Uno, dos y tres conflictos otra vez…

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Los conflictos socioambientales están de regreso y han comenzado a “pulsear” con el gobierno que ha comenzado la partida anunciando consulta previa (falta el reglamento), una megaconsulta para tratar el tema de ordenamiento territorial, y en una reciente entrevista en Honolulu en la que el presidente Humala dijo “se respeta lo contratos firmados ”Lo que se está orientando es a la minería ilegal [al emitir el acta]. Acá lo que hemos señalado bien claro es que se defiende el principio de autoridad. En segundo lugar, se respeta lo firmado y, en tercer lugar, vamos a hacer todo lo necesario para absolver las dudas legítimas que pudiera tener la población con respecto a determinadas concesiones mineras o inversiones mineras que, por cierto, no las hicimos nosotros. En cuarto lugar, abrimos el campo, el puente al diálogo y creemos que esa es la mejor forma de solucionar los problemas, pero respetando la legalidad y respetando el orden público.” (El Comercio, 13-11-11)

La región Apurímac ha dado las concesiones frente a las que su pueblo protesta en estos días ¿Qué papel debe cumplir a la hora de los conflictos? Es cierto que al trasladar las competencias de concesión para pequeñas y medianas industrias extractivas fue una especie de presente griego para algunas regiones, como señala Fernando Romero ( SER Noticias)), pero también es cierto que la ignorancia no exime a nadie de su responsabilidad, y es importante que la asuman en lo que les toca para precisamente fortalecerse institucionalmente. Son parte del problema y parte de la solución.

También es cierto que el gobierno central durante los periodos anteriores dejó “florecer” todas las iniciativas sin tratar de regularlas, pese a que muchas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales llamaron la atención respecto de la necesidad de una política de ordenamiento territorial, elevar los parámetros de cumplimiento de estándares ambientales teniendo en cuenta el cambio climático, particularmente en lo que se refiere al tema de los recursos hídricos, para no hablar de las demandas por la ley de consulta previa cuyo reglamento está por salir.

Los conflictos en torno a la gran minería son efectivamente el resultado de una política deliberada consistente en conceder lo máximo a las empresas a cambio de que ellas se encarguen de todos los problemas, casi sin importar las consecuencias, y si bien algunas empresas actuaron con mayor responsabilidad que otras, en realidad terminan metiéndose en asuntos que no les corresponden. Nuevamente falta Estado que regule, que se compromete con la región, que cobra más impuestos y hace su trabajo cuidando del bienestar de sus ciudadanos en primer lugar.

A su vez las regiones deben usar sus recursos para fortalecer sus capacidades de gestión y gobierno, de manera que al mismo tiempo que crece su autoridad a nivel interno, se convierte en interlocutor del gobierno central, tal como propone el Gobierno Regional de Arequipa y lo remarca Romero en su artículo.

Es difícil que sin una fuerte voluntad política detrás estos instrumentos se produzcan un cambio en el corto plazo. El problema de la poca institucionalidad regional es reflejo también de una escaza capacidad del Estado central. Los pasos que hay que dar en este sentido los resume Martín Tanaka en un reciente artículo publicado en el Diario La Republica “Las soluciones de fondo exigen crear una institucionalidad encargada del monitoreo de la conflictividad de naturaleza intersectorial y que articule niveles de gobierno, que actúe con una lógica de prevención; una nueva normatividad minera y ambiental, que eleve los estándares en cuanto a la participación y consulta a la población, y que haga creíble el proceso de aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental y la fiscalización en torno a su cumplimiento; que articule las iniciativas de desarrollo que promueven las empresas y las autoridades locales y regionales a planes de desarrollo concertados que incluyan el ordenamiento territorial; que asigne los recursos públicos que genera la actividad minera privilegiando los objetivos de inclusión social; y que fortalezca y articule a los actores sociales y políticos involucrados.”
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Para entender el territorio antes de ordenarlo

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Gerardo Damonte, Profesor de Antropología en la Facultad de Ciencias Sociales de la PUCP, es Investigador Principal de GRADE, acaba de publicar su nuevo libro “Construyendo territorios: narrativas territoriales aymaras contemporáneas” (Lima: GRADE; CLACSO, 2011. 147 p.). Esta es una publicación que nos llega en un momento importante por varias razones. La primera tiene que ver con la necesidad de reconstruir nuestra visión respecto de las formaciones nacionales en Latinoamérica formadas sobre construcciones territoriales previas cuya vigencia no podemos ignorar, uno puede mirar las fronteras de nuestros países y darse cuenta de que las comunidades amazónicas y andinas en realidad desbordan los espacios nacionales, tal como ocurre con el altiplano hoy separado en cuatro estados (*). Segundo por la importancia que tiene la memoria colectiva, el espacio y la cultura en la definición de un territorio siempre cambiante como la sociedad misma que lo construye y reconstruye, y que hoy nos importa para incluir a las poblaciones indígenas en el diseño e implementación de políticas de consulta y de ordenamiento territorial.

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En fin más allá de estas inquietudes, y de recomendar su lectura, adjuntamos en este post parte de la introducción, y les damos la dirección desde donde puede bajarse el texto completo.

Los territorios son tan antiguos como las sociedades. Todo grupo social ha tenido y tiene un espacio en el que se desarrollan sus actividades cotidianas y se expanden sus redes sociales. Cuando los espacios se pueblan de símbolos se convierten en lugares: espacios reconocibles para las personas que los habitan o al menos los identifican. Cuando los espacios son apropiados y delimitados socialmente (económica, política o culturalmente) nacen los territorios. Las comunidades andinas tienen una larga historia de creación y defensa de territorios, los que se han fragmentado y reconstituido a través de décadas y siglos, en contextos de cambios y permanencias sociales.

