El Origen del Ave Maria

El origen del Ave Maria

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Veamos ante todo cómo nació y cuál es su armónica estructura.

El Ave María consta de tres partes: la primera está tomada del saludo angélico: Ave, llena de gracia, el Señor es contigo (Lc 1,28). La segunda está formada por las palabras de alabanza que Isabel, pariente de la Virgen, y esposa de Zacarías, dirige a María al pisar su casita de Ain karim: Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre (Lc 1,42). La tercera parte es una invocación de la Iglesia de origen muy posterior: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Lo primero que hemos de advertir es que esta plegaria tiene origen divino y origen eclesiástico. El ángel e Isabel fueron los personajes inspirados por Dios. La Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, completó la primera oración a Nuestra Señora.

La estructura íntegra del Ave María necesitó un milenio — del siglo VI al siglo XVI — para alcanzar su actual formulación. Su historia se asemeja a un pequeño arroyo que poco a poco va adquiriendo volumen hasta formar un caudal amazónico, expresión del grandioso sentido de la fe.

No obstante, pueden fijarse algunos datos de indudable certeza. La vinculación del saludo de Gabriel con la alabanza de Isabel se debe a Severo de Antioquía, que falleció el año 538. En una vasija de barro encontrada en Luxor (Egipto) ya se leen estas palabras unidas. S
an Juan Damasceno, fallecido en el 749, las comenta en sus homilías. La Iglesia ha añadido los nombres de «María» al principio y de «Jesús» al final, siendo Urbano IV en el siglo XIII, su afortunado autor. El último añadido: «ahora y en la hora de nuestra muerte», aparece en un breviario cartujano del 1350, siendo asumido posteriormente por los trinitarios y camaldulenses.

En el año 1525 se encuentra ya en los catecismos populares. Puede afirmarse que la fórmula definitiva que ha llegado hasta nosotros fue fijada por Pío V en 1568, con ocasión de la Reforma litúrgica.

Hace pues, 432 años que los católicos rezamos en su forma actual esta incomparable plegaria mariana, mitad himno de alabanza, mitad súplica filial. Y no nos cansamos de repetirla por su irresistible encanto sobrenatural. Que nos sirva siempre para ser mejores discípulos de Jesús.

(Publicado por la Fundación Obra Cultural, perteneciente a la Archidiócesis de Barcelona – España, y dedicada a la difusión popular católica).

El Ave Maria

Fuente: WEB CATOLICO DE JAVIER

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San Bernardo, cada vez que pasaba por delante de una imagen de la Virgen María, le saludaba diciendo “Dios te salve, María”. Cuando San Bernardo murió y el cuerpo pasó por delante de la citada imagen, fue la propia Virgen María quien exclamó: “Dios te salve, hijo mío Bernardo”.
Bienaventurados aquellos labios y aquellos lugares en los que se pronuncia : “Ave María”.

Vamos a analizar las palabras del Ave María en detalle a continuación:

Dios te salve, María: es un saludo que limpia los labios y el corazón, no se pueden pronunciar esta palabras con reflexión y sentimiento, sin sentirse mas buenos; porque cuando los ojos de vuestro espíritu están fijos en María, se puede ser mas bueno, mas puro y mas caritativo. La amistad con María es causa de perfección porque infunde y transfunde las virtudes de tan buena Madre en quien humilde las pide.

Llena eres de Gracia: Humildad, prontitud, pudor, plegaria… ¿Que no encontró de excelso la palabra angélica para convertirse en la primera chispa del incendio de la Encarnación?. He aquí lo que se necesita, para atraer a Jesús, vuestra adherencia a la Gracia, vuestra acogida a la Gracia, vuestro multiplicar la Gracia, vuestro aspirar a la Gracia, el cuerpo para vivir necesita respirar aire y tomar aliento, el alma para vivir, debe respirar la Gracia, y el mejor ejemplo es María.

El Señor es contigo: Dios siempre esta con el alma en Gracia, Dios no se aleja cuando el tentador se acerca, se aleja solamente cuando se cede al Tentador y se corrompe el alma. Quien esta con Dios no es que no vea el mal, mas bien lo ve con mas claridad que muchos otros, pero el verlo no corrompe. El unido con Dios esta saturado de Dios, y cualquier otra cosa que no sea Dios queda en la superficie y no perturba el interior.

Bendita tú eres entre todas la mujeres: Esta bendición que a veces decimos imperfectamente, o que quizá ni la decimos a Aquella que con su sacrificio inicio la Redención, resuena continuamente en el Cielo, pronunciada con infinito amor por la Trinidad. Todo el Paraíso bendice a María, obra maestra de la Creación universal y Misericordia divina. Aun cuando toda la obra del Padre para crear de la nada a la tierra no hubiese servido sino para acoger a María, la obra creativa habría tenido su razón de ser, porque la perfección de María es tal, que Ella es testimonio de no solo de la sabiduría y el poder, sino del amor con el cual Dios ha creado el mundo.

Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús: Tenemos a Jesús porque treinta tres años antes María acepto beber el cáliz de la amargura, bendito el vientre purísimo que contuvo al Creador, y para dar una norma, sabed que Yo, Dios, no considero disminuirme a Mi mismo con infinito y venerante amor a mi Madre.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte: A la Madre de Dios le realizamos una invocación simétrica a la de “líbranos del mal”, del Padrenuestro. Se nos ha dado una Madre y un Padre. Si pedimos al Padre que nos libre del Mal, ¿no pediremos a la Madre que aleje de nosotros la muerte en pecado?. No debemos preocuparnos de la muerte en el significado humano, sino del Mal y de la Muerte en el significado sobrenatural.

Tenemos una Madre que es poderosa por su triple condición de Hija, Esposa y Madre de Dios, y si Cristo resucita a los muertos a la Gracia, María, cuando es realmente amada, impide que la muerte nos separe de su Hijo en la eternidad.

EL SANTO ROSARIO

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Catequesis de Juan Pablo II sobre Ángeles y Demonios

1 – La existencia de los ángeles revelada por Dios (9.VII.86)

1. Nuestras catequesis sobre Dios, Creador del mundo, no podían concluirse sin dedicar una atención adecuada a un contenido concreto de la revelación divina: la creación de los seres puramente espirituales, que la Sagrada Escritura llama ‘ángeles’. Tal creación aparece claramente en los Símbolos de la Fe, especialmente en el Símbolo niceno-constantinopolitano: Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas (esto es, entes o seres) ‘visibles e invisibles’. Sabemos que el hombre goza, dentro de la creación, de una posición singular: gracias a su cuerpo pertenece al mundo visible, mientras que, por el alma espiritual, que vivifica el cuerpo, se halla casi en el confín entre la creación visible y la invisible. A esta última, según el Credo que la Iglesia profesa a la luz de la Revelación, pertenecen otros seres, puramente espirituales, por consiguiente no propios del mundo visible, aunque están presentes y actuantes en él. Ellos constituyen un mundo específico.

2. Hoy, igual que en tiempos pasados, se discute con mayor o menor sabiduría acerca de estos seres espirituales. Es preciso reconocer que, a veces, la confusión es grande, con el consiguiente riesgo de hacer pasar como fe de la Iglesia respecto a los ángeles cosas que no pertenecen a la fe o, viceversa, de dejar de lado algún aspecto importante de la verdad revelada.La existencia de los seres espirituales que la Sagrada Escritura, habitualmente, llama ‘ángeles’, era negada ya en tiempos de Cristo por los saduceos (Cfr. Hech 23, 8). La niegan también los materialistas y racionalistas de todos los tiempos. Y sin embargo, como agudamente observa un teólogo moderno, ‘si quisiéramos desembarazarnos de los ángeles, se debería revisar radicalmente la misma Sagrada Escritura y con ella toda la historia de la salvación’ (.). Toda la Tradición es unánime sobre esta cuestión. El Credo de la Iglesia, en el fondo, es un eco de cuanto Pablo escribe a los Colosenses: ‘Porque en El (Cristo) fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creado por El y para El’ (Col 1, 16). O sea, Cristo que, como Hijo-Verbo eterno y consubstancial al Padre, es ‘primogénito de toda criatura’ (Col 1, 15), está en el centro del universo como razón y quicio de toda la creación, como ya hemos visto en las catequesis precedentes y como todavía veremos cuando hablemos más directamente de El.

3. La referencia al primado de Cristo nos ayuda a comprender que la verdad acerca de la existencia y acción de los ángeles (buenos y malos) no constituyen el contenido central de la Palabra de Dios.En la Revelación, Dios habla en primer lugar ‘a los hombres. y pasa con ellos el tiempo para invitarlos y admitirlos a la comunión con El’, según leemos en la Cons. ‘Dei Verbum’ del Conc. Vaticano II (n.2). De este modo ‘las profunda verdad, tanto de Dios como de la salvación de los hombres’, es el contenido central de la Revelación que ‘resplandece ‘ más plenamente en la persona de Cristo (Cfr. Dei Verbum 2).La verdad sobre los ángeles es, en cierto sentido, ‘colateral’, y, no obstante, inseparable de la Revelación central que es la existencia, la majestad y la gloria del Creador que brillan en toda la creación (‘visible’ e ‘invisible’) y en la acción salvífica de Dios en la historia del hombre. Los ángeles no son, criaturas de primer plano en la realidad de la Revelación, y, sin embargo, pertenecen a ella plenamente, tanto que en algunos momentos les vemos cumplir misiones fundamentales en nombre del mismo Dios.

4. Todo esto que pertenece a la creación entra, según la Revelación, en el misterio de la Providencia Divina. Lo afirma de modo ejemplarmente conciso el Vaticano I, que hemos citado ya muchas veces: ‘Todo lo creado Dios lo conserva y lo dirige con su Providencia extendiéndose de un confín al otro con fuerza y gobernando con bondad todas las cosas. “Todas las cosas están desnudas y manifiestas a sus ojos”, hasta aquello que tendrá lugar por libre iniciativa de las criaturas’. La Providencia abraza, por tanto, también el mundo de los espíritus puros, que aun más plenamente que los hombres son seres racionales y libres. En la Sagrada Escritura encontramos preciosas indicaciones que les conciernen.Hay la revelación de un drama misterioso, pero real, que afectó a estas criaturas angélicas, sin que nada escapase a la eterna Sabiduría, la cual con fuerza (fortiter) y al mismo tiempo con bondad (suaviter) todo lo lleva al cumplimiento en el reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

5. Reconozcamos ante todo que la Providencia, como amorosa Sabiduría de Dios, se ha manifestado precisamente al crear seres puramente espirituales, por los cuales se expresa mejor la semejanza de Dios en ellos, que supera en mucho todo lo que ha sido creado en el mundo visible junto con el hombre, también él, imborrable imagen de Dios. Dios, que es Espíritu absolutamente perfecto, se refleja sobre todo en los seres espirituales que, por naturaleza, esto es, a causa de su espiritualidad, están mucho más cerca de El que las criaturas materiales y que constituyen casi el ‘ambiente’ más cercano al Creador.La Sagrada Escritura ofrece un testimonio bastante explícito de esta máxima cercanía a Dios de los ángeles, de los cuales habla, con lenguaje figurado, como del ‘trono’ de Dios, de sus ‘ejércitos’, de su ‘cielo’. Ella ha inspirado la poesía y el arte de los siglos cristianos que nos presentan a los ángeles como la ‘corte de Dios’.

2 – La caída de los ángeles malos (23.VII.86)

Curso gratis creado por elbuscador . Extraido de: http://elbuscador.tresuvesdobles.com/?q=
30 Marzo 2005< anterior | 1 2 3 4 5 6 | siguiente > 1. Proseguimos hoy nuestra catequesis sobre los ángeles, cuya existencia, querida por un acto del amor eterno de Dios, profesamos (.).En la perfección de su naturaleza espiritual, los ángeles están llamados desde el principio, en razón de su inteligencia, a conocer la verdad y a amar el bien que conocen en la verdad de modo mucho más pleno y perfecto que cuanto es posible al hombre. Este amor es el acto de una voluntad libre, por lo cual también para los ángeles la libertad significa posibilidad de hacer una elección en favor o en contra del Bien que ellos conocen, esto es, Dios mismo.Hay que repetir aquí lo que ya hemos recordado a su debido tiempo a propósito del hombre: creando a los seres libres, Dios quiere que en el mundo se realice aquel amor verdadero que sólo es posible sobre la base de la libertad. El quiso, pues, que la criatura, constituida a imagen y semejanza de su Creador, pudiera de la forma más plena posible, volverse semejante a El: Dios, que ‘es amor’. Creando a los espíritus puros, como seres libres, Dios, en su Providencia, no podía no prever también la posibilidad del pecado de los ángeles. Pero precisamente porque la Providencia es eterna sabiduría que ama, Dios supo sacar de la historia de este pecado, incomparablemente más radical, en cuanto pecado de un espíritu puro, el definitivo bien de todo el cosmos creado

2. De hecho, como dice claramente la Revelación, el mundo de los espíritus puros aparece dividido en buenos y malos. Pues bien, esta división no se obró por la creación de Dios, sino en base a la propia libertad de la naturaleza espiritual de cada uno de ellos. Se realizó mediante la elección que para los seres puramente espirituales posee un carácter incomparablemente más radical que la del hombre y es irreversible, dado el grado de intuición y de penetración del bien, del que está dotada su inteligencia.A este respecto se debe decir también que los espíritus puros han sido sometidos a una prueba de Carácter moral. Fue una opción decisiva, concerniente ante todo a Dios mismo, un Dios conocido de modo más esencial y directo que lo que es posible al hombre, un Dios que había hecho a estos seres espirituales el don, antes que al hombre, de participar en su naturaleza divina.

3. En el caso de los espíritus puros la elección decisiva concernía ante todo a Dios mismo, primero y sumo Bien, aceptado y rechazado de un modo más esencial y directo del que pueda acontecer en el radio de acción de la libre voluntad del hombre. Los espíritus puros tienen un conocimiento de Dios incomparablemente más perfecto que el hombre, porque con el poder de su inteligencia, no condicionada ni limitada por la mediación del conocimiento sensible, ven hasta el fondo la grandeza del Ser infinito, de la primera Verdad, del sumo Bien. A esta sublime capacidad de conocimiento de los espíritus puros Dios ofreció el misterio de su divinidad haciéndoles participes, mediante la gracia, de su infinita gloria.Precisamente en su condición de seres de naturaliza espiritual, había en su inteligencia la capacidad, el deseo de esta elevación sobrenatural a la que Dios les había llamado, para hacer de ellos, mucho antes que del hombre, ‘partícipes de la naturaleza divina’, partícipes de la vida íntima de Aquel que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, de Aquel que, en la comunión de las tres Divinas Personas, ‘es Amor’.Dios había admitido a todos los espíritus puros, antes y en mayor grado que al hombre, a la eterna comunión de Amor.

4. La opción realizada sobre la base de la verdad de Dios, conocida deforma superior dada la lucidez de sus inteligencias, ha dividido también el mundo de los espíritus puros en buenos y malos.Los buenos han elegido a Dios como Bien supremo y definitivo, conocido a la luz de la inteligencia iluminada por la Revelación. Haber escogido a Dios significa que se han vuelto a El con toda la fuerza interior de su libertad, fuerza que es amor. Dios se ha convertido en el objetivo total y definitivo de su existencia espiritual.Los otros, en cambio, han vuelto la espalda a Dios contra la verdad del conocimiento que señalaba en Él el Bien total y definitivo. Han hecho una elección contra la revelación del misterio de Dios, contra su gracia, que los hacía partícipes de la Trinidad y de la eterna amistad con Dios, en la comunión con El mediante el amor. Basándose en su libertad creada, han realizado una opción radical e irreversible, al igual que la de los ángeles buenos, pero diametralmente opuesta: en lugar de una aceptación de Dios, plena de amor, le han opuesto un rechazo inspirado por un falso sentido de autosuficiencia, de aversión y hasta de odio, que se ha convertido en rebelión.

5. Cómo comprender esta oposición y rebelión a Dios en seres dotados de una inteligencia tan viva y enriquecidos con tanta luz? ¿Cuál puede ser el motivo de esta radical e irreversible opción contra Dios, de un odio tan profundo que puede aparecer como fruto de la locura?.Los Padres de la Iglesia y los teólogos no dudan en hablar de ‘ceguera’, producida por la supervaloración de la perfección del propio ser, impulsada hasta el punto develar la supremacía de Dios que exigía, en cambio, un acto de dócil y obediente sumisión. Todo esto parece expresado de modo conciso en las palabras ‘”No te servir !2, 20), que manifiestan el radical e irreversible rechazo de tomar parte en la edificación del reino de Dios en el mundo creado. ‘Satanás’, el espíritu rebelde, quiere su propio reino, no el de Dios, y se yergue como el primer ‘adversario’ del Creador, como opositor de la providencia, como antagonista de la amorosa sabiduría de Dios.De la rebelión y del pecado de Satanás, como también del pecado del hombre, debemos concluir acogiendo la sabia experiencia de la Escritura, que afirma: ‘En el orgullo está la perdición’ (Tob 4, 14).

3 – La misión de los ángeles (30.VII.86)

1. Según la Sagrada Escritura, los ángeles, en cuanto criaturas puramente espirituales, se presentan a la reflexión de nuestra mente como una especial realización de la ‘imagen de Dios’, Espíritu perfectísimo, como Jesús recuerda a la mujer samaritana con las palabras; ‘Dios es espíritu’ (Jn 4, 24).Los ángeles son, desde este punto de vista, las criaturas más cercanas al modelo divino. El nombre que la Sagrada Escritura les atribuye indica que lo que más cuenta en la Revelación es la verdad sobre las tareas de los ángeles respecto a los hombres: ángel (angelus) quiere decir, en efecto, ‘mensajero’. El término hebreo ‘malak’ -mélk-, usado en el Antiguo Testamento, significa más propiamente ‘delegado’ o ‘embajador’.Los ángeles, criaturas espirituales, tienen función de mediación y de ministerio en las relaciones entre Dios y los hombres. Bajo este aspecto la Carta a los Hebreos dirá que a Cristo se le ha dado un ‘nombre’, y por tanto un ministerio de mediación, muy superior al de los ángeles (Cfr. Heb 1, 4).

2. El Antiguo Testamento subraya sobre todo la especial participación de los ángeles en la celebración de la gloria que el Creador recibe como tributo de alabanza por parte del mundo creado.Los Salmos de modo especial se hacen intérpretes de esa voz cuando proclaman, p.e.: ‘Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo, todos sus ángeles.’ (Sal 148, 1-2).De modo semejante en el Salmo 102: ‘Bendecid a Yahvéh vosotros sus ángeles, que sois poderosos y cumplís sus órdenes, prontos a la voz de su palabra’ (Sal 102, 20). Este último versículo del Salmo 102 indica que los ángeles toman parte, a su manera, en el gobierno de Dios sobre la creación, como ‘poderosos ejecutores de sus órdenes’ según el plan establecido por la Divina Providencia.A los ángeles está confiado en particular un cuidado y solicitud especiales por los hombres, en favor de los cuales presentan a Dios sus peticiones y oraciones, como nos recuerda, p.e., el Libro de Tobías (Cfr. especialmente Tob 3, 17 y 12, 12), mientras el Salmo 90 proclama: ‘a sus ángeles ha dado órdenes. te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra'(Cfr. Sal 90, 1-12). Siguiendo el libro de Daniel, se puede afirmar que las funciones de los ángeles como embajadores del Dios vivo se extienden no sólo a cada uno de los hombres y a aquellos que tienen funciones especiales, sino también a enteras naciones (Dan 10, 13-21).

3. El Nuevo Testamento puso de relieve las tareas de los ángeles respecto a la misión de Cristo como Mesías y, ante todo, con relación al misterio de la encarnación del Hijo de Dios, como constatamos en la narración de la anunciación del nacimiento de Juan Bautista (Cfr. Lc 1, 11), de Cristo mismo (Cfr. Lc 1, 26), en las explicaciones y disposiciones dadas a María y José (Cfr. Lc 1, 30-37; Mt 1, 20-21), en las indicaciones dadas a los pastores la noche del nacimiento del Señor (Cfr. Lc 2, 9-15), en la protección del recién nacido ante el peligro de la persecución de Herodes (Cfr. Mt 2, 13).Más adelante los Evangelios hablan de la presencia de los ángeles durante el ayuno de Jesús en el desierto a lo largo de 40 días (Cfr. Mt 4, 11) y durante la oración en Getsemaní (Cfr. Lc 22, 43). Después de la resurrección de Cristo será también un ángel, que se aparece en forma de un joven, quien dirá a las mujeres que habían acudido al sepulcro y estaban sorprendidas por el hecho de encontrarlo vacío: ‘No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí. Pero id a decir a sus discípulos. ‘(Mc 16, 6-7). María Magdalena, que se ve privilegiada por una aparición personal de Jesús, ve también a dos ángeles (Jn 20, 12-17; cfr. también Lc 24, 4). Los ángeles ‘se presentan’ a los Apóstoles después de la desaparición de Cristo para decirles: ‘Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo?. Ese Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo’ (Hech 1, 11).Son los ángeles de la vida, de la pasión y de la gloria de Cristo. Los ángeles de Aquel que, como escribe San Pedro, ‘está a la diestra de Dios, después de haber ido al cielo, una vez sometidos a El ángeles, potestades y poderes’ (1 Pe 3, 22).

