Por: Berenice Aguilar
Para Andrew Haas, la metafísica es el estudio de las implicaciones. El interés de Haas se centra en las relaciones específicas entre ser, unidad, tiempo y aspecto. Según nuestro pensador, estas relaciones son esenciales para la metafísica en la medida que la tradición obligó al metafísico a abordar el tema de la unidad y del ser, ya que ambos se implican mutuamente. Haas sostiene que la primera filosofía se denominó ontología, ahora es más propio denominarla onto-henología.
Ser y unidad implican al tiempo, el cual —a su vez— implica al aspecto, así que la metafísica se convierte en onto-heno-crono-fenomenología, o metafísica —para abreviar—. La metafísica de Haas, por lo tanto, está fundamentada en estos cuatro conceptos. Unidad y Aspecto (2018), en última instancia, trazará las formas en que se desarrollan las relaciones de mutua implicación.
En su reseña, Mark Tanzer sostiene que el desafío fundamental de Haas reside en la articulación de una metafísica de la implicación a pesar de su resistencia —intrínseca— a ser explicada. Debido a la dificultad de articular dicha metafísica, el autor nos da varios ejemplos de fenómenos familiares cuyo análisis facilita el entendimiento de la implicación, ya que estos fenómenos evidencian similitudes estructurales con aquello que está implícito. Desde este marco básico del libro Unidad y Aspecto, la influencia de Heidegger es visible, haciéndose más notoria en el rechazo de Haas de una metafísica de la presencia y la crítica heideggeriana de la ontología de la presencia. Haas nos concede una pista cuando afirma que “el problema de Ser y Tiempo [1927] es el problema del problema”, en otras palabras, es el problema fundamental de la metafísica.
El esfuerzo del autor guarda similitud con el proyecto de Ser y Tiempo al articular la concepción del ser resistente a los esfuerzos de la filosofía tradicional de traerlo a la presencia. Aunque Unidad y Aspecto puede leerse más allá de una perspectiva heideggeriana, la primera lectura puede resultar más favorable desde esta aproximación, incluso se sugiere a través del título, pues unidad y aspecto son las implicaciones más directas a ser y tiempo, respectivamente.
A través de este enfoque, obtenemos un punto de referencia en la compleja y difícil argumentación que sostiene el autor. Para Tanzer, aun con todas las propuestas de finales del siglo XX y principios del XXI que desarrollan el pensamiento de Heidegger, el libro de Haas es único en su originalidad y el estilo de escritura lo evidencia.
Aun cuando el libro no sigue una estructura lineal y lógica, podemos visualizar que sigue su propia línea argumentativa regresando a discusiones previas, revaluando y problematizando las nociones metafísicas discutidas con anterioridad. El estilo del autor nos indica la indeterminación de su tema, su trabajo es distintivo, ya que es una metafísica original, escrita de tal manera que nos brinda una singular forma de abordar los temas metafísicos. Haas nos muestra cómo su libro es valioso al desarrollar algunas de las nociones fundamentales del pensamiento heideggeriano.
Unidad y Aspecto nos sugiere al final que la metafísica de la implicación puede ser vista como una especie de espera. El peligro de esta caracterización es que puede ser concebida como una espera por una posible presencia, en lugar de una espera de aquello que solo puede encontrarse fuera de la presencia y ausencia. Caer en este peligro puede hacernos regresar a la metafísica de la presencia; ahora podemos entender por qué la metafísica de la implicación debe permanecer como una cuestión problemática y sin resolver. Puesto que las operaciones de la metafísica se encuentran más allá de nuestras posibilidades de comprensión y pensamiento, sus explicaciones nos otorgan meras pistas o sugerencias. Considerar la metafísica como espera no es más que una insinuación.
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