chipriotas (musulmanes sunnitas) del sur, al norte. División que hasta ahora se sostiene con el emblema de un muro, trazado en la denominada “línea verde”, que divide dos tercios del territorio al sur controlado por Grecia, y un tercio al norte, controlado por Turquía. Fue entonces que hizo un enérgico llamado a la paz, al diálogo y a negociaciones.

“No dejemos prevalecer el odio, no renunciemos a curar las heridas. Pensemos en las generaciones futuras, que desean heredar un mundo pacificado, colaborador, unido, no habitado por rivalidades perennes y contaminadas por conflictos no resueltos”, pidió. “Para esto es necesario el diálogo, sin el cual la sospecha y el resentimiento crecen. Que nuestra referencia sea el Mediterráneo, que ahora lamentablemente es lugar de conflictos y de tragedias humanitarias; en su belleza profunda es el mare nostrum, el mar de todos los pueblos que se asoman a él para estar conectados, no divididos”, exhortó.


Migrantes, en Grecia y Chipre, preocupación que urge

En su último día en Chipre, Francisco tuvo un emotivo encuentro con migrantes en el que volvió a gritarle al mundo el espanto de la existencia de muros y alambrados de púas, de virtuales campos de concentración donde encierran a desesperados que huyeron de sus casa por un futuro mejor, en el que consideró el drama de la migración, “la guerra de este momento”. Luego clamó por “el sufrimiento de hermanos y hermanas que no podemos callar”, saliéndose del discurso que tenía preparado y denunciando la situación de esclavitud que sufren los migrantes, pero sobre todo la reinante “cultura de la indiferencia”.

“Veo desde aquí los alambrados de púa… Esta es una guerra de odio que divide el país”, admitió, refiriéndose al conflicto chipriota aún irresuelto. “Pero hay alambrados de púa en otras partes, que se ponen para no dejar entrar al refugiado, el que viene a pedir libertad, pan, ayuda, hermandad, alegría, que está huyendo del odio y que se encuentra delante de un odio que se llama alambre de púas”, acusó, con palabras que evidentemente le salían del corazón. “Que el Señor despierte la consciencia de todos nosotros delante de estas cosas”, urgió.

Luego, en su último día en Grecia visitó un campo de refugiados en Lesbos, isla donde estuvo cinco años atrás con la misma preocupación. “Cierres y nacionalismos -nos enseña la historia- llevan a consecuencias desastrosas. La historia nos enseña, pero todavía no hemos aprendido. Que no se vuelvan las espaldas a la realidad, que termine el continuo rebote de responsabilidades, que no se delegue siempre a los otros la cuestión migratoria, como si a ninguno le importara y fuese sólo una carga inútil que alguno se ve obligado a soportar”, clamó, en un fuerte y apasionado discurso que pronunció en el Reception and Identification Centre de Mytilene, la capital de esta pequeña isla del Mar Egeo a la que llegó en avión desde Atenas.

“Hay que enfrentar las causas remotas, no a las pobres personas que pagan las consecuencias, siendo además usadas como propaganda política. Para remover las causas profundas no se puede sólo resolver las emergencias. Se necesitan acciones concertadas”, indicó, hablando antes unas 200 personas de este campo de recepción formado por contenedores y arreglado para la ocasión. “Ciertamente, los temores y las inseguridades, las dificultades y los peligros son comprensibles. El cansancio y la frustración, agudizados por la crisis económica y pandémica, se perciben, pero no es levantando barreras como se resuelven los problemas y se mejora la convivencia, sino uniendo fuerzas para hacerse cargo de los demás según las posibilidades reales de cada uno y en el respeto de la legalidad, poniendo siempre en primer lugar el valor irrenunciable de la vida de toda persona”, subrayó.

Recuento de actividades: Visita del Papa a Chipre y Grecia

Primer día: jueves 2 de diciembre (Chipre)

 

 

Segundo día: viernes 3 de diciembre (Chipre)

 

 

Tercer día: sábado 4 de diciembre (Grecia)

 

 

Cuarto día: domingo 5 de diciembre (Grecia)

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Fuentes

La Nación (1, 2, 3 y 4) / Religión Digital / Videos: Vatican News / Foto: Paul Haring (Catholic News Service)

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