En las últimas décadas el tema territorial se ha convertido en algo central en la discusión académica, principalmente en lo relativo a procesos de descentralización y dinámicas territoriales. En Latinoamérica el tema ha merecido múltiples estudios y publicaciones donde resaltan el análisis económico, institucional y político, generalmente ligado a la problemática del desarrollo y la desigualdad social(1). Sin embargo, el tema territorial no ha sido tratado con igual intensidad desde un enfoque sociocultural que priorice una mirada local. En este sentido surgen preguntas simples, pero importantes como: ¿Cómo constituyen territorios los actores sociales? ¿Qué territorios se identifican desde lo local?
El presente libro busca responder a estas interrogantes a través de un estudio comparativo en comunidades andinas aymaras peruanas y bolivianas. Nuestro estudio enfatiza tres aproximaciones: la histórica, la económico-política y la cultural. l espacio de reproducción social sea más amplio que el territorio en cuestión.

(*) Como el altiplano podemos encontrar que el territorio y cultura guaraní excede al estado paraguayo, el mapuche al chileno, el jíbaro al ecuatoriano, solo para mencionar algunos cercanos en mi memoria
(1) Existe una amplia bibliografía sobre temas ligados a la descentralización y desarrollo territorial, como ejemplo podemos mencionar a Alimonda (2002), Schejtman, A., y Berdegué, J. (2007), Manzanal, Arzeno y Nussbauer (2007

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El tira y afloja de la minería peruana, Conga y Tambopata

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Esta semana comenzó el operativo Aurum I, señal de que habrá un Aurum II y hasta MMXVI, no lo sabemos a ciencia cierta. Lo que nos traen las noticias son 126 dragas destruidas a la fecha de 250 que se calculan operan en la zona. Como era de esperar, la reacción de la población es mayoritariamente contraria dado que están vinculados a esta actividad informal, pero la de los nativos y pobladores más antiguos es de apoyo a la medida. Los mineros informales han quemado 25 negocios en Puerto Maldonado y han tomado la carretera transoceánica.

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El Ministro del Ambiente Ricardo Giesecke y el Presidente de la Región Madre de Dios se reunieron hace algunos días, e informaron que además de combatir la minería informal se requiere de un plan de inversiones para cambiar de rumbo en el desarrollo de la Región “…queremos ser reconocidos como la capital de la biodiversidad y no como la capital de las actividades informales e ilegales”, recalcó Luis Aguirre, Presidente Regional.

Si la operación tiene éxito 32 toneladas de mercurio dejaran de verterse cada año en los ríos de esta región y será posible evitar un mayor deterioro de los bosques y de la biodiversidad.

Este es un duro golpe para la minería ilegal, sin embargo es predecible que los intereses que los respaldan seguirán tratando de revertir la situación actual aumentando los niveles de violencia y tratando de sobornar a cuanta autoridad sea posible para detener el operativo. Veremos qué pasa en los días siguientes. De otro lado esta intervención, respaldada por los ambientalistas y la mayor parte de los medios de comunicación, es un aviso para otras zonas como las de Ananea en Puno, las de la sierra de La Libertad, o de Piura.

En el otro extremo del país, al norte en la sierra de Cajamarca el proyecto Conga enfrenta la resistencia de parte de la población luego de haber aprobado los requisitos legales previos. Se trata aquí de otro enfrentamiento que terminará de definir la orientación de la política del gobierno frente a las industrias extractivas. Lo que enfrenta a pobladores con empresarios no es la minería, sino el acceso al agua.

El proyecto está en una cabecera de cuenca y ha previsto contar con agua de las lagunas aledañas, que de acuerdo con el proyecto de ingeniería aprobado permitirá, con los acondicionamientos del caso, satisfacer plenamente la demanda de agricultores, pobladores urbanos y mineros. Los pobladores -por su parte- argumentan que como se deduce de las nuevas leyes promulgadas recientemente los niveles de consulta deben ser ampliados, y añaden que hay un riesgo respecto de las reservas y calidad del agua que obligan a reconsiderar las posibilidades del proyecto.

Los pobladores se encuentran divididos. El gobierno Regional se opone y convoca a un paro, los comuneros de Huasmin (zona del proyecto) están en “pie de lucha” contra la explotación minera Y de otro lado, “32 comunidades de la zona de influencia del proyecto no se plegarán al paro de mañana” si hay algo que mejorar que se haga, pero que el proyecto no se detenga agregaron los representantes de los campesinos reunidos en la PCM.

En este entredicho el gobierno intervine desde distintos puntos. De una parte el presidente, y el Acuerdo Nacional hacen hincapié en la necesidad de concordar políticas de ordenamiento territorial, y en particular aquellas relativas al manejo del agua. Es necesario prepararse para la adaptación al cambio climático, añade el Ministro del Ambiente, lo que supone cuidar los acuíferos y las cabeceras de cuenca para garantizar los ciclos del agua. Sea como sea ha sido éste último quién ejerciendo su derecho a revisión aleatoria de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) ha pedido el proyecto para su evaluación. De su lado el Premier y el Ministro de Energía y Minas, buscan una salida que satisfaga a las partes, y algo deben haber conversado Descalzi con Benavides en el viaje de Cajamarca a Lima en la avioneta de este último.

