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Del pan supersustancial que pedimos en la oración dominica

DEL PAN SUPERSUSTANCIAL QUE PEDIMOS EN LA ORACIÓN DOMINICA

Del pan supersustancial que pedimos en la oración dominica krouillong adelante la fe

Meditación para el jueves veinte

PUNTO PRIMERO. Considera que, como escribe san Mateo, Cristo nos mandó pedir el pan sobresustancial todos los días, que es su santísimo cuerpo sacramentado en especie de pan, como dicen muchos santos citados de santo Tomás, sobre lo cual has de meditar: lo primero cómo este divino manjar sobresustancial, porque  él sólo es de sustancia para el alma y contiene la sustancia de todos los manjares; por lo cual dijo el mismo Cristo que su carne era el verdadero manjar, y su sangre la verdadera bebida; porque las demás no lo son como esta, en que se nos da la gracia y el autor de la misma gracia. Contempla el valor de este manjar, y la sustancia y la virtud que comunica a el alma, y dale muchas gracias a Dios por la merced que nos hizo en dárnosla para nuestro consuelo y remedio; y enséñate a despreciar todos los manjares por este, que es de sustancia y virtud sobre todos los demás.

PUNTO II. Considera por qué le llamo nuestro: lo primero porque le sazonó Cristo para nosotros y no para los ángeles, a quienes no hizo la merced que a nosotros. Considera los agradecimientos que le dieran los del cielo, si les hiciera esta merced de darles su cuerpo como a nosotros, y no seas tú más corto en agradecérsele que ellos, y en estimar tan singular favor; lo segundo porque no es singular, sino merced hecha a todos igualmente. Pondera aquí la equidad con que Cristo da tan soberano don a todos, chicos  y grandes, nobles y plebeyos, ricos y pobres, sin excluir a alguno, sin distinción ni singularidad, comunicándoles su gracia a cada uno conforme a su devoción y a las disposición que lleva; y que muchas veces la dará más copiosa al pobre y humilde por ir más dispuesto, que al rico y levantado porque va menos; y alaba las maravillas de Dios y la rectitud de su justicia, y estudia en merecer más aumentos de su gracia por tu mayor disposición.

PUNTO III. Considera que siendo este divino pan de tan subido valor, le llama cuotidiano y nos manda pedir cada día, como el maná que bajaba del cielo: porque como dice san Agustín, cada día nos hemos de preparar para merecer recibirle, y cuando es de nuestra parte purificar nuestras almas, y hacerlas dignas moradas de tan alto Señor; en figura de lo cual todos los días al amanecer enviaba Dios un viento blando, que limpiaba la tierra donde había de caer el maná, porque ha de estar limpia el alma de toda imperfección para recibir este maná del cielo: mete la mano en tu conciencia, y mira si está tan limpia que le merezcas recibir, y procura acrisolarla de cualquier imperfección: toma el consejo de san Agustín, y vive de tal suerte que merezcas recibirle cada día.

PUNTO IV. Considera que nos manda Cristo pedir este divino pan, porque como tal nos sustenta y alimenta, y con él reparamos lo que perdemos cada día pecando, y cada día necesitamos de reparar por este celestial alimento lo que perdemos por el pecado: cada día necesitamos de ofrecerle este sacrificio para aplacarle y satisfacerle por nuestros pecados: cada día enfermamos en el alma, y cada día tenemos necesidad de esta saludable medicina para curar nuestras dolencias. Contempla pues los bienes y riquezas inestimables que tienes en este celestial bocado, y estímale y venérale como debes: ofrécele cada día a Dios en satisfacción de  tus pecados: recíbele con hacimiento de gracias para reparo de tu alma; pídele que como médico celestial te cure de tus enfermedades, y que te preserve de caídas, y te de perseverancia en su gracia.

Padre Alonso de Andrade, S.J 

Fuente: ADELANTE LA FE

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Oración a Santa María Madre de la Eucaristía

ORACIÓN A SANTA MARÍA MADRE DE LA EUCARISTÍA

Ave María, dulce Madre de la Eucaristía.

