Virreyes Borbónicos
Alejandro Takaezu y Patricio Alvarado (PUCP)
El siglo XVIII trajo consigo importantes cambios políticos a lo largo del imperio español y América no fue una excepción. Así, fueron once los virreyes que tuvieron a su cargo la aplicación de la política borbónica en el territorio bajo la jurisdicción del virreinato peruano. Sin embargo, a pesar de su importancia para la historia política del periodo colonial tardío peruano, poco o nada se conoce de ellos. Debido a esto, el presente material de trabajo busca dar a conocer –de manera breve pero detallada-, la biografía de los virreyes que -durante el siglo XVIII-, gobernaron el Perú. De este modo, la importancia de este aporte radica en que no existen –salvo contadas excepciones-, biografías sobre estos gobernantes.
Virreyes del Perú Borbónico (Parte I)
(Alejandro Takaezu)
Manuel de Sentmenat-Oms de Santa Pau, I Marqués de Castelldosrius (1707-1710)
El marqués de Castelldosrius nació en Barcelona en 1651, ciudad donde también realizó sus estudios universitarios. Desde muy temprana edad se vinculó con la corte madrileña siendo gobernador de Tarragona, virrey de Mallorca y embajador en Portugal. Por sus servicios a la Corona, Carlos II decidió otorgarle el título de I marqués de Castelldosrius y Grande de España en 1696. En 1699 fue nombrado embajador en la corte de Versalles. Fue el encargado de leer el testamento de Carlos II, el hechizado, ante la corte de Luis XIV, el rey sol, mediante el cual se legaba la totalidad del imperio español a su nieto Felipe, duque de Anjou.
Debido a sus servicios a la recién instaurada dinastía de los Borbones en España, se le otorgó el cargo de virrey del Perú a finales de 1704. Sin embargo, en medio del contexto de la Guerra de Sucesión española, el marqués solo pudo partir de Cádiz en 1706. En Panamá sufrió una vez más una serie de retrasos llegando finalmente a las costas peruanas en marzo de 1707.
El marqués de Castelldosrius entró a Lima el 22 de mayo de 1707. Desde su llegada tuvo enfrentamientos con el Consulado de Lima debido al arribo de los navíos franceses. En estos años, la cantidad de las importaciones, tanto legales como ilegales, francesas aumentó considerablemente debido también a la Guerra de Sucesión.
Tuvo la difícil misión de enviar a España cuantiosas cantidades de dinero para solventar los gastos de la guerra, algo que logró realizar en parte gracias al descubrimiento de las minas de Carabaya y al cobro de impuestos el cual generó animadversiones entre los comerciantes limeños. Fue acusado de contrabando ante la corte de Madrid, pero rápidamente supo liberarse de cualquier juicio gracias a las gestiones de su hija y al envío de más dinero. Era gran aficionado a la literatura y en el palacio de Lima surgieron Academias en donde se leía, tocaba música y se daban festines. Murió repentinamente el 24 de abril de 1710 a causa de una enfermedad.
Carmine Nicola Caracciolo, 4to Príncipe de Santo Buono (1716-1720)
Tras la muerte del marqués de Castelldosrius llega un periodo denominado por el padre Vargas Ugarte como inestabilidad de virreyes ya que el cargo se sucedió de manera interina por los oidores de la Audiencia de Lima y por los llamados virreyes-arzobispos. De este periodo el único que llegó desde Europa fue el Príncipe de Santo Buono. Carmine Nicola Caracciolo había nacido en Bucchianico el 5 de julio de 1671. Provenía de una familia noble de Nápoles y fue un defensor de la causa borbónica en la Guerra de Sucesión. En 1713, fue nombrado virrey del Perú aunque su llegada se retrasó unos tres años más. Su entrada a la ciudad ocurrió el 5 de octubre de 1716.
Durante su mandato se creó el Virreinato de Nueva Granada el cual aglutinaba a las Audiencias de Santa Fe, Quito y Panamá, aunque más tarde se disolvería. Trató, además, de combatir el contrabando francés. También es digno de mencionar que los campos de trigo en Chile aumentaron su producción y el comercio de este alimento entre el Callao y Valparaíso se incrementó considerablemente de tal manera que a partir de ese momento el trigo que se consumía en Lima era importado desde Chile.
