Muere Samuel Ruiz, el obispo de los indígenas
Ruiz contribuyó a llevar a buen puerto la negociación entre el gobierno federal y la guerrilla del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), alzada en armas el 1 de enero de 1994 en Chiapas para reclamar los derechos de los pueblos nativos de la zona.
El religioso ha sido galardonado con numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Premio Simón Bolívar, concedido por la UNESCO en 2000, “por su especial compromiso personal y su papel en tanto que mediador, contribuyendo así a la paz y al respeto de la dignidad de las minorías”.
En 2008, formó asimismo parte de una comisión negociadora con otra guerrilla, el Ejército Popular Revolucionario (EPR), que reclamaba al gobierno la entrega de dos de sus militantes desaparecidos. El proceso se cerró sin resultados.
“Su lema episcopal fue: Edificar y Plantar.”
Muchos coinciden en que Samuel Ruiz deja como legado su esfuerzo por:
1. La promoción integral de los indígenas, para que sean sujetos en la Iglesia y en la sociedad.
2. La opción preferencial por los pobres y la liberación de los oprimidos, como signo del Reino de Dios.
3. La libertad para denunciar las injusticias ante cualquier poder arbitrario.
4. La defensa de los derechos humanos.
5. La inserción pastoral en la realidad social y en la historia.
6. La inculturación de la Iglesia, promoviendo lo exigido por el Concilio Vaticano II, que haya iglesias autóctonas, encarnadas en las diferentes culturas, indígenas y mestizas.
7. La promoción de la dignidad de la mujer y de su corresponsabilidad en la Iglesia y en la sociedad.
8. Una Iglesia abierta al mundo y servidora del pueblo.
9. El ecumenismo no sólo con otras confesiones cristianas, sino con toda religión.
10. Una pastoral de conjunto, con responsabilidades compartidas.
11. La Teología India, como búsqueda de la presencia de Dios en las culturas originarias.
12. El Diaconado Permanente, con un proceso específico entre los indígenas.
13. La reconciliación en las comunidades.
14. La unidad en la diversidad.
15. La comunión afectiva y efectiva con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia universal (III Sínodo, 571).
Samuel Ruiz irradió desde su modesta Chiapas una pastoral liberadora que le hizo popular en todo el mundo, en especial entre los partidarios del Concilio Vaticano II. Él había sido uno de los prelados convocados a Roma por Juan XXIII entre 1962 y 1965 y el concilio le dejó una huella profunda.
Sin embargo, el gran conflicto con Roma fue por su radical opción por los pobres. Decía: “La única pregunta que se nos va a hacer al fin de los tiempos es cómo tratamos al pobre. Tuve hambre y me diste de comer. Por eso, América Latina tiene sus mártires y sus santos. Primero cayeron los seglares. También entre la jerarquía que asume esta opción hay mártires, que no son, como antes, mártires de la fe, sino mártires de la justicia. Hoy se muere por optar por los pobres”.
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Imagen (Paulinas)Monseñor Samuel Ruiz