Cronología: Lo que dejó el Congreso Continental de Teología en Brasil
En palabras de Andrés Torres Queiruga, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, “La TL ha obligado a la teología a no olvidar a los pobres, como una necesidad de la Iglesia”.
El primer día, se realizó el Panel “Un nuevo congreso y un congreso nuevo”, con la participación de los teólogos Geraldina Céspedes y Jon Sobrino, destacando éste último por su sentido y sencillo testimonio de su caminar por la Teología de la Liberación, de sus nuevos desafíos, de sus urgencias.
Geraldina Céspedes, señaló que es necesario seguir acompañando los procesos de lucha por la justicia que están tejidos en nuestra historia latinoamericana con hilos rojos, por la sangre de las y los mártires, de quienes tenemos que seguir haciendo memoria, ya que nos alientan y nos ayudan a decir no a cualquier injusticia.
Las conferencias del segundo día respondieron al método del ver, juzgar y actuar que llevó el Congreso, iniciando el día con VER el análisis de la realidad mundial y Latinoamericano a través de la participación de Pedro Ribeiro de Oliveria, quien hizo un análisis de la situación socio-cultural, económica y política latinoamericana.
En la conferencia sobre Económica y Teología el Dr. Jung Mo Sung de la Universidad Metodista de Sao Paulo, comentó que los sueños del pueblo fueron capturados por el sistema del imperio y la crisis de la Teología de la Liberación se acentúo con más fuerza pero no así se termino. También mencionó el vacio generacional que existe en la reflexión de la Teología de la Liberación ya que la reflexión teológica de los nuevos teólogos/as se debe a una pereza intelectual, se vive cómodamente en el mundo moderno y en una dinámica de consumismo tecnológico.
El tercer día el profesor Dr. Andrés Torres Queiruga, expuso sobre “Teología y nuevos paradigmas”. El conferencista dividió su exposición en tres puntos: “la orientación objetiva del Concilio; los grandes temas de la teología postconciliar; y el futuro, las tareas y las esperanzas”. Para Queiruga, el Vaticano II tiene una importancia trascendental, cambio de época, que sólo puede percibirse en una perspectiva largo alcance en la historia.
Lamentó que la Iglesia haya “perdido paso” en el acompañamiento de los cambios culturales: “Nos damos cuenta que la Iglesia se coloca contra la cultura, demostrando una inercia institucional, la tendencia a ver las cultura desde el poder, una oposición a la modernidad, la democracia y la libertad… A pesar de todo, Dios está dentro de la Iglesia. No debemos quedar desesperados, sino tener confianza en que unidos tenemos fuerza. El mundo continuará avanzando, porque Dios está con nosotros”.
Para terminar el tercer día, la video-conferencia de Gustavo Gutiérrez aportó una gran reflexión sobre el proceso y la recepción de Vaticano II. En referencia a la TL, afirmó que siempre ha sido colectiva, nunca una labor personal, y que en ella el aporte de los teólogos protestantes ha sido fundamental, por lo que es también ecuménica. También planteó que hoy la mejor respuesta teológica que podemos dar es la solidaridad con el mundo de los pobres, que un criterio importante para saber si estamos cerca de Dios es si estamos cerca de los pobres, no como algo ocasional, de fin de semana, sino de manera permanente.
Habló, en este sentido, de tres grandes desafíos para el cristiano y cristiana: atender la fe, alimentar su vivencia de la fe y luchar contra la pobreza. Abordó el tema del diálogo con la modernidad, que ha globalizado el pecado y creando dos mundos, y resaltó el aporte esperanzador de las religiones para construir en la humanidad una nueva conciencia ecológica y global.
Para el cuarto día del congreso las conferencias hicieron eco a los planteamientos del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez de la noche anterior. A media jornada, en conferencia de prensa, Jon Sobrino y la teóloga colombiana Socorro Vivas respondieron a preguntas de diversos medios internacionales que cubren el evento y dijeron con firmeza que sigue siendo urgente y está en el centro de sus preocupaciones la opción por los pobres (y ahora de la naturaleza) contra la pobreza y la explotación.
También hicieron una crítica profunda a las lógicas patriarcales aún presentes en la iglesia católica y en la misma teología de la liberación y de la invisibilización de la teología hecha por las mujeres.
El cuarto día culminó con la conferencia de Andrés Torres Queiruga en torno a las interpelaciones mutuas entre la teología latinoamericana y la teología europea, en la que afirmó que sólo hay dos absolutos en este mundo: Dios y el hambre, y por lo tanto no podemos hacer teología si no nos preocupamos por la pobreza; esta intuición teológica latinoamericana es la que ha dado otra posibilidad de reflexión a otras teologías, como la europea. Dijo que uno de los mayores méritos de la TL ha sido su constante puesta al día como una teología que lucha por la dignidad de las personas: eso es realmente hacer teología, enfatizó el ponente.
En su opinión la Iglesia debe comenzar desde abajo. “Hacer una lectura popular de la Biblia, que movilice a las personas”, continúa. Y dice: “este mismo hecho de comenzar desde abajo, de motivar a las personas a participar en la vida social, hace a la religión más cercana. Esto podemos percibirlo desde Europa”.
En otros aportes enfatizó que la espiritualidad que ha creado la teología de la liberación es una espiritualidad que se hace realidad, encarnándose en las realidades. Este es un estilo propio de la teología de la liberación, así como el poner en pie eclesial a todo el pueblo. Dijo además que la reflexión sobre el cuidado de la tierra madre es una teología que ha revitalizado la TL.
En el quinto y último día se celebró la ceremonia de cierre y se expuso el mensaje final, el cual puede descargar aquí.
Extracto de artículos publicados en el blog Religión Digital.