Se ocupó de las minas de Huancavelica por la necesidad de azogue. Sin embargo, la producción no era demasiada, en parte por la situación precaria de la mita minera. Era tal su preocupación que llegó a sugerir al rey que se aboliera la mita y se importara el azogue desde España, pedido que no fue atendido. En 1720 se retiró del cargo de virrey y le sucedió, nuevamente de manera interina, el arzobispo Diego Morcillo. Falleció en España en 1727.
José de Armendáriz, I Marqués de Castelfuerte (1724-1734)
José de Armendáriz había nacido en 1670 en la provincia de Navarra. Desde muy joven se enroló a la milicia y participó en varias batallas que se realizaron en las múltiples guerras europeas. Antes de llegar al Perú, se había desenvuelto como capitán general de Guipúzcoa.
Llegó a Lima el 14 de mayo de 1724. Una de las primeras actividades que se realizaron en su gobierno fue la celebración en Lima de la proclamación del rey Luis I ante la abdicación de Felipe V. Aunque el reinado del mencionado Luis fue efímero, apenas unos 6 meses ya que murió prematuramente, las fiestas que se realizaron en Lima fueron grandes y fastuosas.
Decidió fortalecer varios puertos del virreinato peruano como el Callao, Montevideo, Cartagena, Valdivia y Buenos Aires. Es durante su gobierno cuando empiezan las primeras reformas administrativas implementadas por los Borbones. Es así que las primeras revueltas empiezan por estos años. Una de ellas ocurrió en Cochabamba en donde tuvo lugar un alzamiento indígena. En Paraguay ocurrió también una revuelta cuando José de Antequera, fiscal de la Audiencia de Charcas, decidió expulsar a los jesuitas en 1724. Fue perseguido por Castelfuerte hasta que se logró su captura. Fue colgado en la Plaza Mayor de Lima en 1726.
Su memoria de gobierno fue escrita por el polígrafo limeño Pedro Peralta. Gracias a sus servicios realizados a la Corona, Felipe V decidió otorgarle el collar de la orden del Toisón de Oro. Murió en Pamplona el 16 de abril de 1740.
José Antonio de Mendoza, 3er Marqués de Villagarcía (1736-1745)
José Antonio de Mendoza nació en Segovia, el 13 de marzo de 1667. Se desempeñó como embajador de España en Venecia y virrey de Cataluña. En 1735 y ya con 68 años de edad, fue designado para ocupar el cargo de virrey del Perú. En su viaje a América, estuvo acompañado por los famosos marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa que formaban parte de la expedición de Charles Marie de la Condamine para medir la línea del ecuador.
Su llegada a Lima ocurrió el 6 de enero de 1736. En el tiempo de Villagarcia se creó definitivamente el virreinato de Nueva Granada, entidad que aglutinó a las Audiencias de Panamá, Quito y Santa Fe.
El virrey, puso gran interés en solucionar los problemas de la Hacienda limeña, llegando al punto de revisar el mismo las cuentas que llegaban de las diferentes cajas reales, sin embargo, ni el mismo virrey pudo solucionar los fraudes que existían al interior del virreinato. Además, apertura nuevamente la feria de Portobello con lo cual intentó reactivar el alicaído comercio americano con España.
Tuvo que hacer frente al ataque de naves inglesas en el marco de la guerra que surgió debido al incumplimiento por parte de España del tratado de Utrech. El conflicto duró desde 1739 hasta 1748. El virrey se preocupó en mejorar las defensas de los puertos de Cartagena y Portobello a pesar de que estos ya no se encontraban en su jurisdicción. Es en este contexto que la ciudad de Paita es atacada y saqueada por el almirante Anson el 14 de noviembre de 1741.
Es también en su gobierno que estalla la rebelión de Juan Santos Atahualpa en la región central del virreinato. Se realizaron ataques a pueblos y asesinatos a misioneros franciscanos. El virrey mandó armas, dinero y soldados para acallar la rebelión, y así empezó una guerra de guerrillas. Al principio Villagarcia mandó más tropas, sin embargo se dio cuenta que ante la dificultad del hábitat selvático, estaba mandando a sus soldados a una muerte segura, así que cambio de estrategia y empezó a reforzar las zonas limites en donde Juan Santos Atahualpa podría atacar. La medida funcionó ya que desde 1744 no se produjo otro altercado con el insurrecto.