4. Si pasamos a la nueva venida de Cristo, es decir, a la ‘parusía’, hallamos que todos los sinópticos hacen notar que ‘el Hijo del hombre. vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles’ (así Mc 8, 38, Mt 16, 27 y 25, 31, en la descripción del juicio final; y Lc 9, 26; cfr. también San Pablo, 2 Tes 1, 7).Se puede, por tanto, decir que los ángeles, como espíritus puros, no sólo participan en el modo que les es propio de la santidad del mismo Dios, sino que en los momentos clave, rodean a Cristo y lo acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los hombres. De igual modo también toda la Tradición y el Magisterio ordinario de la Iglesia ha atribuido a lo largo de los siglos a los ángeles este carácter particular y esta función de ministerio mesiánico.

4 – Naturaleza de los ángeles (6.VIII.8)

1. En las últimas catequesis hemos visto cómo la Iglesia, iluminada por la luz que proviene de la Sagrada Escritura, ha profesado a lo largo de los siglos la verdad sobre la existencia de los ángeles como seres puramente espirituales, creados por Dios. Lo ha hecho desde el comienzo con el Símbolo niceno-constantinopolitano y lo ha confirmado en el Conc. Lateranense IV (1215), cuya formulación ha tomado el Conc. Vaticano I en el contexto de la doctrina sobre la creación: Dios ‘creó de la nada juntamente al principio del tiempo, ambas clases de criaturas: las espirituales y las corporales, es decir, el mundo angélico y el mundo terrestre; y después, la criatura humana que, compuesta de espíritu y cuerpo, los abraza, en cierto modo, a los dos’ (Cons. Dei Filius).O sea: Dios creó desde el principio ambas realidades: la espiritual y la corporal, el mundo terreno y el angélico. Todo lo que El creó juntamente(‘simuél’) en orden a la creación del hombre, constituido de espíritu y de materia y colocado según la narración bíblica en el cuadro de un mundo ya establecido según sus leyes y ya medido por el tiempo (‘deinde’).

2. Juntamente con la existencia, le fe de la Iglesia reconoce ciertos rasgos distintivos de la naturaleza de los ángeles. Su realidad puramente espiritual implica ante todo su no materialidad y su inmortalidad. los ángeles no tienen ‘cuerpo’ (si bien en determinadas circunstancias se manifiestan bajo formas visibles a causa de su misión en favor de los hombres), y por tanto no están sometidos a la ley de la corruptibilidad que une todo el mundo material. Jesús mismo, refiriéndose a la condición angélica, dirá que en la vida futura los resucitados ‘(no) pueden morir y son semejantes a los ángeles’ (Lc 20, 36).

3. En cuanto criaturas de naturaleza espiritual los ángeles están dotados de inteligencia y de libre voluntad, como el hombre pero en grado superior a él, si bien siempre finito, por el límite que es inherente a todas las criaturas. Los ángeles son también seres personales y, en cuanto tales, son también ellos, ‘imagen y semejanza’ de Dios.La sagrada Escritura se refiere a los ángeles utilizando también apelativos no sólo personales (como los nombre propios de Rafael, Gabriel, Miguel), sino también ‘colectivos’ (como las calificaciones de: Serafines, Querubines, Tronos, Potestades, Dominaciones, Principados), así como realiza una distinción entre Ángeles y Arcángeles. Aun teniendo en cuenta el lenguaje analógico y representativo del texto sacro, podemos deducir que estos seres-personas, casi agrupados en sociedad, se subdividen en órdenes y grados, correspondientes a la medida de su perfección y a las tareas que se les confía. Los autores antiguos y la misma liturgia hablan de los coros angélicos (nueve, según Dionisio el Aeropagita).La teología, especialmente la patrística y medieval, no ha rechazado estas representaciones tratando en cambio de darles una explicación doctrinal y mística, pero sin atribuirles un valor absoluto. Santo Tomás ha preferido profundizar las investigaciones sobre la condición ontológica, sobre la actividad cognoscitiva y volitiva y sobre la elevación espiritual de estas criaturas puramente espirituales, tanto por su dignidad en la escala de los seres, como porque en ellos podía profundizar mejor las capacidades y actividades propias del espíritu en grado puro, sacando de ello no poca luz para iluminar los problemas de fondo que desde siempre agitan y estimulan el pensamiento humano: el conocimiento, el amor, la libertad, la docilidad a Dios, la consecución de su reino.

4. El tema a que hemos aludido podrá parecer ‘lejano’ o ‘menos vital’ a la mentalidad del hombre moderno. Y sin embargo la Iglesia, proponiendo con franqueza toda la verdad sobre Dios creador incluso de los ángeles, cree prestar un gran servicio al hombre.El hombre tiene la convicción de que en Cristo, Hombre-Dios, en él (y no en los ángeles) es en quien se halla el centro de la Divina Revelación. Pues bien, el encuentro religioso con el mundo de los seres puramente espirituales se convierte en preciosa revelación de su ser no sólo como cuerpo, sino también espíritu, y de su pertenencia a un proyecto de salvación verdaderamente grande y eficaz dentro de una comunidad de seres personales que para el hombre y con el hombre sirven al designio providencial de Dios.

5. Notamos que la Sagrada Escritura y la Tradición llaman propiamente ángeles a aquellos espíritus puros que en la prueba fundamental de libertad han elegido a Dios, su gloria y su reino. Ellos están unidos a Dios mediante el amor consumado que brota de la visión beatificante, cara a cara, de la Santísima Trinidad. Lo dice Jesús mismo: ‘Sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos’ (Mt 18, 10). Ese ‘ver de continuo la faz del Padre’ es la manifestación más alta de la adoración de Dios.Se puede decir que constituye esa ‘liturgia celeste’, realizada en nombre de todo el universo, a la cual se asocia incesantemente la liturgia terrena de la Iglesia, especialmente en sus momentos culminantes. Baste recordar aquí el acto con el que la Iglesia, cada día y cada hora, en el mundo entero, antes de dar comienzo a la plegaria eucarística en el corazón de la Santa Misa, se apela ‘a los Ángeles y a los Arcángeles’ para cantar la gloria de Dios tres veces santo, uniéndose así a aquellos primeros adoradores de Dios, en su culto y en el amoroso conocimiento del misterio inefable de su santidad.

6. También según la Revelación, los ángeles, que participan en la vida de la Trinidad en la luz de la gloria, están también llamados a tener su parte en la historia de la salvación de los hombres, en los momentos establecidos por el designio de la Providencia Divina. ‘No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que han de heredar la salud?’, pregunta el autor de la Carta a los Hebreos (1, 14). Y esto cree y enseña la Iglesia, basándose en la Sagrada Escritura por la cual sabemos que la tarea de los ángeles buenos es la protección de los hombres y la solicitud por su salvación.Hallamos estas expresiones en diversos pasajes de la Sagrada Escritura, como por ejemplo en el Salmo 90, citado ya repetidas veces: ‘Pues te encomendará a sus ángeles para que te guarde en todos tus caminos, y ellos te levantarán en sus palmas para que tus pies no tropiecen en las piedras’ (90, 11-12). Jesús mismo, hablando de los niños y amonestando a no escandalizarlos, se apela a ‘sus ángeles’ (Mt 18, 10). Además, atribuye a los ángeles la función de testigos en el supremo juicio divino sobre la suerte del quien ha reconocido o renegado a Cristo: ‘A quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios. El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios’ (Lc 12, 8-9; cfr. Ap. 3,5). Estas palabras son significativas porque si los ángeles toman parte en el juicio de Dios, están interesados en la vida del hombre. Interés y participación que parecen recibir una acentuación en el discurso escatológico, en el que Jesús hace intervenir a los ángeles en la parusía, o sea, en la venida definitiva de Cristo al final de la historia (Cfr. Mt 24, 31; 25, 31. 41).

7. Entre los libros del Nuevo Testamento, los Hechos de los Apóstoles nos hacen conocer especialmente algunos episodios que testimonian la solicitud de los ángeles por el hombre y su salvación. Así, cuando el ángel de Dios libera a los Apóstoles de la prisión (Cfr. Hech 5, 18-20), y ante todo a Pedro, que estaba amenazado de muerte por la mano de Herodes (Cfr. Hech 12, 5-10). O cuando guía la actividad de Pedro respecto al centurión Cornelio, el primer pagano convertido (Cfr. Hech 10, 3-8; 11, 12©13), y análogamente la actividad del diácono Felipe en el camino de Jerusalén a Gaza (Hech 8, 26-29).De estos pocos hechos citados a título de ejemplo, se comprende cómo en la conciencia de la Iglesia se ha podido formar la persuasión sobre el ministerio confiado a los ángeles en favor de los hombres. Por ello, la Iglesia confiesa su fe en los ángeles custodios, venerándolos en la liturgia con una fiesta especial, y recomendando el recurso a su protección con una oración frecuente, como en la invocación del ‘Ángel de Dios’. Esta oración parece atesorar las bellas palabras de San Basilio: ‘Todo fiel tiene junto a sí un ángel como tutor y pastor, para llevarlo a la vida’ (Cfr. San Basilio, Adv. Eunomium, III, 1; véase también Santo Tomás, S.Th. I, q.11, a.3).

8. Finalmente es oportuno notar que la Iglesia honra con culto litúrgico a tres figuras de ángeles, que en la Sagrada Escritura se les llama con un nombre.El primero es Miguel Arcángel (Cfr. Dan 10, 13.20; Ap 12, 7; Jdt. 9). Su nombre expresa sintéticamente la actitud esencial de los espíritus buenos: ‘Mica-El’ significa, en efecto: ‘¿quien como Dios?’. En este nombre se halla expresada, pues, la elección salvífica gracias a la cual los ángeles ‘ven la faz del Padre’ que está en los cielos.El segundo es Gabriel: figura vinculada sobre todo al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios (Cfr. Lc 1, 19. 26). Su nombre significa: ‘Mi poder es Dios’ o ‘Poder de Dios’, como para decir que en el culmen de la creación, la Encarnación es el signo supremo del Padre omnipotente.Finalmente el tercer arcángel se llama Rafael. “Rafa-El’ significa: ‘Dios cura’, El se ha hecho conocer por la historia de Tobías en el antiguo Testamento (Cfr. Tob 12, 50. 20, etc.), tan significativa en el hecho de confiar a los ángeles los pequeños hijos de Dios, siempre necesitados de Custodia, cuidado y protección.Reflexionando bien se ve que cada una de estas tres figuras: Mica-El, Gabri-El, Rafa-El reflejan de modo particular la verdad contenida en la pregunta planteada por el autor de la Carta a los Hebreos: ‘¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio en favor de los que han de heredar la salvación?’ (1, 14).

5- El pecado y la acción de Satanás (13.VIII.86)

1. Continuando el tema de las precedentes catequesis dedicadas al artículo de fe referente a los ángeles, criaturas de Dios, vamos a explorar el misterio de la libertad que algunos de ellos utilizaron contra Dios y contra su plan de salvación respecto a los hombres.Como testimonia el Evangelista Lucas en el momento, en el que los discípulos se reunían de nuevo con el Maestro llenos de alegría por los frutos recogidos en sus primeras tareas misioneras, Jesús pronuncia una frase que hace pensar: ‘veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo’ (Lc 10, 18).Con estas palabras el Señor afirma que el anuncio del reino de Dios es siempre una victoria sobre el diablo, pero al mismo tiempo revela también que la edificación del reino está continuamente expuesta a las insidias del espíritu del mal. Interesarse por esto, como tratamos de hacer con nuestra catequesis de hoy, quiere decir prepararse al estado de lucha que es propio de la vida de la Iglesia en este tiempo final de la historia de la salvación (como afirma el libro del Apocalipsis. Cfr. 12, 7). Por otra parte, esto ayuda a aclarar la recta fe de la Iglesia frente a aquellos que la alteran exagerando la importancia del diablo o de quienes niegan o minimizan su poder maligno.Las precedentes catequesis sobre los ángeles nos han preparado para comprender la verdad, que la Iglesia ha transmitido, sobre Satanás, es decir, sobre el ángel caído, el espíritu maligno, llamado también diablo o demonio.

2. Esta ‘caída’, que presenta la forma de rechazo de Dios con el consiguiente estado de ‘condena’, consiste en la libre elección hecha por aquellos espíritus creados, los cuales radical y irrevocablemente han rechazado a Dios y su reino, usurpando sus derechos soberanos y tratando de trastornarla economía de la salvación y el ordenamiento mismo de toda la creación.Un reflejo de esta actitud se encuentra en las palabras del tentador a los progenitores: ‘Seréis como Dios’ o ‘como dioses’ (Cfr. Gen 3, 5). Así el espíritu maligno trata de transplantar en el hombre la actitud de rivalidad, de insubordinación a Dios y su oposición a Dios que ha venido a convertirse en la motivación de toda su existencia.

3. En el Antiguo Testamento, la narración de la caída del hombre, recogida en el libro del Génesis, contiene una referencia a la actitud de antagonismo que Satanás quiere comunicar al hombre para inducirlo a la transgresión (Cfr. Gen 3, 5). También en el libro de Job (Cfr. Job 1, 11; 2,5.7), vemos que satanás trata de provocar la rebelión en el hombre que sufre. En el libro de la Sabiduría (Cfr. Sab 2, 24), satanás es presentado como el artífice de la muerte que entra en la historia del hombre juntamente con el pecado.

4. La Iglesia, en el Conc. Lateranense IV (1215), enseña que el diablo (satanás) y los otros demonios ‘han sido creados buenos por Dios pero se han hecho malos por su propia voluntad’. Efectivamente, leemos en la Carta de San Judas: . a los ángeles que no guardaron su principado y abandonaron su propio domicilio los reservó con vínculos eternos bajo las tinieblas para el juicio del gran día’ (Jds 6). Así también en la segunda Carta de San Pedro se habla de ‘ángeles que pecaron’ y que Dios ‘no perdonó. sino que, precipitados en el tártaro, los entregó a las cavernas tenebrosas, reservándolos para el juicio’ (2, 4).Está claro que si Dios ‘no perdonó’ el pecado de los ángeles, lo hace para que ellos permanezcan en su pecado, porque están eternamente ‘en las cadenas’ de esa opción que han hecho al comienzo, rechazando a Dios, contra la verdad del bien supremo y definitivo que es Dios mismo. En este sentido escribe San Juan que: ‘el diablo desde el principio peca’ (1 Jn 3, 3). Y ‘ él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él’ (Jn 8, 44).

5. Estos textos nos ayudan a comprender la naturaleza y la dimensión del pecado de satanás, consistente en el rechazo de la verdad sobre Dios, conocido a la luz de la inteligencia y de la revelación como Bien infinito, amor, y santidad subsistente.El pecado ha sido tanto más grande cuanto mayor era la perfección espiritual y la perspicacia cognoscitiva del entendimiento angélico, cuanto mayor era su libertad y su cercanía a Dios. Rechazando la verdad conocida sobre Dios con un acto de la libre voluntad, satanás se convierte en ‘mentiroso cósmico’ y ‘padre de la mentira’ (Jn 8, 44). Por esto vive la radical e irreversible negación de Dios y trata de imponer a la creación, a los otros seres creados a imagen de Dios, y en particular a los hombres, su trágica ‘mentira sobre el Bien’ que es Dios. En el libro del Génesis encontramos una descripción precisa de esa mentira y falsificación de la verdad sobre Dios, que satanás (bajo la forma de serpiente) intenta transmitir a los primeros representantes del género humano: Dios sería celoso de sus prerrogativas e impondría por ello limitaciones al hombre (Cfr. Gen 3, 5). Satanás invita al hombre a liberarse de la imposición de este juego, haciéndose ‘como Dios’.

6. En esta condición de mentira existencial satanás se convierte -según San Juan- también en homicida, es decir, destructor de la vida sobrenatural que Dios había injertado desde el comienzo en él y en las criaturas ‘hechas a imagen de Dios’: los otros espíritus puros y los hombres; satanás quiere destruir la vida según la verdad, la vida en la plenitud del bien, la vida sobrenatural de gracia y de amor. El autor del libro de la Sabiduría escribe:. por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen’ (Sab 2, 24). En el Evangelio Jesucristo amonesta: . temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la gehena’ (Mt 10,28).

7. Como efecto del pecado de los progenitores, este ángel caído ha conquistado en cierta medida el dominio sobre el hombre.Esta es la doctrina constantemente confesada y anunciada por la Iglesia, y que el Concilio de Trento ha confirmado en el tratado sobre el pecado original (.): Dicha doctrina encuentra dramática expresión en la liturgia del bautismo, cuando se pide al catecúmeno que renuncie al demonio y a sus seducciones.Sobre este influjo en el hombre y en las disposiciones de su espíritu (y del cuerpo) encontramos varias indicaciones en la Sagrada Escritura, en las cuales satanás es llamado ‘el príncipe de este mundo’ (Cfr. Jn 12, 31; 14, 30;16, 11) e incluso ‘el Dios del siglo’ (2 Cor 4, 4). Encontramos muchos otros nombres que describen sus nefastas relaciones con el hombre: ‘Belcebú’ o ‘Belial’, ‘espíritu inmundo’, ‘tentador’, ‘maligno’ y finalmente ‘anticristo’ (1 Jn 4, 3). Se le compara a un ‘león’ (1 Pe 5, 8), a un ‘dragón’ (en el Apocalipsis) ya una ‘serpiente’ (Gen 3). Muy frecuentemente para nombrarlo se ha usado el nombre de ‘diablo’ del griego ‘diaballein’ -diaballein- (del cual ‘diabolos’),que quiere decir: causar la destrucción, dividir, calumniar, engañar. Y a decir verdad, todo esto sucede desde el comienzo por obra del espíritu maligno que es presentado en la Sagrada Escritura como una persona, aunque se afirma que no está solo: ‘somos muchos’, gritaban los diablos a Jesús en la región de las gerasenos (Mc 5, 9); ‘el diablo y sus ángeles’, dice Jesús en la descripción del juicio final (Cfr. Mt 25, 41).

8. Según la Sagrada Escritura, y especialmente el Nuevo Testamento, el dominio y el influjo de Satanás y de los demás espíritus malignos se extiende al mundo entero. Pensemos en la parábola de Cristo sobre el campo (que es el mundo), sobre la buena semilla y sobre la mala semilla que el diablo siembra en medio del grano tratando de arrancar de los corazones el bien que ha sido ‘sembrado’ en ellos (Cfr. Mt 13, 38-39). Pensemos en las numerosas exhortaciones a la vigilancia (Cfr. Mt 26, 41; 1 Pe 5, 8), a la oración y al ayuno (Cfr. Mt 17, 21). Pensemos en esta fuerte invitación del Señor: ‘Esta especie (de demonios) no puede ser expulsada por ningún medio sino es por la oración’ (Mc 9, 29).La acción de Satanás consiste ante todo en tentar a los hombres para el mal, influyendo sobre su imaginación y sobre las facultades superiores para poder situarlos en dirección contraria a la ley de Dios. Satanás pone a prueba incluso a Jesús (Cfr. Lc 4, 3-13) en la tentativa extrema de C contrastar las exigencias de la economía de la salvación tal como Dios le ha preordenado.No se excluye que en ciertos casos el espíritu maligno llegue incluso a ejercitar su influjo no sólo sobre las cosas materiales, sino también sobre el cuerpo del hombre, por lo que se habla de ‘posesiones diabólicas’ (Cfr. Mc 5,2-9). No resulta siempre fácil discernir lo que hay de preternatural en estos casos, ni la Iglesia condesciende o secunda fácilmente la tendencia a atribuir muchos hechos e intervenciones directas al demonio; pero en línea de principio no se puede negar que, en su afán de dañar y conducir al mal, Satanás pueda llegar a esta extrema manifestación de su superioridad.