Se trata de una inversión cuantiosa que redundará también en mayores recursos para el Estado, las comunidades de Celendían, y la Región de Cajamarca. Se calcula que entre “regalías e impuesto a la renta que generaría el proyecto al fisco sería un promedio anual de US$ 172 millones de dólares en los 17 años de duración del proyecto. Un estimado de 2,230 millones entre regalías y canon en la vida útil.” Señala Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM)

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Todo parece indicar que de un lado el gobierno mostrará mano dura con la ilegalidad minera, y exigirá mejor manejo ambiental a las empresas formales. Esto puede traducirse en cierta renegociación del Estado con las empresas involucradas en el proyecto Conga para crear las condiciones de su funcionamiento, pero las actividades mineras continuarán. Mientras el estado no tenga parámetros adicionales de negociación cederá, es decir mientras no entre en funcionamiento la consulta previa, no se tengan criterios claros de ordenamiento territorial, y falte capacidad institucional para generar bienestar sostenible en las zonas mineras, los conflictos solo crecerán.
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Hacia un cambio de la política minera peruana

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La mayor recaudación de los beneficios de la minería a favor del estado peruano aparece como un logro de la nueva política minera a la que se comprometió el presidente Humala. A ella se suma la promulgación de la ley de consulta previa a los pueblos indígenas cuyo reglamento debe promulgarse en breve, así como la intención de fortalecer Petroperú para convertirla en una gran empresa pública competitiva. No hay sin embargo señales respecto de lo que pasará con el marco institucional desde donde se regulan las actividades extractivas, ni sobre la necesidad de establecer en que lugares del territorio se pueden desarrollar o no actividades mineras. Dicho de otra manera el gobierno tiene respuestas de corto plazo, pero tanto el mediano como el largo plazo aparecen aún borrosos.

¿Qué impacto ha tenido sobre el sector extractivo? Los inversionistas esperan tener la nueva visión de conjunto para iniciar nuevas exploraciones o proyectos, mientras tanto se mantiene la inercia definida con las reglas de la etapa anterior. Por otro lado, los conflictos sociales relacionados con la minería y los hidrocarburos se mantiene funcionando también dentro de los parámetros anteriores como muestra el reciente conflicto en torno a las inversiones de Yanacocha en el proyecto Conga (Cajamarca) en el que participan Newmont Mining Corporation (51,35%), Compañía de Minas Buenaventura (43.65%) e International Finance Corporation – IFC (5%).

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En la reciente publicación de Javier Arellano, ¿Minería sin fronteras? Señala que las actividades referidas a la minería adolecen de tres problemas fundamentales: El primero tiene que ver con la captura que las empresas han hecho del estado, captura que quedaría en suspenso a partir del gobierno de Humala. Esta captura se expresa en algo tangible, a saber la incapacidad del estado para asumir, al menos en parte, los intereses de los afectados. El segundo se refiere a los condicionantes de una incapacidad de os gobiernos regionales y locales, que orienta el desarrollo de sus intereses en beneficio de quienes circunstancialmente los dirigen. Un tercer nivel de problema se sitúa a nivel de los conflictos sociales mismos, en la incapacidad de las instituciones públicas para hacer efectivo el cumplimiento de la ley.

Lo anterior configura una situación de equilibrio precario de los acuerdos entre las empresas y las comunidades, o poblaciones locales. Al respecto Arellano hace un aporte importante, la fragilidad de la relación resulta de un pacto de corto plazo en el que hay por lo menos tres actores, las autoridades locales, las nacionales y las empresas. Al contrario de lo que puede opinarse, no parce haber una oposición de los pueblos a la industria extractiva en particular. De lo que se trata para las partes es de cómo establecer la relación más beneficiosa en el corto plazo. Los conceptos de relación con las “generaciones futuras”, o límites al deterioro del medio ambiente como mecanismo de contención al cambio climático, son ideas o conceptos ausentes. Los pobladores buscan el mayor provecho y en esa medida utilizan los instrumentos de presión y negociación que tienen a la mano: la exigencia de una consulta popular, la protección de los medios de vida consuetudinarios, mejores condiciones al diseño de modo que procuren el mayor beneficio local, el aumento de las oportunidades laborales a nivel local, y finalmente elementos de planificación territorial que definan de mejor manera los límites de la actividad.

Si afectamos las causas definidas por Arellano el resultado sería el de acuerdos de mediano o largo plazo en los que participan el estado (en sus diferentes niveles de acción), las empresas y los pobladores. Falta entonces para caminar en esa dirección que las instituciones reguladoras se fortalezcan y que por ejemplo la realización de los Estudios de Impacto Ambiental tenga financiamiento independiente y su aprobación no dependa del mismo organismo que aprueba las concesiones, como lo es en la actualidad; se requieren de fortalecimiento de las organizaciones regionales, de aumento de las capacidades de gestión pública; además de un sistema de consulta basado en una relación abierta e informada con los pobladores; y finalmente que sean las organizaciones públicas y de pobladores los que construyan planes de desarrollo local en los que las empresas son un actor más.

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RWI, Noticias sobre Industrias Extractivas en América Latina (octubre 2011)

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NOTICIAS SOBRE LAS INDUSTRIAS EXTRACTIVAS EN AMÉRICA LATINA

Sábado 1 y domingo 2 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Lunes 3 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Martes 4 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Miércoles 5 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Jueves 6 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Viernes 7 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Sábado 8 y Domingo 9 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Lunes 10 de octubre de 2011 (BAJAR AQUÍ)
Martes 11 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Miércoles 12 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Jueves 13 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Sábado 15 y domingo 16 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Lunes 17 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Martes 18 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Miércoles 19 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Jueves19 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Lunes 24 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Martes 19 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Miércoles 26 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Sábado 29 y domingo 30 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ
Lunes 31 de octubre de 2011 BAJAR AQUÍ Sigue leyendo

El oro se va como el agua entre los dedos…

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De acuerdo con la información con la que contamos, el oro ilegal se produce en 17 de las 25 regiones del Perú, y según los estimados se trata de 24 toneladas por un valor de más de 900 millones de dólares. Dinero suficiente como para comprar unos 4,500 súper camiones de carga, o adquirir una pequeña flota de Boeing 727, cada año; para no hablar de los servicios que podría universalizarse, o los km de carretera.

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Pero cómo se comporta el oro en la sociedad peruana, ciertamente no como una fuente de bienestar o de generación de empresas y de empleo formal. Lo hace como cualquier droga.