Con dolor y mucho amor, nos has dado
a tu Hijo Jesús mientras pendía de la Cruz.
Nosotros, débiles criaturas, nos aferramos a Ti
para ser hijos dignos de este gran Amor y Dolor.

Ayúdanos a ser humildes y sencillos,
ayúdanos a amar a todos los hombres,
ayúdanos a vivir en la gracia
estando siempre listos para recibir
a Jesús en nuestro corazón.

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Oh María, Madre de la Eucaristía,
nosotros, por cuenta propia, no podremos comprender
este gran misterio de amor.
Que obtengamos la luz del Espíritu Santo,
para que así podamos comprender
aunque sea por un solo instante,
todo el infinito amor de tu Jesús
que se entrega a Sí mismo por nosotros.

Me uno a tu hijo y a ti Madre Santísima en cada comunión
Tú eres la Reina de la Eucaristía, la madre del verbo encarnado,
Jesús, carne de tu carne, nuestro Dios y Salvador.
Amén

¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

 

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La reverencia de comulgar de rodillas y en la boca

LA REVERENCIA DE COMULGAR DE RODILLAS Y EN LA BOCA

La causa de la degeneración de la Iglesia ha sido casi siempre imputable a la negligencia y abuso hacia el Santo Sacramento del Altar (San Juan Fisher, mártir. Corpus Christi).

El obispo Atanasio Schneider es conocido por su determinación en defender la Sagrada Comunión en la boca. Participó como auditor en el Sínodo sobre la Eucaristía del año 2005 (La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y misión de la Iglesia). En su relación habló del respeto hacia la Sagrada Eucaristía, recordando, para ello, el respeto que su propia madre le inculcó en los tiempos de la Iglesia perseguida en la Rusia comunista. Son múltiples sus intervenciones en coloquios y conferencias, siempre defendiendo con valentía y profundo amor a la Iglesia la dignidad y reverencia que supone recibir el Señor de rodillas y en la boca.

Tras su primer libro Dominus est, Reflexiones de un obispo de Asia central sobre la Sagrada Comunión (Librería Editrici Vaticana. 2009), ha aparecido en enero de 2014 su segundo libro: Corpus Christi. La Santa Comunione e il rinnovamento della Chiesa (Librería Editrici Vaticana).

Deseo comentar dos puntos del libro de gran interés y que ayudarán a ilustrar y a formar una idea lo más correcta posible sobre ellos; uno, sobre las funestas consecuencias del actual rito de la Comunión en la mano; y el otro, las razones teológicas y litúrgicas para recibir la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca.

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En primer lugar, La práctica moderna de la Comunión en la mano supone una profunda llaga (profonda piaga) en el Cuerpo Místico de Cristo, práctica que difiere esencialmente del rito análogo de los primeros siglos, donde al poner la Sagrada Hostia en la mano (en las mujeres sobre un paño), el fiel se inclinaba reverentemente y comulgaba directamente con la boca. Debido a la confusión y abusos respecto a la Sagrada Comunión, a partir del siglo VIII, por lo menos, se daba la Comunión directamente en la boca de los fieles, y de esta forma se conseguía poner más de manifiesto que la Santa Comunión no es una comida común, sino realmente el Cuerpo de Cristo, la sacralidad en persona.

El actual rito de la Comunión en la mano nunca ha pertenecido (mai appartenuto) al patrimonio litúrgico de la Iglesia católica. Esta práctica actual de la Comunión en la mano es un invento calvinista (inventato dai calvinisti), y difiere sustancialmente del rito de la Iglesia de los primeros siglos, y ha causado y continúa causando un daño de proporciones verdaderamente preocupantes, además de un daño a la recta fe (recta fede) eucarística, a la reverencia (riverenza) y al cuidado hacia los fragmentos eucarísticos (cura verso i frammenti eucaristici).

Las consecuencias son devastadoras para la fe eucarística:

  • Se ha llegado a un sorprendente minimalismo (minimalismo) en los gestos de adoración y de reverencia.
  • Se trata de un gesto reservado a la comida común (cibo comune), que causa a una gran cantidad de fieles, en especial a los niños, las percepción que en la Hostia Santa no está presente la Persona Divina de Cristo, sino más bien un símbolo religioso, en cuanto podemos tratarle como tratamos la comida común.
  • Se causa una abundante pérdida de fragmentos (perdita di frammenti) de la Hostia Santa, que al caer al suelo son pisados inadvertidamente por los que comulgan.
  • Se ha aumenta de forma de forma alarmante el robo (furto) de Hostias consagradas.