9. Debemos finalmente añadir que las impresionantes palabras del Apóstol Juan: ‘El mundo todo está bajo el maligno’ (1 Jn 5, 19), aluden también a la presencia de Satanás en la historia de la humanidad, una presencia que se hace más fuerte a medida que el hombre y la sociedad se alejan de Dios. El influjo del espíritu maligno puede ‘ocultarse’ de forma más profunda y eficaz: pasar inadvertido corresponde a sus ‘intereses’: La habilidad de Satanás en el mundo es la de inducir a los hombres a negar su existencia en nombre del racionalismo y de cualquier otro sistema de pensamiento que busca todas las escapatorias con tal de no admitir la obra del diablo.Sin embargo, no presupone la eliminación de la libre voluntad y de la responsabilidad del hombre y menos aún la frustración de la acción salvífica de Cristo. Se trata más bien de un conflicto entre las fuerzas oscuras del mal y las de la redención. Resultan elocuentes a este propósito las palabras que Jesús dirigió a Pedro al comienzo de la pasión: . Simón, Satanás os busca para ahecharos como trigo; pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe’ (Lc 22,31).Comprendemos así por que Jesús en la plegaria que nos ha enseñado, el ‘Padrenuestro’, que es la plegaria del reino de Dios, termina casi bruscamente, a diferencia de tantas otras oraciones de su tiempo, recordándonos nuestra condición de expuestos a las insidias del Maligno.El cristiano, dirigiéndose al Padre con el espíritu de Jesús e invocando su reino, grita con la fuerza de la fe: no nos dejes caer en la tentación, líbranos del Mal, del Maligno. Haz, oh Señor, que no cedamos ante la infidelidad a la cual nos seduce aquel que ha sido infiel desde el principio.

6 – La acción de Satanás y la victoria de Cristo (20.VIII.86)

1. Nuestras catequesis sobre Dios, Creador de las cosas ‘visibles e invisibles’, nos ha llevado a iluminar y vigorizar nuestra fe por lo que respecta a la verdad sobre el maligno o Satanás, no ciertamente querido por Dios, sumo Amor y Santidad, cuya Providencia sapiente y fuerte sabe conducir nuestra existencia a la victoria sobre el príncipe de las tinieblas.Efectivamente, la fe de la Iglesia nos enseña que la potencia de Satanás no es infinita. El sólo es una criatura, potente en cuanto espíritu puro, pero siempre una criatura, con los límites de la criatura, subordinada al querer y al dominio de Dios. Si Satanás obra en el mundo por su odio a Dios y su reino, ello es permitido por la Divina Providencia que con potencia y bondad (‘fortiter et suaviter’) dirige la historia del hombre y del mundo. Si la acción de Satanás ciertamente causa muchos daños -de naturaleza espiritual- e indirectamente de naturaleza también física a los individuos y a la sociedad, él no puede, sin embargo, anular la finalidad definitiva a la que tienden el hombre y toda la creación, el bien. El no puede obstaculizar la edificación del reino de Dios en el cual se tendrá, al final, la plena actuación de la justicia y del amor del Padre hacia las criaturas eternamente ‘predestinadas’ en el Hijo-Verbo, Jesucristo. Más aún, podemos decir con San Pablo que la obra del maligno concurre para el bien y sirve para edificar la gloria de los ‘elegidos’ (Cfr. 2 Tim 2, 10).

2. Así toda la historia de la humanidad se puede considerar en función de la salvación total, en la cual está inscrita la victoria de Cristo sobre ‘el príncipe de este mundo’ (Jn 12, 31; 14, 30; 16, 11). ‘Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás’ (Lc 4, 8), dice terminantemente Cristo a Satanás.En un momento dramático de su ministerio, a quienes lo acusaban de manera descarada de expulsar los demonios porque estaba aliado de Belcebú, jefe de los demonios, Jesús responde aquellas palabras severas y confortantes a la vez :’Todo reino en sí dividido será desolado y toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá. Si Satanás arroja a Satanás, está dividido contra sí: ¿cómo, pues, subsistirá su reino?. Mas si yo arrojo a los demonios con el poder del espíritu de Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el reino de Dios’ (Mt 12, 25-26. 28). ‘Cuando un hombre fuerte bien armado guarda su palacio, seguros están sus bienes; pero si llega uno más fuerte que él, le vencerá, le quitará las armas en que confiaba y repartirá sus despojos’ (Lc 11, 21-22). Las palabras pronunciadas por Cristo a propósito del tentador encuentran su cumplimiento histórico en la cruz y en la resurrección del Redentor. Como leemos en la Carta a los Hebreos, Cristo se ha hecho partícipe de la humanidad hasta la cruz ‘para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a aquellos que estaban toda la vida sujetos a servidumbre’ (Heb 2, 14-15). Esta es la gran certeza de la fe cristiana: ‘El príncipe de este mundo ya está juzgado’ (Jn 16, 11); ‘Y para esto apareció el Hijo de Dios, para destruir las obras del diablo’ (1 Jn 3, 8), como nos atestigua San Juan. Así, pues, Cristo crucificado y resucitado se ha revelado como el ‘más fuerte’ que ha vencido ‘al hombre fuerte’, el diablo, y lo ha destronado.De la victoria de Cristo sobre el diablo participa la Iglesia: Cristo, en efecto, ha dado a sus discípulos el poder de arrojar los demonios (Cfr. Mt 10,1, y paral.; Mc 16, 17). La Iglesia ejercita tal poder victorioso mediante la fe en Cristo y la oración (Cfr. Mc 9, 29; Mt 17, 19 ss.), que en casos específicos puede asumir la forma de exorcismo.

3. En esta fase histórica de la victoria de Cristo se inscribe el anuncio y el inicio de la victoria final, la parusía, la segunda y definitiva venida de Cristo al final de la historia, venida hacia la cual está proyectada la vida del cristiano. También si es verdad que la historia terrena continúa desarrollándose bajo el influjo de ‘aquel espíritu que -como dice San Pablo- ahora actúa en los que son rebeldes’ (Ef 2, 2), los creyentes saben que están llamados a luchar para el definitivo triunfo del bien: ‘No es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires’ (Ef 6, 12).

4. La lucha, a medida que se avecina el final, se hace en cierto sentido siempre más violenta, como pone de relieve especialmente el Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento (Cfr. Ap 12, 7-9). Pero precisamente este libro acentúa la certeza que nos es dada por toda la Revelación divina: es decir, que la lucha se concluirá con la definitiva victoria del bien. En aquella victoria, precontenida en el misterio pascual de Cristo, se cumplirá definitivamente el primer anuncio del Génesis, que con un término significativo es llamado proto-Evangelio, con el que Dios amonesta a la serpiente: ‘Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer’ (Gen 3, 15). En aquella fase definitiva, completando el misterio de su paterna Providencia, ‘liberará del poder de las tinieblas’ a aquellos que eternamente ha ‘predestinado en Cristo’ y les ‘transferirá al reino de su Hijo predilecto’ (Cfr. Col 1, 13-14). Entonces el Hijo someterá al Padre también el universo, para que ‘sea Dios en todas las cosas’ (1 Cor 15, 28).

5. Con ésta se concluyen las catequesis sobre Dios Creador de las ‘cosas visibles e invisibles’, unidas en nuestro planteamiento con la verdad sobre la Divina Providencia. Aparece claro a los ojos del creyente que el misterio del comienzo del mundo y de la historia se une indisolublemente con el misterio del final, en el cual la finalidad de todo lo creado llega a su cumplimiento. El Credo, que une así orgánicamente tantas verdades, es verdaderamente la catedral armoniosa de la fe.De manera progresiva y orgánica hemos podido admirar estupefactos el gran misterio de la inteligencia y del amor de Dios, en su acción creadora, hacia el cosmos, hacia el hombre, hacia el mundo de los espíritus puros. De tal acción hemos considerado la matriz trinitaria, su sapiente finalidad relacionada con la vida del hombre, verdadera ‘imagen de Dios’, a su vez llamado a volver a encontrar plenamente su dignidad en la contemplación de la gloria de Dios. Hemos recibido luz sobre uno de los máximos problemas que inquietan al hombre e invaden su búsqueda de la verdad: el problema del sufrimiento y del mal. En la raíz no está una decisión errada o mala de Dios, sino su opción, y en cierto modo su riesgo, de crearnos libres para tenernos como amigos. De la libertad ha nacido también el mal. Pero Dios no se rinde, y con su sabiduría transcendente, predestinándonos a ser sus hijos en Cristo, todo lo dirige con fortaleza y suavidad, para que el bien no sea vencido por el mal.

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El Papa Benedicto XVI mantendría restricciones para comunión en la mano

El Papa Benedicto XVI mantendría restricciones para comunión en la mano

Fuente: ACIPRENSA
VATICANO, 24 Ago. 09 / 09:53 am (ACI)

El vaticanista italiano Andrea Tornielli informó que el Papa Benedicto XVI estaría considerando algunas modificaciones para la celebración de la Misa, mantendría la comunión en la mano como algo “extraordinario” y reformaría algunas partes del Misal para evitar abusos, darle mayor sacralidad a la Liturgia y favorecer la adoración eucarística.

En un artículo publicado en el diario Il Giornale y titulado “Ratzinger reforma la Misa: No más la hostia en la mano”, Tornielli explica que el 4 de abril de este año, el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, entregó al Santo Padre un documento con el resultado de una votación reservada, ocurrida el 12 de marzo durante la plenaria del mencionado dicasterio para lo que sería el primer paso hacia la “reforma de la reforma” auspiciada por el Pontífice.

Casi por unanimidad, explica el vaticanista, los obispos miembros de esta Congregación decidieron: “darle mayor sacralidad al rito, recuperar el sentido de la adoración eucarística, recuperar el latín en la celebración y la reelaboración de las partes introductorias del Misa para poner un freno a los abusos, experimentaciones y la creatividad inoportuna”.

Asimismo, señala, “se han mostrado favorables a reafirmar que el modo usual de recibir la comunión según las normas no es en la mano, sino en la boca. Si bien es cierto que existe un indulto que los permite, dado el pedido de algunos episcopados para distribuir la Eucaristía en la palma de la mano, esto debe permanecer como un hecho extraordinario.

Otra de las medidas sugeridas por el Cardenal Cañizares sería la de hacer que durante la consagración, al menos, el celebrante mire hacia el Oriente, “como sucedía antes de la reforma” litúrgica.

Estas proposiciones, inspiradas por el documento Sacrosanctum Concilium, están en línea con lo expresado por el Purpurado días atrás por la publicación mensual 30Giorni, a quienes dijo “a veces se ha cambiado por el simple gusto de cambiar respecto a un pasado percibido como del todo negativo y superado. A veces se concibe la reforma como una ruptura y no como un desarrollo orgánico de la Tradición”.

Las propuestas de los obispos también incluyen el mayor uso del latín, así como la publicación de misales bilingües, solicitud hecha en su momento por el Papa Pablo VI, señala Tornielli.

El vaticanista precisa además que el Papa Benedicto XVI ya ha aprobado estas solicitudes, pues están “perfectamente en línea con la idea más de una vez expresada por Joseph Ratzinger cuando era todavía Cardenal, como atestigua los extractos inéditos sobre la liturgia anticipados ayer por Il Giornale que serán publicados en el libro Davanti al Protagonista (Ante el Protagonista); presentado en la víspera del Encuentro de Rimini” que se realiza en Roma.

Tras resaltar que el Santo Padre sabe que no sirve de mucho “lanzar directivas desde lo alto, con el riesgo de que sean letra muerta”, Tornielli finaliza indicando que el estilo del Pontífice “es el de afrontar las cosas y sobre todo, el ejemplo. Como demuestra el hecho que, desde hace más de un año, quien desea recibir la comunión del Papa, debe arrodillarse sobre el reclinatorio preparado especialmente para las ceremonias.

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Tribunal Constitucional le da la razón al Arzobispado de Lima en caso PUCP

Fuente: RPP.COM.PE

El Tribunal Constitucional rechazó la acción de amparo presentada por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), en el marco del proceso que mantiene con el Arzobispado de Lima por la administración de los bienes de José de la Riva Agüero y Osma.

Ante esta sentencia, el abogado Jorge Avendaño anunció que la casa de estudios está considerando acudir a instancias internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para exigir que se enmienden las consecuencias de esta arbitrariedad.

En diálogo con RPP, consideró que el Tribunal Constitucional ha incurrido en una usurpación de funciones porque se ha pronunciado sobre temas que se discuten actualmente en tribunales ordinarios.

“Por ejemplo, una materia hereditaria, interpretar el testamento de Riva Agüero, eso no es competencia del Tribunal Constitucional, eso lo resuelven los tribunales ordinarios. Acá se planteó un amparo en defensa de los derechos fundamentales de la universidad a la propiedad y a la autonomía universitaria, eso no está tratado. No se da cuenta el tribunal que con esto está violando la autonomía universitaria”, manifestó.

Avendaño refirió que lo que la PUCP rechaza es que el Arzobispado de Lima pretenda administrar todos los bienes de dicha casa universitaria.

“Esta es una oportunidad que ha encontrado el Arzobispado para de algún modo controlar la universidad. Eso no va a pasar, porque por último que llegue un representante del arzobispo habrá 15 mil alumnos en la puerta”, enfatizó.

Por su parte, el abogado Natale Amprimo lamentó que Avendaño amenace con sacar a miles de alumnos de la universidad con tal de no cumplir el fallo del Tribunal Constitucional.

En ese sentido, explicó que la voluntad de Riva Agüero, en su testamento de 1938, era que sus bienes fueran administrados de por vida por una junta en la que participe el Arzobispado de Lima.

“En el año 1957 la Universidad Católica inicia un trámite judicial que concluye con una resolución que dispone que el testamento que regula los temas sucesorios de Riva Agüero es el año 1938. Eso permitió que la Universidad inscriba la propiedad de los bienes antes de cumplidos los 20 años”, indicó.

Por ello, discrepó con la opinión de su colega ya que es contraria a lo que en el año 1957 sostuvo la propia casa de estudios, el rector y lo que resolvió el Poder Judicial.
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La Semana que cambió al Mundo: Semana Santa

LA SEMANA QUE CAMBIÓ AL MUNDO: SEMANA SANTA

El verdadero significado de la SEMANA SANTA

Cada año los cristianos del mundo nos unimos en una gran oración para conmemorar el sacrificio que Jesucristo hizo en un madero, pagando el rescate de la humanidad sobre el pecado. Desde su entrada triunfal a Jerusalén, los preparativos de la última cena, su prisión, la tortura y crucifixión y su Resurrección, nos deja el camino a imitar para vencer al pecado y al mundo y obtener la gloria del Cielo.

Jesús venció las tentaciones, nos enseña a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y marcó el camino que la humanidad debe seguir para salvarse en el día de su próxima venida.

Esta Semana Santa debe recordarnos a todos los cristianos el camino a seguir para llegar a Dios Padre y disfrutar de su gloria en el Cielo y no apartarnos del camino de la salvación durante nuestra vida terrena.

JESUCRISTO EL REDENTOR

Cuando hace más de dos mil años llegó a la Tierra el Hijo de Dios, hecho hombre, su vida terrena tuvo como misión rescatar a la humanidad del pecado en el que estaba sumida por el pecado original de Adán y Eva, pagar dicho rescate con su vida y redimir al género humano.

Esta promesa hecha por Dios Padre y que es recordada en varios pasajes de la Biblia a través de los profetas, se cumplió (aunque el judaísmo actual no cree en la divinidad de Jesucristo como Hijo de Dios y lo considera solo un profeta más) y es por eso que el mundo cristiano conmemora con recogimiento el sacrificio de Jesucristo en el Gólgota.

“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: Santos seréis, porque santa SOY YO el Señor Dios vuestro Dios” Levítico 19. 2

semana santa krouillong comunion en la mano

CUARESMA: TIEMPO DE CONVERSIÓN.

Se da inicio al Tiempo de Cuaresma. Los Templos no muestran todo su esplendor, apagando varias de sus luces y retirando las flores en cuyo lugar colocan austeras plantas.

Es tiempo para acercarnos a Dios a través del Sacramento de la Confesión, también llamado Reconciliación.

La Cuaresma es el periodo de ayuno y penitencia observado por la tradición cristiana como preparación de la Pascua o conmemoración de la resurrección de Cristo.

En el ayuno cuaresmal los fieles comen con mesura durante los cuarenta días que dura esta época de recogimiento y ofrecen sacrificios como horas de trabajo, realizar trabajos o esfuerzos que no son de su agrado en situaciones normales, evitar discutir con parientes o conocidos de trabajos, controlar el carácter o simplemente ofrecer las penas y problemas que nos acontecen a diario como penitencia para este tiempo de Cuaresma.

Durante la Cuaresma nos preparamos para recordar la muerte y resurrección de Jesús. Es a la vez tiempo de conversión que supone la búsqueda de fidelidad al propio BAUTISMO, es decir, a la esencia de ser cristiano, y esto significa tratar de parecerse a Jesús de Nazaret, sólo de esta manera tendrá sentido el llegar a la Pascua y celebrarla.

Pasados los cuarenta días los cristianos están preparados para la Pascua, cuya celebración da inicio a la SEMANA SANTA con el Domingo de Ramos, Lunes, Santo, Martes Santo, Miércoles Santo, JUEVES SANTA, VIERNES SANTO, Sábado Santo y DOMINGO DE PASCUA. Cada día tiene su celebración y recordatorio propios, los cuales ilustraré y resumiré más adelante.

La Cuaresma es, en resumen, un período suficientemente largo y oportuno -previo a los días santos- para pedir a Dios Padre la gracia de la conversión de vida, ser cristianos de verdad, que nos ilumine con Su Misericordia y nos envíe su Santo Espíritu para poder llegar a conocer más y mejor a Su Hijo Jesús y el sacrificio que hizo por nosotros.

Existe la tradición de que el origen de la celebración de la Cuaresma surge en el Siglo IV d.C. con el propósito de preparar a aquellos que iban a recibir el sacramento del Bautismo en la Vigilia Pascual. Más tarde la preparación también la realizaban a los ya bautizados que querían reparar su infidelidad a su condición cristiana. La Iglesia Católica considera que este tiempo de Cuaresma es el tiempo propicio para hacer penitencia y buscar -con la Gracia de Dios- la conversión a nuestra condición de cristianos.

AYUNO Y ABSTINENCIA

El profeta Isaías en el capítulo 58 de su libro en la Biblia dice “El ayuno que le agrada a Dios: romper las cadenas de la injusticia, dejar libre al oprimido, poner fin a toda tiranía, compartir con el pobre, vestir al que no tiene ropa, socorrer al necesitado”.

Ayunar y abstenerse en este tiempo de Cuaresma no se refieren únicamente a dejar de comer o comer menos, significa abstenerse de decir malas palabras, de propagar chismes, de pecar, de mentir, de maltratar, dejar de comportarnos como lo hacemos en la forma que Dios no quiere, ser más como Cristo y menos como nosotros mismos. También implica la abstinencia de comida por respeto a un tiempo memorable que se aproxima y que es de verdadero pesar y penitencia porque en este tiempo -la Semana Santa- recordamos el sufrimiento de Cristo por nosotros y la Cuaresma debe servirnos para estar preparados para asumir la responsabilidad de nuestros actos y pecados y reconocer que Jesucristo los asumió por nosotros.

El ayuno y la abstinencia durante este tiempo de Cuaresma nos ayuda a controlar nuestros sentidos y dominar nuestro cuerpo para que no sean nuestras vanidades y frialdades las que nos dominen a nosotros en este tiempo de reflexión, las cuales sólo nos inclinan hacia el error, el desorden y el pecado.

SUCESOS BÍBLICOS, HECHOS HISTÓRICOS Y LA CELEBRACIÓN DE LOS CRISTIANOS.

DOMINGO: ENTRADA TRIUNFAL DE JESUCRISTO A JERUSALÉN.

Jesus ingresa en Jerusalen borrico krouillong comunion en la mano sacrilegio 2

Cuando Jesús ingresó en la ciudad de Jerusalén, sentado sobre un borrico, la gente tendió mantos por su camino y alfombró su paso con ramas de palmeras, tal como se acostumbraba saludar a los reyes.

San Mateo 21.11-11
San Marcos 11.1-11
San Lucas 19.28-40
San Juan 12.12-19
Salmo 118 25-26
Zacarías 9.9, 14.4
2 Reyes 9.13

¿Qué celebramos los cristianos? DOMINGO DE RAMOS

Se conmemora la entrada del Señor en Jerusalén y se acostumbra que luego de la Santa Misa salga la procesión de Nuestro Señor Jesucristo sentado sobre el borrico y la Bendición de las Palmas.

Con el recuerdo de Jesús ingresando en Jerusalén triunfante, montado sobre un borrico (o burrito) y en medio de la ovación de los pobladores que agitaban la Palmas y Olivos, el mundo católico y cristiano da inicio a la SEMANA SANTA.

Las Sagradas Escrituras relatan cómo Jesucristo ingresa en la ciudad santa de Jerusalén y es recibido con entusiasmo y ovación por sus pobladores, agitando las Palmas en señal de victoria (como se solía hacer para recibir a los reyes triunfantes).

En la actualidad las Palmas y Olivos se ofrecen en las afueras de las Iglesias para luego ser bendecidas por el sacerdote, antes de dar inicio a la Santa Misa, y con las cuales el pueblo recibirá al sacerdote a su ingreso en la Iglesia. Luego se procede a dar inicio al Santa Sacrificio de la Misa por el Domingo de Ramos.

Durante la Santa Misa el sacerdote ingresa luego de recitar el Evangelio y el pueblo le saluda con las Palmas, recordando el ingreso triunfal de Jesucristo en la Ciudad Santa.

