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Por qué creo que #niunamenos debería apoyarse desde la escuela

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Diapositiva1En los meses pasados, producto de un trabajo que se viene realizando desde hace muchos años, hemos visto cómo la demanda y acción por un trato equitativo hacia la mujer ha venido creciendo. Vemos cambios de comportamiento y actitud incluso en algunos medios, miles de mujeres, hombres y niños valientes que salieron a levantar su voz de protesta, muchas más personas que se indignan cuando quienes son responsables por impartir justicia y proteger a un pueblo, menosprecian la violencia y llaman “lesiones menores” en lugar de quedarse callados. Eso es un avance.

¿Y qué hace la escuela frente a ello? ¿Está la escuela cumpliendo su rol de formación y transformación de nuestra sociedad?

Probablemente algunos piensen que ello es un tema que se debe tratar en casa, que tiene que ver con los valores de cada familia. Otros pensarán que la escuela debe tener un rol objetivo y que no se puede comprometer con un tema como este. Pero no. No comprometerse no es una opción. Sobre todo cuando la escuela muchas veces ayuda a reforzar prejuicios y actitudes discriminatorias.

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Del castigo a la justicia restaurativa

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En una escuela secundaria en Washington DC, Ballou High School, luego de cansarse de suspender de clases a los alumnos “problema”, optaron por un enfoque diferente.

Lo usual en muchos casos, es que cuando un alumno genera algún problema, el pensamiento inmediato de maestros y de padres, es que la persona debe aislarse del grupo. Después de todo, M y J estuvieron peleándose en el patio de la escuela. Todos lo vieron. Es lógico pensar que debe haber una sanción y con un mensaje muy claro de que este tipo de conductas no se van a tolerar.

Muy normal. Después de todo se está mostrando que ante una conducta agresiva, ofensiva, violenta, irrespetuosa o riesgosa, no hay lugar. Sin embargo, muchas veces se recurren a sanciones que son humillantes e incluso agresivas.

Después de un tiempo, no importan las amenazas y los castigos. Un enfoque agresivo que deposita toda la culpa en una persona, pero que no muestra la responsabilidad comunitaria ni las consecuencias de los actos solo perpetúa el problema. ¿Qué tal si en lugar de buscar culpables entendemos la situación y asumimos nuestras responsabilidades? ¿Qué tal si en lugar de botar a los “malos” los ayudamos a integrarse a la comunidad? Sigue leyendo

¿Qué se vive en la sala de maestros?

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“En los cambios de clase, todos los días, diferentes maestros entran por solo unos breves instantes y cuentan brevemente alguna situación realizando un rápido descargo emocional por alguna travesura, malcriadez o muestra inverosímil de ignorancia o atrevimiento. Los demás maestros suelen asentir y compartir la indignación o la risa. Luego, el maestro que entró a la sala se retira y prosigue con sus clases.”

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¿Cómo volví a ser maestro? Una breve reflexión

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Representación de corrientes de aire provenientes de diversas fuentes  (niños, corrientes naturales) y su influencia en vuelo de un avión de papel. Un ejemplo de la complejidad del pensamiento de un niño.

 

Quisiera compartir con ustedes un post que publiqué el día de hoy a propósito del día del maestro. En él cuento un poco cómo me alejé de la escuela para entrar en otros caminos de la educación para luego regresar a la escuela y hacer un trabajo que yo no había hecho antes: enseñar en 4to grado.

(…) recibí muchos abrazos, consolé varios niños que estaban llorando, me encontré con quince formas de representar fracciones, me enteré qué era una araña plateada y que las moscas pueden camuflarse para evitar depredadores, que el abusivo es una persona sumamente frágil, que los niños son mucho más complejos de lo que hubiera imaginado, y que a veces un padre también necesita la ayuda de un maestro, justo porque los niños son más complejos de lo que uno hubiera imaginado.

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¿Qué produce una escuela?

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“¿Qué produce una escuela?” es la premisa con la que empieza el clásico “En la escuela. Sociología de la experiencia escolar” de Dubet y Martuccelli. Puede parecer una cuestión ya caduca para muchos porque implica pensar en el alumno, en un ser humano en términos de “producto”; sin embargo, es un hecho que toda escuela produce un perfil, uno oculto, uno totalmente inconsciente.

Básicamente, una escuela, lo quiera o no, introduce en las personas una serie de posibilidades y limitaciones, preceptos sociales, entre otros aspectos. Por ejemplo, una escuela pública en una zona marginal puede llevar un mensaje implícito que dice a sus alumnos que van a tener ocupaciones técnicas; puede decirles que han nacido y siempre vivirán en la marginalidad. Despúes de más de 10 años de escuchar este mensaje oculto, una persona terminaría creyéndolo. Por el contrario, una escuela privada en una zona socioeconómicamente alta envía un mensaje que exige a los alumnos llevar cierto estilo de vida, cierto estatus social y cumplir con una serie de expectativas sociales.

