escoge la vida

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Escoge la Vida

Tener logros, éxito, bienestar y seguridad en la vida es siempre deseable. Pero en lo profundo de nuestro ser, tal vez para muchos no es suficiente para tener plenitud y felicidad si aspiramos a una vida trascendente y espiritualmente orientada.

¿Cómo uno interpreta la espiritualidad? ¿es una forma de vivir con significado y propósito aquí y ahora, o es la esperanza de una continuidad después de la muerte? ¿Es posible la trascendencia espiritual?

El libro La Montaña Mágica de Thomas Mann, plantea el reconocimiento de que el sufrimiento y la muerte pueden ser portales hacia una comprensión más profunda del espíritu.

Sería posible una transformación, pasando por experiencias límites, incluso las llamadas “experiencias cercanas a la muerte” en las cuales muchas personas que sobreviven a una situación crítica narran una vivencia relativamente uniforme y claramente articulada, con elementos comunes como una intensa mirada retrospectiva a la propia vida y un sentimiento de ligereza, de paz interior profunda; y a veces también hay una especie de encuentro con la luz tal como señalan diversas investigaciones realizadas en distintos países y culturas.

¿Qué permanece de la persona una vez que ha abandonado este mundo?

  1. Su Legado y huella en el mundo
    Desde una visión humanista y terrenal, lo que permanece son las acciones, valores y relaciones que la persona cultivó en vida. El impacto que tuvo en otros, su contribución a la sociedad, y las memorias que dejó en sus seres queridos son parte de su permanencia.

Es evidente que tras su paso por esta tierra, la persona espiritual regresa a su hogar incorpóreo, con una identidad distinta de la que había traído al nacer; lleva consigo la verdad sobre la vida que ha vivido la verdad que es indestructible e inmodificable del propio pasado que constituye la forma más segura de ser porque ya no es susceptible de modificación y eliminación por parte de ninguna fuerza del mundo…lo que un día fue verdad lo será para siempre; en ese sentido todo aquello que una persona haya decidido, producido, logrado, vivenciado, padecido, proyectado y llevado a término en algún momento de su vida, todo eso también se almacena, en la verdad incorruptible, como la plétora de la labor de la persona, o más aún como la identidad sin par que, en virtud de su labor irrepetible en la vida, dicha persona, ha desarrollado. Cada cual cincela, con sus actos su propio monumento decía Frankl.

2.  Permanece de la persona una vez que ha abandonado este mundo, la espiritualidad, que puede entenderse como una dimensión de conexión con algo más grande que uno mismo. Incluso después de la muerte, esa conexión permanece viva en quienes comparten nuestra visión y valores. Nuestra esencia continúa resonando en las vidas que tocamos y en el significado que co-creamos con otros.

Lo vivido, lo que está almacenado sobre nosotros tiene relevancia, la ha de tener si prevaleció el odio o el amor, si determinó nuestros actos la construcción o la destrucción, si hemos respondido a la invitación a colaborar en el bienestar o en el dolor de la creación. Frankl decía que al final cada quien es -según- su propio cielo o su propio infierno.

Más allá de la existencia que es todo lo que tenemos como cuerpo psicofísico, como persona existencial, experiencia ligada al tiempo y al espacio, está lo que somos en la vida, y esta vida no tendrá fin.

“La mágica Esperanza anuncia un día …/… ¡Esperad, esperemos todavía!” Rubén Darío

REFERENCIAS

Thomas Mann. La Montaña Mágica

Lukas E. y Batthyány A. Logoterapia y Análisis Existencial hoy. Herder.2022 pp.276 y ss

Rubén Darío. Cantos de Vida y Esperanza.

Imagen ‘Memories in Blue’ de Vincent van Gogh

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