“No temas ciudad de Sión, mira que tu Rey llega sentado en un borrico”
San Juan 12.13,  Zacarías 9.9

LUNES: MALDICIÓN DE LA HIGUERA ESTÉRIL. JESÚS EXPULSA A LOS MERCADERES DEL TEMPLO.

Jesus expulsa a los mercaderes del templo krouillong comunion en la mano es sacrilegio

San Marcos 11.12-14

San Lucas 19.46

¿Qué celebramos los cristianos? LUNES SANTO

Previo al Vía Crucis que iba a sufrir y luego de dormir en el pueblo de Betania, Jesús se acercó a una higuera que la encontró si fruto pese a tener hojas frondosas y dijo a la higuera “Nunca jamás nadie coma fruto de tí”.

Después de entrar al templo de Jerusalén, Jesús lo encuentra lleno de comerciantes a quienes echa del lugar a latigazos diciéndoles: “Escrito está: Mi Casa es Casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”.

Jesucristo: Concédeme un corazón sensible, generoso y valiente para ayudarte a cambiar el mundo. Que quiera poner mi granito de arena en la construcción de un mundo más humano y cristiano que te reconozca presente en la Eucaristía como Dios vivo.

Muchos intérpretes de las Sagradas Escrituras han interpretado el pasaje de la higuera estéril como analogía al pueblo judío que rechaza a Jesucristo como Dios, siendo un pueblo creyente y temeroso de Dios, con conocimiento y amplio respeto por las leyes mosaicas, rechazaron a muchos profetas en la antigüedad -incluyendo a Juan el Bautista- y tampoco aceptaron la divinidad de Jesucristo quien leía en el Templo las Sagradas Escrituras y se reconocía protagonista de dichos episodios que leía a través de los libros de los profetas, generando escándalo y rechazo por parte de los sacerdotes y altos miembros de la jerarquía eclesial de la época, pero también miles de seguidores en aquellos que comprendían sus explicaciones y enseñanzas en el templo.

Para muchos la higuera estéril es el pueblo de Israel que no cree hasta el día de hoy en la divinidad de Jesucristo y sólo lo consideran un profeta, pero que, según muchos santos de nuestros días, algún día dará frutos y ese será uno de los signos de la próximidad de la segunda venida de Jesús.

VER VIDEO DEL SERMON DEL PADRE CARLOS CANCELADO DONDE HABLA DE LA HIGUERA ESTÉRIL

MARTES: LECCIONES SOBRE LA ORACIÓN Y EL PERDÓN. JESÚS ES CUESTIONADO POR FARISEOS Y SADUCEOS. PREGUNTA SOBRE EL IMPUESTO AL CÉSAR.

Sermon de la Montaña krouillong comunion en la mano es sacrilegio3

San Mateo 11.20-26

San Mateo 22.15-22

San Marcos 12.13-17

San Lucas 20.20-6

¿Qué celebramos los cristianos? MARTES SANTO

Los judíos buscaban apresar a Jesús ya que debido a la resurrección de Lázaro, los muchos milagros que hacía y sus prédicas estaba convirtiendo a muchas personas, incluso judías que se retiraban del Templo para seguir a Jesús.

Destaca entre sus prédicas el versículo del Evangelio de San Lucas donde los fariseos, buscando que Jesús diga algo comprometedor, le preguntan “¿Es lícito pagar tributo al César o no?” a lo que Jesús les responde con rapidez -conociendo su intento de engañarle- “Traedme un denario. ¿De quién es este rostro? (Del César) Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Otro famoso versículo de San Lucas donde Jesús interroga a los sacerdotes y escribas diciéndoles “El bautismo de Juan ¿Venía del Cielo o de los hombres?” confundiéndoles hasta el dejarles sin respuesta, lo cual les enfurecía aún más.

MIÉRCOLES: JESÚS ES UNGIDO POR UNA MUJER EN BETANIA. ACUERDO DE JUDAS CON EL SANEDRÍN.

Mujer pecadora unge pies a Jesus krouillong comunion en la mano es sacrilegio

San Mateo 26.13
San Mateo 26.2-5
San Lucas 22.1-6

¿Qué celebramos los cristianos? MIÉRCOLES SANTO.

Hechos importantes sucederían el miércoles de esta semana santa.

Según el Evangelio de San Juan, Jesús, seis días antes de la Pascua, se queda en casa de Marta, hermana de Lázaro -el resucitado por Jesús- quien también estaba sentado a la mesa con el Señor, cuando se acercó María Magdalena con un frasco de costoso perfume y ungió los cabellos y pies de Jesús, enjugando sus pies con sus cabellos y besándolos. Éste acto de amor y agradecimiento de María Magdalena enfureció a Judas Iscariote quien replicó “¿Por qué no se vendió este perfume y se dio el dinero para los pobres?” y no estaba preocupado por los pobres sino por ser ladrón pues era él quien llevaba la bolsa del dinero de las limosnas, a lo que Jesús le respondió: “Déjala, que para el día de mi sepultura lo guardaba. Porque a los pobres los tendréis siempre con vosotros, más a Mí no siempre me tendréis”.

San Juan 12.1 -11

Es en este momento en que suceden dos hechos trascendentales. Según las visiones de Ana Catalina Emmerich en su libro LA AMARGA PASIÓN DE CRISTO, el gesto de María Magdalena de ungir los cabellos de Jesús con tan costoso perfume enfureció tanto a Judas Iscariote que ese mismo día tomó la resolución de tratar con los judíos el precio a convenir para entregarles a Jesús. Por otro lado, la respuesta de Jesús a Judas Iscariote va dirigida a todos sus discípulos y presentes y es el primer anuncio de su muerte, lo que causa gran tristeza y pesar entre sus discípulos.

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San Mateo en su Evangelio relata que uno de los doce llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?”. Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata, y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselos.

Este hecho es una llamada de atención para que no nos comportemos como Judas y pidamos al Señor que, de nuestra parte, no haya traiciones, ni alejamientos, ni abandonos.

Hay imágenes de Cristo crucificado que muestran una llaga profunda en la mejilla izquierda del Señor, y cuentan que esa llaga representa el beso de Judas.

Digámosle al Señor que deseamos serle fieles y cuando una tentación amenace arrojarnos por el suelo, pensemos que no vale la pena cambiar unas monedas por la felicidad de la vida eterna.

JUEVES SANTO: LA ÚLTIMA CENA. JESÚS PREDICE LA NEGACIÓN DE PEDRO Y LA TRAICIÓN DE JUDAS. INSTITUYE LA EUCARISTÍA Y EL ORDEN SACERDOTAL. LA ORACIÓN EN GETSEMANÍ.

La Ultima Cena Leonardo da Vinci krouillong comunion en la mano sacrilegio

San Marcos 14.12-25
San Mateo 26.20-35
San Marcos 14.32-42
San Mateo 26.36-46

¿Qué celebramos los cristianos? JUEVES SANTO: EL MANDATO DE AMOR FRATERNO, LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA Y EL ORDEN SACERDOTAL. LA AGONÍA EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ.

Después de la Santa Misa se celebra el lavatorio de los pies. Los cristianos acostumbran a recorrer las siete iglesias entre la tarde y la noche, recorriendo en cada una el Vía Crucis. El Jueves y Viernes Santo son fiestas de guardar por lo que es obligatorio el asistir a la Santa Misa. En este jueves santo se recuerda la institución de la Sagrada Eucaristía, regalo del Cielo para los hombres. Cristo se queda entre nosotros en Cuerpo y Sangre para fortalecernos conociendo nuestra debilidad humana.

El momento de ofrecer su vida en remisión de los pecados de la humanidad se acercaba y era tan grande su Amor que, en su sabiduría infinita, encontró la manera de irse y quedarse al mismo tiempo. Él mismo irá al Padre, pero permanecerá con los hombres para siempre bajo las especies del Pan y del Vino que luego de la Consagración se transforman en Su Cuerpo y Su Sangre, Su Alma y Su Divinidad.

San Juan relata que Jesús lavó los pies a los discípulos antes de la última cena. Juan 13.1-20
Con ese acto les dio una lección de humildad y a todos nosotros nos dejó la lección de estar limpios en cuerpo y alma antes de recibirle en la Sagrada Eucaristía.

Ana Catalina Emmerich en su libro LA AMARGA PASIÓN DE CRISTO relata cada detalle de sus visiones sobre la Institución de la Eucaristía, y relata que luego de que Jesús le dice a su discípulo Juan quién es el que le va a entregar, le da a comer el Pan remojado en Vino a Judas Iscariote. En ese momento, habiendo recibido la Eucaristía en pecado entró Satanás en él y Jesús le dijo: “Lo que tengas que hacer hazlo pronto” saliendo Judas Iscariote del cenáculo a prisa. los discípulos creían que iba a hacer algún recado que Jesús le había encargado, sin embargo, su traición ya estaba próxima.

Luego de cenar salió Jesús con sus discípulos al huerto de Getsemaní donde fue a orar. La mayoría de ellos se quedaron en un determinado lugar mientras que Jesús se adentró en el huerto con sus discípulos Pedro, Juan y Santiago (hermano de Juan). Es aquí donde Jesús les dice a ellos tres “Quedaos aquí mientras yo voy allá a orar” y adentrándose en una especie de cueva muy apartada fue donde tuvo las visiones de todo lo que le acontecería: vio los pecados de la humanidad por los cuales debería sacrificarse (y que jamás había podido concebir en su santa humanidad), contempló con anticipación las almas que habían de condenarse y contempló la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados y se quejó amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores.
En su tormento sudó sangre y fue atormentado por visiones del maligno que le tentaba una vez más para que desistiera de su misión.
También fue consolado por un ángel del Cielo quien le mostró la predestinación de aquellos que se salvarían mediante los méritos de Su Pasión y le consoló. Le dio de comer algo y le dio de beber de un Cáliz que llevaba consigo y dejándole desapareció (“La Amarga Pasión de Cristo” de Ana Catalina Emmerich).

VIERNES SANTO: ARRESTO DE JESÚS. JUICIO ANTE EL SANEDRÍN Y PONCIO PILATOS. PASIÓN Y CRUCIFIXIÓN DE JESÚS. SEPULTURA DE JESÚS.

jesus es crucificado la crucifixion de jesus krouillong comunion en la mano

San Marcos 14. 43-65
San Marcos 15.15-47
San Lucas 23.26-55

¿Qué celebramos los cristianos? VIERNES SANTO: EL DÍA DE LA PASIÓN DEL SEÑOR. DÍA DE AYUNO Y ABSTINENCIA. SE VENERA LA SANTA CRUZ Y SE REPRESENTA EL VÍA CRUCIS.

En el Viernes Santo se recuerda la Pasión de Jesús, desde la traición de su discípulo Judas Iscariote hasta Su muerte en la Cruz y Su sepulcro. Cada detalle de la Pasión de Jesús está resumido en la representación del Vía Crucis.

Este es el día para acompañar a Cristo con su Cruz. Se recuerda el juicio inicuo del Sumo Pontífice y todo el Sanedrín intentando presentar falsas pruebas, testigos y acusaciones contra Jesús sin éxito. Sólo cuando el Sumo Sacerdote le pregunta “¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito? y Jesús respondió al Sumo Sacerdote “Yo Soy. Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Padre viniendo entre las nubes del Cielo ” es que éste obtiene la justificación de acusarle por blasfemo, para ser condenado a muerte. Sin embargo, la ley no le permite a los judíos condenar a muerte, es por eso que Jesús es llevado donde el gobernador romano Poncio Pilatos (Judea era provincia conquistada por el imperio romano y por ello bajo su jurisdicción).

Pilato interroga y juzga a Jesús y aún sin encontrar razón alguna para condenarlo a muerte busca la manera de zafarse de dicha situación, cuando escucha que los sacerdotes le acusaban de crear escándalo desde Galilea hasta Jerusalén. Reconociendo a Jesús como Galileo, Pilatos decide enviarle a Jesús a Herodes por ser de su jurisdicción las ciudad de Galilea.

Herodes era hijo del rey Herodes que había ordenado la muerte de miles de niños sólo porque quería matar a Jesús y conociendo éste la historia del niño que su padre había intentado matar y sabiendo que ese niño era llamado Mesías, Rey de los Judíos, sale ansioso a interrogar a Jesús de quien se burla por no ser lo que esperaba (un gran rey) y ordenando a sus esclavos y servidores el burlarse de Jesús lo devuelve a Pilatos sin encontrar en él causa para matarle.

Pilatos quien no recibe la decisión de Herodes de devolverle a Jesús de buena gana, a causa del escándalo ocasionado, le manda flagelar para satisfacer a la muchedumbre -que estaba pagada por el Sumo Pontífice y el Sanedrín para pedir la muerte de Jesús. Luego de una brutal flagelación Pilatos cede ante las presiones del Sumo Sacerdote y el Sanedrín y lavándose las manos les entrega a Jesús para que sean ellos quienes le maten porque él lo encuentran inocente.

Desde aquí se inicia el encarcelamiento de Jesús, la preparación de Su Cruz por los trabajadores del Sanedrín y su largo camino hasta el Calvario donde es seguido de cerca por Su Santísima Madre María, su fiel discípulo Juan, María Magdalena y María la hermana de su madre, además de otras mujeres y hombres piadosos que le seguían de lejos.

Las Siete Palabras de Jesús en la Cruz.
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” San Lucas 23.34
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso” San Lucas 23.43
“He aquí a tu hijo, He aquí a tu madre” San Juan 19.26
“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado” San Mateo 27.46
“Tengo Sed” San Juan 19.28
“Todo está consumado” San Juan 19.30
“Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” San Lucas 23.46

Luego de su muerte en la Cruz, los judíos pidieron a Pilatos que les rompieran las piernas a los crucificados porque el sábado era un día de celebración y de guardar y los cuerpos no podían quedarse ahí para el siguiente día por lo que apresuraban su muerte, sin embargo, el soldado romano al ver a Jesús muerto le clava la lanza en el costado de donde brotó sangre y agua -sin romperle un hueso según las Sagradas Escrituras y lo dicho por los profetas.

Esta sangre y agua que brotó del costado de Jesús representados a través de la devoción de la Divina Misericordia (Santa Faustina Kowalska) por dos rayos: uno de color rojo y el otro de color blanco. El rayo de luz de color rojo representa la Sangre que da la vida y el rayo de color blanco representa el Agua que purifica las almas.

Nicodemo y José de Arimatea, judíos miembros del Consejo de Sacerdotes del Templo, pero que no habían estado de acuerdo con ese juicio inicuo al que sometieron a Jesús ni con las acusaciones en su contra, pidieron a Pilatos en secreto permiso para bajar su cuerpo de la Cruz, de donde le bajaron con ayuda de Su madre, Juan y las piadosas mujeres que ahí se encontraban aún. Le lavaron y ungieron preparando su cuerpo para la sepultura y lo colocaron en el sepulcro que José de Arimatea había comprado para sí, colocando una piedra delante de él le dejaron ahí por acercarse el día sábado.

SÁBADO SANTO: JESÚS REPOSA EN EL SEPULCRO. DESCENSO DE JESÚS A LOS INFIERNOS.

Jesus descendio a los infiernos krouillong limbo comunion en la mano sacrilegio 3

San Lucas 23.50-56
San Juan 19.38-42
1 San Pedro 3.19

¿Qué celebramos los cristianos? SÁBADO SANTO: LA SEPULTURA DEL SEÑOR Y EL SANTO SEPULCRO. SOLEMNE VIGILIA PASCUAL.

La comunidad cristiana no se reúne sino hasta la noche para celebrar la solemne vigilia pascual o la Misa de Gloria.

Cristo yace en el sepulcro y la Iglesia medita, admirada, lo que ha hecho por nosotros. Hay que guardar silencio para aprender del Maestro, al contemplar su cuerpo destrozado. Cada uno de nosotros debe considerarse responsable de esa muerte.

El sábado santo no es una jornada triste. El Señor ha vencido a Satanás y al pecado, y dentro de pocas horas vencerá también a la muerte con su Resurrección. Nos ha reconciliado con el Padre Celestial.

Esta es una noche de Vigilia en honor del Señor, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó.

Durante la vigilia la iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Comunión.

La Vigilia Pascual es la celebración más importante de todo el calendario cristiano. Celebramos con mayor esplendor y fervor porque creemos que Cristo ha resucitado de entre los muertos y vive y está presente entre nosotros en la Eucaristía.

Pidamos al Señor que nos transmita la eficacia salvadora de Su Pasión y de su Muerte, que es la Redención.

DOMINGO DE PASCUA: RESURRECCIÓN. SEPULCRO VACÍO. MENSAJE DEL ÁNGEL.

Pascua de Resurreccion krouillong comunion en la mano sacrilegio 4 Cristo Resucitado

San Marcos 16.1-8
San Juan 20.1-10
San Lucas 24.1-7

¿Qué celebramos los cristianos? DOMINGO DE PASCUA. DÍA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.

Se da inicio al Tiempo Pascual con la Eucaristía y Misas Solemnes. Los Templos vuelven a embellecerse con luces y flores.

El día Domingo comienza el Tiempo Pascual el cual durará hasta Pentecostés. La resurrección de Jesús es el punto de partida de nuestra fe, pues “Si Cristo no hubiera resucitado nuestra fe sería vana”, por lo tanto la buena nueva de la Salvación es aclamada por todos.

Durante el Tiempo Pascual se reemplaza el rezo de El Ángelus a las 6 am, 12 pm y 6 pm por el rezo o canto del Regina Caeli, desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés.

Aprende a rezar EL ÁNGELUS

Aprende a cantar el REGINA CAELI

Que esta Semana Santa Dios les conceda a todos las Gracias de una sincera conversión y una buena confesión.

Karla Rouillon Gallangos

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Recuerda que los demonios son RESPONSABLES del pecado pero tú eres CULPABLE por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con el pecado. ¡Confiésate bien!

 

La comunión en la mano es SACRILEGIO y PECADO y nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano, pues la excepción que la permite dice que es “sólo para el fiel que lo desea”.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Fuentes: La Santa Biblia, Diario El Comercio “Siete días para la Pascua” por Alfredo Oshiro y “Colección Fe y Esperanza” de Editora Lider.

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Novena a la Divina Misericordia

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“Deseo -dijo el Señor a Sor Faustina- que durante esos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de mi misericordia. Y a todas estas almas yo las introduciré en la casa de mi Padre. Cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga pasión.”

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

Santa Faustina dice en su diario: “Jesús quiere que el Domingo de la Misericordia vaya precedido por una Novena, rezando el rosario de la Misericordia.”

Jesús dice: “Durante esta novena concederé a las almas todas las Gracias”

La novena a la Divina Misericordia comienza el Viernes Santo y consiste en rezar la Coronilla de la Divina Misericordia, luego de cada oración correspondiente a cada día.

novena a la divina misericordia krouillong comunion en la mano primer dia

PRIMER DÍA

“Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.”

Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa pasión muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

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SEGUNDO DÍA

“Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelas en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.”

Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.

Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

novena a la divina misericordia krouillong comunion en la mano tercer dia

TERCER DÍA

“Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.”

Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre celestial.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

novena a la divina misericordia krouillong comunion en la mano cuarto dia

CUARTO DÍA

“Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.”

Jesús compasivísimo, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu corazón lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también, unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia, y no los dejes salir de la morada de Tu corazón desbordante de piedad.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu Hijo, y a las de aquellos que todavía no te conocen, pero anidan en el Compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

novena a la divina misericordia krouillong comunion en la mano quinto dia

QUINTO DÍA

“Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga pasión, desgarraron mi cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi pasión.”

Jesús misericordiosísimo que eres la bondad misma, tú no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu compasivísimo Corazón sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo y su amarga pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

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SEXTO DÍA

“Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.”

Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho: Aprended de mí que soy manso y humilde de Corazón. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te proporcionan.

Bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

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SÉPTIMO DÍA

“Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron mi pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una luz especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.”

Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Esta almas no serán juzgadas severamente, sino que tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.

Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran tu mayor atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a ti, oh Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo que: a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, yo mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

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OCTAVO DÍA

“Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi justicia.”

Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí que yo llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a tu justicia. Que los torrentes de sangre y agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.

Rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

novena a la divina misericordia krouillong comunion en la mano noveno dia

NOVENO DÍA

“Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este cáliz, si es tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.”

Jesús misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén. (1209-1229)

CELEBRACIÓN DE LA FIESTA DE LA MISERICORDIA

El Señor Jesús desea que ese día la imagen de la Misericordia sea bendecida solemnemente y venerada en público, es decir, litúrgicamente; que los sacerdotes hablen a las almas de esta inmensa e insondable misericordia de Dios.

Los fieles, para recibir estos grandes dones con los cuales el Señor Jesús desea colmar a cada hombre y a toda la humanidad, tienen que estar en el estado de la gracia santificante (después de confesarse), cumplir las condiciones de la devoción a la Divina Misericordia, es decir, confiar en Dios y amar activamente al prójimo, y beber de la Fuente de Vida, es decir, recibir la santa Comunión.

