La Alianza para el Gran Cambio propone, a través de PPK Perú ahora o nunca, una reforma universitaria que coloque a algunas de las universidades peruanas en el grupo de las 300 mejores del mundo. Para ello aumentará los recursos que ellas dedica a la investigación (no sabemos con qué criterio se asignará); también cambiará la legislación para fomentar la investigación, despolitizar a las universidades, y aumentar los requisitos para ser profesor (no se especifica si se evaluará a los docentes actuales, o si solo será válido para los nuevos).
Y aunque no se refiere directamente a la universidad, el planteamiento de contar con una “variante técnica” de élite que se inicia luego del tercer grado de secundaria, que dure cinco años, y cuente con incentivos para su vínculo con la empresa. Esta idea podría comentarse como una forma de quitar presión a la idea de que hay que crear más universidades hasta universalizarla como nivel obligatorio de estudio.
En cualquier caso, presentamos en los párrafos siguientes la propuesta educativa completa tomados de “Perú, ahora o nunca. Hacia un país sin pobreza y con oportunidades para todos” (PPK, 2010).
“Mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria pública, sobre todo en las zonas más pobres del país. La última reforma educacional se inició con Alejandro Toledo y se aceleró con Alan García. Pero para que la educación escolar pública aumente de calidad, necesitamos varias acciones: a. un plan de mejora importante aunque gradual de la remuneración de los profesores; b. rehabilitación y reconstrucción de la infraestructura (por ejemplo, muchos colegios en la sierra y en la Amazonía no tienen baños); c. creación de un programa de libros y e-libros que facilite el acceso a estos en sus casas; d. construcción de nuevos colegios para evitar el actual sistema de dos turnos en muchos colegios, lo cual crea horarios difíciles para los alumnos. En la misma dirección, trabajan varios programas privados exitosos (como el de IPAE y el de Empresarios para la Educación) que se podrían extender a muchos más colegios públicos; la ayuda estatal a colegios apoyados por la Iglesia Católica debe expandirse, así como el nuevo programa de Colegios Maestros.
Tenemos que darle mucho más apoyo a la educación técnica. Debemos iniciar una revolución cultural que reconozca el mérito del técnico diplomado, aunque no tenga un grado universitario. Así como existe un sistema de “obras por impuestos”, deberíamos reconocer tributariamente a las empresas que apoyan a la educación técnica. Para empezar, propongo que el gobierno, junto con empresas líderes, creen entre 15 y 20 escuelas superiores técnicas agro-industriales-mineras en las principales regiones del Perú; los jóvenes entrarían por un examen al culminar tercero de media, irían como internos a estos institutos técnicos en los que, por cinco años, se especializarían en los conocimientos técnicos propios de una de tres grandes líneas: agricultura, industria o minería.
Reforma universitaria. El Perú tiene casi 100 universidades, más numerosas sucursales de las mismas. Hay gran entusiasmo entre la mayoría de estudiantes, pero ninguna de las universidades peruanas está entre las primeras 300 del mundo. El porcentaje de recursos dedicados a la investigación, con muy pocas excepciones (como la Universidad Agraria, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Cayetano Heredia de ciencias médicas), es casi nulo. Las leyes que rigen la vida universitaria alientan la politización del alumnado en vez de la calidad de la enseñanza. La verdadera reforma universitaria fomentará más investigación en las universidades, menos participación del alumnado en elecciones demasiado frecuentes (después de todo, los estudiantes están allí para aprender en vez de hacer política) y requisitos más exigentes para ser profesor.
Becas para estudios científicos superiores en el exterior. El gobierno y las grandes empresas deberían aprovechar el auge económico actual para establecer un sistema de becas de alto nivel para estudios científicos en universidades reconocidas del mundo. Chile lo ha hecho. Nosotros también debemos ir pensando en el futuro, para tener otras alternativas de desarrollo que vayan más allá de nuestra tradicional dependencia de actividades extractivas, agroindustriales y servicios.
Costo fiscal adicional por año: partiendo hoy de 4% del PBI en gasto e inversión en educación pública por año, llegar en 2015 a 6% del PBI.”
Sobre la propuesta, lo primero que se debe hacer es no dar mas licencias para nuevas universidades, luego las que existen deben pasar por un control de calidad, teniendo en cuenta que los profesores o "catedráticos" deben cumplir con los requisitos de selección y que la curricular debe pasar por una comisión especial donde estén presentes personajes ajenos alas universidades de rango inferior como las Alas Peruanas y otras parecidas.
No puede ser que puluen universidades que no tienen categoría y solo sacan plata a los papas y los alumnos no reciben la educación debida.
El incremento del número de universidades sigue la misma lógica de presión social con la que antes creció la educación básica; también sin garantía de calidad. Crecen universidades privadas y crecen universidades públicas, ambas sin financiamiento suficiente; ambas sin catedráticos acreditados. Lo saben los catedráticos de las universidades públicas que, sin embargo, demandan homologación del mismo modo como los maestros del sector público demandan incrementos salariales planos. El problema es que el control de calidad de las instituciones, públicas o privadas, requiere de un actor político que represente los intereses generales y enfrente intereses adversos a estos. No hemos encontrado la manera de construir ese actor. Más fácil es ofrecer duplicar el presupuesto público…