El País (14/03/2014): La filosofía ha desertado de su misión de proponer un relato totalizador a la sociedad. La Universidad se ha quedado sin iniciativa. La orfandad teórica ha permutado en la historia o la crítica a la modernidad.
“Este artículo no es un artículo sino un telegrama que mando a los lectores. No caeré en la tentación de agotar el limitado espacio disponible con nombres de filósofos y títulos de libros. Citaré sólo unos pocos para ilustrar la tesis principal. Y no mencionaré a los españoles porque a todos me los encuentro en el ascensor. Y no porque hubiera decir de ellos cosas poco amables. Todo lo contrario: es una desconcertante paradoja que la ausencia de gran filosofía coincida en el tiempo con la generación de profesores de filosofía más competente, culta y cosmopolita que ha existido nunca, al menos en España, y yo ante ellos, de los que tanto he aprendido, me descubro con admiración. En todo caso temería encontrarme en el ascensor sólo a los no citados.”
Para recuperarse como gran filosofía, la disciplina debe hallar el modo de proponer un ideal cívico para el hombre democrático… y hacerlo además con buen estilo.