De acuerdo con el deseo del Señor Jesús, la fiesta ha de celebrarse el primer domingo después de Pascua, lo que indica una estrecha relación que hay entre el misterio de redención y esta fiesta. La liturgia de ese día alaba con la máxima plenitud a Dios en el misterio de su misericordia.

Jesús dice: “El Domingo siguiente a la Pascua de Resurrección se celebrará la Fiesta de la Misericordia. Ese día, los Sacerdotes deberán predicar a las almas de mi infinita Misericordia. El alma que acuda a la Confesión y reciba la Sagrada Eucaristía, obtendráel perdón total de sus culpas y del castigo.”

Si no la conoces aún aprende a rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

 

ET LUX IN TENEBRIS LUCET ¿Sabes de dónde proviene el lema de la PUCP?

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“ET LUX IN TENEBRIS LUCET”

¿Sabes de dónde proviene el lema de la PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ -PUCP?

De la BIBLIA, para ser exactos del Evangelio según San Juan 1,1-18.

Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron. Hubo un hombre enviado de Dios, de nombre Juan. Vino éste a dar testimonio de la luz, para testificar de ella y que todos creyeran por él. No era él la luz, sino que vino a dar testimonio de la luz. Era la luz verdadera que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre. Estaba en el mundo y por Él fue hecho el mundo, pero el mundo no le conoció. Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron. Más a cuantos le recibieron dióles el poder de venir a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre; que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios, son nacidos.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de Él clamando: Éste es de quien os dije “El que viene detrás de mí ha pasado delante de mí, porque era primero que yo.” Pues de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia. Porque la Ley fue dada por Moisés, la gracia y la verdad vino por Jesucristo. A Dios nadie le vió jamás; Dios unigénito, que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer.
Ahora en latín, como se rezaba en la Iglesia Católica primitiva de los primeros siglos y hasta 1965, y como seguimos haciendo los católicos que guardamos la tradición.
In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in princípio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: In ipso vita erat, et vita erat lux hóminum: et lux in ténebris lucet, et ténebrae ean non comprehendérunt. Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Joánnes. Hic venit in testimónium, ut testimónium perhibéret de lúmine, ut omnes créderent per illum. Non erat ille lux, sed ut testimónium perhibéret de lúmine. Erat lux vera, quae illúminat omnem hóminem veniéntem in hunc mundum. In mundo erat, et mundus per ipsum factus est, et mundus eum non cognóvit. In propia venit, et sui eum non recepérunt. Quotquot autem recepérunt eum, dedit eis potestátem fílios Dei fieri, his, qui credunt in nómine ejus: qui non ex sanguínibus, neque ex voluntáte carnis, neque ex voluntáte viri, sed ex Deo nati sunt.
ET VERBUM CARO FACTUM EST et habitávit in nobis: et vídimus glóriam ejus, glóriam quasi Unigéniti a Patre, plenum grátiae et veritátis.

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Fátima y el Infierno

Fátima y el Infierno
Por el R.P. Bertrand Labouche
Sacerdote F.S.S.P.X La Reja, Argentina

Video sobre la Virgen de Fatima para Niños
http://www.convicciontv.cl/infantiles/virgen-de-fatima.html

En Fátima, Nuestra Señora recordó a los hombres sus postrimerías:

El Cielo: “Soy del Cielo”, “Vas al Cielo y Jacinta y Francisco también”, “Cuando recéis el Rosario, diréis después de cada misterio: ¡Oh Jesús (…) lleva todas las almas al Cielo!”

El Purgatorio: “Amelia estará en el purgatorio hasta el fin del mundo”.

El Infierno: la Santísima Virgen, con un rostro grave, pidió cinco veces a los pastorcitos oraciones y sacrificios por la conversión de los pecadores: “Después de cada misterio del Santo Rosario diréis: ¡Oh Jesús mío, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.” Más aún, por la primera vez en la historia de sus apariciones, Nuestra Señora MOSTRÓ EL INFIERNO A LOS TRES NIÑOS.

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Fue el día 15 de julio de 1917, después de haber dicho estas palabras: “Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hicierais algún sacrificio: Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en desagravio por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”.

“Al decir estas últimas palabras, -escribe Lucía-, abrió de nuevo las manos como en los meses pasados. El reflejo parecía penetrar en la tierra y como un mar de fuego. Sumergidos en ese fuego demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o broceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas de las llamas que de ellas misma salían, juntamente con nubes de humo cayendo por todos los lados, semejantes al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.

 

(Debe haber sido a la vista de esto cuando di aquel “ay”, que dicen haberme oído).

Los demonios distinguíanse por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa. “Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista hacia Nuestra Señora, que nos dijo entre bondadosa y triste: «Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón»”.

“Mar de fuego, formas horribles de los demonios, gritos de desesperación”: Lo que vieron los pastorcitos corresponde perfectamente con las penas físicas y morales que sufren para siempre los que murieron en estado de pecado mortal. Ciertamente, esta visión es para nuestra época una gran gracia; pues en el espíritu del “hombre moderno”, la idea de poder ser condenado a un fuego eterno ha desaparecido progresivamente. Incluso se burla de eso. ¿Y cuál fue el instrumento principal de esta terrible anestesia? El silencio de los predicadores.

¿Cuántos gritan: “¡FUEGO!”, “¡FUEGO ETERNO!”?

San Alfonso, doctor de la Iglesia, decía que se consideraría culpable de un pecado mortal si no hubiese predicado sobre el infierno por lo menos una vez al año. Añadamos, como “instrumento”, la generación de los que no transmitieron a sus hijos las convicciones que habían recibido en la misma edad. “Lo que vieron los pastorcitos…”

Miles de almas se levantarán el día del juicio final: “Ustedes, que lo sabían, ¿por qué no nos avisaron? ¿Por qué nos tranquilizaron? Ustedes, que sabían en qué estado estábamos, ¿por qué no se preocuparon por nuestra conversión? ¿Por qué, por lo menos, no rezaron por nosotros?” La mejor de las Madres ha avisado a sus hijos. De hecho, la evocación de esta visión del infierno ha producido ya muchas veces efectos saludables en las almas, sobre todo con el apoyo de la oración y de la penitencia.

Todavía produce y seguirá produciendo estos efectos. La Santísima Virgen vino expresamente y usó este medio para impedir que otros hijos suyos cayeran en el abismo eterno de fuego y de desesperación. Hay personas que se extrañan de que Nuestra Señora haya revelado a unos niños un espectáculo tan espantoso y asqueroso. En general, para no decir casi siempre ¡estas personas necesitaban escuchar este relato para empezar a entender después que ellas mismas debían convertirse! Y comprenden entonces la pedagogía de Nuestra Señora, ejemplo de las madres: Las almas de los pastorcitos no se quedaron traumatizadas, “estresadas”, sino llenas de una lucidez sobrenatural, de fervor en la oración y de caridad apostólica por la conversión de los pobres pecadores. No los trastornó tanto el horror de la visión como la tristeza de María y el destino de los condenados al infierno.

Una enfermedad con llagas repulsivas provoca en el buen médico, no un invencible asco, sino el deseo de hacer todo para curarla. Del mismo modo, estos santos niños harán todo lo posible para que se salven las almas en peligro de condenarse. “La contemplación del Inmaculado Corazón de María y la visión del infierno fueron las causas de la santificación de Jacinta. Ella decía con frecuencia: ¡Oh infierno ¡Oh infierno! ¡Qué pena tengo de las almas que van para el infierno ¡Y las personas que, estando allí vivas, arden como la leña en el fuego! ¡Tanta gente que va al infierno! ¡Tanta gente en el infierno!” Y la pastorcita advertía a los padres: “¡No dejen cometer pecados a sus hijos, que pueden ir a parar al infierno!”

Si eran personas mayores: “Díganles que no hagan eso, que ofenden a Dios Nuestro Señor, ¡y después pueden condenarse!” La visión del lugar que ocuparía en el infierno fue también la que impulsó a Santa Teresa de Ávila en el camino de la santidad: “Y así torno a decir que fue una de las mayores mercedes que el Señor me ha hecho, porque me ha aprovechado muy mucho, así para perder el miedo a las tribulaciones y contradicciones de esta vida como para esforzarme a padecerlas y dar gracias al Señor que me libró, a lo que ahora me parece, de males tan perpetuos y terribles”. (Libro de la Vida, Santa Teresa de Jesús de Ávila)

En el mes siguiente, el día 19 de agosto, Nuestra Señora pronunció un pequeño aviso que nos debe hacer pensar: “Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, PUES muchas almas van al infierno POR NO TENER QUIEN SE SACRIFIQUE Y PIDA POR ELLAS”.

Hay una relación de causa a efecto entre el celo de un cristiano y la salvación de otra alma, o entre la falta de generosidad de un cristiano y la condenación de esta alma.

¡SURSUM CORDA! (Levantad vuestros corazones) [Leer más …]

Un exorcista entrevista al Diablo – Sacerdote Domenico Mondrone S.I.

Un tema dificil tratado con sencillez y seriedad.

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Un sacerdote Italiano tuvo un día una idea muy extraña: “sería interesante poder entrevistar al Maligno”, pensó. De inmediato sintió rechazo por tan peculiar idea, más sin embargo éste pensamiento vino a su mente una y otra vez, por semanas.

Lo extraño era que el pensarlo le daba paz y seguridad, mientras que el desecharlo lo dejaba en un inexplicable estado de turbación interior. Un día, para su sorpresa, una joven desconocida se acercó a él en la puerta de la Iglesia y le dijo: ¿cuándo va a decidirse a escribir sobre ese tema? Sorprendido le contestó: ¿Escribir, sobre que cosas? “Vaya, que usted lo sabe mejor que yo”, respondió la joven. Pero, ¿quien es usted? La joven dijo finalmente: “¿qué interesa quien soy? vaya a ver a Aquella (y señaló una imagen de la Virgen), vaya a oír qué quiere Ella decirle”.

El sacerdote dirigió su mirada a la imagen de María que se veía claramente dentro del templo, y cuando quiso hablar nuevamente con su extraña visitante, se encontró con que ella se había perdido entre la multitud. Sorprendido, se presentó ante la imagen de la Madre de Dios, y de inmediato sintió en su corazón la necesidad de escribir sobre aquel extraño tema.

Pasó el tiempo, hasta que puso finalmente un día manos a la obra, con su block de notas y su lápiz. Oró una y otra vez, dudó de su extraña disposición a iniciar una tarea de la que no tenía idea alguna sobre como empezar. Pero grande fue su sorpresa cuando escuchó claramente en su habitación una voz sórdida que le dijo: “Pediste entrevistarme, y aquí estoy”.

La Virgen misma había ordenado a tan oscuro visitante a prestarse al reportaje. En varios encuentros, el maligno se ve forzado a confesar profundas verdades sobre la fe al Padre Mondrone.

Este libro es un interesante texto que abre nuestros ojos y corazones al mundo espiritual, el mundo de Dios, siempre presente ante nosotros.

Descarga el libro “UN EXORCISTA ENTREVISTA AL DIABLO” del sacerdote DOMENICO MONDRONE S.I, en versión WORD, haciendo click aquí: UN EXORCISTA ENTREVISTA AL DIABLO

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Satanás insiste en que se reciba la Comunión en la mano – PARTE 02

La empresa PURITY SOLUTIONS viene difundiendo en su página web la venta de diferentes diseños del DISPENSADOR DE COMUNIÓN, haciendo una clara alusión a la pandemia que se vive actualmente en el mundo con relación a la Gripe AH1N1 y al enfermizo control de evitar cualquier contagio de enfermedades.

Esta empresa dice en su página web “Para ofrecer productos libres de gérmenes que tienen la preocupación de los gérmenes de contratación mientras recibe la Comunión, y en última instancia, aumentar la participación de la comunión y la asistencia a la iglesia.”, como si el ausentismo en las Iglesias se debiera al temor de contagio, es decir, para PURITY SOLUTIONS la solución de que los cristianos regresen a su fe y a sus Iglesias está en garantizar que yendo a ellas no se van a contagiar ninguna enfermedad -que bien pueden contagiarse en el ambiente, en algún baño público, etc.

La empresa promociona sus productos diciendo “La creciente preocupación por la limpieza de la práctica cristiana de Comunión han dado lugar a la aparición de soluciones de la Pureza de la Comunión. La nueva línea de la comunión de acogida de dispensación de productos hará que el sacramento más saludable, más conveniente, y más portable” como si se requiriera necesariamente de sus productos para lograr que la Sagrada Eucaristía sea PURA.
Esto es tremendamente ofensivo para los que somos conscientes de la presencia real de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía.

Estos son los DISPENSADORES DE COMUNIÓN que, algún ocioso que considera a la Sagrada Eucaristía una mera cosa sin mayor valor espiritual, ha creado.

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No es de sorprender que el pánico en los Estados Unidos de Norteamérica esté rayando la locura respecto del contagio de la Gripe A cuando el Departamnto de Salud y Servicios Humanos del gobierno le responde a la Organización Mundial de la Salud con comunicados como éste:

Declaraciones de Secretario del HHS Kathleen Sebelius y Secretario del DHS, Janet Napolitano, en OMS decisión de declarar nuevos H1N1 Virus Outbreak una pandemia

Jueves, 11 de junio 2009

EE.UU. Departamento de Salud y Servicios Humanos Kathleen Sebelius y los EE.UU. Departamento de secretario de Seguridad Interior, Janet Napolitano, emitió las siguientes declaraciones hoy en respuesta a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la decisión de elevar el nivel de amenaza de pandemia del virus H1N1.

“La decisión adoptada hoy por la OMS que se esperaba y no cambia lo que hemos estado haciendo aquí en los Estados Unidos para prepararse y responder a este reto de salud pública. Una vez que vimos la rapidez con que este virus se está extendiendo, se activan nuestros planes para la pandemia y comenzó a hacer todas las cosas que teníamos que hacer para mantener al público lo más segura posible “, dijo el secretario Sebelius. “Lo que esta declaración hace es recordar al mundo que los virus H1N1 de la gripe, como la necesidad de ser tomado en serio. Aunque no hemos visto un gran número de casos graves en este país hasta ahora, las cosas podría ser muy diferente en el otoño, especialmente si las cosas cambian en el hemisferio sur, y tenemos que empezar a prepararse ahora para estar preparados para una posible campaña de vacunación H1N1 a partir de finales de septiembre. “

“Hemos respondido al brote de H1N1 desde el principio de la presunción de que una pandemia es probable, por lo que esta decisión no es ninguna sorpresa. Hemos actuado agresivamente para mantenerse por delante de los virus, como en todo el país. Ahora nuestro reto es prepararse para un posible regreso en el otoño, “dijo el Secretario Napolitano. “La Administración de Obama ha estado trabajando juntos en el Gobierno y seguirá haciéndolo durante las próximas semanas y meses para mantener al pueblo estadounidense seguro. Estamos llegando a nuestros socios en el gobierno estatal y local, en los distritos escolares y el sector privado para instarles a modificar y actualizar sus planes para la pandemia. Estamos trabajando con nuestros científicos para probar y preparar una posible vacuna. Y estamos trabajando con los gobiernos de todo el mundo para compartir lo que sabemos y aprender de lo que está sucediendo en sus países “.

Para obtener más información, visite: www.pandemicflu.gov y http://www.cdc.gov

Una verdadera pandemia creada para el consumismo de medicamentos contra la Gripe A H1N1 y, que ahora ha llegado a las Iglesias de los Estados Unidos con estos diabólicos inventos que no hacen sino alejar de la mente de los católicos el verdadero valor de la Sagrada Eucaristía y convertirla en una mera comida portadora de enfermedades, dejando la tradición a un lado para cambiar las manos consagradas del sacerdote por un absurdo aparato mecánico.

Católicos, estén alertas ante cualquier intento de utilizar estos dispensadores de comunión en sus Iglesias y rechácenlos.

Ningún santo recibió la Eucaristía en la mano y muchos de ellos la entregaban a las víctimas de la peste negra y otras enfermedades sin cura de sus épocas sin que les contagiaran.

No puedo dejar de comentar que el uso de estos “dispensadores de Comunión” atentan contra el derecho que los católicos tenenos -según la ley de la Iglesia Católica- de recibir la Eucaristía en la boca, ya que el uso de estos aparatos es para recibirla necesariamente en la mano, con lo que -indirectamente- se pretende generalizar el recibir la Eucaristía en la mano.

No perdamos la devoción menospreciando la tradición católica por estos inventos que la modernidad nos ofrece.

Jesucristo le dijo a la vidente boliviana Catalina Rivas (léase el libro LA PASION página 21), quien ha sido investigada rigurosamente debido a sus estigmas y que cuenta con la aprobación de la Iglesia Católica, que “No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión en la mano— el trabajo sacrílego de Satanás.”

Y es que Satanás no se cansa de crear diabólicos inventos que desacralizan aún más la Sagrada Eucaristía y que, convierten en sacrílegos a miles de incautos.

Dios les bendiga a todos.

Karla Rouillon

SATANÁS INSISTE EN QUE SE RECIBA LA EUCARISTÍA EN LA MANO – PARTE 01

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Satanás insiste en que se reciba la Comunión en la Mano – PARTE 01

Un diabólico invento para recibir la Comunión en la mano se ha creado por PURIY SOLUTIONS y es nada menos que un DISPENSADOR DE COMUNIÓNpara evitar que el sacerdote tenga contacto con el receptor de la Eucaristía.

Y es que en algunos países de Europa -con gran influencia del protestantismo- se ha perdido totalmente la devoción por el Santísimo Sacramento y están más preocupados por la Gripe A H1N1 y por contagiarse enfermedades que por recibir a Dios en sus almas.

Este absurdo aparato que algún desocupado se ha inventado se llama dispensador de comunión, comercializado por Purity Solutions.

Este abominable invento tiene la particularidad de que coarta la libertad de los fieles de recibir la comunión en la boca, es decir, en las Iglesias donde se utilice este dispensador de Comunión, los laicos NO RECIBIRÁN LA EUCARISTÍA EN LA BOCA aunque se pongan de rodillas.

Es sin duda un diabólico invento que pretende generalizar el recibir la Comunión en la mano y hacerlo obligatorio para todos.

Los laicos que recibimos a Dios en la Sagrada Eucaristía y que lo adoramos y recibimos con respeto a Su dignidad de Dios debemos estar alertas en nuestras parroquias e Iglesias y protestar ante el mínimo intento de usar estos aparatos que evitan que recibamos a Dios en la boca, como manda la ley de la Iglesia Católica.

Aquí un video de cómo funciona este diabolico aditamento:

SATANÁS INSISTE EN QUE SE RECIBA LA EUCARISTIA EN LA MANO – PARTE 02 [Leer más …]

El Corazón de Jesús en la Sagrada Eucaristía

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Oh Jesús amantísimo mira hasta donde te ha llevado el exceso de tu amor: para darte todo a mí, me has preparado un banquete divino donde me sirves tu carne y tu sangre preciosa. ¿Quién te impulsó a esos transportes de amor? Nadie, con seguridad, sino tu corazón lleno de ternura. O adorable corazón de Jesús, horno ardiente del amor divino, recibe mi alma en tu llaga sagrada, para que en esta escuela de caridad, aprenda a amar en reciprocidad a un Dios que ha dado pruebas tan sorprendentes de su amor. Amén.

(100 días de indulgencia, una vez al día. Pío VII, 1818)

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Carta del Cardenal Juan Luis Cipriani al Clero por Adviento

CARTA DEL CARDENAL ARZOBISPO PRIMADO DEL PERÚ AL CLERO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE LIMA N° 7

Muy queridos Sacerdotes:

Al saludarlos en esta Solemnidad de Cristo Rey en la que, con enorme gozo y agradecimiento a Dios, he conferido la ordenación sacerdotal a siete diáconos y el diaconado a otros seis hermanos de nuestra querida Arquidiócesis, les renuevo, una vez más, mi cariño paterno y mis constantes oraciones en este Año Sacerdotal proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI.

“Ya es hora de despertarnos de nuestro letargo, pues estamos más cerca de nuestra salud que cuando recibimos la fe. La noche avanza y va a llegar el día. Dejemos pues las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz” (Rom XIII, 11-12).

Al inicio de este tiempo litúrgico del Adviento los animo a prepararnos bien para la llegada de Jesús, acontecimiento que colma nuestra esperanza cristiana. Nuestra vida en la intimidad de la oración adquiere, en estos tiempos de preparación a la Navidad, un ambiente muy familiar con ansias de purificación y de un examen de conciencia más profundo. Preparemos nuestras parroquias y comunidades para la llegada del Redentor.

¡Ven Señor no tardes!