No hay en la Iglesia ni sobre la tierra algo tan sagrado (sacro), ni tan divino (divino), ni tan vivo y personal (vivo e personale) como la Santa Comunión, porque la Comunión es el mismo Señor eucarístico.

Es incomprensible como dentro de la Iglesia no haya personas que reconozcan esta llaga (piaga), considerando, por el contrario, este asunto como secundario (secundaria), y todavía muchísimo más incomprensible es que haya personas que dentro de la Iglesia la defiendan (difendono) y propaguen (diffondono).

Recuerda el Obispo Schneider que los temores del beato Papa Pablo VI en la Instrucción Memoriale Domini, del 29 de mayo de 1969 se han cumplido:

  1. Disminución de la reverencia hacia el augustísimo Sacramento del Altar.
  2. Profanación del mismo Sacramento.
  3. Alteración de la recta doctrina de la fe eucarística.

En segundo lugar, veamos las razones teológicas y litúrgicas para la recepción de la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca. Para ello recuerda que no basta el culto interior, pues Dios se ha hecho hombre y por tanto visible. Por lo que un culto esencialmente interior no es coherente con la Encarnación. Tal culto sería un culto “platónico”, protestante y esencialmente gnóstico. El culto debido al Cuerpo Eucarístico de Cristo debe ser necesariamente exterior e interior. Ambas formas son inseparables.

Partiendo de lo anterior, añade que la simbología de la boca expresa de un modo convincente el contenido espiritual y religioso: el beso tiene la imagen de un acto de amor interior y espiritualizado (Por ejemplo, en el Cantar de los Cantares); en el Salmo 84, 11: la Justica y la Paz se besan, podemos pensar también en el beso litúrgico o santo beso fraterno (1 Cor 16, 20 etc.). La palabra adoratio se compone de os ad os (es decir, boca a boca). La palabra fuera de la boca: es imagen de aquella PALABRA Eterna que procede de Dios, y de Jesús que de Su boca insufla el Espíritu Santo (Gn 20, 27).

Además, Las palabras Accipite et manducate, se traducen literalmente como Recibid y comed, que fueron dichas directamente a los Apóstoles, sacerdote de la Nueva Alianza, no a la totalidad de los fieles. Si esto no fuera así, las palabras Haced esto en memoria mía se dirigirían, en consecuencia, a la totalidad de los fieles, que en virtud de estas palabras, hoy podría participar del sacerdocio ministerial. Por otro lado, la palabra accipite no significa tocar con la mano sino más bien la acción de recibir. La palabra accípere, por ejemplo, se encuentra en: recibid el Espíritu de verdad (Jn 14, 17): Recibid el Espíritu Santo (Jn 20, 22), etc.

La recepción de la Sagrada Comunión no se trata de de un acto externo de poder tocar con la mano, sino de un acontecimiento profundamente espiritual: se trata de un poder recibir el sacramento eucarístico con el corazón, con el alma, pero evidentemente también con el cuerpo convenientemente, esto es con la lengua y de rodillas.

La Iglesia vive de la Eucaristía. El Cristo eucarístico en el verdadero centro de la Iglesia, y por serlo lo es también la adoración. Lo primero es la adoración. Nunca podrá haber progreso espiritual, tanto personal como general en la Iglesia sin no hay una verdadera actitud de reverencia y adoración al Santísimo Sacramento. El rito actual de la Sagrada Comunión en la mano se ha revelado como una práctica no pastoral, que conlleva un gran perjuicio a la fe y a la piedad de los fieles.

Debería surgir una gran movimiento entre los fieles que unidos a la llamada de TODOS DE RODILLAS iniciaran la renovación de la Iglesia, desde abajo, recibiendo la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca. Bastaría que algunos fieles o amigos se pusieran de acuerdo y juntos comulgaran de esta forma, ayudándose espiritualmente unos a otros. La práctica demuestra que cuando unos empiezan a arrodillarse otros los siguen.

