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En la entrevista a la Red Oglobo de Brasil, Marcos Camacho declaró lo siguiente:
“Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre “la belleza de esas montañas al amanecer”, esas cosas… Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.”
Si, la indiferencia y la incapacidad ciudadana para converger en el bienestar de cada individuo fracaso. Nuestro país vive lo mismo , solo que es más fácil tratar como un estudio etnográfico de las personas carentes de servicios básicos. es un imperativo actuar con responsabilidad social para minimizar el olvidarnos que existen “OTROS” quienes son los NO RECONOCIDOS por un sistema que les niega su individualidad.
En parte de la entrevista declaró:
Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva “especie”, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.
La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común.
¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3.000 libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país.
No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria.
La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la m….. con chips, con megabytes.
Si las personas que actúan de manera alejada de la realidad de la persona pobre prefiere evitar el termino POST MISERIA y prefiere observarlo como una condición natural del excluido para la estadística probabilistica.
Creó que hemos reaccionado tarde, ahora Lima es visto como una mina de oro en bruto, pero esa idea no es suficiente. El recurso humano es incalculable y en vez de formar personas podemos estar contribuyendo a la VIOLENCIA mediante la alimentación del resentimiento y la incapacidad de respuesta.
Sin embargo Marco Camacho plantea una solución en negativo, es decir, tiene ESPERANZA: (realizó un metalenguaje de sus declaraciones):
¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una “tiranía esclarecida” que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta “conference calls” entre presidiarios…)
Nosotros desde la universidad estamos llamados a construir ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN, dejando nuestra comodidad de San Borja para construir una sociedad justa en este siglo XXI.
Escuchemos la voz de Marcos Camacho quien representa un tipo de respuesta a nuestra indiferencia con el DOLOR HUMANO de nuestros pobres de todas las naciones y culturas de lo que llamamos los académicos la ALDEA GLOBAL.
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