Finalmente, en 1745, es sustituido por el gobernador de Chile José Antonio Manso de Velasco. Villagarcía, tras nueve años de gobierno, emprende el retorno a España. Sin embargo, el viejo marques falleció frente a las costas de Buenos Aires a los 79 años de edad.
José Antonio Manso de Velasco, I Conde de la Superunda (1745-1761)
José Antonio Manso de Velasco nació en 1688 en la localidad de Logroño. Desde muy joven se unió a la milicia y participó en los diferentes conflictos en los que se vio envuelta España. Como premio a sus servicios, Felipe V lo nombró en 1736 gobernador de Chile, llegando a Santiago en noviembre de 1737. En 1744, y tras una notable gestión en la capitanía general de Chile, es nombrado virrey del Perú en sustitución del marqués de Villagarcia. Su entrada a Lima ocurrió el 12 de julio de 1745.
Es durante su gobierno que ocurre la peor catástrofe natural que sufrió el Perú colonial, el terremoto y posterior tsunami del 28 de octubre de 1746. El movimiento telúrico empezó alrededor de las diez y media de la noche. La duración del terremoto fue de alrededor de tres a cuatro minutos. Al día siguiente se pudo observar el impacto del fenómeno: de las tres mil casas que componían la ciudad, solo quedaban en pie unas veinte. Las torres de la catedral se derrumbaron y destruyeron las bóvedas del templo. Por otro lado, el puerto del Callao sufrió un tsunami que arrasó con las murallas y con el puerto. El número de muertos de calcula en 1800 para una población de 60000.
Al cataclismo le siguió el hambre y la peste. La reconstrucción de la ciudad fue lenta y difícil ya que no se contaba con los fondos necesarios para hacerlo. Incluso se pensó en trasladar la ciudad, idea que fue rápidamente desechada. Por otro lado, el Callao tuvo que ser reconstruido y se edificó una nueva fortaleza que la guarneciera. La catedral de Lima tuvo que esperar hasta 1751 para que se empezara su reconstrucción. Recién seria en 1759 cuando la catedral pudo ser concluida. Gracias a sus enormes esfuerzos por reconstruir la ciudad, el rey le otorgó el título nobiliario de Conde de Superunda que en español significa sobre las olas. A los 71 años, el conde pediría al rey un reemplazo para su cargo, pedido que se le concedió el 12 de octubre de 1761 cuando asume el puesto Manuel de Amat.
Virreyes del Perú Borbónico (Parte II)
(Patricio Alvarado)
Manuel de Amat y Juniet (1761-1776)
Manuel de Amat nació en Vacarisas a inicios del siglo XVIII y procedía de una familia noble. Estudió junto a sus hermanos en el colegio jesuita de Cordelles entre 1716 y 1718. Tras la culminación de la paz del tratado de Utrecht en 1717, Manuel de Amat sentó plaza de alférez en enero de 1719. En marzo del mismo año, fue aceptado en la Orden de los Caballeros de Malta. Tras su participación en las guerras de Italia hasta la paz a mediados del siglo XVIII, en 1755, siendo Mariscal de Campo, se le envió a Chile.
En Chile, dio muestras del talento organizador que lo caracterizó a lo largo de su vida. Una de sus mediadas fue la creación y la organización de milicias urbanas. Hacia fines de 1758, Amat preparó una expedición contra los araucanos ubicados al sur del territorio chileno; no obstante, no tuvo éxito.
Manuel de Amat entró a Lima a mediados de octubre de 1761 y su recibimiento oficial fue a finales de diciembre. Como virrey, Amat se encargó de la reorganización de las milicias a lo largo del virreinato. Asimismo, dotó al Callao de una fortaleza y reforzó las defensas de Valdivia. Su periodo de gobierno, fue de relativa tranquilidad, a pesar de algunos motines de origen local.
Durante su gobierno, mandó a realizar los famosos cuadros de castas, en los cuales se enumeraban y describían los diferentes grupos étnicos del virreinato. En 1767, se expulsaron a los jesuitas de todo el territorio de la monarquía española, la cual fue ejecutada por el virrey según la disposición. Hacia 1770, se construyó la Alameda de Acho, la reconstrucción del paseo de la Alameda de los Descalzos, la Plaza de Acho y el Paseo de Aguas. El 17 de julio 1776, recibió el aviso de cese de mando y le entregó el gobierno a su sucesor, Manuel de Guirior.
