¿Hay muchas universidades? ¿Hay que prevenir el deterioro cognitivo de la población estudiantil?
En estos días en que se discute la propuesta de ley universitaria de la Comisión presidida por el general Mora, se esgrimen argumentos que son razonables si se supone que es necesario restringir la oferta de educación superior y universitaria a un pequeño grupo de la población, pero deberían ser desechados si se piensa que es necesario ampliar la oferta para atender el imparable crecimiento de la demanda debido a la universalización de la secundaria. Hacer explícito este hecho es lo que procurará explicarse a continuación.
Razonabilidad de dos argumentos del paradigma del sistema universitario de élite
Los argumentos pueden ser superficiales e ingenuos como por ejemplo la campaña en estos días del periódico Perú21 Perú 2do en sudamérica en número de universidades y Legislador Mora dice que 140 universidades refleja educación es un negocio , o muy bien documentados y complejos como en el caso del más reciente artículo de Gustavo Yamada et al. en la revista Apuntes .
El argumento de Perú21 (y de los demás que lo esgrimen) sería: Hay demasiadas universidades en este país (y la mayoría son privadas) por lo que la calidad es baja ya que la educación universitaria se ha convertido en un negocio…
El argumento de Yamada et al. dice: el crecimiento de la cobertura en la educación superior se refleja en un “deterioro en el nivel promedio de habilidades cognitivas de los estudiantes que ingresaron a la universidad en la última década (respecto de los admitidos en décadas anteriores, JFVG). A dicho proceso ha contribuido el menor nivel promedio de selectividad del sistema, al ganar preponderancia el acceso a las universidades privadas…”.
En realidad ambos argumentos asumen una idea común implícita (eso hacen los paradigmas): la educación universitaria debería conservar el carácter que solía tener: ser reservada a unos pocos con altas capacidades (paradigma elitista).
Si cambiamos el supuesto y decimos que es necesario e inevitable universalizar la educación superior, y que esto implicará la práctica universalización de la educación universitaria (paradigma universal o inclusivo), ambos argumentos pierden razonabilidad.
Respecto del argumento sostenido por el periódico: si hay que universalizar la educación superior la pregunta es cómo atendemos a la demanda actual y creciente por educación superior y universitaria. Para responderla es necesario incluir otros indicadores antes de formular el juicio de que hay demasiadas universidades. Por ejemplo, la cobertura de la educación universitaria sobre la población. Resulta que Brasil tiene una menor cobertura de secundaria y consecuentemente una menor demanda de educación superior. Pero también hay que incorporar las soluciones institucionales. Muchos países tienen más cobertura, menos universidades pero las universidades tienen filiales… es el caso, por ejemplo, de Argentina, donde las filiales se llaman sedes.
El mismo razonamiento debilita mucho el juicio de Yamada. ¿Cuál será la selectividad de las instituciones de educación superior en Finlandia cuyo ratio bruto de matrícula según el último compendio estadístico de UNESCO del 2012 es de 94%? ¿Si los Finlandeses hubieran hecho un estudio longitudinal sobre habilidades cognitivas a medida que subía la cobertura de la educación universitaria (que llega ahora al 87% de la población) no hubieran encontrado deterioro en el nivel promedio de habilidades cognitivas de sus estudiantes?
Una yapa argumental en ambos casos es la de atribuir los males a la educación universitaria privada (paradigma que no discutiremos). Prescindiendo del hecho de que ambos argumentos dejan sin explicar el deterioro observable en el servicio de las universidades públicas o cómo estos males derivan del carácter privado, si quisiéramos atender a toda la demanda de educación superior porque “La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado” según la declaración latinoamericana de 2008 para la reunión internacional UNESCO sobre Educación Superior del 2009 (ver enlace materiales), se producirían un nuevo conjunto de preguntas ¿cuál deberías ser el balance entre la oferta pública y privada que podemos financiar?; ¿queremos que toda la oferta sea de gestión estatal?, ¿y gratuita?; ¿es posible un modelo mixto de gratuidad, copago, y financiamiento a largo plazo?; ¿es la calidad de la oferta pública tal, que debemos excluir la posibilidad de financiar a los estudiantes en lugar de financiar las instituciones de gestión estatal (generalizando el modelo Beca 18)?.
Además, la propuesta de universalización exige responder también otras preguntas:¿cuál debe ser la articulación entre la educación superior técnica y la universitaria?, ¿cuál el tamaño de cada una de ellas? ¿deben ser todas las IES iguales?; ¿cómo diversificar la oferta para atender demandas originadas en intereses, vocaciones, capacidades mucho más heterogéneos?
Efectos implícitos (¿no deseados?) de estos argumentos
La consecuencia de afirmar que hay un exceso de universidades es que se debería, al mismo tiempo, prohibir la creación de filiales y reducir el número de universidades, sin tener en cuenta la demanda; propuesta que parece haberse instalado en el sentido común actual. El efecto no deseado de estas soluciones es que se congelaría la oferta y por tanto la cobertura de modo que por decisión regulatoria se excluiría a un creciente número de egresados de secundaria de la posibilidad de seguir estudios superiores universitarios. ¿Esa es una decisión deseable? ¿esta decisión pertenece al ámbito de los estudiantes y sus familias o de la administración y los políticos?