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Miguel Santillana en una entrevista reciente señala que el oro en particular, y la minería en general, pueden explicar en gran medida las olas migratorias de los setenta a Madre de Dios, en los ochenta al sur medio (Ica, Nazca, Palpa, Acarí, Puquio, Caravelí), en los noventa hacia Puno (Ananea, Rinconada, Sandia) y hacia las provincias orientales de La Libertad, y agregaría que en la del dos mil hacia Piura (Piura y Ayabaca). Manuel Glave sostenía en el seminario internacional de industrias extractivas, que la minería funciona y funcionó como el articulador del espacio andino con el mercado internacional y nacional, en ese orden.

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Poco se ha explorado sin embargo su relación con la cadena criminal vinculada a las mafias, la droga y la violencia. Hay evidencias si de su relación inmediata como testimonian los diversos informes periodísticos sobre lo infernal de la vida en las zonas de extracción, pero a nuestro entender el tema va más allá. En Puno por ejemplo se relaciona con “la culebra” del contrabando y con las rutas de la cocaína que crecientemente van hacia Bolivia camino Brasil. La costa articula la extracción interandina cercana a la cordillera occidental, y la vincula con las rutas marinas del narcotráfico que blanquea su dinero adquiriendo oro. Las bandas armadas brindan protección a los productores, multiplicando de esta manera la violencia y ampliando su dominio del territorio.

La producción de cocaína genera una primera logística de provisión y control armado de los espacios de producción de hoja de coca y de cocaína, tal como ocurre hoy en el VRAE. Una segunda logística se relaciona con el traslado de la cocaína para su venta al mercado internacional, o para el aprovisionamiento del mercado local, cuya demanda crece y se asocia con la bonanza urbana y con las zonas de extracción ilegal de oro, estableciendo un canal de ida y vuelta.

La ruta de la costa, la Panamericana acopia oro desde Tacna hasta Piura. El metal baja a pie, en mula o en camión de las cabeceras de los esporádicos ríos costeños, se vende, trafica y pasa a la cadena de acumulación del narcotráfico que controla puertos y el comercio ultramarino.

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PUNO, la maldición de los hijos del Muki

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Ricardo Uceda en La República del lunes 3 de octubre “Las horas difíciles de Walter Aduviri” donde cuenta la secuela de las marchas antimineras en Puno, el resultado es que hay más preguntas que respuestas, más problemas que soluciones, y no parece haber nadie encargado del “control de daños” en la zona.

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Nuevas preguntas

La minería ilegal, como es bien sabido se nutre de otras actividades delictivas que van desde la corrupción de pequeños funcionarios, hasta las redes de contrabandistas y traficantes armados y sin escrúpulos. Pero el arma principal de esta actividad es la codicia, la idea de un enriquecimiento mágico, el cuento de la lámpara maravillosa. Y, como también se sabe la codicia enfrenta a todos contra todos. Uceda deja ver que en el fondo del “levantamiento” hay la intención de unos de apoderarse de las tierras ricas en plata de la comunidad de Huacullani, y que el discurso ambientalista e indigenista sirve de escudo y medio para ganarse el apoyo de incautos y de avispados políticos.

Los contrabandistas son valientes en la victoria y cobardes en la derrota. Una vez que sus objetivos que apoyaron inicialmente el movimiento, hoy se resisten a entrar en una nueva aventura de resultados contraproducentes con su actividad principal. La culebra y las hormigas no pueden dejar de moverse (La culebra del contrabando). De todas maneras lograron algo con la quema de la SUNAT, Aduanas, la Gobernación y la Contraloría ¿Cuántas pruebas se habrán perdido? ¿Cuántos inocentes sin ser reivindicados? ¿Cuántos culpables sin castigo?

Queda pendiente también el tema de la relación con la empresa minera que cumplió con todos los requisitos, obtuvo los permisos, y hoy está en el mundo de la incertidumbre esperando el resultado del juicio contra el Estado.

Finalmente nadie sabe las consecuencias de los movimientos sociales que parecen seguir las reglas de los sistemas dinámicos complejos, y que si bien de pronto van en un sentido, éstos terminan transformándose en otros. El ruido del sur llegó al norte, pero aquí en esta parte del departamento de Puno cerrar minas si tiene sentido. En las alturas de la provincia de San Antonio de Putina está el infierno. En medio del glaciar frío la explotación ilegal de oro campea envenenado a sus trabajadores, a los niños, a los campesinos, a los animales y a los peces del rio Ramis. Amparados por congresistas y por matones a sueldo que deben transportar el oro, sangre y dinero de arriba abajo (Ver: Mafias amenazan Altiplano, valles y fronteras de Puno), los ilegales lo corrompen todo. Sin embargo este llamado de las comunidades parece haber hecho eco en el gobierno regional, que según señala el artículo que comentamos estaría dispuesto a empezar – con el apoyo del estado- una lucha contra este tipo de minería.

“La Rinconada, donde todo sabe a caustica sílice, a degeneración, muerte, a borrachera perpetua que los mierdosos puteríos eructan en sus interminables noches voluptuosas de alcohol, sexo y enfrentamientos con arma blanca, a dinamitazos, o a punta de revólveres. La muerte en todo lugar: en los socavones, en las calles, en los bares, etc…” (Abelardo Checca: “La Rinconada, oro, muerte, alcohol y sexo interminables”. ENTREVISTA: Armando Villanueva Turpo. Diario, Los Andes)

El artículo:

“Cuatro meses después de los violentos sucesos en Puno hay novedades imprevistas: el líder antiminero es bajado de su pedestal, Bear Creek espera en el Palacio de Justicia y el presidente regional pide

Cinco de dieciocho comunidades del distrito de Huacullani, propietarias de los territorios ricos en plata de la mina Santa Ana, han pedido al Ministerio Público y a la Defensoría del Pueblo de Puno que protejan sus campos de presuntos intentos de invasión. Ante todo, solicitaron que estas dependencias comprobaran que los predios en cuestión son suyos, que están en posesión efectiva de éstos, y que el hecho de que el gobierno anulara una licencia de operaciones a la compañía canadiense Bear Creek, que tuvo que retirarse de la zona, no implicaba que la mina era tierra de nadie. Claro que saben que el subsuelo es del Estado y que ellos no pueden disponer libremente de los recursos bajo sus pies, que tampoco son gran cosa: Bear Creek los estima en 63 millones de onzas, explotables en once años con 70 millones de dólares. Pero la superficie les pertenece, y no desean ser víctimas de la ocupación de sus vecinos, especialmente de aquellos que hasta ayer rechazaban toda forma de minería en el sur de Puno.