Estos ejemplos, obviamente, son meramente gráficos, son incluso, algo caricaturescos; sin embargo, ponen en claro la idea del currículum oculto: valores, principios, hábitos, expectativas, formas de interrelación, etc. que toda escuela posee.

En el caso de las escuelas públicas, a las cuales les exigimos una mejora en la “calidad” de sus contenidos o en la “calidad” de los aprendizajes, creo que es importante considerar el currículum oculto que se le brinda. Desde la entrada, al ingresar a un ambiente físico abandonado, sin mantenimiento, con una estructura arquitectónica rígida o cuasi militar, se está brindando un mensaje que quedará grabado.

No es imposible que exista gente con capacidad de cambiar su estilo y calidad de vida, pero este currículum oculto dificulta la posibilidad de movilización social.

En una futura entrega, ahondaré más en el tema a modo de reseña del libro de Dubet y Martuccelli.

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Las escuelas inteligentes: las 5 competencias de Senge

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¿Qué es una escuela inteligente? En términos sumamente sencillos podemos decir que se trata de una organización educativa capaz de aprender, capaz de mejorar constantemente, de adaptarse a las transformaciones de la sociedad y los factores vinculados a ella -y en un sentido ideal, por qué no, incluso adelantarse al cambio entrante.

Para Senge (2002), las organizaciones deben centrarse en la naturaleza humana, desarrollando cinco tipos de competencias:

Competencias para el aprendizaje organizacional

Desarrollar el dominio personal. Consiste en aprender a reconocer nuestras verdaderas capacidades y las de las personas que nos rodean; puesto que solamente si conocemos quiénes somos, qué queremos y qué es lo que somos capaces de hacer, podremos identificarnos con la visión de la organización, de proponer soluciones creativas, y de aceptar el compromiso de crecer y aprender junto con la organización.

Gestionar los modelos mentales. Nuestras formas de pensar o modelos mentales, en ocasiones restringen nuestra visión del mundo y la forma en que actuamos. Por eso resulta importante mirar hacia nuestro interior y descubrir todos esos conceptos que nos gobiernan. Conocer y manejar nuestros modelos nos permitirá promover comunicaciones claras y efectivas dentro de la organización, que sean un apoyo para el crecimiento.

Impulsar la visión compartida. La clave para lograr una visión que se convierta en una fuente de inspiración y productividad para la organización es que todos los miembros sean conscientes de sus visiones personales y que las concilien con la visión organizacional. Todas las visiones personales pueden alimentar la gran visión de la organización, y cada uno siente en ella una conexión íntima que lo impulsa para convertirla en realidad.

Fomentar el aprendizaje en equipo. El crear y fortalecer a los equipos de trabajo se centra fundamentalmente en el diálogo, en pensar juntos para tener mejores ideas. Es una premisa que arma un espíritu de cooperación sin anular al individuo.

Desarrollar el pensamiento en sistemas. Se trata de pensar en las organizaciones y sus contextos como sistemas que coexisten y se afectan unos a otros; ya que la realidad funciona en base a sistemas globales. Para ello es necesario que comprendamos como funciona el mundo que nos rodea y, así, observar el conjunto y no las partes aisladas.

De estas cinco competencias, quisiéramos resaltar la importancia en la inversión en el capital humano en la escuela, el cual pasa a jugar un rol mucho más protagónico vinculado estrechamente con los fines de la organización y su cultura.

Referencia
Senge, Peter et al. (2002). Escuelas que aprenden: un manual de la quinta disciplina para educadores, padres de familia y todos los que se interesen en la educación. Bogotá, Norma.

Creative Commons License
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Educación e Internet: ¿necesitamos un portal?

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Internet y educación
Foto de Dain Sandoval

Con cada avance tecnológico, la educación formal suele tener una reacción (a veces) un poco tardía para acoplar esos avances en su beneficio. Pasó con la televisión y el video, y pasó con la Internet. En dicho campo, la avanzada le lleva sin ninguna duda la educación en línea o e-learning, como modernización de la tradicional educación a distancia, recordando la época de la correspondencia y las visitas periódicas de tutores a diversos puntos de un país.

La educación en línea optó por el desarrollo de plataformas de aprendizaje para optimizar el proceso educativo. Estas son las muy conocidas LMS (Learning Managment System), las cuales agrupan varias herramientas ahora tradicionales como el correo electrónico, los foros de discusión, la administración de archivos y documentos compartidos, entre otros. Recientemente, algunas plataformas han incluido herramientas como el desarrollo de Wikis, la reproducción de video y audio, etc.

