Nunca antes la mayoría de países del mundo se habían tenido que paralizar prácticamente al mismo tiempo por una peste casi de connotaciones bíblicas. De hecho, la globalización ha ayudado muchísimo a propagarla: en el mundo los más rápidamente contagiados han sido las personas de los países que más uso hacen de las vías de transporte aéreo. Y dentro de dichos países, también: los más expuestos han sido los que viven en las principales ciudades y dentro de ellas los que más viajan internacionalmente o ha estado en contacto con los que lo hacen.
Dado el rápido ciclo del virus sobre el cuerpo humano, en muy poco tiempo se contagia y en también en poco tiempo el problema se resuelve. Algunos estudios que señalan que el infectado sería sumamente contagioso en los primeros 5-6 días, cuando en la mayor parte de casos no hay siquiera síntomas (¡ !). Luego, cuando el virus pasa de la garganta a los pulmones y los síntomas se consolidan, la neumonía tampoco demoraría tanto en solventarse: o el enfermo logra curarse, o fallece en no más de 10 a 15 días más. Aunque varios de los que se curan pueden quedar dañados con fibrosis pulmonar.
Se supone que el primer contagio generado en China se habría producido a fines de noviembre de 2019. Si las estadísticas de ese país fueran fiables, esto significaría que a su gobierno le tomó unos 75 días enterarse y tomar medidas para lograr controlar el exponencial crecimiento del número de enfermos, lo que se habría hecho efectivo a mediados de febrero. Eso, entendiendo por “control” al haber logrado imponer un máximo al número de enfermos en el país, es decir, equilibrando el número de casos de contagio nuevos con el número de casos que resuelven, ya sea por alta o ya sea por deceso. Después a China le habría tomado otros 45 días lograr que el número de enfermos se reduzca al “mínimo”. Solo después se han empezado a oír de planes de reanudación de las actividades en la ciudad que fue el epicentro de la pandemia y ha estado confinada todo este tiempo.
Entre los países que han sido considerados como ejemplo de buen control de esta epidemia se ha mencionado a Corea del Sur. Allí el número de contagios escaló muchísimo más rápido que en China, pero las medidas de contención que puso en marcha el gobierno lograron que el país consiga alcanzar el control del crecimiento exponencial de contagiados un mes después de China, a mediados de marzo. Desde entonces han pasado casi 20 días y el número de enfermos ya casi se encuentra en la mitad del máximo, a ojo de buen cubero, a un ritmo casi similar al de China. De seguir así, quizás el mínimo lo logren alcanzar a fines de abril.
En el caso de España, el país con el segundo mayor número de contagios, pareciera estarse logrando ya controlar el crecimiento exponencial de enfermos, coincidentemente casi 30 días después de las convocatorias a manifestaciones masivas de inicios de marzo. Al respecto, recientes investigaciones sugieren que el virus no solo se contagiaría por toser o estornudar, sino por conversar en voz alta o por hacerlo en sitios con poca ventilación. Esta podría ser la razón por la que la velocidad de contagio fue tan alta y le permitió superar el total de contagios de Italia, que pasó a tercer lugar. Por ello se está generalizado la recomendación de usar mascarillas, barbijos, bufandas, velos o similares, ante la escasez y las insólitas medidas egoístas de varios gobiernos para impedir que se exporten a otros países que las habían comprado con mayor anticipación.
Alemania es otro caso que pareciera también estar casi por lograr controlar el crecimiento exponencial en el número de enfermos. Actualmente ocupa el cuarto lugar en casos totales a nivel mundial. Si el número de enfermos de España y Alemania siguieran un patrón similar a los observados para China y Corea, se podría esperar que recién hacia fines de mayo se pueda alcanzar el número de enfermos “mínimo”, asumiendo que no hay retrocesos o cambios significativos en las actuales medidas de contención en curso.
Entre tanto, a Italia y Francia pareciera que les tomará un poco más de tiempo controlar el crecimiento del número de enfermos hasta lograr llegar a un máximo. Mientras sus gobiernos se demoren más en llegar a lograr ese “control”, endureciendo las actuales medidas vigentes, más se demorarán en iniciar la fase de desescalamiento para conseguir llevar el número de enfermos al mínimo. La capacidad de atención de sus sistemas de salud influirá drásticamente en la proporción de resoluciones por alta y por deceso.
Los países que sí estarían quedando en peor situación serían Reino Unido y EEUU. Pese a haber tenido un mayor tiempo para prepararse, en ambos casos sus gobernantes subestimaron largamente las estrategias de contención que sus expertos les plantearon que aprobaran oportunamente. No lo hicieron básicamente por ser muy costosas para sus “economías” y sus “finanzas”. Prácticamente el primer mandatario de Reino Unido tuvo que contagiarse para que se decidiera hacer algo más serio al respecto a fines de marzo (10 días después fue ingresado a cuidados intensivos).
Posiblemente ésta sea otra oportunidad para recordarle a nuestros políticos lo que nunca deberían haber olvidado, que lo primero siempre debe seguir siendo lo primero. La economía y las finanzas son un medio, no son el objetivo.
Felicitaciones y muchas gracias por enviarme este artículo. La información relacionada con esta pandemia es de mucho interés para todos. Y sí, estoy completamente de acuerdo contigo, lo primero es lo primero: LA VIDA