Adoro te devote latens Deitas. Te adoro con devoción Dios escondido.

Todos de rodillas.

Autor: Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

Fuente: ADELANTE LA FE

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Oración a Jesús en el Sagrario – Santa Teresa de Jesús

ORACIÓN A JESÚS EN EL SAGRARIO

Jesús + 16 de julio de 1895

¡Oh Dios escondido en la prisión del sagrario!, todas las noches vengo feliz a tu lado para darte gracias por todos los beneficios que me has concedido y para pedirte perdón por las faltas que he cometido en esta jornada, que acaba de pasar como un sueño…

¡Qué feliz sería, Jesús, si hubiese sido enteramente fiel! Pero, ¡ay!, muchas veces por la noche estoy triste porque veo que hubiera podido responder mejor a tus gracias… Si hubiese estado más unida a ti, si hubiera sido más caritativa con mis hermanas, más humilde y más mortificada, me costaría menos hablar contigo en la oración.

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Sin embargo, Dios mío, lejos de desalentarme a la vista de mis miserias, vengo a ti confiada, acordándome de que “no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. Te pido, pues, que me cures, que me perdones, y yo, Señor, recordaré que “el alma a la que más has perdonado debe amarte también más que las otras…” Te ofrezco todos los latidos de mi corazón como otros tantos actos de amor y de reparación, y los uno a tus méritos infinitos. Y te pido, divino Esposo mío, que seas tú mismo el Reparador de mi alma y que actúes en mí sin hacer caso de mis resistencias; en una palabra, ya no quiero tener más voluntad que la tuya. Y mañana, con la ayuda de tu gracia, volveré a comenzar una vida nueva, cada uno de cuyos instantes será un acto de amor y de renuncia.

Después de haber venido así, cada noche, al pie de tu altar, llegaré por fin a la última noche de mi vida, y entonces comenzará para mí el día sin ocaso de la eternidad, en el que descansaré sobre tu divino Corazón de las luchas del destierro. Amén.

SANTA TERESA DE ÁVILA

NOTAS : ORACIÓN A JESÚS EN EL SAGRARIO

   Fecha: 16 de julio de 1895. – Compuesta para sor Marta.

Esta oración fue compuesta para sor Marta, a petición suya, para sus treinta años. Como es hermana conversa, su jornada se termina con una visita al Santísimo durante el silencio nocturno que manda la Regla. En esa visita sor Marta hace el examen de conciencia, una práctica con frecuencia poco agradable, sobre todo para un temperamento proclive a la tristeza y al desaliento.

En los escritos de Teresa no encontramos, hablando con propiedad, un método de oración. Estas líneas son preciosas en extremo, pues precisan la actitud que se ha de guardar fuera de la oración: unión a Dios durante el día, caridad fraterna, renuncia habitual.

Fuente: SAN MIGUEL ARCANGEL BLOGSPOT

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Comunión Espiritual

COMUNIÓN ESPIRITUAL

A veces nos encontramos ante el Señor Sacramentado y pasamos momentos de aridez, sin percibir su voz ni llegar a decirle nada. ¿Qué hacer? He aquí una manera excelente de ocupar parte del tiempo en las visitas al Santísimo: hacer una comunión espiritual.

Llamamos comunión sacramental el recibir el cuerpo de Cristo bajo las especies eucarísticas en la Santa Misa o fuera de ella. Es este un momento inefable de unión e intimidad con Dios, por cierto el momento (o el acontecimiento) más importante del día o de la semana.

Pero resulta que además podemos encontrarnos con Nuestro Señor haciendo una comunión espiritual que podrá tener tanto o hasta mayor fruto que la misma comunión eucarística, dependiendo del fervor con que uno se empeñe y de la liberalidad de Dios.

La comunión sacramental se puede recibir hasta dos veces por día, si la segunda vez que comulgo lo hago participando de la Santa Misa, según estipula el Código de Derecho Canónico, canon 917.

En cambio, la comunión espiritual puedo hacerla en todo momento, en cualquier lugar, tantas veces cuantas quiera.

