Epidemias y Miedos en la Historia

Escrito por José Ignacio Mogrovejo

Cuando se trata de abordar epidemias y su rol en la historia, hace falta una mayor sensibilidad para comunicar la importancia que tiene, tanto para entender su impacto en la sociedad como en nosotros mismos. De esta manera, podríamos distinguir las implicancias de la enfermedad en el mundo de las emociones, aquellas que compartimos, más asociadas a un sentimiento de pertenencia, y las emociones colectivas, que parte del sentimiento de grandes grupos. Por ello, como parte de las herramientas que disponemos para comprender este fenómeno, la memoria y las experiencias de otros individuos o grupos nos permiten comprender las bases emotivas que motivan diferentes sensaciones que tienen el potencial de convertirse en temor. Bajo nuestro contexto actual, la preocupación por estar en un estado óptimo de salud, aunque siempre ha sido una preocupación constante dentro de las prioridades que tenemos como sociedad, saber percibir fallas o problemas en el entorno es algo que inmediatamente se asocia al peligro que contiene para el bienestar físico o mental de la persona.

Este tipo de reacciones surgen debido a que el ser humano se encuentra en permanente diálogo con las enfermedades, como parte de un fenómeno histórico que es natural en las diferentes sociedades. Por ejemplo, la peste antoniana, del siglo II d.C.,  la peste negra del siglo XIV o la gripe española de 1918 coinciden en momentos de crisis sumamente profundas. En ocasiones, puede entenderse que estos elementos propiciaron las circunstancias críticas del período en que tomaron lugar, pero más bien contribuyeron a una serie de factores pre-existentes. Asimismo, el arte puede servirnos como ventana para la comprensión de las emociones vertidas en las diferentes percepciones suscitadas por los acontecimientos históricos.

Por otro lado, el contacto ibero-americano propició un intercambio biológico importante que, ante las diferencias existentes entre ambos continentes, llevó a un colapso demográfico en las poblaciones indígenas. No obstante, esto no se vio únicamente restringido al contacto inicial, y fue prolongandose en diferentes lapsos de tiempo hasta el siglo XVII. Posteriormente, para la época republicana, desde las epidemias de cólera y fiebre amarilla entre 1830s-1860s, la peste bubónica y gripe española entre 1900s-1920s, la proliferación del VIH y la epidemia de cólera de 1991 nos permite comprender el nivel de presencia de las enfermedades en el desarrollo de la historia peruana. Asimismo, hay motivos que mantienen cierta relevancia, por lo que son transversales en diferentes casos para intentar explicar las razones tras el contagio de las enfermedades, como bien podría ser la imagen de los animales en la comida “asiática” a principios del siglo XX, en relación a la imagen “china” del COVID-19 y el factor de contagio a partir de murciélagos y pangolines.

En otro aspecto, es necesario distinguir las diferencias conceptuales entre la “epidemia” y la “pandemia”. No solo se trata de tomar atención del nivel de contagio existente en diferentes espacios del globo, sino también la transmisión como el nivel de profundidad que tiene sus repercusiones en las estructuras de las sociedades que las experimentan. Por todo ello, para el contexto presente de la pandemia global del COVID-19, nos encontramos frente a un virus de reciente aparición que se ha constituido como un “enemigo invisible”, complejizando el accionar para controlar su propagación.

Por todo ello, si bien el conocimiento histórico en torno a las enfermedades nos permite entender los diferentes tipos de impacto que tiene la enfermedad en las sociedad, también es necesario comprender lo que significa el miedo como respuesta a las coyunturas epidémicas. El miedo, por ejemplo, parte como un sentimiento que responde a diferentes factores, que pueden ser reales o imaginarios, desatando acciones colectivas en torno a la sensación de peligro que suscita en las personas, tanto en el ámbito cultural como social. No obstante, esto genera también una respuesta contraria, la sensación de seguridad, pero también puede generar odio, por el carácter autodestructivo de sus efectos en la persona.

Finalmente, el miedo en relación a la enfermedad parte de una serie de concepciones que tienen su origen histórico en nociones tradicionales de comprensión de la realidad. Como parte de ello, surgen teorías en torno a la conspiración y complots que llevaron a la proliferación del virus. Según lo señalado por el historiador Jean Delumeau, las enfermedades generaron un “tren de miedos” que, asociados con el malestar sanitario, afectó las condiciones de la vida cotidiana, y con ello, la desestructuración de ejes clave para el sostenimiento de la sociedad. Estos pueden dividirse de forma simplificada en:

  1. Temor a la enfermedad y la muerte 
  2. Temor al hambre y la escasez
  3. Temor a la desestructuración económica y social
  4. Temor a la subversión ante la autoridad
  5. Temor a la autoridad como agente subversivo
  6. Temores alimentados por rumores

