El Perú es un país con históricas brechas socioeconómicas y culturales que generan tensiones y fracturas significativas en nuestra sociedad. Asimismo, tras el quiebre democrático de 1992, nuestra institucionalidad procura aún consolidarse.
En un contexto de una de las peores crisis sanitaria, económica y social de nuestra historia republicana, las elecciones presidenciales del 2021 han polarizado aún más a nuestra sociedad. En respuesta a los resultados obtenidos, algunas personas y agrupaciones vienen instalando un lenguaje de odio, realizando declaraciones racistas y alentando la anulación de los votos emitidos por los ciudadanos más pobres, rurales e indígenas, ante el silencio, sino el aliento irresponsable de algunos líderes y medios de comunicación. Además de menospreciar a grandes sectores de la población, esta violencia verbal niega la condición de ciudadanía de quien ha votado diferente.
Frente a este peligroso escenario, las y los antropólogos y docentes abajo firmantes nos manifestamos de la manera más firme posible para que las autoridades, las y los líderes políticos y la ciudadanía en su conjunto:
- Recobren la calma y abandonen toda acción y expresión de odio y desprecio por nuestros compatriotas para disminuir así los niveles de hostilidad presenciados.
- Reconozcamos que nuestras diferencias se deben resolver dentro del estado de derecho y para ello debemos utilizar los canales institucionales con los que contamos y a los que debemos continuar fortaleciendo.
Sólo a través de examinar críticamente las fracturas existentes y de afianzar la voluntad de reconocernos en nuestra diversidad, es que podremos construir un futuro compartido y ser vigilantes con nuestros gobernantes.
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