Por: Sebastián Peredo Cárdenas
¿Qué es la imaginación? ¿Qué hacemos exactamente cuando imaginamos? Hoy en día, este tipo de preguntas son el foco de atención de varios estudios en el campo de la psicología, la filosofía, la teoría política, la sociología y, por supuesto, de la fenomenología. Las preguntas relacionadas al carácter, función, potencial y límites de la imaginación han desatado en el campo académico una serie de discusiones excitantes e interesantes, que hasta hace muy poco no existían. Desde el rol de la imaginación en sentimientos morales como la empatía, hasta la posibilidad de la imaginación colectiva de un objeto particular, estos debates giran en torno a una gran variedad de temáticas de alcance interdisciplinar.
Imagination and Social Perspectives (2018), un libro editado por Michela Summa, Thomas Fuchs y Luca Vanzago, recopila una serie de ensayos y artículos académicos en torno al concepto de imaginación. Empleando dos enfoques principales, la fenomenología y la psicopatología, las 18 contribuciones que se pueden encontrar en este texto cubren ampliamente la filosofía de la imaginación y los mecanismos psicológicos que involucra la interacción social. Esta obra es, por tanto, un recurso invaluable para académicos y estudiantes avanzados que se encuentren trabajando en estas áreas.
En términos generales, este libro aborda cuatro temas relevantes: la empatía, la percepción del otro, la posibilidad de compartir estados mentales de la imaginación, y el rol de la imaginación en ciertas psicopatologías. Respecto a la empatía, una de las principales conclusiones a las que se llega es que nuestra concepción común del concepto es una concepción empobrecida. La empatía no puede ser reducida a la acción imaginativa mediante la cual se simulan las experiencias de otro para tratar de sentir lo que el otro siente. La empatía tiene una aplicación mayor de la que usualmente se le concede y puede ser entendida como una apertura fenomenológica hacia la diferencia entre yo y el otro. De esta manera, cumple una función relevante en nuestra capacidad de conocer al otro, percibirlo, y comprenderlo.
En segundo lugar, las contribuciones sobre el rol de la imaginación en la percepción del otro sugieren que la intersubjetividad juega un papel fundamental en dar forma a la experiencia humana. Este es, ciertamente, un argumento que atraviesa todo el libro, puesto que la imaginación es indispensable para la experiencia social. Es en nuestras interacciones con los demás que nos constituimos como sujetos, y nos imaginamos siendo percibidos por otros.
Una tercera pregunta que se aborda es si es posible compartir experiencias imaginativas con otros. ¿Existe algo así como una imaginación compartida? Puede que esta idea no sea tan extraña como suena, si se considera que la conciencia humana se encuentra incrustada en un mundo social. Las personas pueden imaginar la misma cosa aun cuando los contenidos en la conciencia individual no sean los mismos. Vale decir, podemos imaginar lo mismo, de modos distintos. Este es un argumento muy interesante, ya que abre la posibilidad a la unidad de la imaginación por medio de la comunicación.
El último tema tratado en este volumen es el rol de la imaginación en ciertas psicopatologías. En específico, la función de la imaginación que permite la constitución mental de objetos como si estuviesen presentes. Esta característica de la imaginación es vital para poder distinguir las experiencias ficticias de las reales. Así, en circunstancias en las que esta función particular de la imaginación se pierde, se amenaza el sentido de una realidad compartida e intersubjetiva. Este es un fenómeno que se ve usualmente en varias psicopatologías.
En síntesis, y como lo expresa Mary Edwards en su comentario a este libro, los trabajos aquí brevemente comentados ofrecen una perspectiva fresca y realmente interdisciplinaria del significado de la imaginación en nuestra vida social. Demuestran, además, la importancia de la investigación en torno a las características y funciones sociales de la imaginación.
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La IMAGINACIÓN es la puesta en marcha en acción de la mente…Si logras colocar la mente en blanco no imaginas nada. Pero todo lo que imaginas bien sea positivo o negativo, tiene incidencia en tu vida porque pusiste en movimiento la energía más poderosa del mundo. ” Hagamos” dijo papá Dios el “hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza”… y fuimos hechos… Dios se Imaginó… Gracias. Un abrazo.