Manuel de Guirior (1776-1780)
Manuel de Guirior nació en Aoiz, en Navarra, proveniente de una familia noble. En su juventud, abrazó la carrera de marina, en la cual llegó a ostentar el grado de Teniente General de la Armada. En 1772, Carlos III lo nombró virrey de Nueva Granda y en 1775, recibió la Real Cédula con su nombramiento como virrey del Perú. El 17 de julio, entró a Lima. El 3 de diciembre, fue su solmene recibimiento.
Casi a los inicios de su gobierno, las colonias en el norte de América resolvieron romper con Inglaterra, iniciando su proceso de Independencia. En la segunda parte del año 1776, se creó el Virreinato del Río de la Plata, lo que afectará drásticamente al virreinato peruano, especialmente en los ámbitos económicos y comerciales. Por su parte, España entró en guerra con Inglaterra y debido a las presiones de Francia. La declaratoria de guerra llegó a Lima hacia septiembre de 1779. El temor a ataques británicos hizo que Guirior comenzara a alistar gente, obligando a todos los capaces de llevar armas a enrolarse en los cuerpos militares. Asimismo, mandó a fundir las piezas de artillería necesarias para la defensa de la capital.
Durante su gobierno, llegó al virreinato el visitador Areche, quien encontró al territorio en momentos difíciles. La misión del visitador consistía, en líneas generales, en mejorar el estado de la hacienda pública y el incremento de las rentas reales. A lo largo de su visita, Areche se quejó de los procedimientos del virrey Guirior, los cuales produjeron su efecto hacia 1780, cuando por Real Cédula se nombró a Agustín de Jáuregui, Capitán General de Chile, como nuevo virrey del Perú.
Agustín de Jáuregui (1780-1784)
Agustín de Jáuregui procedía del valle de Baztán, en Navarra. Antes de llegar puesto de virrey, había servido en Puerto Rico –como teniente coronel-, y Cuba –como coronel. En 1772, se le confirió el título de Mariscal de Campo. Posteriormente, fue elegido como Capitán General de Chile.
Sin lugar a dudas, el acontecimiento que marcó la política de gobierno de Jáuregui fue la Gran Rebelión de Túpac Amaru en 1780. Los acontecimientos de la Gran Rebelión han sido muy bien estudiados por la historiografía de los últimos años. En diciembre de 1780, Jáuregui, de acuerdo con el Visitador, suprimió los repartimientos y encargó su cumplimiento. Las repercusiones del movimiento tupacamarista sobrepasaron el territorio del virreinato peruano.
Las consecuencias más importantes del movimiento de 1780-1781 fueron las que se derivaron en el orden administrativo y económico. Entre estas, resaltan la supresión de los repartimientos, de los corregidores y la creación de la Audiencia del Cuzco. El levantamiento también provocó una severa represión hacia la población indígena, entre los cuales destacan la supresión de la indumentaria de la élite indígena, los cacicazgos, entre otros.
Como su antecesor, Jáuregui también tuvo problemas con el Visitador. El virrey completó la obra de Amat de organizar las milicias en todo el virreinato. En 1781, José Baquijano y Carrillo pronunció en la Universidad de San Marcos su famoso elogio al virrey. Tras cuatro años de gobierno, Jáuregui recibió la orden de entregar el mando a Teodoro de Croix.
Teodoro de Croix (1784-1790)
Teodoro de Croix nació en el castillo de Pretobé, en Lille, el 30 de junio de 1730. Desde los 17 años, sirvió en el ejército del rey. Cuando su tío fue nombrado como virrey de Nueva España, lo llevó como Capitán de su guardia. En 1771, abandonó Nueva España juntamente con su tío y se retiró a Madrid. El 15 de febrero de 1783, se expidió su nombramiento como virrey.
En julio de 1784, el virrey de Croix puso en cumplimiento la división del Virreinato en siete Intendencias. Las haciendas, habían de suceder a los gobernadores de las provincias. Asimismo, durante su gobierno, y como consecuencia de la Gran Rebelión de Túpac Amaru, se creó la Audiencia del Cuzco.
