El mundo de la “hiperrealidad” . Rememorando a Braudillard
Por: Miguel Wiñazki
Braudilard
La clave de su pensamiento es simple, pero estremecedora: vivimos bajo el imperio del simulacro. Y la parafernalia global y comunicacional en la que estamos inmersos es ese universo sin sustancia por el que transitamos sin pena ni gloria. Eso creía. Que los medios son los que construyen el mundo en el que vivimos, y que eso no es la realidad, sino, lo que él denominaba “la hiperrealidad”. La representación mediática (esencialmente) ha disuelto a la realidad: el mapa borró al territorio. Pensaba los medios desde la filosofía. El silencio, señalaba, por ejemplo, está expulsado de la televisión”. En realidad suponía, y tal vez con razón, que los medios en general “huyen del silencio”. El sonido y la furia de la revolución mediática bombardea a las audiencias con ilusiones, con construcciones, y disuelve lo inconveniente. Por eso afirmaba, en relación a la primera batalla de Irak que George Bush Senior sostuvo en 1991 contra Saddam Hussein y los suyos, que la guerra, esa guerra, no había tenido lugar. Las pantallas transmitían fulgores verdosos de misiles, se oían sonidos de bombas sin cesar pero no aparecía ninguna víctima. La guerra había sido un espectáculo apabullante, que coincidió con la irrupción de la CNN en todo el mundo, como vehículo transmisor de las batallas que convocaban tanto o más que un Mundial de Fútbol. Pero los espectadores no veían nada. Nada más que destellos y sonidos sin destino. La CNN había descompuesto la guerra conocida, en la que los cuerpos sangran y se desagran y gritan y caen, en un show surrealista de imágenes sucesivas pero sin lógica.
La guerra y la vida y la muerte se convirtieron en filme, en simulación, en ilusión. Los medios son máquinas de producir fantasmas, y entre ellos vivimos. Baudrillard fue una suerte de filósofo, de pensador de las apariencias, pero a diferencia de sus ilustres antecesores, desde Lucrecio hasta Descartes, aludió no sólo a lo aparente, sino a las factorías que las producen a cada segundo: los medios.
Concebía a los Estados Unidos como al reino mayúsculo de los simulacros, como al simulacro de los simulacros, y consideraba que su capital simbólica es Disneylandia.
Fue criticado, y muy critado, por Alan Sokal y Jean Bricmont en el libro Imposturas intelectuales. Lo acusaban junto a otros pensadores, en general franceses, de utilizar de manera abusiva y sin fundamentos conceptos científicos, aún desconociéndolos. Sokal, que es físico, se burla del concepto de espacio no-euclideano que utiliza Baudrillard, definido por el francés como aquel en el que todas las trayectorias se desvían por una “curvatura maléfica”. En ese contexto había considerado que el espacio real de la guerra del Golfo se había disuelto “por una curvatura maléfica”, en una suerte de no espacio o hiperrealidad. Sokal considera a eso mera cháchara y barniz lingüístico, y pura falta de rigor. Baudrillard se reía de sus detractores. “Simplemente utilizo metáforas”, dijo.
Para él la globalización convirtió a la vida en un videogame. Sin embargo la muerte elude al game. Es real y no hiperreal. De hecho, Baudrillard ha muerto.
Fuente: Clarin.com MIERCOLES 07 MAR 2007