Desde el Perú para el Mundo

Por: Dra. Véronique Lecaros* | El Papa Francisco dejó una importante reflexión no solo para los católicos.

César Zamalloa

El Papa Francisco es consciente de los múltiples males que afectan y amenazan la humanidad. Es por eso que se dirige a todos los hombres y mujeres del mundo.

En unos días ¿qué quedará del fervor místico efervescente que impresiono tanto al Papa Francisco en su visita al Perú? ¿Viviremos mejor? Francisco ha denunciado uno por uno los males de la sociedad peruana: la “decadencia” en el ámbito político, la corrupción, la trata de personas, el feminicidio, la depredación de la naturaleza, la persecución de los pueblos originarios, la marginación de inmensas mayorías, las divisiones en la Iglesia católica, el consumismo, la indolencia, etc. Ciertamente, el Papa no vino con una barrita mágica para transformarnos pero ha provocado en todos nosotros un fuerte remezón de conciencia y esta es la semilla sembrada por Francisco durante su visita.

Sin embargo, el efecto Francisco no se limita al Perú, tiene amplias dimensiones. El Santo Padre es un profeta y además un brillante estratega. El Papá en vez de abocarse a la formación sectaria de un grupito de puros que cumplan las normas eclesiales, asume la misión universal de la Iglesia católica (es el sentido etimológico de la palabra católica). Consciente de los múltiples males que afectan y amenazan la humanidad, el Papa se dirige a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Aprovechando la mundialización y el impacto arrollador de su carisma, Francisco nos invita a enfocar nuestras vidas de otra manera y así, propicia la generalización de un cambio de actitud. Sistemáticamente por sus palabras y sobre todo por sus gestos (una imagen vale mil palabras), nos llama a preocuparnos por nuestros semejantes y a cuidar de nuestra tierra. Como siempre lo remarca Francisco, todo está relacionado: “no hay ecología sin una adecuada antropología” (Laudato Sí, §118). En este sentido, el encuentro en Puerto Maldonado con los pueblos originarios es en palabras de Francisco “una señal al mundo”: representa una ilustración de la encíclica Laudato Sí (sobre el cuidado de la casa común) y a la vez es el primer eslabón para la preparación del sínodo sobre la Amazonía previsto para 2019.

Pero no olvidemos, Francisco no es un activista, es un religioso jesuita y como tal inspirándose en su fundador, San Ignacio, nos invita a: “Poner todos los medios como si todo dependiese de uno pero confiando totalmente en Dios porque todo depende de Él”. Actuemos, pues! Y “que no nos roben la esperanza!”, como dijo Francisco.

*Teóloga de la Pontificia Universidad Católica. Docente de  la Maestría en Gerencia Social Pontificia Universidad Católica.