Los comuneros de Huacullani creen, de acuerdo con testimonios recogidos para esta nota, que la obsesión antiminera de sus hermanos aimaras no nació tanto de ideales defensores del medio ambiente sino de la codicia. Piensan que desean apoderarse de sus tierras para después controlar los beneficios de su explotación, incluso a la manera informal.

El origen de este temor fue la postura favorable a la invasión de un sector de los dirigentes del Frente de Defensa de los Recursos Naturales de la Zona Sur de Puno, que encabezó las violentas protestas antimineras en mayo pasado. Cuando el gobierno de Alan García canceló la autorización a Bear Creek después del incendio de locales públicos en la capital del departamento y del enfrentamiento con muertos en Juliaca, no hubo consenso entre estos dirigentes en tomar las tierras que dejaría la minera. Una acción de este tipo garantizaría ¿era la opinión de algunos? que la compañía no regresara ¿nunca más? Pero la idea, rechazada entonces, volvió en una reunión interna celebrada en Desaguadero, en la frontera con Bolivia, el viernes 9 de setiembre.

Inteligencia de la policía llegó a la conclusión de que habría invasión, a partir de sus informantes. Y el dirigente Rufino Machaca lo admitió en una entrevista con el corresponsal de La República Liubomir Fernández. Parte del diálogo grabado:

– FERNÁNDEZ: ¿Por qué, si tienen una posición antiminera, ahora querrían tomar una mina?
– MACHACA: No hay acuerdo para tomar minas ni hacer ningún tipo de invasión.
– FERNÁNDEZ: Pero entiendo ese fue un tema que ustedes discutieron en la reunión del viernes.
– MACHACA: Yo me opuse y no pasó.

En otra parte del diálogo Machaca dijo que le había ¿llamado la atención? al líder del frente, Walter Aduviri, por haber sido proclive a la invasión. Otro dirigente, Patricio Illacutipa, declaró a Noticias Ser que en realidad fue él quien planteó tema de la reivindicación de las tierras de Santa Ana, debido a una exigencia de la población de Kelluyo, contigua a Huacullani. ¿Inicialmente se ha acordado liberar esas tierras y utilizarlas para fines agrícolas y no para fines mineros, como lo han señalado algunos medios? Todos saben en Puno que esos terrenos, a unos 4,300 metros sobre el nivel del mar, son inservibles para la agricultura.

Hasta aquí tenemos que la intención invasora existió, por lo menos en una parte de los dirigentes.
Pero el frente antiminero del sur del departamento ya no es el mismo de hace cuatro meses.

El líder principal de la protesta, Walter Aduviri, ha debido bajar de su pedestal por una confluencia de motivos. Cuando en junio pasado, después de su recorrido triunfal por los medios de comunicación de Lima, regresó a Puno y fue recibido por unas tres mil personas, una parte de la dirigencia del frente sintió que había personalizado la lucha. Algunos lo declararon públicamente.

Aduviri se comía todas las cámaras y no dejaba lugar al resto, esa era la crítica. Podría ser injusta, pues usualmente el protagonista es buscado por los medios, pero otra detracción, de índole programática, tuvo mayor peso: no a todos les conviene librar una guerra a muerte contra la minería.

Por ejemplo, los pobladores de Desaguadero ya no son la gran base de apoyo que fue hasta las elecciones. La gran mayoría es comerciante y se vio enormemente perjudicada por una prolongada paralización que no reflejaba sus intereses directos. Este sector ya no desea ver a Aduviri por sus lares, y ha formado un frente de defensa propio para defender mejor el comercio, que en buena medida es contrabando.
Por otra parte, los alcaldes del sur sintieron que Aduviri se daba demasiadas ínfulas como representante del frente en esa parte del departamento. Los elegidos por el pueblo eran ellos, y empezaron a declarar públicamente que no lo reconocían. A los alcaldes se unieron los principales gremios de distritos importantes como el de Ilave, de donde es natural Aduviri, y de Yunguyo, que aportó la mayoría de manifestantes que tomaron Puno el 26 de mayo. El motivo era el mismo: la falta de representatividad de la superestrella popular.

Una discrepancia de fondo surgió de parte de los sectores del sur de Puno dedicados a la extracción ilegal de minerales, que apoyaron resueltamente las movilizaciones de Aduviri porque había una minera formal en la picota. Estos aliados iniciales del dirigente recibieron un tiro por la culata. No estaba entre sus planes que quienes resultaran más escuchados fueran los campesinos a cuya agricultura ellos afectaban. Como se sabe, al mismo tiempo que la cancelación de la licencia a Bear Creek el gobierno dispuso la recuperación de la cuenca del río Ramis, contaminada por la industria extractiva pirata, y prohibió el uso de maquinaria pesada en esos lugares. Ahora mismo, ha pasado a un primer plano la denuncia contra los mineros informales con representación política, como el congresista por Puno Francisco Ccama. Aún más, el presidente regional Mauricio Rodríguez acaba de pedirle al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas que intervenga en las zonas ilícitas del departamento para decomisar estos equipos, conforme lo prevé la ley. ¿Lo hará el ministerio de Defensa? De momento este es uno de los misterios sobre la mesa.

