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Posiblemente por una cuestión de estrategia publicitaria o simple relaciones públicas, Perú 21 organizó en el Hotel Libertadores una reunión que estaría presidida por su nuevo director: Fritz Du Bois. Al principio no quise ir, en solidaridad con Augusto Álvarez Rodrich quien fuera sacado de ese cargo de mala manera; sin embargo, decidí hacerlo y fue así como conocí a Du Bois. Pocos minutos bastaron para saber que estaba frente a un gran tipo.
El semanario Vista Libre en su edición 182, correspondiente a la semana del 5 al 11 de mayo, casi ha reproducido un post mío acerca del nuevo rectorado de la UNSA. Digo “casi” porque en realidad es un comentario a mi punto de vista acerca de la nueva autoridad de la Casa Agustina.
Estas últimos días he estado comprando millares de papel bond, docenas de cajas de colores, lápices, plumones, cientos de cuadernos de varios tipos, gruesas de papelería, cientos de artilugios como botones, fideos palitos, y un largo etc. y, obviamente, libros de varias temáticas, desde computación hasta la biblia, edición 2014 (ediciones anteriores no valen). ¿Voy a instalar una librería? No, son los útiles escolares de mis hijos.
La postura de un adolescente trémulo, tartamudeante y sudoroso por los nervios, al extremo de olvidarse la letra del himno nacional en el acto inaugural, describe la imagen que deja la séptima edición del CARA (Congreso Anual sobre la Región Arequipa) que empezó hoy, y que gira en torno al tema del desarrollo sostenible.
Día agitado el que tuve el viernes pasado. En la mañana encabezando la reunión del Comité Ejecutivo Regional de la MCLCP para presentar los recientes datos elaborados por el INEI que dan cuenta de la pobreza en Arequipa. En la tarde participando con los secretarios generales de los partidos políticos en una reunión organizada por IDEA Internacional en torno a las agendas de reforma electoral que se han presentado en el Congreso de la República y en la noche dialogando en la abarrotada Mesa Redonda ¿Desborde de la choledad criolla o reafirmación de identidad peruana?.
El Manutara es para la Universidad Católica de Santa María lo que el Jacarandá es para la Universidad Nacional de San Agustín. Ambas son cantinas ramplonescas creadas y dirigidas estratégicamente para la población estudiantil de estas universidades. La estrategia es exitosa, pues son barsuchos que siempre están atestados de beodos y beodas, exhibiendo su embriaguez como un signo de distinción; ambas cuentan con la protección de autoridades ediles y judiciales; y lo mejor es que ambas tienen mucha prensa, lo que las hace más “famosas”. Pero hay diferencias que resaltan.
