¿Qué le debemos a las futuras generaciones? Un modelo de responsabilidad compartida

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Por: Sebastián Peredo Cárdenas

 

Uno de los desafíos más grandes de nuestra era es la crisis medioambiental que atraviesa el planeta. Las generaciones más jóvenes, principales afectados por la crisis del cambio climático, han vuelto a poner este asunto sobre la mesa y demandan que se tomen acciones concretas para revertir los efectos perjudiciales que se han generado de forma acumulativa. En efecto, esta crisis presenta una amenaza existencial para la humanidad, que pone en duda la viabilidad de la supervivencia de la especie en futuras generaciones.

En este contexto, el libro de Matthias Fritsch, Taking Turns with the Earth: Phenomenology, Deconstruction, and Intergenerational Justice (2018), no podría haber llegado en un momento más pertinente. En él, el autor hace un llamado en defensa de los principios ontológicos, éticos y políticos que deben ser considerados para tomar consciencia de la responsabilidad que tenemos, en tanto seres humanos, de legar a las futuras generaciones un mundo en iguales o mejores condiciones respecto a cómo fue legado para nosotros.

Desde el enfoque de la llamada “justicia intergeneracional”, Fritsch reflexiona sobre los principios normativos de la naturaleza de nuestras obligaciones para con generaciones futuras y la deuda que tenemos con nuestros antepasados. Aborda esta discusión vinculándola con los problemas de justicia ambiental que enfrentamos, con el propósito de desarrollar una teoría sobre el carácter social de la subjetividad moral. En un sentido amplio, y tomando apoyo en Lévinas y Derrida, nos invita a hacernos cargo del carácter transitorio de nuestra vida en este mundo, y tomar consciencia de las obligaciones morales que se desprenden de este hecho.

Taking Turns with the Earth pone de relieve estos y otros aspectos de nuestra responsabilidad ética y política en relación con las generaciones pasadas y futuras para proponer dos modelos de acción. El primer modelo, inspirado en los trabajos de Lévinas y Marcel Mauss pone énfasis en la necesidad de reconocer al ser humano como un ser cuya existencia está orientada temporalmente (hacia el pasado y el futuro), en la medida en que su nacimiento y muerte son eventos interpersonales e históricos. La temporalidad, por tanto, juega un rol esencial en la constitución moral del sujeto y sugiere la necesidad de desarrollar un modelo ético basado en la reciprocidad. Este modelo de reciprocidad es un modelo indirecto, que pone el énfasis en “devolver al futuro” lo que se ha recibido del pasado, aun cuando quienes reciben el legado no sean los mismos que lo han obsequiado en primer lugar. Corresponde a la única manera en la que es posible pagar, aunque sea parcialmente, la deuda inmensurable que se contrae en el momento de nacer.

La gran apuesta de este libro, sin embargo, se encuentra en el segundo modelo de justicia intergeneracional propuesto: el modelo de “tomar turnos”. Este modelo, inspirado en el método de deconstrucción de Derrida, tiene tres ventajas principales sobre el modelo de reciprocidad antes mencionado, en la medida en que permite hacerse cargo de la comunidad de “objetos” holísticos. En primer lugar, este modelo demuestra que existen otras formas, aparte del modelo de reciprocidad, de hacerse cargo del valor ontológico de la muerte y el nacimiento. En segundo lugar, es un modelo más adecuado para objetos holísticos (el medio ambiente, la tierra, la naturaleza, etc.) y supera al modelo de reciprocidad en este aspecto, dado que este último supondría un intercambio equivalente que no es posible entre generaciones dado lo inmensurable de la deuda que se contrae al nacer. Por último, el modelo de tomar turnos considera las preguntas sobre justicia intergeneracional como preguntas inherentemente políticas.  Así, un modelo de “tomar turnos” sería el modelo apropiado para que seres que, considerados como iguales, comparten un objeto que no es divisible.

Como lo sugiere Christopher Black en su reseña a este texto, la idea de tomar turnos para compartir la responsabilidad puede ser aplicada a una variedad de asuntos políticos, desde los cargos gubernamentales hasta el cuidado del medio ambiente. Es un modelo apropiado para pensar sobre la justicia en el contexto de objetos holísticos, indivisibles e intergeneracionales. Por este motivo, es una gran y necesaria contribución a la discusión sobre la justicia ambiental.

 

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Un pensamiento en “¿Qué le debemos a las futuras generaciones? Un modelo de responsabilidad compartida

  1. Horst von Bohlen

    Creo que debemos establecer una realidad social común nueva y modificada. Entiendo que esto solo se puede hacer cambiando la escuela y el sistema educativo. La responsabilidad sociológica debe ir con el componente psicológico. Vivimos en una orientación narcisista y exigimos una conciencia madura de nuestro entorno. Según tengo entendido, la responsabilidad del nacimiento y la muerte no es una cuestión de la calidad de la propia personalidad. Más bien, se trata de lo que cada uno de nosotros es capaz der realizar con nuestras propias habilidades y capacidades. A mi entender, la responsabilidad personal es más útil para garantizar una responsabilidad apreciativa y compartida.
    Por favor disculpe mi pobre español. Me falta practica 🙁

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