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Nos preguntamos cuánto de regalías debiera estar cobrando Bram Stroker por haber creado a Drácula, el vampiro más conocido del mundo. Esa interrogante nos asalta al comprobar la fascinación que tiene la industria holiwoodense con los vampiros que, dicho sea de paso, los crea para todos los gustos y medidas.

Para la prestigiosa revista Time, esta es la película del año pasado. Con tamaño galardón, la cinta no sólo se hace atractiva para el público infantil sino para todas las edades, y la verdad es que no defrauda, sin que llegue a convertirse en uno de los clásicos de la factura Disney.

De la magia visual con que terminamos el 2009 a través Avatar, cinta de Cameron, iniciamos este nuevo año con la trama mágica que ha elegido el director Guy Ritchie para poner en pantalla grande a uno de los más grandes personajes salidos de la imaginación del escritor y médico inglés, Sir Arthur Conan Doyle. Nos referimos al detective Sherlock Holmes.

Qué fue lo mejor del año? es una inevitable pregunta que cada fin de año me hacen algunos amigos y seguidores de esta página, dada mi conocida afición al cine. Y cada año me es difícil responderla porque me obliga a recordar todo lo que he visto o, por lo menos, escrito a lo largo de 2009 y que es publicado en El Búho y también en esta página.

Una seña de mis perturbaciones que mi terapeuta aún no puede aliviar, a pesar de estar más de diez años en terapia, es que guardo, a modo de diario, notas de lo que diariamente me ocurre. Son glosas totalmente inútiles porque casi nunca las releo, pero cuando lo hago encuentro algunas sorpresas. Por ejemplo, hace exactamente diez años, estaba espantadísimo porque creía que se acababa el mundo…de mi computadora.

James Cameron ha regresado luego de catorce años a la pantalla grande no sólo para mostrarnos su más reciente alucinación, sino también para hacernos sentir, como nunca, la necesidad impostergable de que nuestra ciudad cuente con salas de cine modernas.

Cuando habíamos perdido las esperanzas, el espíritu regalón de navidad ha permitido que tengamos la reciente genialidad de Quentin Tarantino en salas mistianas. El director de clásicos como Pulp Fiction nos entrega ahora su propia, deliciosa y demencial visión de la segunda guerra mundial.