Carmen Ollé confiesa que ha vivido. Entrevista a carmen Ollé

Carmen Ollé confiesa que ha vivido

Retrato de mujer sin familia ante una copa
Autor Carmen Ollé
Editorial Peisa
País Perú

En un libro difícil de clasificar, la reconocida escritora comparte ensayos, memorias y ficciones para poner en tela de juicio la honestidad como valor literario

Por Enrique Planas

El lector se pone a caminar, sea a lo largo del puente Villena, la contaminada avenida Abancay o los salones de la antigua Biblioteca Nacional con escritores como Roberto Bolaño, Rimbaud o Patricia Highsmith. Carmen Ollé no entiende la vida sin convertirla en una extensión literaria. La literatura está siempre allí para tolerar lo prosaico de la realidad. “Retrato de mujer sin familia ante una copa” es un libro que Ollé confiesa haber escrito en un momento muy difícil de su vida. “Llegó un momento en que me sentía una mujer virtual, sin vida propia. Toda mi vida estaba en la computadora, en Internet y en lo que leía. Prácticamente no veía a la gente”, señala la autora de “Noches de adrenalina”. Así, pues, el libro fraguó como un espacio para recordar a sus más amados escritores, a la vez de volverse a encontrar con la otra Carmen, la joven poeta de los años 70, que quería escribir, viajar y sentir la vida. “Era una forma de despedirme de ella”, explica.

En uno de sus ensayos reflexiona sobre la imposibilidad de plasmar el yo real en un texto. ¿El escritor no puede identificarse con lo que escribe?
Yo detesto las palabras “sinceridad” y “honestidad” cuando me hablan de literatura. La literatura es producto del trabajo, y la sinceridad puede ser un efecto literario. Alejandra Pizarnik, por ejemplo. Para parecer tan “sincera” ella corregía como una posesa. La literatura es un artificio.

Un aspecto muy interesante del libro es la imposibilidad de ubicarlo en un género. Hay ensayo, autobiografía, ficción…
Empecé a escribir el libro haciéndome un montón de preguntas angustiantes sobre lo que me rodeaba. Era un período difícil de mi cuerpo, no sabía adónde iba y de dónde venía. Empecé a leer muchos ensayos científicos sobre el origen de la vida, del universo. Ensayos científicos, de paleontología, de filosofía y arte. Los que menos me interesaban eran los ensayos literarios, que me parecían totalmente retóricos. La única manera de ubicarme era escribiendo así, fusionando géneros y estilos.

Lo divertido es que todos esos ensayos científicos, sobre la teoría de las supercuerdas o la física cuántica, los lee y comenta como si fueran textos de ficción…
¡Es que todo eso es ciencia ficción! Si lees a Stephen Hawking te darás cuenta de que nada de eso se puede comprobar. Es una ciencia ficción llena de probabilidades fantásticas. ¡Es Kafka cuántico! Me divierte mucho, aunque no entienda el 30% de cada libro.

Junto con Rimbaud, Roberto Bolaño es una presencia imprescindible en el libro. Cuenta que lo conoció de muy joven…
Lo conocí cuando tenía 24 años, cuando yo vivía con Enrique (Verástegui) en Barcelona. Él iba a la casa y se hizo muy amigo nuestro. Pero luego nos perdimos de vista. Solo volví a escribirle cuando publicó “Los detectives salvajes” para pedirle cuentas por un poeta peruano a quien no deja bien parado en su libro. Este libro fue una necesidad de escribir sobre él como un duelo por un amigo.

Otra presencia importante del libro es Patricia Highsmith. ¿Se siente identificada con ella?
Highsmith es un paradigma, una mujer extraña, solitaria. Es una gran escritora, y el título es un homenaje a ella. Su frialdad, su distancia con la vida real me parecen interesantísimas. No tenía más familia que sus gatos. Yo no tengo esa distancia, siempre he sido más apasionada. Éramos tres las identificadas con ella: Giovanna Pollarolo, Pilar Dugui y yo.

Una pregunta chismosa: ¿Por qué en el tono autobiográfico del libro Enrique Verástegui, su ex pareja, no aparece más que en una mención?
Porque Enrique ya cumplió su ciclo de vida conmigo. Estuvo diez años y tuvo bastante presencia. En mi libro “Una muchacha bajo su paraguas” está muy presente. En “Por qué hacen tanto ruido”, también. Las personas que han vivido con nosotros cumplen etapas.

Fuente: http://www.elcomercio.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-05-16/ImEcLuces0723404.html

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