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Salon (11/10/2014): En medio del entusiasmo por las nuevas tecnologías que permiten acceso rápido y barato a libros, es fácil ignorar lo que se pierde con el cambio hacia el formato digital. ¿Puede acaso una pantalla darnos lo mismo que un libro? ¿Cómo afecta ello la manera en que generamos conocimiento? W. Andrew Ewell, asistente de docencia en la universidad de Kentucky, sostiene que a pesar de lo útiles que pueden ser los e-books, iPhones y demás, estos aparatos implican una barrera a la relación personal entre el lector y el texto, que alimenta el pensamiento crítico y el contraste de ideas. Con la nueva tecnología, enfocada en el consumo, ¿no estaremos perdiendo algo de eso, especialmente con su entrada en las aulas?