No es que a Aduviri ya no le queden aliados. Están principalmente en las comunidades de Kelluyo, vecino de Huacullani. Ambos distritos mantienen un antiguo conflicto limítrofe, padecen de extrema pobreza y sus habitantes se dedican principalmente a cultivos de subsistencia. En Huacullani, que cuenta con quince mil habitantes, las cinco comunidades más próximas a los yacimientos tienen buenas relaciones con la mina. Otras diez están en una posición intermedia, y tres en contra. La mayoría de estas dieciocho comunidades estaba de acuerdo con Bear Creek hasta que surgió el movimiento antiminero desde Desaguadero, en febrero del 2011. Los habitantes de Huacullani proclives a la minera comenzaron a ser hostilizados, y una parte temió perder sus tierras a manos de los vecinos, a quienes apoyaban las antiguas masas de Aduviri de Desaguadero, Kelluyo, Pizacoma, Pomata y Zepita. Y así fueron volviéndose ellos también ¿antimineros?, aunque de dientes para afuera. Pero cinco comunidades se mantuvieron firmes: Ancomarca, El Ingenio, Chaclacollo, Condoracocagua y el centro poblado de Huacullani. Ellas han resuelto resistir, ante todo solicitando protección a las autoridades.

Mientras tanto, Bear Creek espera en las puertas del Palacio de Justicia. Luego de que, en junio pasado, el Ministerio de Energía y Minas anulara su autorización para operar en zona de frontera, la compañía tenía dos opciones: o recurría al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), un grupo del Banco Mundial que resuelve conflictos entre gobiernos y empresas de otros estados, o presentaba una acción de amparo ante el Poder Judicial peruano. Eligió esto último, aunque en el CIADI tiene las de ganar por los términos acordados en el TLC entre Perú y Canadá. La nulidad no fue motivada por el MEM, pues no se hallaron irregularidades en el expediente, como sin pruebas sostuvo el congresista Yonhy Lescano. Este argüía que la anterior concesionaria, Jenny Villavicencio, era testaferro de los canadienses, cuando en realidad hizo un negocio lícito con ellos: en 2007 les transfirió el título luego de que Santa Ana obtuvo licencia de operaciones en Huacullani. Al final se hizo evidente que la expulsión de Bear Creek fue una salida política sin argumentos administrativos de un gobierno en sus últimos días.

De modo que todos los actores de esta historia están en una encrucijada. Los comuneros de Huacullani porque no tienen cómo beneficiarse con la inversión minera. Bear Creek porque depende de la suerte de sus reclamos. Si pierde la acción de amparo, aún podrá recurrir al CIADI, en busca de indemnización y otras sanciones contra el Estado peruano. Si lo gana, recuperaría la concesión, pero poco podrá hacer en la práctica si las condiciones políticas no cambian. Otro actor aún no entra en el juego: el gobierno, que no da señales de tener una estrategia para el departamento más conflictivo del país. Por último tenemos al propio Aduviri, luchando por permanecer en escena. El pasado 22 de setiembre convocó en Zepita a una asamblea general del frente para entregar el cargo de presidente del frente o ser reelegido, pero solo asistieron 150 personas. Hay una nueva convocatoria en ciernes, aunque ya se lo considera en el retiro. Al presidente regional de Puno los periodistas le preguntaron por él hace unas semanas y respondió:
¿Quién es Walter Aduviri?”

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Las dudas de los inversionistas, ranking Fraser sobre inversión petrolera

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El Instituto Fraser de Canadá ha publicado en junio de este año su quinta encuesta anual sobre expectativas de inversión petrolera (Global Petroleum Survey 2011). Los 502 encuestados dan cuenta, a partir de 17 indicadores, de las barreras o facilidades de inversión en 133 zonas del globo que incluyen países y espacios subnacionales. Los resultados se presentan en términos de permanencia o cambios de posición en el ranking de los espacios de inversión. No se incluye México, ni Arabia Saudita, países fuertemente cerrados a la inversión extranjera en exploración y producción.

Los 10 espacios con mayores políticas disuasivas de la inversión

Los 10 espacios con las políticas más propicias para la inversión

  1. Venezuela,
  1. Mississippi
  1. Ecuador
  1. Ohio
  1. Bolivia
  1. Kansas
  1. Irán,
  1. Oklahoma
  1. Kazakstán
  1. Texas
  1. Uzbekistán
  1. Virginia occidental
  1. República democrática del Congo (Kinshasa)
  1. Mar del norte (Países Bajos)
  1. Iraq
  1. Alabama
  1. Libia
  1. Hungría
  1. Rusia
  1. Dakota del Norte

 
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Entre los países (estados) que más cambian de posición está Alberta (Canadá) que posee importantes yacimientos de arenas bituminosas explotables, que debido a las restricciones ambientales. Una cosa parecida sucede con el Golfo de México que pierde su atractivo luego de la catástrofe de la estación Deepwater Horizon de la BP. Y por otras razones Libia pasa de los primeros lugares a los últimos. En contraposición los países de Europa del este, Hungría, Rumanía y Bulgaria, como algunos africanos (Costa de Marfil, Mozambique, Ghana) y noreuropeos mejoran (Dinamarca, Noruega).

 Este año se añadió una pregunta a la encuesta preguntando sobre el grado en que la adopción de “mejores prácticas” podría aumentar la exploración y la inversión para el desarrollo. Los resultados indican que los posibles beneficios serían considerables en Irán, Argelia, Kazajstán, Chubut Argentina, Mendoza, Santa Cruz y Neuquén, Camboya, India, Sudán, Libia, Irak, Nigeria, Rusia, Papua Nueva Guinea, Venezuela, y las dos repúblicas del Congo, así como en muchos otros países, estados y provincias. En general, el potencial para la exploración y el desarrollo se incrementaría con “mejores prácticas” en aquellas áreas en las que los datos geológicos son capaces de favor.