El caso de la argumentación de Yamada et al. es más complejo y sutil. Sobre los hallazgos habría que decir que la ley de grandes números permite afirmar que todo proceso de inclusión de sectores poblacionales previamente excluidos producirá un deterioro cognitivo en cualquier población a medida que incorporan individuos más alejados del extremo de altas capacidades de la curva normal. Por supuesto, las distribuciones de capacidades de comprensión lectora y matemática entre la población de segundo grado de primaria (ECE) y entre la población de 15 años (PISA) dicen que este es un problema mayor en el Perú. ¿Quiere esto decir que sólo hay que ofrecer educación superior a nuestros egresados de secundaria de capacidad mayor a cierta vara; por ejemplo la suficiencia en matemática? Este sería un corolario implícito, una consecuencia argumental, del texto de Yamada et al debido al inconsciente sesgo excluyente del índice de selectividad.
Este argumento solo se sostiene si, como era usual en el paradigma elitista, se debe reservar la educación superior a una minoría. Pero hagamos una extrapolación. Está demostrada la falta de calidad mayoritaria de las escuelas de primaria y los colegios de secundaria… pero a nadie se le ocurre pensar que habría que restringir la oferta a solo las escuelas y colegios eficaces. ¿Por qué? ¡Porque la educación básica es un derecho universal! Si la educación superior universal es una tendencia, como está demostrado por el hecho de que sólo las regiones/países más atrasadas tienen sistemas elitistas (coberturas menores al 25%). Si además crecientemente se señala que no solo se trata de una tendencia factual sino de un derecho universal… entonces debemos preparamos para ampliar el sistema y no solo atender la demanda actual sino ampliarla.
El tema trasciende la discusión sobre el sistema. Si se hiciera un estudio longitudinal en las universidades de calidad como la Universidad del Pacífico o la PUCP ¿no se observaría un deterioro cognitivo debido al hecho de que sus propias matrículas siguen creciendo? Muchos profesores en todas las universidades opinan que esto está sucediendo y que los esfuerzos sustantivos de remediación de déficit observados entre sus alumnos admitidos no son suficientes. En este caso, sin embargo, hay que distinguir la preocupación de cada comunidad académica sobre su responsabilidad respecto de sus egresados, de la actitud elitista de ciertos académicos frente al país, de la voluntad política inclusiva requerida por los retos prácticos (tendencias) y éticos (la inclusión como derecho) del próximo futuro.
A modo de conclusión
La oposición entre el business as usual de la inercia academicista y el desafío de la inclusión es a la que se refiere el título como trampa paradigmática: educación universitaria de élite vs educación universitaria universal. Los argumentos elitistas, no importa cuán bien intencionados, están a punto de crear un problema mayor a la educación superior en el Perú
Por supuesto, esto no implica que nuestro argumento no contenga riesgos indeseables. Incluso en una lógica de universalización será necesario asegurar la calidad de los servicios prestados. Pero en una estrategia de articulación entre educación superior técnica y universitaria, y de ampliación y diversificación institucional para atender la crecientemente diversa demanda, los instrumentos serán distintos que los que se aplicarán en una lógica de retroceder a un sistema universitario a la antigua, elitista, restringiendo además las universidades al único tipo de la universidad de investigación como se propone en la ley Mora…Aunque esa es una tarea para otro plazo y otro post.
Dejemos indicado solamente que hay prestar especial atención a las necesidades de diversificar la institucionalidad (ver post sobre propuestas de política en materiales) y a la propuesta de CNE que dice que hay que crear un sistema de educación superior integrado aboliendo la fractura entre estudios técnicos no universitarios y estudios universitarios. Esto obligaría a repensar todo el sistema y no solo la educación universitaria. Conviene tener presente también que la educación superior será crecientemente lifelong education y por tanto requerirá nuevos modelos y mayor flexibilidad en la estructura de los trayectos y grados otorgados por el sistema. Para no mencionar Moocs, Oferta trasnacional, etc.
Referencias y MATERIALES
Este blog ha destacado una y otra vez, que el reto para todos los sistemas de educación superior del mundo es universalizar la cobertura de la educación superior y que esto suele implicar una mayor población en estudios universitarios (CINE 97 5a y 6) que en educación superior técnica (CINE 97 5b) tal cual muestran los cocientes regionales en la tabla anterior y el detalle para América Latina y el Caribe de la tabla siguiente
Respecto a los post previos, ver entre otros:
- Post sobre el artículo teórico de Martín Trow en 1973 respecto a los problemas del tránsito de la educación de élite a la educación de masas
- Post sobre la revisión de este artículo por Martin Trow en 2005 incluyendo el tema de la universalización
- Post sobre tendencias de la educación universitaria según la OECD en 2003 coincidente con TROW
- Post sobre la explosión de la matrícula de la educación superior en el mundo 1 (estadísticas de coberturas brutas al 2008)
- Post sobre la explosión de la matrícula de la educación superior en el mundo 2 (mapas en base a estadísticas de cobertura bruta 2008)
- Post sobre la posición de América latina ante la última Reunión de UNESCO que dice que la educación superior es un derecho humano universal
- Post sobre las propuestas de Consejo Nacional de Educación sobre el tema; de articulación de la educación superior técnica y universitaria entre otras
- Post sobre propuestas de política de educación superior que atiende el problema de articulación con secundaria
- Post sobre el reto de una educación superior inclusiva y de calidad
Dirección de la fuente de la foto
Los datos han sido tomados del Compendio Mundial de la Educación 2012; y las tablas han sido elaboradas por JFVG
Para descargar una hoja Excel con los datos de cobertura para 70 países, los resúmenes regionales y las tablas del post, hacer click AQUÍ
Juan Fernando Vega Ganoza