El mantenimiento de más de una moneda en una misma área económica introduce ineficiencias y costos innecesarios. Ésta fue una de las razones por las que se introdujo el euro en reemplazo de todas las otras monedas que antes existían: en 1995 se estimó que la reducción anual de gastos por cambios de moneda equivaldrían a casi un ¡0.4% del producto bruto interno comunitario!
Obviamente, ese ahorro para las personas y empresas significa pérdida de ingresos por comisiones y coberturas de cambio para las empresas financieras. Y estas pérdidas son tan importantes que –pasando a un caso más cercano– son los ingresos más “extrañados” por los directivos de los bancos de Ecuador y El Salvador (países totalmente dolarizados) con quienes pude conversar hace unos años. Decían que eran ingresos que no tenían mayor ciencia, ni “riesgo”. Ellos se quejaban porque ahora que se manejan con una sola moneda, obtener ingresos ya no es tan “fácil”.En el Perú sufrimos y mucho a causa del alto grado de dolarización que nos obliga permanentemente a transitar de una moneda a otra pagando un peaje cambiario (costo de cambiar dólares a soles y viceversa), peaje que en buena cuenta administran los bancos. Más veces se cambia, más veces se paga.
Costo para las empresas
Imagínese una empresa cuyos ingresos provienen de las ventas que hace al público. Si dicha empresa tuviera una línea de crédito de corto plazo que le permitiera obtener créditos a 30 días y la usara en forma revolvente en dólares, ¿cuál sería el costo financiero que enfrenta?
El costo total no sería solo el 12% de tasa de interés anual que podrían estar cobrándole, sino que podría llegar hasta un 30%. Por ejemplo, en caso de que tomara sus créditos a 45 días, su costo efectivo podría llegar a 24%, y si los tomara a 60 días, su costo efectivo alcanzaría hasta un 21%.
La culpa de este mayor costo financiero la tiene el famoso “peaje cambiario”. La empresa recibe del banco el crédito en dólares que tiene que convertir a soles para comprar a su proveedor los inventarios que va a vender (primer peaje). Al vender la empresa su producto, recibe soles de sus clientes y los cambia a dólares para pagar su crédito con el banco (segundo peaje). En un crédito a 30 días son 24 peajes al año de 0.75% (aproximadamente), en un crédito a 45 días son 16 peajes, y en uno a 60 días son 12 pagos de peaje anuales.
Ante este efecto pernicioso, muchas empresas reaccionan y muestran una mayor disposición para recibir dólares de sus clientes. Así, las empresas están dispuestas a pagar un buen tipo de cambio “compra” para recibir directamente los dólares del público, en vez de comprarlos “más caros” de las entidades financieras al tipo de cambio “venta”, tal como puede verse en muchas tiendas comerciales.
Este comportamiento racional individual reduce el sobrecosto de la dolarización financiera, reflejado en el peaje cambiario, pero a nivel agregado hace que el proceso de dolarización de pagos se profundice.
De hecho, el nivel de expansión de este proceso pernicioso quedadó demostrado con la dimensión social del pánico financiero originado en los billetes de US$100 de hace un par de años.
Efecto en la tasa de interés
Por otro lado, en el mercado bancario este peaje también explica la increíble resistencia a la baja de las tasas de interés activas en soles respecto a las de dólares en un contexto de alta liquidez. De hecho, las tasas de interés activas en soles, no sólo están desligadas de las tendencias de las tasas de interés en soles de los mercados financieros, sino que, lo que es más grave para la política monetaria, ¡están totalmente desligadas de las tasas de referencia del Banco Central! Basta observar la correlación entre las tasas activas promedio ponderado en soles del sistema bancario y la tasa interbancaria promedio. La correlación no solo no es baja, sino que a veces hasta es ¡negativa!, es decir, se mueven en sentidos opuestos.
La razón de este canal de tasas de interés “aparentemente invertido” no sería otra que la de un simple y racional arbitraje de parte de las entidades financieras. Arbitraje entre los ingresos totales por prestar en soles y los ingresos totales por prestar en dólares más ganancias por peajes cambiarios. Es decir, cuando las tasas de referencia bajaban, las tasas activas en soles subían para que no se vuelvan más “baratas” que las tasas activas en dólares que estaban subiendo supuestamente por el mayor costo del dinero en el mercado internacional. De lo contrario, no hay explicación para que el diferencial entre tasas activas sea tan grande y mucho mayor que el diferencial de tasas pasivas entre moneda nacional y moneda extranjera.
¿Es negativo que las entidades financieras hagan ganancias? Por supuesto que no, lo negativo es que las reglas de juego permitan (¿alienten?) a hacer ganancias con actividades que no solo no generan valor agregado, sino que introducen sobrecostos y distorsiones para la economía. Desdolarizar la economía permitirá reducir uno de los más importantes sobrecostos que enfrentan las empresas y los ciudadanos de a pie. La desdolarización obligará a los intermediarios financieros a concentrarse en las actividades necesarias para nuestra economía: canalizar eficientemente los recursos de los ahorristas hacia los inversionistas.
A usted también le afecta
Finalmente, pregúntese, amigo lector, por qué le cobran una tasa de 22% por usar su tarjeta al crédito en dólares y en cambio le cobran hasta 60% por tomar el crédito en soles, con la misma tarjeta del mismo banco. Si no es por el peaje bancario, entonces es porque los bancos han descubierto que los peruanos tenemos algo así como un “riesgo crediticio esquizofrénico”, que es mayor cuando debemos soles que cuando debemos dólares.