Adiós, año de mierda

Querámoslo o no, todos hacemos un balance cuando un año llega a su fin; es decir, recopilar lo bueno y malo que nos pasó, en los 365 días idos, no es un atributo sólo de intelectuales y menos aún de periodistas. Lo hacemos todos, y de hecho lo estamos haciendo con mayor énfasis este 2020, año que muchos califican de especial, particular, diferente, perdido, convulso, horroroso, etc. Yo lo califico como un año de mierda, y deseo, con todas mis fuerzas, que termine; y, si es posible, borrarlo de mi memoria.

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Oclocracia o Gobierno del Asco?

No estoy seguro si por lisonja o diatriba; interrogación o afirmación, amigos varios me comentan sobre la denominación que he acuñado a la actual gestión del gobierno regional; es decir, Gobierno del Asco. Creo que no debiéramos extrañarnos, pues, a toda gestión gubernamental, se le asigna un nombre. Usualmente, éste deriva del protagonista de ese gobierno, sumándole el sufijo ismo. Así, la actual gestión regional podría llamarse llicaista, pero eso sería hacerle juego a la estrategia electoral del hoy presidente regional que ocultó su primer apellido, que, como todos sabemos es Cáceres; por tanto, lo correcto sería llamar cacerista al actual período, o, mejor, cacerillicaista.

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¿Qué esperas del mensaje?

Es la pregunta que más me han hecho estos días previos al Mensaje Presidencial, en calidad de un supuesto papel de opinólogo que me ha atribuido los medios locales, y probablemente es la interrogante que ha rondado en todos los diálogos cotidianos estos últimos días, pues querámoslo o no, como lo planteara el viejo Durkheim, lo que obligatoriamente diga o deje de decir nuestro mandatario este 28 de julio, es un hecho social en la medida que termina afectando nuestras vidas.

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AQP-PPK, un año después

De rodillas debiera estar PPK ante Arequipa, la región que prácticamente le dio el triunfo presidencial en las elecciones generales del año pasado. El magro 21% que obtuvo PPK a nivel nacional en la primera vuelta, fue compensado con el triunfo que alcanzó en Arequipa (la única que optó por él), pero que sirvió para que el resto de la región sureña lo catapultara en la segunda vuelta con promedios que rozaron el 70% de votación. Así, PPK inauguraba su gobierno con un mayoritario respaldo del sur peruano, especialmente de Arequipa, que creyó que, por fin, se terminaba la racha de los presidentes que gobernaban de espaldas a la región. Lamentablemente, nos volvimos a equivocar, pues un año de gobierno ppkausista y el sur, y Arequipa en particular, vuelven a ser tratados como el patio trasero del país.  

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