Las nuevas medidas dadas por el Ministerio de Eduación que exigen la acreditación de las instituciones que brindan la formación inicial de los futuros docentes debiera ser parte de una política mayor de acreditación del sistema de educación superior que permita un serio planeamiento de plazos y metas razonables, así como el financiamiento debido. Necesitamos planificar dicho proceso de acreditación para evitar avances parciales que luego se quedan en el camino sin terminar con logros significativos. Y una de las cosas que más demanda el sector educación es justamente eso: logros.
En el caso del sector educativo el proceso de acreditación debe continuar hacia la formación de postgrado, especialmente en cuanto a las maestrías y doctorados. Estas se han multiplicado por el país con niveles muy desiguales de calidad académica. De las 741 maestrías en general que ofertan las universidades, -según datos de la Asamblea Nacional de Rectores- 122 son maestrías en educación, es decir, el 16%. Pero más allá de estos y otros datos globales no contamos con un nivel de información pública y actualizada sobre las maestrías y doctorados en educación que se ofertan tanto desde universidades peruanas públicas como privadas, así como las que se ofertan desde el extranjero.
La acreditación de las maestrías y los doctorados en educación permitirán completar el proceso de exigencias para mejorar la calidad académica en un segmento de la educación superior si bien reducido en número, sin embargo, estratégico en la formación de los liderazgos debidamente acreditados que requiere el sector.
Luis Sime Poma
comparto la opinión expresada, en el sentido de planificación que debería tener el Decreto legislativo Nº 998, que suspende la autorización de funcionamiento en los proyectos de nuevas universidades respecto de las facultades de educación; así como requiere la evaluación, acreditación y certificación de las universidades ya institucionalizadas respecto de la creacíón de facultades, escuelas o programas de educación, que busquen la obtención del grado o título profesional.
por lo que, está acción debería ser parte de un plan o programación que busque la calidad educativa de nanera pensada, meditada y razonada.