 

Las preguntas del cuestionario son respecto de (traducción libre):

  1. Opinión sobre los términos fiscales por pago de regalías, cuotas de producción y derechos de licencia.
  2. Impuestos por el régimen de la carga fiscal (que no sea para la producción de petróleo), incluyendo sus efectos sobre personal, nómina corporativa, y los impuestos al capital, y la complejidad de los requisitos tributarios.
  3. Incertidumbre sobre la base y / o los cambios previstos en las normas ambientales.
  4. La incertidumbre respecto de la administración, interpretación y cumplimiento efectivo de la normativa vigente y la frecuencia de los cambios en las regulaciones.
  5. El costo de de las exigencias de los organismos reguladores: solicitudes de permisos, participación en audiencias, etc.
  6. La incertidumbre sobre qué áreas pueden ser protegidas como reservas naturales o parques, de conservación de la vida marina o de los sitios arqueológicos.
  7. Participación en el desarrollo socioeconómico de la comunidad -incluye condiciones para las compras locales, requisitos de procesamiento, o suministro de infraestructura local, tales como escuelas y hospitales.
  8. Las barreras arancelarias, el comercio y las barreras no arancelarias al comercio y las restricciones a la repatriación de beneficios.
  9. Las normas laborales, acuerdos con los trabajadores, militancia sindical y las interrupciones laborales, y los requisitos de contratación.
  10. Calidad de la infraestructura, incluye el acceso al sistema vial, la disponibilidad de energía, etc.
  11. Calidad de los datos geológicos de base incluye calidad, el detalle y la facilidad de acceso a la información geológica.
  12. Mano de obra y la disponibilidad de habilidades, el suministro y la calidad del trabajo y la movilidad que los trabajadores tienen que trasladarse.
  13. Afirma-la disputa de tierras incertidumbre de reclamaciones pendientes realizadas por los aborígenes, otros grupos o individuos.
  14. La estabilidad política.
  15. La seguridad la seguridad física del personal y los activos.
  16. Regulación duplicaciones e incongruencias (incluye federal / provincial, federal / estatal, la superposición entre departamentos, etc.)
  17. Sistema jurídico-legal los procesos que sean justas, transparentes y no corruptos, una gestión administrativa eficaz, etc.

Comentarios:

Uno primero es que la inestabilidad, o la volatilidad de las intenciones de los inversionistas es muy alta cuando piensan en invertir. Al parecer no solo grandes cambios afectan sus decisiones sino un conjunto de prejuicios sobre lo que puede pasar. Visto de otra manera es posible que los inversionistas piensen en realidad que son las políticas públicas las inestables, pero ello es independiente de los tipos de gobierno en un espacio cualquiera. Así el derrumbe de expectativas puede ocurrir con respecto de La Florida, o con Uganda.

Si desea acceder a la tabla Excel de ranking genera: bajar aquí

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Seminario internacional sobre minería y desarrollo sostenible PUCP

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El martes 27 de setiembre se realizó en el auditorio de CCSS de la PUCP el seminario internacional sobre minería y desarrollo sostenible en el que participaron Pablo Heidrich (Instituto Norte-Sur), Roque Benavides (CEO de Minas Buenaventura), Gerardo Damonte y Manuel Glave (PUCP), y el moderador será Alan Fairlie, coordinador del Nodo Andino de la LATN y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la PUCP.

En síntesis Heidrich trató de las particularidades de la actividad minera y actuación internacional de las compañías canadienses poniendo énfasis en su alta competividad y agresividad empresarial, características que ha permitido que empresas consideradas junior, en comparación con las grandes compañías transnacionales, se ubiquen como inversores directos fuera de su territorio no solo como extractores de minerales, sino también como proveedores de equipos y servicios de excelente calidad. Hizo referencia también al eslabonamiento de la industria extractiva con otras actividades económico productivas, señalando por ejemplo que la explotación de hierro o cobre favorecen mejor el desarrollo de industrias básicas para el desarrollo de otras de mayor valor agregado (eslabonamiento hacia adelante); a diferencia de lo que ocurre con la explotación del oro y los metales preciosos cuyos impactos pueden medirse mejor en la generación de servicios locales y el empleo directo e indirecto que generan (eslabonamiento hacia atrás).

Algunos datos:
• La minería es la mitad de las inversiones extranjeras directas de Canadá (30 mil millones de dólares aproximadamente), y la mayor parte de ella viene a América Latina. Esto genera condiciones especiales de relación entre éstos países.
• La minería canadiense representa el 4% de su PBI, el mismo que puede llegar al 15% si se consideran las actividades conexas.
• Tiene importancia para el sistema privado de pensiones al que aportan el 20% de sus recursos.

Gerardo Damonte reflexionó sobre la sostenibilidad en el largo plazo y desde la perspectiva de lo que ocurre con la institucionalidad local, teniendo como referencia lo que pasa en los andes peruanos. En este sentido la sostenibilidad está dada por la capacidad de las instituciones para adaptarse en función de los ciclos extractivos que a lo largo del tiempo pasan de épocas de auge y buenos precios a otras de restricción por bajos precios, e incluso cierre por extinción del recurso o de pérdida de rentabilidad por cambios tecnológicos. Dicho de otra manera ¿qué pasa con la comunidad cuando a la mina le va mal, o se va?

Lo que sabemos es que de un lado las sociedades rurales se urbanizan, y con ello cambian sus instituciones, o aparecen nuevas, como ocurrió con la aparición de sindicatos obreros y campesinos en las zonas de enclave durante la primera mitad del siglo XX. Estos cambios sin embargo no previenen a las sociedades locales de las consecuencias de una crisis extractiva, los mineros desempleados no vuelven al campo y muchas veces se convierten en mendigos en las ciudades; los que regresan encuentran un campo sin capacidad de reabsorberlos. Y en consecuencia lo que se produce es una enorme acumulación de energía conflictiva.