El Concilio Vaticano II nos ha enseñado que el divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe considerarse como uno de los más graves errores de nuestra época. A ello debemos responder con la unidad de vida que nuestra vocación nos exige. Busquemos en el “nacimiento”, muy cerca de la ternura de María Santísima y de la fortaleza de San José, la paz, la serenidad y la alegría que contagien a las almas en este tiempo de gracia, de espera gozosa. Les insisto, porque la experiencia personal me lo reclama, en el cuidado del horario personal de trabajo, en las prácticas de piedad, en el tiempo generosamente dedicado a oír confesiones, en la preparación delicada para la celebración de la Santa Misa, en el rezo diario del Oficio divino completo, y en tantas otras manifestaciones de esa entrega total, las veinticuatro horas, al servicio de Dios en su Iglesia.

El ambiente de preparación que rodea el nacimiento del Hijo de Dios nos anima a enriquecer también nuestra actitud interior: mejorando nuestro carácter y acogiendo con mayor cordialidad y cariño a todas las personas que buscan nuestro consuelo; a saber sobrellevar con paciencia y buen humor las normales contrariedades –tantas veces sólo aparentes– que la vida tiene. Alejemos de nuestro corazón las posibles quejas, críticas y murmuraciones que tanto daño nos hacen.
En las semanas pasadas hemos leído y observado, con inmenso dolor y preocupación, como se pretendía confundir a la población intentando introducir el aborto bajo explicaciones ajenas a la verdad de la ciencia y de espaldas a la moral y a la ética. Mi responsabilidad de pastor y de padre me ha obligado a levantar la voz de protesta y me ha llevado a exigir a las autoridades un mayor compromiso con la verdad. Muy queridos hermanos, la defensa de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, no admite excusas ni renuncias. Millones de almas cantan, delante de Dios, su agradecimiento por esta firme e inquebrantable tarea que en estos tiempos de tanta claudicación nos pide a todos nuestra Madre la Iglesia. Les agradezco su cercanía en esta noble cruzada y les pido abundantes oraciones y permanente enseñanza en defensa de la vida.

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Observamos, en pocas ocasiones gracias a Dios, una actitud llena de ligereza para introducir enseñanzas débiles y erróneas que se quieren calificar de “pastorales”. Se presentan como “abiertas al diálogo y adecuadas a los tiempos modernos” porque pretenden una indulgencia para convertir la libertad de los hijos de Dios en una caricatura de libertad humana, en la que cada uno puede elegir modos y manera de cumplir los preceptos divinos y eclesiásticos según su entender. Parecen olvidarse que el Magisterio de la Iglesia es una luz del Espíritu Santo, que el Obispo debe custodiar y exigir su fiel cumplimiento. Les recuerdo, con inmenso cariño y firmeza a la vez, que no puede haber fisuras en la unidad de fe y en el contenido de las enseñanzas de la Iglesia que el Catecismo nos presenta de manera maravillosa.
Por el contrario, gracias a Dios, tenemos la convicción y la experiencia de que cuando los fieles, ayudados por el Espíritu Santo, descubren las maravillas de la plenitud del mensaje cristiano de redención, se acercan al sacerdote, acuden a la parroquia, abren su corazón y reinician su vida cristiana, embebidos en el descubrimiento del amor infinito que Dios nos tiene. En esta línea, quiero agradecerles el empeño que se manifiesta en todas las parroquias por inculcar en los fieles la adoración a la Eucaristía. Veo con gozo y emoción que las Capillas en donde se expone el Santísimo Sacramento se han multiplicado y están siempre con muchos fieles que acuden a adorarlo. No dejen de seguir educando a todos para que reciban el Cuerpo de Cristo en gracia de Dios y, siempre que puedan, de rodillas y en la boca como es el modo ordinario en la Iglesia universal.

Queridos sacerdotes, debemos recordar siempre al pueblo cristiano que la búsqueda de la santidad es exigente, por lo que ceder, aún cuando sea solamente un poco, en esta tendencia superficial de presentar el cristianismo, escondiendo u omitiendo algunos aspectos del magisterio católico, implica una responsabilidad en el modo de vivir la vocación sacerdotal. La comprensión y la misericordia –y el Sacramento del Perdón deben estar siempre presente en la acción pastoral, pero junto con ellas, la ayuda llena de caridad para alentar a los fieles a ser perseverantes en su lucha por adecuar sus vidas al modelo de Cristo, fomentando especialmente la devoción eucarística y la piedad mariana.

La Iglesia católica crecerá y se fortalecerá constantemente si somos fieles a la vocación sacerdotal a la que hemos sido llamados por el Señor. Nuestro seguimiento al magisterio de Benedicto XVI es la mejor expresión de esta lealtad que la Iglesia nos pide, porque como decía san Ambrosio: allí donde está Pedro allí está la Iglesia (In Ps.11.57).

Estoy seguro que todos, llevados por un amor tierno a Jesús, María y José -la Sagrada Familia- procurarán que en todos los hogares de nuestra Arquidiócesis, especialmente en los más pobres, brille una luz de esperanza y amor que se manifieste también en una ayuda material que haga brotar en ellos la alegría que nos invade a todos los cristianos al recibir a Jesús Niño.

Con mi paternal afecto, les deseo un tiempo de Adviento pleno de esperanza y les envío un cordial saludo y mi mejor bendición pidiéndoles sus oraciones.

Juan Luis Cardenal Cipriani
Arzobispo de Lima y Primado del Perú

Lima, 22 de noviembre de 2009.
Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

Fuente: ARZOBISPADO DE LIMA

Descarga la Carta del Cardenal Cipriani en versión PDF desde:
http://www.arzobispadodelima.org/notas/2009/noviembre/231109b.html

Oración de Santa Brígida para Honrar las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo

Este domingo 29 de noviembre es el primer día del nuevo Calendario Litúrgico, en dicho dia se inicia el Adviento, pero también es una oportunidad para comenzar a rezar esta oración. Espero les guste y la recen con mucha fe.

Santa Brígida rezó por mucho tiempo para conocer cuantos golpes recibió nuestro Señor durante su terrible pasión. En recompensa a su paciencia, el Señor se le apareció un dia y le dijo:

“Yo recibí 5475 golpes en mi cuerpo. Si tu deseas honrarlos en alguna manera, recita 15 Padrenuestros y 15 Avemarías con las siguientes oraciones por un año completo, las cuales Yo mismo te enseñaré. Cuando se termine el año, habrás honrado cada una de mis heridas.”

En la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma todavía se puede contemplar, en la capilla del Santísimo Sacramento, el Crucifijo Milagroso ante el cual estuvo arrodillada Santa Brígida cuando recibió estas 15 Oraciones de Nuestro Señor. Allí hay una inscripción conmemorando este evento, en latín: “Pendentis. Pendente Dei verba a accepit aure accipit et verbum corde Brigitta Deum. Anno Jubilei MCCCL”
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Oraciones Aprobadas por El Papa Pío IX
Primera Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesucristo! ¡Sois la eterna dulzura de todos los que Os aman; la alegría que sobrepasa todo gozo y deseo; la salvación y esperanza de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de Vuestra Sagrada Pasión; así como fue decretado y ordenado desde toda la eternidad, según el plan divino.
Acordaos, Oh Señor, que durante la última cena con Vuestros discípulos les habéis lavado los pies; y después, les distéis Vuestro Sacratísimo Cuerpo, y Vuestra Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis Vuestra próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en Vuestra alma, como Vos mismo lo afirmásteis, diciendo: “Mi alma está triste hasta la muerte.”
Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis soportado, en Vuestro Sagrado Cuerpo, antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres veces, todo bañado de sudor sangriento, fuisteis traicionado por Vuestro discípulo, Judas; apresado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de Vuestra madurez, y en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis despojado de Vuestra propia vestidura, y revestido con manto de irrisión. Os cubrieron los Ojos y la Cara infligiendo bofetadas. Después, coronándoos de espinas, pusieron en Vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes, y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas penas y dolores que habéis soportado antes de Vuestra Pasión en la Cruz, concededme antes de morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción; y la remisión de todos mis pecados.
Amen.

Segunda Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús! la verdadera libertad de los ángeles, y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza que fuísteis oprimido, cuando Vuestros enemigos como leones furiosos, Os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideración de estos tormentos y las palabras injuriosas, Os suplico, ¡Oh mi Salvador, y Redentor! que me libres de todos mis enemigos visibles e invisibles y que, bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna.
Amén.

Tercera Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús! Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo; todo es sostenido bajo Vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufrísteis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe, clavaron Vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz. Y no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, agrandaron Vuestras Llagas, agregando dolor sobre dolor. Con indescriptible crueldad, extendieron Vuestro Cuerpo en la Cruz. Y con jalones y estirones violentos, en toda dirección, dislocaron Vuestros Huesos.
Oh Jesús, en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, Os suplico concederme la gracia de temeros y amaros.
Amen.

Cuarta Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Médico Celestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las Vuestras! Acordaos que las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos Vuestros Miembros; y que fueron distendidos a tal grado, que no ha habido dolor semejante al Vuestro. Desde la cima de la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de Vuestro Cuerpo estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos Vuestros sufrimientos, no dejasteis de pedir por Vuestros enemigos, a Vuestro Padre Celestial, diciéndole: “Padre, perdónalos no saben lo que hacen.”
Por esta inmensa misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, Os hago esta súplica: conceded que el recuerdo de Vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta contrición, y la remisión de todos nuestros pecados.
Amén.

Quinta Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Espejo de Resplendor Eterno! Acordáos de la tristeza aguda que habéis sentido al comtemplar con anticipación, las almas que habían de condenarse. A la luz de Vuestra Divinidad, habéis vislumbrado la predestinación de aquellos que se salvarían, mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados; y Os habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores.
Por este abismo de la compasión y piedad, y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el buen ladrón, diciéndole: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”, hago esta súplica, Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordia de mí.
Amén.

Sexta Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido, cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. También, fuísteis abandonado de todos Vuestros parientes y amigos con la excepción de Vuestra muy amada Madre. En Vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos; luego, la encomendasteis a Vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” Y a Juan: “¡He aquí a tu Madre!”
Os suplico, Oh mi Salvador, por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de Vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mi. Y en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, ten piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte.
Amén.

Septíma Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, inagotable Fuente de compasión, ten compasión de mi! En un profundo gesto de amor, habéis exclamado en la Cruz: “¡Tengo sed!” Era sed por la salvación del género humano. ¡Oh mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos hacia la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concuspiscencia carnal y el ardor de los apetitos mundanos.
Amén.

Octava Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Dulzura de los corazones y Deleite de espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedédnos la gracia de recibir dignamente Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte para servir de remedio y consuelo a nuestras almas.
Amén.

Novena Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Virtud Real y Gozo de alma! Acordáos del dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por los judíos, clamásteis en alta voz que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, diciéndole: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Por esta angustia, Os suplico, Oh mi Salvador, que no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte.
Amén.

Décima Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Principio y Fin de todas las cosas, Sóis la Vida y la Virtud plena! Acordáos que por causa nuestra fuísteis sumergido en un abismo de penas, sufriendo dolor desde la planta de los Pies hasta la cima de la Cabeza. En consideración a la enormidad de Vuestras Llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a Vos, todos Vuestros Mandamientos; cuyo camino de Vuestra Ley Divina es amplio y agradable para aquellos que Os aman.
Amén.

Décimo Primera Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús! ¡Abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de las Llagas que penetraron hasta la médula de Vuestros Huesos y Entrañas, para atraerme hacia Vos, presento esta súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado. Ocultadme de Vuestro Rostro tan justamente irritado contra mi. Escondedme en los huecos de Vuestras Llagas hasta que Vuestra cólera y justísima indignación hayan cesado.
Amén.

Décimo Segunda Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad, y Vínculo de la Caridad! Acordáos de la multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies. Esas Llagas fueron laceradas y enrojecidas, Oh dulce Jesús, por la efusión de Vuestra adorable Sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, en Vuestra Carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué hubo de hacer por nosotros que no habéis hecho? Nada falta. ¡Todo lo habéis cumplido! ¡Oh amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de Vuestra Pasión, que el Fruto meritorio de Vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. Y que en mi corazón, Vuestro Amor aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡Oh Amabilísimo Jesús! Vos sois el Tesoro de toda alegría y dicha verdadera, que Os pido concederme en el Cielo.
Amén.

Décimo Tercera Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, fuerte León, Rey inmortal e invencible! Acordáos del inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas Vuestras fuerzas, tanto morales como físicas, inclinásteis la Cabeza y dijisteis: “Todo está consumado.”
Por esta angustia y dolor, Os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte cuando mi mente estará tremendamente perturbada y mi alma sumergida en angustia.
Amén.

Décimo Cuarta Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de Su Esencia! Acordáos de la sencilla y humilde recomendación que hicísteis de Vuestra Alma, a Vuestro Padre Eterno, diciéndole: “¡Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!” Desgarrado Vuestro Cuerpo, destrozado Vuestro Corazón, y abiertas la Entrañas de Vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por Vuestra Preciosa Muerte, Os suplico, Oh Rey de los santos, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, la carne y al mundo. A fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos. Y a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos.
Amén.

Décimo Quinta Oración
01 Padre Nuestro – 01 Ave Maria.

¡Oh Jesús, verdadera y fecunda Vid! Acordáos de la abundante efusión de Sangre que tan generosamente habéis derramado de Vuestro Sagrado Cuerpo. Vuestra preciosa Sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar.
De Vuestro Costado perforado por un soldado, con la lanza, ha brotado Sangre y agua, hasta no quedar en Vuestro Cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne Vuestra fue destrozada; la Substancia de Vuestro Cuerpo fue marchitada; y disecada la médula de Vuestros Huesos.
Por esta amarga Pasión, y por la efusión de Vuestra preciosa Sangre, Os suplico, Oh dulcísimo Jesús, que recibáis mi alma, cuando y esté sufriendo en la agonía de mi muerte.
Amén.

Conclusión
¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos. Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos.
Amén.

santa brígida de suecia oración santas llagas de jesucristo krouillong karla rouillon
Son 15 oraciones que se refieren a diferentes dolores de la Pasión de Nuestro Señor Jesucrsto y cada una de ellas va acompañada de 01 Padre Nuestro y 01 Ave María. En total son 15 oraciones, 15 Padre Nuestros y 15 Ave María y la Conclusión por día.
Según las indicaciones se deben rezar todos los días del año, para que, finalizado el año, se hayan honrado cada una de las llagas y heridas que Nuestro Señor Jesucristo recibió durante su Pasión: 5475 en total.

BIOGRAFÍA DE SANTA BRÍGIDA (EWTN)

Las quince promesas

01.- El que rezare estas oraciones durante un año alcanzará el primer grado de perfección.
02.- Cada vez que un alma rezare estas oraciones ganará 100 días más de indulgencia.
03.- Este alma obtendrá todo cuanto le pidiere a Dios y a la Santísima Virgen.
04.- Le preservaré de una muerte repentina.
05.- Preservaré y guardaré sus cinco sentidos.
06.- Yo le defenderé contra graves tentaciones: pondré el Signo de mi Victoriosa Cruz delante de él para que sea su amparo y defensa contra las asechanzas de sus enemigos.
07.- Su alma será librada de la muerte eterna.
08.- Quince días antes de su muerte vendré a él con mi carísima y bien amada Madre, tendrá conocimiento perfecto de todas sus culpas, sentirá contrición profunda por todos sus pecados.
09.- Le daré el Alimento de mi Sagrado Cuerpo para que se escape del hambre eterna y le daré de beber de mi Preciosísima Sangre para que no padezca de sed eternamente.
10.- Benignamente recibiré su alma y le conduciré a las Delicias Eternas. Y habiendo conducido a esta alma hasta las Mansiones Eternas, allí le daré de beber del Manantial de mi Divinidad, cosa que no haré con los que no hayan recitado mis oraciones durante un año.
11.- Se le asegura que será colocado junto al Supremo Coro de los Santos Ángeles.
12.- Libraré del purgatorio a quince almas de su parentela o linaje, quince serán convertidas y quince serán preservadas y confirmadas en la gracia.
13.- Haz saber que el que haya vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida o en estado de pecado mortal aun por 30 años, si rezare devotamente estas oraciones durante un año o si, habiéndose propuesto rezarlas, debiera morir al día siguiente, Yo le prolongaré su existencia para que se confiese bien y le perdonaré todos sus pecados.
14.- Donde quiera que se rezaren estas oraciones o si se rezan en algún tiempo futuro, allí estará Dios presente con su Gracia.
15.- Al que enseñare estas oraciones a otra persona se le asegura gozo continuo y el mérito perdurable por toda la eternidad.

Más información en: CAPILLA CATOLICA [Leer más …]

Sacrilegio: Partículas del Cuerpo y la Sangre de Cristo desacralizadas

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define al Sacrilegio como “Lesión o profanación de cosa, persona o lugar sagrados.”

El sacrílego es aquél que no siente respeto o le falta al respeto a lo que es sagrado, lo que realizan al faltar el respeto a lo sagrado es un Sacrilegio, y si lo hacen de manera intencionada y deliberada es una profanación.
Cuando se trata de una palabra o algo que es dicho verbalmente se llama blasfemia.

Comete sacrilegio aquella persona que insulta a un sacerdote, que profana lugares sagrados (Iglesias, Altares, Cementerios, etc.) o que profana las cosas sagradas, como los Santos Sacramentos, la Sagrada Eucaristía, los Santos Evangelios, las reliquias, los instrumentos de uso ceremonial para la Santa Misa, etc.

¿Cómo se desacraliza la Sagrada Eucaristía?
De muchas maneras hoy en día gracias a la Eucaristía en la mano.

Fotos: Radio Cristiandad

Muchos reciben la Eucaristia en la mano por temor de contagiarse hepatitis y mas recientemente la gripe A y eso es errado, es pensar en la Sagrada Eucaristia como una comida transmisora de enfermedades.

El recibir la Eucaristia en la mano hace que la devoción se pierda, que se desacralice la Eucaristía reduciéndola a una mera comida, que se exponga a las manos de personas que entran a las iglesias a desacralizar las Eucaristías intencionalmente (arrojándolas dentro de las pilas de agua bendita, o dejándolas dentro de los cancioneros, o tirándolas al suelo, etc) y que caigan en manos de satánicos.
Los mismos católicos no saben el daño que se hacen a sí mismos y a otros tomando la Eucaristia y guardándosela para adorarla en sus casas o dárselas a algún familiar enfermo.

La Eucaristia se recibe de manos consagradas -sacerdotes- y va directo a la boca, esa es la ley de la Iglesia Católica. La disposicion que dice que puedes recibirla en la mano es una norma de rango inferior regulada por las Conferencias Episcopales y dice claramente “para el feligrés que desee recibirla en la mano” y últimamente algunas Conferencias Episcopales recomiendan hacerlo por los motivos de la Gripe A.

sacerdotes comunion en la mano gripe A
He sido testigo directamente de el caso de un sacerdote jesuita (que celebra la Eucaristía en el CAPU de la PUCP) que, luego de iniciada la Santa Misa y al momento de entregar la Eucaristía, dijo “la Conferencia Episcopal ha recomendado recibir la Eucaristía en la mano para evitar el contagio de la Gripe A, por lo cual se pide su comprensión y la Eucaristía será entregada a todos en la mano.”
En este caso, yo me acerqué a recibir la Eucaristía de rodillas y en la boca -como siempre lo hago- y no me fue negada, pero el sacerdote se limpió los dedos despectivamente en su hábito para continuar entregando la Eucaristía en la mano al resto de la fila.

Ningún sacerdote puede imponer o hacer creer a los fieles que la norma que regula el recibir la Eucaristía en la mano es de cumplimiento obligatorio sólo porque la Conferencia Episcopal lo dice, la ley de la Iglesia Católica dice en la boca y ejemplo de ello es el Papa Benedicto XVI a quien estos obispos, cardenales y sacerdotes prefieren no imitar.

cartel comunion en la mano gripe A
Lamentablemente muchos sacerdotes difunden el error de recibir la Eucaristía en la mano por comodidad: es más rápido distribuirla así y de esa forma ellos no tienen contacto con la boca del receptor y así no se exponen a contagios tampoco. Craso error por parte de ellos también.
papa benedicto XVI comunión de rodillas y en la boca
La ley vigente de la Iglesia Catolica es recibir la Eucaristia en la mano, por ello, el Papa Benedicto XVI la entrega en la boca y de rodillas, para resaltar la divinidad ahí presente (en la Eucaristia) a la que todos le debemos adoración.

¿Qué tipo de adoración se le dá a Dios si la recibes en la mano y de pie? Muchos me dicen yo la recibo con devoción en la mano, el problema es que eso no es posible porque si tú supieras A QUIÉN ESTÁS RECIBIENDO Y FUERAS CONSCIENTE DE ELLO NO LA RECIBIRÍAS EN LA MANO.

