APEC: C02 y Educación Ambiental
Luis Sime Poma http://blog.pucp.edu.pe/luissime
Ciertamente los 21 países que conforman el Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC) representan una parte muy significativa de la economía y comercio mundial (56% del PBI mundial y 49% del comercio) pero también incluye a países que son grandes emisores de gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono (C02), uno de los gases causantes del cambio climático que vive el mundo debido al calentamiento global; este gas equivale al 80% del total de emisiones de origen humano (1) y se le atribuye el 65% de dicho calentamiento (2). Los efectos de dichos gases sobre la temperatura del planeta ha implicado un aumento del 0.7 grado siendo nuestro umbral hasta 2 grados, más allá del cual las consecuencias serían peligrosas para las actuales y futuras generaciones y múltiples ecosistemas. Una de las características de los GEI es que permanecen en la atmósfera durante mucho tiempo: “Las personas que vivan durante los primeros años del siglo XXII deberán convivir con las consecuencias de nuestras emisiones, tal como nosotros estamos ahora viviendo las consecuencias de las emisiones desde la revolución industrial” (3).
Los países pertenecientes a la APEC tienen una gran responsabilidad frente a la sustentabilidad de nuestro planeta, hasta ahora sus políticas de reducción de C02 dejan mucho que decir y desear a pesar del controvertido Protocolo de Kioto (1997) suscrito para reducir dicha emisión y del cual Estados Unidos es el único país del mundo más industrializado sin ratificarlo. Solo las emisiones de Estados Unidos y la China constituyen el 38.2% del total de emisiones del mundo para el 2004, y entre 1990 y 2004, Estados Unidos ha tenido un aumento del 25% en emisión de C02 y China de 109%, y países como Malasia y Tailandia superan ampliamente el porcentaje de aumento alcanzado por China.
Más aún, ya se advierte que desde el 2006, China, ese gran fenómeno económico de este siglo, ha pasado a convertirse en el primer país emisor de dióxido de carbono (4). Salvo algunos casos esas políticas son lentas y limitadas para la magnitud de la crisis ecológica que atravesamos, aunque empiezan a escucharse políticas promisorias como las de Japón que ha anunciado reducir entre 60% a 80% sus emisiones de C02 para el 2050. Sin embargo, la reacción de los centros de poder ha sido mucho más radical para enfrentar la crisis financiera mundial actual que el drama ambiental en el que estamos inmersos.
Pensar el mundo hacia adelante hoy en día demanda una honda conciencia de lo que ya está significando el cambio climático en nuestras vidas y asumir desde diferentes ámbitos -local, regional, nacional e internacional- las cuotas de responsabilidades respectivas. En este contexto, el rol de la educación ambiental es sin duda fundamental y constituye una de las corrientes educativas que requieren ser priorizadas para formar ese eco-ciudadano que deberá cada vez más enfrentar las consecuencias del calentamiento global en su vida cotidiana y tendrá que construir otras formas de cohabitar el planeta. La educación de calidad que necesitamos para estos tiempos tendrá que ser a la vez una educación para la sustentabilidad. El cambio climático nos obliga a un cambio en la matriz energética y un cambio en los patrones de consumo y desecho que exigirá de políticas y experiencias educativas acordes a dichos cambios.
Lamentablemente en la declaración conjunta de la 4ta reunión de Ministros de Educación de la APEC (Lima-2008), la temática ambiental y particularmente de educación ambiental aparecen muy débilmente en dicho documento oficial (5). Lo más cercano es un punto donde se menciona la necesidad de integrar “la educación para la prevención de riesgos en la currícula escolar”, dado que “es importante que la educación brinde capacidades para la reducción de los daños causados por los desastres naturales”. Pero la educación ambiental es mucho más que prevención de riesgos de desastres naturales que, además, en realidad un parte significativa de ellos son ocasionados por la mano humana. Por un lado, dicho documento queda muy limitado para la responsabilidad que tienen los países de la APEC frente al desafío de la sustentabilidad ambiental y, por otro, no recoge las experiencias e iniciativas que ya varios Ministerios de Educación e instituciones no gubernamentales del Asia-Pacífico vienen haciendo para desplegar una educación no solo con equidad y calidad sino también sustentable.
(1) National Geographic ( 2008) El pulso de la tierra. Edición Especial. México: Ed. Televisa. p. 66
(2) Le Monde Diplomatique (2008) El Atlas del Medio Ambiente. Amenazas y soluciones. Buenos Aires: Capital Intelectual. p.6
(3) PNUD (2008) Informe sobre el Desarrollo Humano 2007-2008: La lucha contra el cambio climático: Solidaridad frente a un mundo dividido. Resumen. http://hdr.undp.org/en/media/hdr_20072008_summary_spanish.pdf p. 10
(4) The Global Carbon Project (2007). Carbon Budget 2007 http://www.globalcarbonproject.org/carbontrends/index.htm
(5) 4TA. Reunión de Ministros de Educación de APEC. Declaración conjunta. http://www.solutecperu.com/anexo1111.pdf