Hacia una teoría no reduccionista de la consciencia. Convergencia entre el psicoanálisis y la fenomenología para comprender la mente humana

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Por: Sebastián Peredo Cárdenas

 

Al pensar en nosotros mismos nos consideramos seres completamente libres, autónomos y transparentes. Aun así, y ante un examen más atento, solemos encontrarnos con una dimensión no consciente de nuestra subjetividad que determina muchas de nuestras acciones. ¿Hasta qué punto nuestra estructura intencional es autónoma y libre? En La Machine sensible (2017), Stefan Kristensen aborda este problema y propone que la mente humana debe ser comprendida, tal y como señala el título de esta obra, como una “máquina sensible”. Vale decir, como una máquina que, primordialmente, busca estabilizar flujos de estimulación sensible de forma previa a la reflexión racional. ¿Qué consecuencias tiene sobre nuestra concepción de libertad este modelo de la mente humana?

Tensión interna entre la necesidad y la libertad

La propuesta de Kristensen se contrapone a las concepciones clásicas de la filosofía sobre el “yo”, que consideran que la mente es completamente autónoma y consciente respecto de sí misma. En cambio, el autor señala que el “yo” se encuentra constituido estructuralmente por una tensión interna entre la necesidad y la libertad. Así, entiende la mente conforme a un modelo de dos niveles, en el que las propiedades autónomas de nivel superior –como la intencionalidad– emergen desde un nivel inferior, subpersonal e inconsciente que opera de manera determinística.

El trabajo de Kriestensen se nutre profundamente tanto de la tradición de la fenomenología clásica como de la tradición psicoanalítica. En un diálogo con Merleau-Ponty, Lacan, Szondi, Deleuze y Guatari, entre otros, Kriestensen desarrolla un análisis en el que caracteriza a la mente humana como aquella que posee su origen en un comportamiento “maquínico”. Este comportamiento, que ocurre a un nivel prereflexivo, permite estabilizar la relación del ser humano y su medio ambiente. Vale decir, cumple la función primordial de posibilitar la aparición de la consciencia racional.

Nos parece de particular importancia el análisis que el autor desarrolla en la primera parte del libro sobre el fenómeno de la esquizofrenia y el delirio de la “máquina manipuladora”. Se trata de una forma particular de delirio en el que el paciente se experimenta a sí mismo como conducido por una máquina externa. Esta perturbación incluye la sensación de pérdida de contacto con el mundo y la pérdida de control sobre las acciones que uno mismo ejecuta. Corresponde a una sensación de alienación del yo que puede llevar a una ruptura de la personalidad.

Kristensen ve la posibilidad de que la fenomenología ofrezca una contribución a la explicación de este tipo de delirios psicóticos. Lo que se ve afectado en este tipo de patologías es la relación afectiva más inmediata y fundamental de la persona consigo misma y con el mundo. El paciente siente que algo más esta ejerciendo el control sobre lo que hace, sin saber qué es este algo. La sensación corresponde a la de un poder ajeno y mecánico que es gatillado por una causa externa. Frente a ello, el individuo afectado ofrece todo tipo de resistencias que son, en último término, infructuosas.

Esta ambigüedad en el padecimiento de la esquizofrenia es interpretada por Kristensen como una confrontación y respuesta pasiva ante la parte “desconocida” de la mente. Este punto es central en su entendimiento filosófico de la constitución del “yo” y de la mente humana. En este respecto, su modelo de dos niveles presenta tres elementos teóricos clave: la emergencia del yo, el rol de la relación con el ambiente, y la relación entre el nivel personal (consciente) y el nivel subpersonal (inconsciente).

En síntesis, y como lo expresa Louis Schreel en su reseña a este libro,  La Machine sensible postula de manera muy convincente que no puede comprenderse al “yo” como una unidad cerrada, intencional y siempre constituida en “primera persona”. En esta obra se aspira a una teoría no reduccionista de la consciencia en la que las condiciones materiales son de gran relevancia. Es, por tanto, necesario que la fenomenología busque comprender los procesos concretos y subpersonales que dan origen a la relación entre lo material y lo psíquico.

 

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