The Chronicle of Higher Education (20/10/2014): La universidad y las ciudades tienen más en común de lo que uno creería: ambas concentran una cantidad masiva de potencial humano, lo que impulsa el desarrollo colectivo intelectual y económico. Sin embargo, mientras hemos aprendido que, más allá de ofrecer fácil acceso a múltiples servicios, el éxito de las ciudades como modelo de convivencia radica en que estas propician y garantizan un mínimo de seguridad para la interacción humana, las universidades insisten en invertir miles de dólares en servicios, actividades y una experiencia que aleja a los alumnos del campus en vez de enfocarse en lo esencial para la interacción académica. En ese sentido, si la universidad quiere sobrevivir la crisis que varios críticos predicen debe aprender las lecciones de la más grande experiencia urbana conocida.