Hoy hay una minería distinta tanto en sus formas tecnológicas, como en sus efectos y relaciones con el entorno social y ambiental. Su tamaño es mayor y la cantidad de empleo requerido es menos y se trata de mano de obra más calificada; pero por sus características también demanda más tierra y agua. Ya no genera sindicatos, y el trabajo deja de ser el medio de distribución de recursos a los pobladores locales. Ahora es el canon, y las transferencias directas de las empresas a las comunidades el medio de retribución por la cesión de sus derechos de tierra y agua. Esto transforma las instituciones comunales que ahora se convierten en instrumentos de negociación para la redistribución de los nuevos beneficios.

En el caso peruano esta relación y cambio institucional no está mediado por el estado, sino que depende de las condiciones de los actores, de un lado las comunidades (rondas campesinas, asociaciones, etc.), y del otro la empresa de que se trate. De esta manera en lugar de preverse y reducirse los conflictos, aumentan y se manifiestan de formas muy diversas y muchas veces violentamente. Y qué pasará en una crisis extractiva, es muy probable que esta nueva institucionalidad no tenga de nuevo capacidad para absorber el impacto de una caída en los recursos externos disponibles.

Entre las salidas para enfrentar esta situación Damonte mencionó la de ser proactivos en la creación de una institucionalidad que vaya más allá de las comunidades, quese asiente sobre diferentes sectores de la economía local para generar capacidades nuevas y sostenibles. De otra parte es necesaria una mayor intervención del Estado no solo estableciendo reglas de negociación sino actuando directamente.

Manuel Glave hizo varios comentarios sobre diversos tópicos de la relación entre minería y sociedad en el Perú. Comenzó diciendo que la importancia de la minería es innegable en la organización del espacio andino desde la época prehispánica, y también en términos económicos, de manera que casi podría afirmarse que los ciclos económicos nacionales (bonanza-crisis) han estado ligados a los de la industria extractiva incorporando en ellas no solo laminería, sino el petróleo o las relacionadas con recursos renovables como el guano la pesca.

De otra parte comentó que esta relación no debía concebirse necesariamente como una maldición de los recursos naturales, ya que había experiencias como las de Canadá que parecían señalar que pueden jugar un rol positivo en el desarrollo de un país. En gran medida el éxito de las políticas parece resumirse en las diversas estrategias para reponer el capital extraído de los recursos naturales renovables y no renovables. En el primer caso la discusión se centra en el balance entre seguridad de la tenencia y los modelos de derechos de propiedad, concesiones, cuotas individuales transferibles. En el segundo, además de lo anterior el tema más importante es “la puja distributiva” entre el capital y el estado, o dicho de otra manera, las reglas de asignación del gasto público de la renta extractivista.

En términos del impacto de la minería indicó que había varias dimensiones que había que tener en cuenta, por ejemplo desde el punto de vista marcoeconómico éste se mide en la balanza comercial o en la tributación, mientras que desde el punto de vista mesoeconómico lo importante es la capacidad de gestión regional y las formas de representación, es decir de los gobiernos regionales y locales. Finalmente desde el punto de vista microeconómico tiene que ver con el impacto en la agricultura y ganadería; aunque a este nivel debe agregarse la demanda de la empresa por el desarrollo científico y tecnológico que le permita un encadenamiento hacia adelante.

Los desafíos políticos según Glave son (continúan siendo) los de: a) Participación, es decir la definición de la propiedad sobre la asignación de los derechos exploración y las condiciones de los Estudios de Impacto Ambiental; b) la zonificación que asegure un marco y una guía para el desarrollo de las inversión y aumente credibilidad entre los actores; y c) la distribución del canon y de los impuestos de manera que se conviertan en instrumentos ara el desarrollo.

Roque Benavides, resaltó las ventajas de la gran minería como fuente de recursos para el estado, las regiones y las comunidades locales, señalando que los problemas no se ubican en la falta de recursos, sino más bien en las dificultades para usarlos de manera adecuada. El problema es de gestión insistió. La minería –señaló- tiene un fuerte componente nacional a diferencia de Chile u otros países latinoamericanos, aquí las empresas cotizan en bolsa, y son importantes como fuente de inversión de los capitales de las asociaciones privadas de pensiones, por ejemplo 5% de las inversiones de las AFP están en Buenaventura.

En términos macroeconómicos su importancia es relevante, contribuye con el 9% del PBI, 60% de las exportaciones y 20% de los ingresos tributarios, y en términos locales las empresas son la primera fuente de inversión y desarrollo, especialmente en aquellas que están por sobre los 3,500 metros de altura.

Cuestionó que su impacto sea bajo en términos de empleo, diciendo que aunque directamente se emplean 126 mil trabajadores, se generan 500 mil indirectos, llegando a impactar en el bienestar de 3 millones de personas. Asimismo, respecto de los eslabonamientos señaló que además de los mencionados por otros expositores hay que considera que hoy las inversiones en manejo de los recursos naturales, especialmente el agua, está generando nuevas condiciones de producción no solo para el sector, son también para el desarrollo agrario.

En términos de perspectivas a futuro señaló que la situación no era del todo auspiciosa, ya que la producción venía disminuyendo y las dificultades para la exploración, y por tanto el tiempo para la maduración de nuevos proyectos, aumentaban. Ello también se veía en el cambio de posición de la minería peruana en los rankings de competividad internacional. Hemos pasado del puesto 28 en atractivo de inversión del puesto 11 al 48.

Finalmente, señaló que las empresas son socialmente responsables no solo porque cumplen con sus compromisos con el estado, las comunidades, y el ambiente, sino porque además invierten en ellas recursos adicionales con una eficacia cuatro veces mayor que la del estado; y llamó la atención sobre la necesidad de que las organizaciones campesinas y el Estado también lo sean, dado que la competitividad y el desarrollo depende de todos.

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