¿En qué consiste la comunión espiritual?

San Alfonso María de Ligorio nos lo explica muy claramente: “consiste en el deseo de recibir a Jesús Sacramentado y en darle un amoroso abrazo, como si ya lo hubiéramos recibido”.

Esta devoción es mucho más provechosa de lo que se piensa y muy fácil de realizar. Hay fórmulas que nos ayudan a hacerla como, por ejemplo ésta, que es de la pluma del mismo santo:

“Oh Jesús mío, creo que estas presente en el Santísimo Sacramento, te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti, No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte. Amén”

Pero cada uno pude meditar y realizar la comunión espiritual sin necesidad de acogerse a una receta específica, aunque para que sea bien hecha, se recomienda que se haga:
– un acto de fe en la Eucaristía (creo que estás presente en la Eucaristía)
– un acto de amor (te amo sobre todas las cosas)
– un acto de deseo (deseo recibirte en mi alma)
– Por fin, un pedido: (ven espiritualmente a mi corazón, permanece en mí y haz que nunca te abandone).

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Cuantas veces pensamos y hasta soñamos con cosas que queremos o que nos gustan. Es un imperativo de nuestro ser racional y volitivo. ¿Y cómo no vamos a tener en vista esa presencia tan benéfica que es, además, prenda de vida eterna?

Puede decirse que la comunión espiritual es un termómetro de nuestra fe y de nuestro amor a la Eucaristía. Y si no teníamos claro la factibilidad de esta práctica devocional, se comprende que no hayamos recurrido a ella; pero una vez que hemos comprendido cuán beneficiosa es para el alma, no tenemos más que hacerla parte de nuestros hábitos cotidianos.

Dice Jesús en el Evangelio que es preciso “orar en todo tiempo y no desfallecer” (Lc. 18, 1). La comunión espiritual es una forma excelente de oración que está siempre a nuestro alcance.

“Ecclesia de Eucharistía” es el título de una encíclica de San Juan Pablo II. “La Iglesia vive de la Eucaristía” y sin ella no puede existir. De forma real o virtual, debemos comulgar siempre con el Señor. La Eucaristía fue hecha para los cristianos y los cristianos para la Eucaristía.

Un pagano como el centurión romano (Mt. 8, 5-17) vivió la experiencia de la comunión espiritual cuando dijo: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa pero decid una sola palabra…”. La comunión con el Mesías, a través de un acto de fe, de esperanza y de amor, obtuvo su conversión y la cura de su siervo.

Creer, desear y adorar… ¡ya es comulgar!

Autor: Padre Rafael Ibarguren, EP
Fuente: Gaudium Press

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Oración de San Ambrosio

ORACIÓN DE SAN AMBROSIO

Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados, pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia.

Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder, con mis miserias y temores me acerco a Ti, fuente de misericordia y de perdón; vengo a refugiarme en Ti, que has dado la vida por salvarme, antes de que llegues como juez a pedirme cuentas.

Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas. Me dan miedo mis pecados, cuyo número y magnitud sólo Tú conoces; pero confío en tu infinita misericordia.

Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre verdadero, mírame con amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros. Escúchame, pues espero en Ti. Ten compasión de mis pecados y miserias, Tú que eres fuente inagotable de amor.

Te adoro, Señor, porque diste tu vida en la Cruz y te ofreciste en ella como Redentor por todos los hombres y especialmente por mi. Adoro Señor, la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus pecados.

Mira, Señor, a este pobre pecador, creado y redimido por Ti. Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias. Purifícame de todos mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada comunión. Que tu Cuerpo y tu Sangre me ayuden, Señor, a obtener de Ti el perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas; me libren de mis malos pensamientos, renueven en mi los sentimientos santos, me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo. Amén.