Entonces, las plataformas resultan un espacio en línea que concentra todos los contenidos y es el centro de comunicación formal entre los participantes y los docentes. Estos desarrollos pueden ser carísimos como la plataforma privada Blackboard, o de presupuesto variable como la plataforma de sistema abierto y gratuito Moodle. En todo caso, el mensaje oculto es el siguiente: para entrar al mundo de la educación en línea, una organización (escuela, universidad, instituto) debe contar con una plataforma educativa.

La pregunta ahora sería: ¿es necesario? ¿Realmente vale la pena en cuanto a inversión de costos, recursos humanos y tiempo? Y Lo pregunto porque con cada avance en Internet, resulta que las plataformas deben hacer innovaciones constantes que no son tan rápidas como la aparición de nuevos avances. Por lo tanto, surge una limitación y retraso de adaptabilidad.

Ello se compensa con el uso de otras herramientas pagadas o gratuitas como Youtube, Skype, herramientas para seminarios en línea o webinars, etc. Entonces, ¿cuán útil es la inversión en una plataforma si al final no cubre todas mis necesidades?

Personalmente, creo que no es necesario contar con una plataforma para incursionar en la educación en línea. Existen diversas herramientas que cumplen con casi todos los aspectos que cuenta una plataforma educativa.

Naturalmente, una plataforma ayuda al docente a la administración del curso, pero no es una herramienta indispensable.

De hecho, las nuevas generaciones de usuarios están acostumbrados a lidiar con diversos sitios web para obtener algo o trabajar. De modo que emplear diversas herramientas gratuitas resulta sumamente natural para ellos.

Por ejemplo, puede abrir un canal para una clase o institución en YouTube para subir videos de charlas, guías de trabajos manuales y laboratorios, etc.

Puede abrir una pagina en Facebook para realizar notificaciones a los participantes de un curso, compartir información, subir videos y realizar discusiones grupales mediante foros; además del servicio de mensajería y chat que brinda.

El mundo de la educación en línea no tiene porqué inventar cosas complejas cuando hay soluciones simples. Es cosa de mantenerse informado del mundo Web, sus aplicaciones y tener un poco de imaginación.

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A la hora de elegir una escuela

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Varias veces he recibido preguntas de padres que preguntan por opiniones sobre escuelas. Desean saber cuáles son buenas, cuáles se les puede recomendar. Sin embargo, eso es muy variable porque lo que yo puedo considerar una buena escuela no necesariamente aplica para otra persona.

Pero sí creo que hay unos cuantos criterios que un padre debe sentarse a pensar bien antes de escoger una escuela para su hijo.

Lo primero es definir el tipo de niño y adulto que se desea formar. ¿Cómo desea que sea su niño y su infancia? ¿Cómo desea que sea cuando llegue a ser un adulto? ¿Qué valores o principios desea que profese y aplique? ¿Cómo le gustaría que eduquen a su hijo? Mientras un padre tenga en claro la imagen de su hijo, tanto como niño como adulto, más sencillo será escoger una escuela. Claro está que ambos padres deben estar de acuerdo en todo ello.

Desde aquí, los padres pueden definir si les interesa una escuela con inclinaciones artísticas, escuelas que refuercen la libertad y la individualidad, escuelas que se centren en la competitividad, escuelas que profesen una fe o religión particular, etc.

Al acercarse a una escuela, es recomendable que los padres siempre pidan el proyecto educativo. Toda escuela debería tener un documento en el cual quede declarado el perfil del alumno, la visión de ser humano que buscan formar, las metodologías aplicadas, los valores y principios en los que basa su enseñanza. Es un documento vital y todo padre de familia tiene total derecho a conocer esta información.

Los padres deben contrastar la información que brinden las escuelas con los conceptos de educación y formación que definieron inicialmente.

¿Por qué es importante ello? Porque no importa cuán buena sea la escuela, más allá de los conocimientos que un niño pueda aprender, lo más delicado es el aspecto formativo; y este debe ser coherente en casa y en la escuela. De lo contrario, se crea inestabilidad, inseguridad y confusión en el niño.

Finalmente, un aspecto vital es que el niño se sienta cómodo en la escuela. Si el niño es intimidado por el ambiente, si no siente bienestar en la escuela, es una señal de que algo no va a cuajar en el proceso educativo. Además, es importante que una persona se sienta bien en un lugar en el cual va a pasar de 6 a 8 horas, 5 días a la semana por 10 meses al año.

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