Jesucristo le dijo a vidente boliviana llamada Catalina Rivas (léase el libro LA PASION página 21), quien ha sido investigada rigurosamente debido a sus estigmas y que cuenta con la aprobación de la Iglesia Católica, que “No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión en la mano— el trabajo sacrílego de Satanás” (información que comparto para los que quieran creer).
Pueden descargar este libro desde este blog si así lo desean, pero otra gran mentira soltada al ruedo para justificar la Eucaristía en la mano es que Jesucristo la entregó así a sus apóstoles, hecho que nadie puede afirmar por cuanto no hay evidencia de ello. En el libro “La Amarga Pasión de Cristo” que contiene las visiones de Ana Catalina Emmerich (beatificada por Juan Pablo II) donde se habla de la Institución de la Eucaristía -entre otras cosas- tampoco se menciona que Jesucristo haya entregado la Eucaristía en la mano a sus apóstoles.

Recordemos las palabras que el sacerdote solía rezar luego de entregada la Eucaristía durante la Santa Misa (y que aún se reza en la Misa Tridentina con el rito extraordinario tradicional en latín) “Lo que tomamos con la boca, recibámoslo, Señor, con alma pura; y de don temporal conviértasenos en remedio eterno. Tu Cuerpo Señor, que he recibido, y Tu sangre que he bebido, permanezcan estrechamente unidos a mis entrañas, y haz que no quede mancha alguna de pecado en mí, alimentado con sacramento tan puro y santo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.”

Laicos, dejen de buscar excusas para recibir la Eucaristía en la mano, escuchen sus conciencias y dejen entrar la misericordia de Dios que anhela su adoración y respeto.
Sacerdotes, “los tibios serán vomitados” según las Sagradas Escrituras; calienten nuevamente sus corazones de amor por Dios y encontrarán el celo y el amor por la Sagrada Eucaristía que, evidentemente, han perdido.

Autora: Karla Rouillon Gallangos
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La belleza de la Iglesia Católica

No hay nada más glorioso,
nada más noble,
nada más honorable puede ser imaginado con seguridad
que pertenecer a la Santa Iglesia, Católica, Apostólica y Romana,
en la cual somos miembros de Un Cuerpo
tan venerable como único;
somos dirigidos por una Cabeza Suprema;
estamos llenos del Espíritu Divino;
nos alimentamos durante nuestro exilio terrenal
por Una Única Doctrina y Un Pan Angelical,
hasta que, al final, nosotros entremos en la eterna gloria del Cielo.
Papa Pío XII
Encíclica Misterio del Corpus Christi

For nothing more glorious,
nothing nobler,
nothing surely more honorable can be imagined
than to belong to the Holy, Catholic, Apostolic and Roman Church,
in which we become members of One Body
as venerable as it is unique;
are guided by one supreme Head;
are filled with one Divine Spirit;
are nourished during our earthly exile
by one doctrine and one Angelic Bread,
until at last we enter into the one, unending blessedness of heaven.
Pius XII
Mystici Corporis Christi

Esta es la belleza de la Iglesia Católica:
Conoce lo que tienes,
Aprecia lo que tienes,
Vive lo que tienes,
Y camina confiado al Futuro
Porque Dios conoce tu nombre,
Y Te ama y Te está esperando,
Y tú puedes hacer lo que sea
En el Santo Nombre de Jesús.
Palabras del Padre Corapi como parte de su relato y testimonio de conversión. [Leer más …]

La Fraternidad Sacerdotal San Pio X mañana en reunión con el Santo Padre Benedicto XVI

El día de mañana lunes 26 de octubre de 2009, se llevará a cabo una reunión entre los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y el Santo Padre Benedicto XVI, con la finalidad de lograr un acercamiento y debatir las diferencias creadas por el Concilio Vaticano II.

Solicitamos a todos los fieles seguidores de la tradición Católica elevar una oración por las intenciones de esta importantísima reunión que se llevará a cabo el día de mañana.

Gracias

Karla Rouillon

fellay y benedicto XVI

La Fraternidad San Pío X muestra su disposición a debatir sobre el Concilio

Comunicado de monseñor Fellay en respuesta a la carta del Papa

MENZINGEN,
Viernes, 13 de marzo de 2009 (ZENIT.org).-
El superior de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X ha agradecido a Benedicto XVI la carta que publicó este jueves sobre el levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos seguidores de monseñor Marcel Lefebvre, porque permite reconducir el debate a los argumentos doctrinales.Así lo ha manifestado el superior de la Fraternidad, el obispo Bernard Fellay, en un comunicado.”La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X asegura a Benedicto XVI su voluntad de abordar los debates doctrinales considerados ‘necesarios’ por el Decreto del 21 de enero”.

Monseñor Fellay agradece al Papa que, “tras la reciente avalancha de protestas, haya devuelto el debate a la altura donde debe estar, la de la fe”, y coincide con él en que la primera preocupación es “la predicación en nuestra época en la que en regiones vastas de la tierra la fe corre el peligro de apagarse como una llama que no encuentra de dónde alimentarse”.

Asimismo, afirma su voluntad de afrontar el diálogo previsto por el Papa sobre la cuestión del Concilio.

“Lejos de querer detener la Tradición a 1962, deseamos considerar el Concilio Vaticano II y la enseñanza post-conciliar a la luz de esta Tradición -afirma el prelado-, sin ruptura y en un desarrollo perfectamente homogéneo”.

A continuación, ofrecemos el texto original del comunicado:

Comunicado del Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X

El Papa Benedicto XVI ha dirigido una carta a los obispos de la Iglesia católica, con fecha del 10 de marzo de 2009, en la que hace saber las intenciones que le han guiado hasta el paso importante que constituye el Decreto del 21 de enero de 2009.

Tras la reciente “avalancha de protestas”, agradecemos vivamente al Santo Padre de haber devuelto el debate a la altura donde debe estar, la de la fe. Compartimos plenamente su preocupación prioritaria de la predicación “en nuestra época en la que en regiones vastas de la tierra la fe corre el peligro de apagarse como una llama que no encuentra de dónde alimentarse”.

La Iglesia atraviesa, en efecto, una gran crisis que sólo podrá ser resuelta por un retorno integral a la pureza de la fe. Con san Atanasio, profesamos que “Aquel que quiera ser salvado, debe ante todo tener la fe católica: el que no la guarda íntegra e inviolada irá, sin duda alguna, a su perdición eterna” (Símbolo Quicumque).

Lejos de querer detener la Tradición a 1962, deseamos considerar el Concilio Vaticano II y la enseñanza post-conciliar a la luz de esta Tradición que san Vincent de Lérins definió como “lo que todos han creído siempre, y en todas partes” (Commonitorium), sin ruptura y en un desarrollo perfectamente homogéneo. Así es como podremos contribuir eficazmente a la evangelización querida por el Salvador. (Cf. Mateo 28,19-20)

La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X asegura a Benedicto XVI su voluntad de abordar los debates doctrinales considerados “necesarios” por el Decreto del 21 de enero, con deseo de servir a la Verdad revelada, que es la primera caridad que hay que manifestar a todos los hombres, sean cristianos o no. Le asegura también su oración a fin de que su fe no desfallezca y que pueda confirmar a todos sus hermanos. (Cf. Lucas 22,32).

Ponemos estos debates doctrinales bajo la protección de Nuestra Señora de la Plena Confianza, con la seguridad que nos obtendrá la gracia de transmitir fielmente lo que hemos recibido, “tradidi quod et accepi” (I Cor. 15,3).

Menzingen, 12 de marzo de 2009

+ Bernard Fellay

VER RESULTADO DE LA REUNIÓN ENTRE LA FSSPX Y EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

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El Demonio – Jesucristo EL GRAN EXORCISTA

Hoy no creen en el demonio muchos cristianos sobre todo los más ilustrados, pero sí, ahí está y hace daño.

Hoy no creen en el demonio muchos cristianos, sobre todo entre los más ilustrados. Actualmente, la existencia y la acción del demonio en la vida de los hombres y de las sociedades es silenciada sistemáticamente por aquellos sacerdotes que han perdido la fe en esta realidad central del Evangelio. O que tienen la fe tan débil, que ya no da de sí para confesarla en la predicación y la catequesis. Hemos de reconocer, sin embargo, que esta deficiencia en la fe es muy grave, ya que falsifica el Evangelio y toda la vida cristiana.

En todo caso, esto es lo que hay: aleccionados por la Manga de Sabiazos omnidocente de los últimos decenios,algunos afirman que Satán y los demonios solo serían en la Escritura personificaciones míticas del pecado y del mal del mundo; de tal modo que «en la fe en el diablo nos enfrentamos con algo profundamente pagano y anticristiano» (H. Haag, El diablo, Barcelona, Herder 1978, 423). Están perdidos. Pablo VI, por el contrario, afirma que «se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer la existencia [del demonio]; o bien la explica como una pseudo-realidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias» (15-XI-1972).

–algunos piensan que la enseñanza de Cristo sobre los demonios dependería de la creencia de sus contemporáneos. Absurdo. Jesús, «el que bajó del cielo» (Jn 6,38), siempre vivió libre del mundo. Siempre pensó, habló y actuó con absoluta libertad respecto al mundo judío de su tiempo, como se comprueba en su modo de tratar a pecadores y publicanos, de observar el sábado, de hablar a solas con una mujer pecadora y samariatana, y en tantas otras ocasiones.

Por lo demás, en tiempos de Jesús, unos judíos creían en los demonios y otros no (Hch 23,8). De modo que cuando le acusan de «expulsar los demonios» de los hombres «con el poder del demonio», si él no reconociera la existencia de los demonios, su respuesta hubiera sido muy simple: «¿de qué me acusan? Los demonios no existen». Por el contrario, Jesús reconoce la existencia de los demonios y la realidad de los endemoniados, y asegura que la eficacia irresistible de sus exorcismos es un signo cierto de que el poder del Reino de Dios ha entrado con él en el mundo (Mt 12,22-30; Mc 3,22-30).

–algunos, de ciertas representaciones del diablo que estiman ingenuas o ridículas, deducen que la fe en Satanás corresponde a un estadio religioso primitivo o infantil, del que debe ser liberado el pueblo cristiano. Pero, por el contrario, cuando los hagiógrafos representan al diablo en la Biblia como serpiente, dragón o bestia, nunca confunden el signo con la realidad significada, ni tampoco se confunden sus lectores creyentes, que para entender el lenguaje simbólico no son tan analfabetos como lo es el hombre moderno. En todo caso, ese analfabetismo habrá que tenerlo hoy en cuenta en la predicación y en la catequesis.

–y otros piensan que son tan horribles «las consecuencias de la fe en el diablo», que bastan para descalificar tal fe: brujería, satanismo, prácticas mágicas, sacrilegios (Haag 323-425). Pero precisamente la Escritura misma, las leyes de Israel y de la Iglesia, han sido siempre las más eficaces para denunciar y vencer todas esas aberraciones. Y negar o ignorar al demonio lleva a consecuencias iguales o peores.
Pero salgamos de la oscuridad de las nieblas emanadas por esos sabiazos, y abramos las mentes a la luz de la Revelación bíblica, haciéndonos discípulos de Dios.

En el Antiguo Testamento el demonio, aunque en forma imprecisa todavía, es conocido y denunciado: es la Serpiente que engaña y seduce a Adán y Eva (Gén 3); es Satán (en hebreo, adversario, acusador), es el enemigo del hombre, es «el espíritu de mentira» que levanta falsos profetas (1Re 22,21-23).

El demonio es el gran ángel caído que, no pudiendo nada contra Dios, embiste contra la creación visible, y contra su jefe, el hombre, buscando que toda criatura se rebele contra el Señor del cielo y de la tierra. La historia humana fue ayer y es hoy el eco de aquella inmensa «batalla en el cielo», cuando Miguel con sus ángeles venció al Demonio y a los suyos (Ap 12,7-9). Todo mal, todo pecado, tiene en este mundo raíz diabólica, pues por la «envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen» (Sab 2,24).

En el Nuevo Testamento, Cristo se manifiesta como el vencedor del demonio. El Evangelio relata en el comienzo mismo de la vida pública de Jesús que «fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4,1-11). La misión pública de Cristo en el mundo tiene, pues, en ese terrible encontronazo con el diablo su principio, y en él se revela claramente cuál es su fin: llegada la plenitud de los tiempos, «el Hijo de Dios se manifestó para destruir las obras del diablo» (1 Jn 3,8).

Satanás, príncipe de un reino tenebroso, formado por muchos ángeles malos (Mt 24,41; Lc 11,18) y por muchos hombres pecadores (Ef 2,2), tiene un poder inmenso: «el mundo entero está puesto bajo el Maligno» (1 Jn 5,19).

Efectivamente, el «Príncipe de los demonios» (Mt 9,34) es el «Príncipe de este mundo» (Jn 12,31), más aún, el «dios de este mundo» (2 Cor 4,4), y forma un reino contrapuesto al reino de Dios (Mt 12,26; Hch 26,18). Los pecadores son sus súbditos, pues «quien comete pecado ése es del Diablo» (1Jn 3,8; cf. Rm 6,16; 2 Pe 2,19).

Consciente de este poder, Satanás en el desierto le muestra a Jesús con arrogancia «todos los reinos y la gloria de ellos», y le tienta sin rodeos: «todo esto te daré si postrándote me adoras». Satanás, en efecto, puede «dar el mundo» a quien –por soberbia y pecado, mentira, lujuria y riqueza– le adore: lo vemos cada día.

Tres asaltos hace contra Jesús, y en los tres intenta llevar a Cristo a un mesianismo temporal, ofreciéndole una liberación de la humanidad «sin efusión de sangre» (Heb 9,22). Y esa misma tentación habrán de sufrir después, a través de los siglos, sus discípulos. Por eso Cristo quiso revelar en su evangelio las tentaciones del diablo que Él mismo sufrió realmente, para librarnos a nosotros de ellas.

En el desierto, desde el principio, quedó claro que el Príncipe de este mundo no tiene ningún poder sobre él (Jn 14,30), porque en él no hay pecado (8,46). Es Jesús quien impera sobre el diablo con poder irresistible: «apártate, Satanás». Lo echa fuera como a un perro.

Tras el combate en el desierto, «agotada toda tentación, el Diablo se retiró de él temporalmente» (Lc 4,13). Solo por un tiempo. Vuelve a atacar con todas sus infernales fuerzas a Jesús cuando éste se aproxima al final de su ministerio. En la Cena, «Satanás entró en Judas» (22,3; Jn 13,27). Y el Señor es consciente de su acción: «viene el Príncipe de este mundo, que en mí no tiene poder alguno» (14,30). Por eso en Getsemaní dice: «ésta es vuestra hora, cuando mandan las tinieblas» (Lc 22,53). La victoria de la cruz está próxima: «ahora es el juicio del mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,31-32; cf. 16,11).

Cristo es un exorcista potentísimo. En los Evangelios, una y otra vez, Jesús se manifiesta como predicador del Reino, como taumaturgo, sanador de enfermos sobre todo, y como exorcista. No conoce a Cristo quien no lo reconoce como exorcista. Y quien no cree en Jesús como exorcista no cree en el Evangelio. Consta que los relatos evangélicos de la expulsión de demonios pertenecen al fondo más antiguo de la tradición sinóptica (Mc 1,25; 5,8; 7,29; 9,25). Y como ya vimos, el mismo Cristo entiende que su fuerza de exorcista es signo claro de que el Reino de Dios ha entrado con él en el mundo (Mt 12,28). Cito los exorcismos principales (sin dar la referencia de sus lugares paralelos).

Ya en el mismo inicio de su ministerio público, Cristo, en la sinagoga de Cafarnaún, libera con violencia a un endemoniado: «¡cállate y sal de él!». La impresión que su poder espiritual causa es enorme: «su fama se extendió por toda Galilea» (Mc 1,21-28). Es sin duda exorcismo la liberación del epiléptico endemoniado (Mt 17,14-18). Cristo realiza a distancia el exorcismo de la niña cananea (Mt 15,21-28). Particularmente violento es el exorcismo del endemoniado de Gerasa (Mc 5,1-20). También se refiere con detalle el exorcismo del endemoniado mudo, o ciego y mudo (Lc 11,14; Mt 12,22). De María Magdalena había echado Jesús siete demonios (Lc 8,2).

Los Evangelios testifican reiteradas veces que la expulsión de demonios era una parte habitual del ministerio de Cristo, claramente diferenciado de la sanación de enfermos. «Al anochecer, le llevaban todos los enfermos y endemoniados, y toda la ciudad se agolpaba a la puerta. Jesús sanó a muchos pacientes de diversas enfermedades y expulsó a muchos demonios» (Mc 1,32; cf. Lc 13,32). Las curaciones, sin apenas diálogo, las realiza Jesús con suavidad y gestos compasivos, como tomar de la mano; los exorcismos en cambio suelen ser con diálogo, y siempre violentos, duros, imperativos. Una aproximación histórica a la figura de Jesús que venga a asimilar los exorcismos a las sanaciones se habrá realizado seguramente sin dar crédito a los Evangelios.

También los Apóstoles son exorcistas, ya que Cristo, al enviarlos, les comunica para ello un poder especial: «les dió poder sobre todos los demonios y para curar enfermedades» (Lc 9,1). Jesús profetiza: «en mi nombre expulsarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán» (Mc 16,17-18). Y los Apóstoles, fieles al mandato del Señor, ejercitaron frecuentemente los exorcismos, como lo había hecho Cristo. Por ejemplo, San Pablo: «Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo, hasta el punto de que con solo aplicar a los enfermos los pañuelos o cualquier otra prenda de Pablo, se curaban las enfermedades y salían los espíritus malignos» (Hch 19,11-12).

Reforma o apostasía.

Seguiré con el tema, Dios mediante; pero antes de terminar quiero recordar una vez más que la reforma de la Iglesia requiere principalmente una meta-noia, un cambio de mente, un paso de la ignorancia, del error, de la herejía, a la luz de la verdad de Cristo. Aquellas verdades de la fe que hoy sean ignoradas o negadas, han de ser reafirmadas cuanto antes. De otro modo seguirá creciendo la apostasía.

Hace unos decenios, cuando más ruidosamente se difundían herejías sobre el demonio –ahora ya se han arraigado calladamente en no pocas Iglesia locales–, Pablo VI reafirmó la fe católica, haciendo notar que hoy, con desconcertante frecuencia, aquí y allá, «encontramos el pecado, que es perversión de la libertad humana, y causa profunda de la muerte, y que es además ocasión y efecto de una intervención en nosotros y en el mundo de un agente oscuro y enemigo, el demonio.

El mal no es sólamente una deficiencia, es una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y perversor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa… Y se trata no de un solo demonio, sino de muchos, como diversos pasajes evangélicos nos lo indican: todo un mundo misterioso, revuelto por un drama desgraciadísimo, del que conocemos muy poco» (15-XI-1972).

El demonio ataca a los cristianos y sobre todo a los apóstoles.

–O sea que vamos a tener que creer en el demonio y en su acción…
–Ciertamente. Al menos, si quiere usted ser cristiano, ha de creerlo. Es enseñanza de Cristo y de su Iglesia.

Los libros de espiritualidad cristiana que ignoran al demonio son un fraude. La vida espiritual del cristiano lleva consigo una lucha permanente contra el demonio. Ya sabemos que la vida cristiana es ante todo y principalmente amor a Dios y al prójimo; ésta es su substancia. Pero no puede ir adelante esa vida sin vencer a los tres enemigos, demonio, mundo y carne, y especialmente al demonio. La ascesis cristiana no es como una ascesis estoica, por ejemplo, es decir, una lucha de la persona contra sus propias debilidades y desviaciones, no. San Pablo lo dice bien claramente: «no es nuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los espíritus del mal» (Ef 6,12).

Se ha dicho con razón que en nuestro tiempo la mayor victoria del demonio es haber conseguido que no se crea en su existencia. La mejor manera de hacerle el juego al diablo es precisamente ésta, ignorarlo, silenciar su existencia y su acción, o incluso negarlas. ¡Qué más puede desear el enemigo que pasar inadvertido, poder actuar sin que sus víctimas conozcan siquiera su existencia y su acción!

Por eso un tratado de espiritualidad que, al describir la vida cristiana y su combate, ignora la lucha contra el demonio, es un engaño, un fraude. No puede considerarse en modo alguno un libro de espiritualidad católica, pues se aleja excesivamente de la Biblia y de la tradición. Si van ustedes a una librería y compran un manual militar de guerra, y descubren después al leerlo que omite hablar –o sólamente lo hace en una nota a pie de página– de la aviación enemiga, hoy sin duda el arma más peligrosa de una guerra, es probable que regresen a la librería para devolver el libro y reclamar su importe: se trata de un fraude. Un manual semejante no vale para nada; más aún, es un engaño perjudicial.

Hagan lo mismo si les venden un manual de espiritualidad que ignora al demonio. Por lo demás, si el autor de ese libro de espiritualidad no cree en la acción del demonio, es un hereje. Pero si la conoce y no se atreve a afirmarla, entonces es un oportunista o un cobarde. Y no merece la pena leer libros de espiritualidad escritos por herejes, oportunistas o cobardes.