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66 de 131 – Catequesis del Santo Padre Benedicto XVI: Palabra y Sacramento son las dos columnas del Sacerdocio

66 DE 131 – CATEQUESIS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI: PALABRA Y SACRAMENTO SON LAS DOS COLUMNAS DEL SACERDOCIO

AUDIENCIA GENERAL DEL 1 DE JULIO DE 2009

PALABRA Y SACRAMENTO SON LAS DOS COLUMNAS DEL SACERDOCIO

Queridos hermanos y hermanas:

Con la celebración de las primeras Vísperas de la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo en la basílica de San Pablo extramuros se clausuró, como sabéis, el 28 de junio, el Año paulino, en recuerdo del segundo milenio del nacimiento del Apóstol de los gentiles. Damos gracias al Señor por los frutos espirituales que esta importante iniciativa ha aportado a tantas comunidades cristianas. Como preciosa herencia del Año paulino, podemos recoger la invitación del Apóstol a profundizar en el conocimiento del misterio de Cristo, para que sea él el corazón y el centro de nuestra existencia personal y comunitaria. Esta es, de hecho, la condición indispensable para una verdadera renovación espiritual y eclesial.

Como subrayé ya durante la primera celebración eucarística en la Capilla Sixtina después de mi elección como sucesor del apóstol san Pedro, es precisamente de la plena comunión con Cristo de donde “brota cada uno de los elementos de la vida de la Iglesia, en primer lugar la comunión entre todos los fieles, el compromiso de anuncio y de testimonio del Evangelio, y el ardor de la caridad hacia todos, especialmente hacia los pobres y los pequeños” (Homilía, 20 de abril de 2005, n. 4: L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 22 de abril de 2005, p. 7). Esto vale en primer lugar para los sacerdotes. Por eso demos gracias a la Providencia de Dios que nos ofrece ahora la posibilidad de celebrar el Año sacerdotal. Deseo de corazón que constituya para cada sacerdote una oportunidad de renovación interior y, en consecuencia, de firme revigorización en el compromiso de su misión.

Como durante el Año paulino nuestra referencia constante ha sido san Pablo, así en los próximos meses contemplaremos en primer lugar a san Juan María Vianney, el santo cura de Ars, recordando el 150° aniversario de su muerte. En la carta que escribí para esta ocasión a los sacerdotes, quise subrayar lo que más resplandece en la existencia de este humilde ministro del altar: “su total identificación con el propio ministerio”. Solía decir que “un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”. Y casi sin poder percibir la grandeza del don y de la tarea confiados a una pobre criatura humana, suspiraba: “¡Oh, qué grande es el sacerdote!… Si se diese cuenta, moriría… Dios le obedece: pronuncia dos palabras y nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia”.

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En verdad, precisamente considerando el binomio “identidad-misión”, cada sacerdote puede advertir mejor la necesidad de la progresiva identificación con Cristo, que le garantiza la fidelidad y la fecundidad del testimonio evangélico. El título mismo del Año sacerdotal —”Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote”— pone de manifiesto que el don de la gracia divina precede a toda posible respuesta humana y realización pastoral, y así, en la vida del sacerdote, el anuncio misionero y el culto no se pueden separar nunca, como tampoco se deben separar la identidad ontológico-sacramental y la misión evangelizadora.

Por lo demás, podríamos decir que el fin de la misión de todo presbítero es “cultual”: para que todos los hombres puedan ofrecerse a Dios como hostia viva, santa, agradable a él (cf. Rm 12, 1), que en la creación misma, en los hombres, se transforma en culto, en alabanza al Creador, recibiendo la caridad que están llamados a dispensarse abundantemente unos a otros. Lo constatamos claramente en los inicios del cristianismo. Por ejemplo, san Juan Crisóstomo decía que el sacramento del altar y el “sacramento del hermano” o, como dice, el “sacramento del pobre” constituyen dos aspectos del mismo misterio. El amor al prójimo, la atención a la justicia y a los pobres, no son solamente temas de una moral social, sino más bien expresión de una concepción sacramental de la moralidad cristiana, porque a través del ministerio de los presbíteros se realiza el sacrificio espiritual de todos los fieles, en unión con el de Cristo, único Mediador: sacrificio que los presbíteros ofrecen de forma incruenta y sacramental en espera de la nueva venida del Señor. Esta es la principal dimensión, esencialmente misionera y dinámica, de la identidad y del ministerio sacerdotal: a través del anuncio del Evangelio engendran en la fe a aquellos que aún no creen, para que puedan unir al sacrificio de Cristo su propio sacrificio, que se traduce en amor a Dios y al prójimo.

