Una de las principales sorpresas que se puede llevar alguien que se pone a estudiar economía, en serio, es que, a diferencia de las matemáticas o de la física, no todo el campo de estudio de la economía es científico, es decir, no todo es susceptible de experimentación y comprobación. En gran medida esto es así porque suele ser imposible replicar (detener y retroceder) la evolución de la realidad humana, pero también porque hay límites éticos a la experimentación con seres humanos.
No obstante, aun cuando hablemos de la parte científica, otra de las grandes sorpresas que se pueden obtener al estudiar economía es que no sólo hay una ‘ciencia económica’, sino que hay varias ‘ciencias económicas’. ¿Cómo así? Es que lo que solemos reconocer actualmente como ‘economía’, o a veces también llamada ‘economía ambiental’ cuando solo se habla de recursos naturales y medioambiente, en realidad antes era conocida como ‘economía neoclásica’ y su enfoque teórico es diferente, por ejemplo, del de la ‘economía ecológica’.