Frente a este tipo de fenómenos, ocurre que el temor genera diferentes reacciones que van desde la práctica activa de redes de solidaridad para hacer frente a la crisis, se imponen medidas restrictivas que buscan evitar el contagio, se expulsan grupos “sospechosos” y se consolidan figuras heroicas que sobresalen de entre el conjunto humano por sus acciones y/o circunstancias particulares. Debido a la sensación de peligro por el contagio, en un comienzo se procura intentar no verlo, y por ello constantemente se resalta la negligencia de las autoridades por manejar el peligro y desarrollar formas efectivas de protección. Esto especialmente cuando en un contexto urbano, la situación de cuarentena ocasiona caos, descontrol, y crisis. Además, la idea de que el miedo por la peste retrasaría el tiempo para asumirla por lo que es, engañando a las autoridades médicas y estatales por asumir las circunstancias como eran. Como consecuencia, no es de extrañar que durante la duración de una epidemia, los temores de la vida cotidiana terminan por invadir las pequeñas sensaciones de seguridad que se construyeron bajo un régimen normal de convivencia, llevando a los grupos y comunidades a aislarse entre ellos, evitando frecuentar espacios comunes o aglomerados.

En diferentes circunstancias, el desconocimiento por las causas que originan una enfermedad llevaban a atribuir la responsabilidad a diferentes elementos, por lo cual si esto caía en manos de la naturaleza, aunque en diferentes circunstancias el sentido común popular podía llegar a ser acertado en contraste a la posición de los conocedores o científicos de la época. Adicionalmente, existe una tendencia por asociar las imágenes de terror de las circunstancias con algún referente dentro de la sociedad que pudiese ser asignado para una mayor comprensión, más aún  cuando se asocia la noción del castigo, como parte de un énfasis en lo inmediatos para explicar las posibles consecuencias negativas de la enfermedad.

Actividades

Este año, en medio de una pandemia global, han surgido diferentes iniciativas que buscan preservar las múltiples expresiones que la enfermedad ha propiciado. Una de ellas está en la red social Instagram, y se llama The Covid Art Museum (https://www.instagram.com/covidartmuseum/), un repositorio artístico de diferentes obras y/o trabajos que buscan retratar el impacto del COVID-19.

A partir de las imágenes, se pueden plantear diferentes preguntas para elaborar una posición interpretativa sobre lo que su contenido busca retratar:

¿Hay elementos familiares en las imágenes? ¿Qué rol ocupan en la vida cotidiana?

¿Qué tipo de situaciones están siendo representadas? ¿Alguna de las imágenes evoca la sensación de temor? SI lo hace, ¿de qué forma y cómo puede vincularse con la pandemia actual?

Por otra parte, también está a disposición el Archivo Covid-19 Perú de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (https://sisbib.unmsm.edu.pe/archivocovid19peru/), el cual recopila testimonios, imágenes de diverso tipo así como una compilación que poco a poco va formándose de fotografías que retratan la vida cotidiana en el país en el contexto de la enfermedad.

“Los grandes enemigos de la humanidad. Caricatura sobre los males del mundo, la guerra y la gripe, publicada en la revista argentina Sancho Panza N.° 3, p. 12 (27 de junio de 1921)”

¿A qué circunstancias específicas alude esta imagen? ¿Cuál es su contexto histórico? ¿Qué pueden significar el ave de rapiña con la guadaña y el cañón?

“Caricatura política, Otra vez Andrés (Andrés Edery) en el diario peruano El Comercio (10 de septiembre del 2020)”

¿Qué puede significar esta imagen? ¿Cuáles eran las condiciones políticas en el Congreso de la República para principios de septiembre? Frente al conocimiento de mayores dificultades en materia educativa y económica, así como un creciente número de contagios, ¿esta imagen representa las crecientes tensiones entre el poder ejecutivo y legislativo? ¿Puede aludir a un hecho o varios en particular?

“La semana cómica. Caricatura sobre la fiebre amarilla, publicada en la revista peruana Variedades N.° 595, p. 25 (26 de junio de 1927)

Para el caso peruano, así como para otros países del continente americano, por mucho tiempo se asoció a la enfermedad de la fiebre amarilla con las poblaciones de origen asiático, que habían traído consigo el malestar a las sociedades donde migraron.  ¿Por qué se habla de Ecuador y no de algún país asiático en esta caricatura? ¿Por qué la enfermedad puede seguir siendo asociada con su llegada proveniente del extranjero? ¿Qué nos puede revelar de las circunstancias sociopolíticas que atravesaba el país en esos momentos?

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