Queridos hermanos y hermanas, frente a tantas incertidumbres y cansancios también en el ejercicio del ministerio sacerdotal, es urgente recuperar un juicio claro e inequívoco sobre el primado absoluto de la gracia divina, recordando lo que escribe santo Tomás de Aquino: “El más pequeño don de la gracia supera el bien natural de todo el universo” (Summa Theologiae, I-II, q. 113, a. 9, ad 2). Por tanto, la misión de cada presbítero dependerá, también y sobre todo, de la conciencia de la realidad sacramental de su “nuevo ser”. De la certeza de su propia identidad, no construida artificialmente sino dada y acogida gratuita y divinamente, depende el siempre renovado entusiasmo del sacerdote por su misión. También para los presbíteros vale lo que escribí en la encíclica Deus caritas est: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (n. 1).

Habiendo recibido con su “consagración” un don de gracia tan extraordinario, los presbíteros se convierten en testigos permanentes de su encuentro con Cristo. Partiendo precisamente de esta conciencia interior, pueden realizar plenamente su “misión” mediante el anuncio de la Palabra y la administración de los sacramentos. Después del concilio Vaticano II, en muchas partes se tuvo la impresión de que en la misión de los sacerdotes en nuestro tiempo había algo más urgente; algunos creían que en primer lugar se debía construir una sociedad diversa. En cambio, la página evangélica que hemos escuchado al inicio llama la atención sobre los dos elementos esenciales del ministerio sacerdotal. Jesús envía, en aquel tiempo y hoy, a los Apóstoles a anunciar el Evangelio y les da el poder de expulsar a los espíritus malignos. Por tanto, “anuncio” y “poder”, es decir, “Palabra” y “sacramento”, son las dos columnas fundamentales del servicio sacerdotal, más allá de sus posibles múltiples configuraciones.

Cuando no se tiene en cuenta el “díptico” consagración-misión, resulta verdaderamente difícil comprender la identidad del presbítero y de su ministerio en la Iglesia. El presbítero no es sino un hombre convertido y renovado por el Espíritu, que vive de la relación personal con Cristo, haciendo constantemente suyos los criterios evangélicos. El presbítero no es sino un hombre de unidad y de verdad, consciente de sus propios límites y, al mismo tiempo, de la extraordinaria grandeza de la vocación recibida: ayudar a extender el reino de Dios hasta los últimos confines de la tierra.

¡Sí! El sacerdote es un hombre todo del Señor, puesto que es Dios mismo quien lo llama y lo constituye en su servicio apostólico. Y precisamente por ser todo del Señor, es todo de los hombres, para los hombres. Durante este Año sacerdotal, que se prolongará hasta la próxima solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, oremos por todos los sacerdotes. Es preciso que en las diócesis, en las parroquias, en las comunidades religiosas —especialmente en las monásticas—, en las asociaciones y en los movimientos, en las diversas organizaciones pastorales presentes en todo el mundo, se multipliquen iniciativas de oración, en particular de adoración eucarística, por la santificación del clero y por las vocaciones sacerdotales, respondiendo a la invitación de Jesús a pedir “al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38).

La oración es el primer compromiso, el verdadero camino de santificación de los sacerdotes y el alma de la auténtica “pastoral vocacional”. El escaso número de ordenaciones sacerdotales en algunos países no sólo no debe desanimar, sino que debe impulsar a multiplicar los espacios de silencio y de escucha de la Palabra, a cuidar mejor la dirección espiritual y el sacramento de la Confesión, para que muchos jóvenes puedan escuchar y seguir con prontitud la voz de Dios, que siempre sigue llamando y confirmando. Quien ora no tiene miedo; quien ora nunca está solo; quien ora se salva. Sin duda, san Juan María Vianney es modelo de una existencia hecha oración. Que María, la Madre de la Iglesia, ayude a todos los sacerdotes a seguir su ejemplo para ser, como él, testigos de Cristo y apóstoles del Evangelio.

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Bendito sea Dios

BENDITO SEA DIOS

Bendito sea Dios.