Giovanni Papini decía que «los ángeles sonríen, los hombres ríen y los diablos se carcajean». Pues bien, el diablo se carcajea de esos libros, como también de los cursos y cursillos ofrecidos en algunos centros de espiritualidad, parroquias y conventos: eneagrama, meditación transcendental, reiki, técnicas de autorrealización, yoga, energía positiva, rebirthing, dinámicas personales y grupales de autoayuda, etc. Todas esas técnicas que prometen iluminación, paz interior, potenciación liberadora de las facultades personales, son puras macanas del neopaganismo.

Mucho más consigue el cristiano –y a un precio más económico, por cierto– con las tres Avemarías, el escapulario del Carmen, una buena novena a San José, y no digamos con la Misa diaria, el rosario o el agua bendita. Los autores de esos libros y de esos cursillos no tienen la menor idea del combate espiritual del hombre, no saben de qué va: desconocen que nuestra lucha es fundamentalmente contra unos demonios que ellos ignoran o niegan.

La doctrina de los Padres sobre el demonio es clara y frecuente ya desde el principio. En la historia de la Iglesia fueron los monjes, especialmente Evagrio Póntico y Casiano, los que elaboraron más tempranamente la teología sobre el demonio y la espiritualidad precisa para defenderse de él y vencerlo. Los demonios son ángeles caídos, que atacan a los hombres en sus niveles más vulnerables –cuerpo, sentidos, fantasía–, pero que nada pueden sobre el hombre si éste, asistido por la gracia de Cristo, no les da el consentimiento culpable de su voluntad. Para su asedio se sirven sobre todo de los logismos –pensamientos falsos, pasiones, impulsos desordenados y persistentes–.

El Demonio sabe tentar con mucha sutileza, como se vio en el jardín del Edén, presentando el lado aparentemente bueno de lo malo, o incluso citando textos bíblicos, como hizo en el desierto contra Cristo. El cristiano debe resistir con «la armadura de Dios» que describe el Apóstol (Ef 6,11-18), y muy especialmente con la Palabra divina, la oración y el ayuno, que fueron las armas con que Cristo resistió y venció en las tentaciones del desierto. Pero debe resistir sobre todo apoyándose en Jesucristo y sus legiones de ángeles (Mt 26,53).

Como dice San Jerónimo, «Jesús mismo, nuestro jefe, tiene una espada, y avanza siempre delante de nosotros, y vence a los adversarios. El es nuestro jefe: luchando él, vencemos nosotros».

El Magisterio de la Iglesia afirma en sus Concilios que Dios es creador de todos los seres «visibles e invisibles» (Nicea I, 325); que los demonios, por tanto, son criaturas de Dios, y que por eso es inadmisible un dualismo que vea en Dios el principio del bien y en el Diablo «el principio y la sustancia del mal» (Braga I, 561). El concilio IV de Letrán (1215) enseña –es, pues, doctrina de fe– que «el diablo y los demás demonios, por Dios ciertamente fueron creados buenos por naturaleza; mas ellos por sí mismos se hicieron malos».

Es ésta la doctrina de Santo Tomás (STh I,50ss, especialmente 63-64), del concilio Vaticano II (LG 48d; +35a; GS 13ab; 37b; SC 6; AG 3a), del Catecismo de la Iglesia, en el que se nos advierte que cuando pedimos en el Padre nuestro la liberación del mal, «el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El “diablo” [dia-bolos] es aquel que “se atraviesa” en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo» (2851, cf. 391-395).

La liturgia de la Iglesia incluye la «renuncia a Satanás» en el Bautismo de los niños, y dispone exorcismos en el Ritual para la iniciación cristiana de los adultos. El pueblo cristiano renueva cada año su renuncia a Satanás en la Vigilia Pascual. Y en las Horas litúrgicas, especialmente en Completas, la Iglesia nos ayuda diariamente a recordar que la vida cristiana es también lucha contra el demonio: «Tu nos ab hoste libera», «insidiantes reprime»; «visita, Señor, esta habitación, aleja de ella las insidias del enemigo» (or. domingo). Las lecturas breves de martes y miércoles de esa Hora nos exhortan a resistir al diablo, que nos ronda como león rugiente (1 Pe 5,8-9), y a no caer en el pecado, para no dar lugar al diablo (Ef 4,26-27).

El demonio es el Tentador que inclina a los hombres al pecado. De los tres enemigos del hombre, demonio, mundo y carne (cf. Mt 13,18-23; Ef 2,1-3), el más peligroso es sin duda el demonio, con ser tan peligrosos los otros dos. «Sus tentaciones y astucias, dice San Juan de la Cruz, son más fuertes y duras de vencer y más dificultosas de entender que las del mundo y carne» (Cautelas 3,9). Los tres actúan atacan al hombre aliados, pero cuando el cristiano ha vencido ya en buena parte mundo y carne, el demonio se ve obligado a atacar directamente.

Por eso se dice que el demonio ataca a los buenos –viene descrita su acción en todas las «vidas de santos»–, y tienta a lo bueno, pues «entre las muchas astucias que el demonio usa para engañar a los espirituales, la más ordinaria es engañarlos bajo especie de bien, y no bajo especie de mal, porque sabe que el mal conocido apenas lo tomarán» (Cautelas 10).
Tentará, por ejemplo, a un monje a dejar su vida contemplativa y marchar a las misiones.

Conocemos bien las estrategias y tácticas del demonio en su guerra contra los hombres, pues ya la misma Escritura nos las revela. Siendo el Padre de la mentira (Jn 8,44), para seducir a los hombres usa siempre de la astucia, la mentira, el engaño (Gén 3; 2 Cor 2,11). Lobo con piel de oveja (Mt 7,15), reviste las mejores apariencias, y hasta llega a disfrazarse como ángel de luz (2 Cor 11,14). Por medio de sus mentiras extravía a las naciones y a la tierra entera (Ap 12,9; 20). Siendo el Príncipe de las tinieblas, se opone continuamente a Cristo, que es la Verdad y la Luz del mundo. El que sigue al diablo, anda en tinieblas y se pierde en una muerte eterna; el que sigue a Cristo tiene luz de vida, de vida eterna bienaventurada.

El demonio infunde, p. ej., en personas espirituales ciertas convicciones falsas («me voy a condenar»), ideas obsesivas, que no parecen tener su origen en temperamento, educación o ideas personales… y que siendo falsas, atormentan, paralizan, desvían malamente la vida de una persona o de una comunidad. El demonio ataca a los fieles muy especialmente a través de las doctrinas falsas difundidas por católicos dentro de la misma Iglesia católica. «Cuando él habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). Todo en él es engaño, mentira, falsedad; por eso en la vida espiritual –¿qué va a hacer, si no?– intenta engañar y falsificar todo.

Es, pues, muy importante en la vida espiritual tener una fe viva y alerta sobre el demonio y sus insidias, y llevar la luz de Cristo a los fondos oscuros del alma, donde actúan las tentaciones del Maligno. Decía Santa Teresa: «tengo yo tanta experiencia de que es cosa del demonio que, como ya ve que le entiendo, no me atormenta tantas veces como solía» (Vida 30,9).

El demonio ataca a todos los cristianos, pero, lógicamente, sobre todo a los apóstoles. El demonio ataca a todos los discípulos de Cristo y, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar (1Pe 5,8); pero persigue muy especialmente a todos aquellos que se atreven, como Cristo, a «dar testimonio de la verdad en el mundo» (Jn 18,37). Sabe bien que ellos son sus enemigos más poderosos, los más capaces de neutralizar sus engaños con la luz evangélica, de disminuir o eliminar su poder sobre los hombres. Ataca, pues, sobre todo a los confesores de la fe: «¡Simón, Simón!, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como a trigo» (Lc 22,31-32). Cuenta una vez San Pablo: «pretendimos ir… pero Satanás nos lo impidió» (1Tes 2,18; cf. Hch 5,3; 2Cor 12,7).

Por eso los Apóstoles están siempre alertas, «para no ser atrapados por los engaños de Satanás, ya que no ignoramos sus propósitos» (2Cor 2,11).

Apocalipsis, victoria próxima y total de Cristo sobre el demonio.

Ciertamente, la Iglesia lleva en esta lucha contra el demonio todas las de ganar, porque «el Príncipe de este mundo ya está condenado» (Jn 16,11). «El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies» (Rm 16,20). Es éste justamente el tema fundamental que San Juan desarrolla en el Apocalipsis. «Vengo pronto; mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te arrebate tu corona» (3,12). «Vengo pronto, y traigo mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno según sus obras» (22,12). «Sí, vengo pronto» (22,20).

Muchos cristianos hoy lo ignoran –es una pena–, pero el demonio lo sabe perfectamente. Y por eso en «los últimos tiempos» acrecienta más y más sus ataques contra la Iglesia y contra el mundo. «El diablo ha bajado a vosotros con gran furor, pues sabe que le queda poco tiempo» (12,12).

Medios ordinarios de lucha espiritual contra el demonio.

–¿Y con qué autoridad dice usted esto? ¿Es usted profeta? –No soy.
–¿Es hijo de profeta? –Tampoco soy, aunque por ahí vamos más cerca.
–¿Y por qué habla entonces, si no es profeta ni hijo de profeta?
–Por la escasez de profetas verdaderos y la vocinglería de los falsos profetas. En cuanto aparezcan los profetas verdaderos, yo me callo. En cuanto cesen de engañar al pueblo los falsos profetas, también me callo. Por lo menos, así lo espero (P. Leonardo Castellani).

El demonio vence al hombre cuando éste se fía de sus propias fuerzas, y a ellas se limita. Pensemos, por ejemplo, en un cristiano que deja la oración, la santa Misa, el sacramento de la penitencia. Y esto sucede, observa Pablo VI, porque al ataque de los demonios «hoy se le presta poca atención. Se teme volver a caer en viejas teorías maniqueas o en terribles divagaciones fantásticas y supersticiosas. Hoy prefieren algunos mostrarse valientes y libres de prejuicios, y tomar actitudes positivas» (15-11-1972). Por esa vía se trivializa el mal del hombre y del mundo, y se trivializan los medios para vencerlos: van a la guerra atómica armados de un tirachinas. Pero ya se comprende que la decisión de eliminar ideológicamente un enemigo, que persiste obstinadamente real, sólo consigue hacerlo más peligroso.

Los medios ordinarios de lucha espiritual contra el demonio están enseñados ya por Dios en la Escritura, y en seguida fueron codificados por los maestros espirituales cristianos. Menciono brevemente los principales:

–la armadura de Dios que han de revestir los cristianos viene descrita por San Pablo: «confortáos en el Señor y en la fuerza de su poder; vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis resistir ante las asechanzas del diablo» (Ef 6,10-18). Esa armadura incluye en primer lugar la espada de la Palabra divina. También la oración: «orad para que no cedáis en la tentación» (Lc 22,40), pues cierta especie de demonios «no puede ser expulsada por ningún medio si no es por la oración» (Mc 9,29). Y especialmente la evitación del pecado: «no pequéis, no deis entrada al diablo» (Ef 4,26-27). «Sometéos a Dios y resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Sant 4,7). Pablo VI: «¿qué defensa, qué remedio oponer a la acción del demonio? Podemos decir: todo lo que nos defiende del pecado nos defiende por ello mismo del enemigo invisible» (15-11-1972).

–la verdad es el arma fundamental cristiana para vencer al demonio. Nada neutraliza y anula tanto el poder del diablo sobre el mundo como la afirmación bien clara de la verdad. Juan Pablo II enseña que «los que eran esclavos del pecado, porque se encontraban bajo el influjo del padre de la mentira, son liberados mediante la participación de la Verdad, que es Cristo, y en la libertad del Hijo de Dios ellos mismos alcanzan “la libertad de los hijos de Dios” (Rm 8,21)» (3-8-1988).

La fidelidad a la doctrina y disciplina de la Iglesia, en este sentido, es necesaria para librarse del demonio. Decía Santa Teresa: «tengo por muy cierto que el demonio no engañará –no lo permitirá Dios– al alma que de ninguna cosa se fía de sí y está fortalecida en la fe». A esta alma «como tiene ya hecho asiento fuerte en estas verdades, no la moverían cuantas revelaciones pueda imaginar –aunque viese abiertos los cielos– un punto de lo que tiene la Iglesia» (Vida 25,12). Por el contrario, aquel maestro y doctor «católico» que «enseña cosas diferentes y no se atiene a las palabras saludables, las de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad» (1Tim 6,3), ése le hace el juego al diablo, cae personalmente y hace caer a otros bajo su influjo. El máximo empeño del diablo es precisamente falsificar el cristianismo.

los sacramentales de la Iglesia, el agua bendita, las oraciones de bendición, el signo de la cruz, los exorcismos, en los casos más graves, son ayudas preciosas. Como un niño que en el peligro corre a refugiarse en su madre, así el cristiano asediado por el diablo tiende, bajo la acción del Espíritu Santo, a buscar el auxilio de la Madre Iglesia. Y los sacramentales son precisamente, como dice el Vaticano II, auxilios «de carácter espiritual obtenidos por la intercesión de la Iglesia» (SC 60). Santa Teresa conoció bien la fuerza del agua bendita ante los demonios: «no hay cosa con que huyan más para no volver; de la cruz también huyen, mas vuelven. Debe ser grande la virtud del agua bendita; para mí es particular y muy conocida consolación que siente mi alma cuando la tomo». Y añade algo muy propio de ella: «considero yo qué gran cosa es todo lo que está ordenado por la Iglesia» (Vida 31,4; cf. 31,1-11).

no tener miedo al demonio, pues el Señor nos mandó: «no se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo» (Jn 14,27). Cristo venció al Demonio y lo sujetó. Ahora es como una fiera encadenada, que no puede dañar al cristiano si éste no se le acerca, poniéndose en ocasión próxima de pecado. El poder tentador de los demonios está completamente sujeto a la providencia del Señor, que lo emplea para nuestro bien como castigo medicinal (1Cor 5,5; 1Tim 1,20) y como prueba purificadora (2Cor 12,7-10).

Los cristianos somos en Cristo reyes, y participamos del Señorío de Jesucristo sobre toda criatura, también sobre los demonios. En este sentido escribía Santa Teresa: «si este Señor es poderoso, como veo que lo es y sé que lo es y que son sus esclavos los demonios –y de esto no hay que dudar, pues es de fe–, siendo yo sierva de este Señor y Rey ¿qué mal me pueden ellos hacer a mí?, ¿por qué no he de tener yo fortaleza para combatir contra todo el infierno? Tomaba una cruz en la mano y parecía darme Dios ánimo, que yo me veía otra en un breve tiempo, que no temiera meterme con ellos a brazos, que me parecía que con aquella cruz fácilmente los venciera a todos. Y así dije: “venid ahora todos, que siendo sierva del Señor quiero yo ver qué me podéis hacer”». Y en esta actitud desafiante, concluye: «No hay duda de que me parecía que me tenían miedo, porque yo quedé sosegada y tan sin temor de todos ellos que se me quitaron todos los miedos que solía tener hasta hoy; porque, aunque algunas veces les veía, no les he tenido más casi miedo, antes me parecía que ellos me lo tenían a mí. Me quedó un señorío contra ellos, bien dado por el Señor de todos, que no se me da más de ellos que de moscas. Me parecen tan cobardes que, en viendo que los tienen en poco, no les queda fuerza» (Vida 25,20-21).

El diablo ataca al hombre en ciertos casos con una fuerza persistente muy especial. Ese ataque se da

en el asedio, también llamado obsesión, el demonio actúa sobre el hombre desde fuera. Se dice interno cuando afecta a las potencias espirituales, sobre todo a las inferiores: violentas inclinaciones malas, repugnancias insuperables, angustias, pulsiones suicidas, etc. Y externo cuando afecta a cualquiera de los sentidos externos, induciendo impresiones, a veces sumamente engañosas, en vista, oído, olfato, gusto, tacto.

–en la posesión el demonio entra en la víctima y la mueve despóticamente desde dentro. Pero adviértase que aunque el diablo haya invadido el cuerpo de un hombre, y obre en él como en propiedad suya, no puede influir en la persona como principio intrínseco de sus acciones y movimientos, sino por un dominio violento, que es ajeno a la sustancia del acto. La posesión diabólica afecta al cuerpo, pero el alma no es invadida, conserva la libertad y, si se mantiene unida a Dios, puede estar en gracia durante la misma posesión (cf. Juan Pablo II, 13-8-1986).

El medio apropiado de lucha espiritual contra el demonio, en estos casos extremos, son los exorcismos. . Como ya vimos, fueron ejercitados con frecuencia por Cristo Salvador, y él envió a los Apóstoles como exorcistas, con especiales poderes espirituales para expulsar a los demonios. Los exorcismos deben, pues, ser aplicados a aquellos hombres que son especialmente atacados por el diablo. Así lo enseña el Catecismo de la Iglesia:

«Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraído a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó, de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf. Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne llamado “el gran exorcismo” sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesus ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad» (1673).

Aumentan hoy los asedios y posesiones del diablo. Ya advertía Juan Pablo II que «las impresionantes palabras del Apóstol Juan, “el mundo entero está bajo el Maligno” (1Jn 5,19) aluden a la presencia de Satanás en la historia de la humanidad, una presencia que se hace más fuerte a medida que el hombre y la sociedad se alejan de Dios» (13-8-1886; cf. 20-8). Donde el cristianismo disminuye, crece el poder efectivo del diablo entre los hombres. Muchos de los pocos hombres de Iglesia que hoy se ocupan en esta gravísima cuestión afirman siempre que la acción diabólica está creciendo notablemente en los últimos decenios. Espiritismo, adivinación, esoterismo, tabla ouija, cultos satánicos, santería, macumba, ritos Nueva Era, espectáculos perversos, idolatría de las riquezas, promiscuidad sexual, drogas, son puertas abiertas para la entrada del diablo.

Describen y analizan el acrecentamiento del poder diabólico en el mundo actual, p. ej., el P. Gabriele Amorth, presidente de la Asociación Internacional de Exhorcistas (30 Días, 2001, n.6), el P. René Laurentin, miembro de la Pontificia Academia Teológica de Roma (El demonio ¿símbolo o realidad? Bilbao, Desclée de Brouwer 1998, 149-201), el IV Congreso Nacional de Exorcistas celebrado en México (julio 2009).

Y al mismo tiempo disminuyen los exorcismos hasta casi desaparecer en no pocas Iglesias. En las mismas fuentes que acabo de citar puede verse documentado y analizado este hecho.

La apostasía generalizada en ciertas Iglesias locales –pérdida de la fe en el demonio, absentismo masivo a la catequesis y a la Eucaristía dominical, dejación de la confirmación y de la penitencia sacramental, etc. –, lleva también al abandono despectivo de los sacramentales: el agua bendita, las bendiciones, los exorcismos. Muchas diócesis, incluso naciones, no tienen ningún exorcista. Y no pocas Curias diocesanas, por acción o por omisión, eliminan prácticamente los exorcismos de la vida pastoral, pues les ponen tantas exigencias y dificultades, que prácticamente los impiden.

La desaparición de los exorcismos es hoy una pérdida de especial gravedad, pues se produce justamente cuando más se necesitan. El pueblo cristiano pide en el Padre nuestro diariamente «líbranos del Maligno», y ya sabemos que nuestro Señor Jesucristo, gran exorcista, dió poder a sus apóstoles para expulsar los demonios. Por eso hoy es una gran vergüenza que los hombres asediados y poseídos por el diablo se vean en graves peligros espirituales y en terribles sufrimientos sin la ayuda de ciertas Iglesias locales, que se niegan a darles el auxilio poderoso de los exorcismos, resistiendo así la palabra de Cristo: «en mi nombre expulsarán los demonios» (Mc 16,17).

Reforma cuanto antes o apostasía creciente.

Fuente: Catholic.net
Autor: Sacerdote José María Iraburu [Leer más …]

Benedicto XVI evoca a San Pío de Pietrelcina ‘dispensador de la Misericordia’

Al final de la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 23 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI presentó este miércoles el modelo de san Pío de Pietrelcina, “dispensador de la misericordia divina” a través de la confesión, en el día en el que la Iglesia celebraba su memoria litúrgica.

Primero propuso a los jóvenes presentes en la audiencia general “el testimonio de fe y de caridad que animó” la vida del fraile capuchino, fallecido en 1968, como ayuda para “proyectar vuestro futuro como un generoso servicio a Dios y al prójimo”.

Al mismo tiempo, pidió que el santo ayude a los enfermos “a experimentar en el sufrimiento el apoyo y el consuelo de Cristo crucificado” y aliente a los recién casados “a conservar en vuestra familia una constante atención por los pobres”.

“Que el ejemplo de este santo, tan popular, sea, para los sacerdotes, en este Año Sacerdotal, y para todos los cristianos una invitación a confiar siempre en la bondad de Dios”, añadió.

Por este motivo, exhortó a los fieles a acercarse a celebrar con confianza “el sacramento de la Reconciliación, del que el santo del Gargano, incansable dispensador de la misericordia divina, fue asiduo y fiel ministro”. [Leer más …]