El virrey, puso gran interés en activar la producción de azogue en las minas de Huancavelica, las cuales habían bajado su producción. Durante su gobierno, se produjo un terremoto en Arequipa, el 13 de mayo de 1784. Por otro lado, llegaron a las costas del virreinato los primeros barcos procedentes de las colonias recientemente independizadas de América del Norte.
Debido a su avanzada edad, el virrey de Croix le solicitó al nuevo monarca, Carlos IV, su relevo del cargo. El gobernador de Santa Fe, Francisco Gil de Taboada fue designado para sucederle. En 1791, debido a una afección en el pecho, Teodoro de Croix falleció en Madrid.
Francisco Gil de Taboada y Lemos (1790-1796)
Francisco Gil de Taboada y Lemos nació en Santa María de Soto Longo, en el obispado de Longo, en 1736. En 1752, ingresó en calidad de guardia marina en Cádiz, y el mismo año, a la Orden de Malta. Tras ser nombrado como virrey del Perú, su antecesor, el virrey Teodoro de Croix le hizo entrega del mando el 25 de marzo de 1790, llegando a ser recibido formalmente en mayo de dicho año.
Su periodo de gobierno fue de calma y relativo bienestar. No obstante, la declaratoria de guerra de España contra la República Francesa provocó que el virrey se preparara contra cualquier eventualidad en las costas del Virreinato. Uno de sus primeros actos fue el censo del Virreinato. Este censo, respondía con bastante aproximación al número de pobladores a lo largo del territorio.
Durante su gobierno, se dio la expedición científica del Barón de Nordenflicht para el mejoramiento de la minería; no obstante, éste tuvo algunos problemas con el Tribunal de Minería. Asimismo, durante su época tiene gran importancia periódicos como el Mercurio Peruano– que salió a la luz en 1791-, que contenía historia, literatura y noticias públicas.
Ambrosio O’Higgins (1796-1801)
Don Ambrosio O’Higgins procedía de una noble familia irlandesa. Hijo de don Carlos Higgins y doña Margarita Higgins, naturales de la villa de Ballenary, condado de Connaught. A los treinta años, en 1751, pasó a España. En Cádiz, permaneció cinco años, dedicados al comercio, pero en 1756 decidió pasar a Buenos Aires. Para 1757, pasó a Chile, con fines comerciales. Residió en Santiago y Valparaiso hasta que decidió volver a la Península en 1759, hasta 1769, cuando vuelve a Santiago. En Chile fue nombrado Capitán General hasta su nombramiento como virrey del Perú en 1796.
Durante su gobierno, el virrey O’Higgins desarrolló un plan de gobierno amplio y, según Vargas Ugarte, adaptado a las necesidades del territorio. Asimismo, es importante recordar que O’Higgins había estado en el Perú por corto tiempo; sin embargo, si larga estancia en Chile lo había familiarizado con los problemas del Virreinato. Apenas posesionado del virreinato, recibió el título de Marqués de Osorno. Por su parte, el nuevo virrey llegaba al Virreinato todavía robusto, pero a una edad bastante avanzada.
Para O’Higgins, era menester desalojar a los enemigos de la Monarquía de las islas del mar del Sur. Este asunto, ya había sido de su preocupación durante su estadía en Chile. Por otro lado, cabe recordar que la creación del Virreinato de Buenos Aires había divido el Alto y Bajo Perú; sin embargo, al crearse la Audiencia del Cuzco, se resaltó la necesidad de devolver al Perú el territorio de Puno, el cual estaba bajo el control de la Audiencia de Charcas.
El fin de la carrera política del virrey O’Higgins llegó cuando se descubrió el nombre de su hijo natural, Bernardo Riquelme, entre los colaboradores de Miranda en 1800. En julio de dicho año, era nombrado como virrey don Gabriel de Avilés y del Fierro.
Bibliografía consultada y utilizada
Mendiburu, Manuel de. Diccionario Historico-Biográfico: parte primera que corresponde a la época de la dominación española. 8 vols. Lima: Impr. de J. Francisco Solis, 1874-1890.
Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. Tomo IV. Lima: Editorial Milla Batres, 1966.
Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. Tomo V. Lima: Editorial Milla Batres, 1966.