La polémica Chartier-Darnton
La polémica Chartier-Darnton
Por María Claudia Huerta (PUCP)
La Revolución francesa ha sido largamente estudiada. No por ello dejan de aparecer nuevas interrogantes ni nuevas formas de comprender este importante fenómeno. Un campo de investigación relativamente reciente es la historia del libro o de la lectura, cuyo principal objetivo es entender la forma en que las ideas se han transmitido por medio de la palabra impresa y cuál ha sido el efecto de su difusión
Ambos autores son, además de buenos amigos, buenos representantes de la historia cultural. Chartier se formó en el ámbito de la Escuela de los Annales y sus obras más representativas versan sobre la historia cultural del Antiguo Régimen y la Modernidad temprana. Darnton, por otro lado, se inició en el ámbito periodístico y, después, ya como historiador, se vinculó a la École des Hautes Études en Sciences Sociales y, por consiguiente, también a los Annales. La obra de Darnton tiene mucho de su experiencia en el periodismo: no solo en su estilo, que ha hecho que sus obras sean de mucha difusión, sino también en sus intereses por la cultura impresa y las prácticas de comunicaciónPara Roger Chartier, «las imágenes contenidas en los libelos y panfletos no se graban en la mente de sus lectores como en una cera blanda, y la lectura no trae necesariamente la creencia»Para Darnton, «aunque Chartier entreteje estos argumentos unos con otros en una síntesis maravillosamente rica de las investigaciones sobre el Antiguo Régimen, nunca los conecta con el estallido de la Revolución»Darnton hace un profundo y novedoso análisis sobre estos últimos, en donde señala, por ejemplo, cómo los libelos políticos del siglo XVIII difieren de los de siglos pasados en dar la ilusión de tener acceso a la vida privada de la Corte, presentar una narrativa histórica contemporánea que los hacía más veraces y tocar un tema nuevo, el despotismo en vez de tiranía, que suponía la corrupción no solo del individuo a quien se ataca, sino del sistema en su conjunto. Los libelos de este siglo, además, presentaban narrativas más complejas y largas que muchas veces se presentaban en forma de librosA pesar de responder de manera diferente una misma pregunta, las propuestas que Roger Chartier y Robert Darnton presentan no se invalidan mutuamente. Estos dos grandes historiadores tienen más en común de lo que podría parecer. Las conclusiones contrarias a las que llegan se deben más a que cada uno, para guiar su análisis, se centró en un elemento distinto —el primero, en las prácticas culturales y, el segundo, en la cultura impresa y la opinión pública—, que a una diferencia radical en sus posturas. Su debate significó, sin duda, una de las grandes contribuciones a la historiografía sobre la sociedad francesa prerrevolucionaria. Este bosquejo sobre la polémica Chartier-Darnton no es más que una pálida sombra de sus verdaderos alcances.