Bendito sea Su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea Su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea Su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su Gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Amén.

Bendito sea Dios krouillong comunion en la mano sacrilegio

La comunión en la mano es SACRILEGIO y PECADO y nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano, pues es “sólo para el fiel que lo desea”.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

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Oración a los Santos Ángeles para obtener Devoción a Jesús Sacramentado

ORACIÓN A LOS SANTOS ÁNGELES PARA OBTENER DEVOCIÓN A  JESÚS SACRAMENTADO

Ángeles del cielo, que rodeáis el Santo Tabernáculo del Altísimo, me uno a vosotros en los homenajes y adoraciones que rendís día y noche a Jesús Sacramentado. Quisiera amarle con un amor tan puro, tan verdadero, tan ardiente como el vuestro; pero soy tan ruin y pecador que nada puedo hacer que sea digno de su Divina Majestad. Dignaos suplir mi cortedad, y alcanzadme las gracias que necesito para recoger los frutos de tan santa devoción. Feliz el alma que encuentra sus delicias en vivir junto al Tabernáculo del Señor, y allí conversar con su Amado y pasar las horas en su compañía. ¡Oh Ángeles del cielo! Venid en mi auxilio, inflamad mi alma con el fuego del amor que os abrasa, para que mi corazón sea digno de adorar a Jesús Sacramentado.

Amén.

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Recuerda que los demonios son RESPONSABLES del pecado pero tú eres CULPABLE por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con el pecado. ¡Confiésate bien!

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La comunión en la mano es SACRILEGIO y PECADO y nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano, pues es “sólo para el fiel que lo desea”.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Acto de Súplica

ACTO DE SÚPLICA

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.

Que persevere siempre en tu amor.

Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.

Que no permitas que jamás me aparte de Ti.

Que sepa padecer con resignación por Ti.

Que no me preocupe sino de amarte.

Que ame también a mis prójimos.

Que ame mucho a los pecadores.

Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.

Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.

Que ampares a Tu Iglesia.

Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.

A los Prelados y a los Sacerdotes.

A los Religiosos y Religiosas.

A los que mandan en tu nombre.

A los que gobiernan nuestra nación

A nuestra querida Patria.

A mis amados parientes y allegados.

Que pagues a mis bienhechores

Que favorezcas a los que ruegan por mí.

Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.

Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.

Que me concedas una muerte santa.

Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!

Que me lleves al cielo cuando muera.

Amén.

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Recuerda que los demonios son RESPONSABLES del pecado pero tú eres CULPABLE por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con el pecado. ¡Confiésate bien!

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Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Comunión Espiritual

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Creo Jesús mío, que estáis presente en el Santísimo Sacramento del altar; os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros dentro de mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos; no permitáis Señor que jamás que me separe de Vos. Amén.

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Acto de Fe y Adoración

ACTO DE FE Y ADORACIÓN

Creo, oh Jesús, con mi más viva fe, que estás realmente presente, aquí, delante mío, bajo las especies Eucarísticas; Tú, el Verbo eterno del Padre, engendrado desde todos los siglos y encarnado luego en las entrañas de la Virgen Madre, Jesucristo Redentor y Rey. Creo, realmente, que estás presente en la verdad inefable de Tu Divinidad y de Tu Humanidad.

Jesús, eres el mismo de Belén, el divino Niño que aceptara por mí, el aniquilamiento, la pobreza y la persecución. Eres el Jesús de Nazaret, que por mi amor abrazó el ocultamiento, las fatigas y la obediencia. Eres el Divino Maestro, aquel que vino para enseñarme las dulces verdades de la fe, a traer el gran mandamiento del amor: Tu mandamiento. Eres el Salvador Misericordioso, el que te inclinas sobre todas mis miserias con infinita comprensión y conmovedora bondad, pronto siempre a perdonar, a curar, a renovar. Eres la Víctima Santa, inmolada para gloria del Padre y bien de todas las almas. Eres el Jesús que por mí sudó sangre en el Huerto de Getsemaní; quien por mí sufrió la condenación de tribunales humanos, la dolorosísima flagelación, la cruel y humillante coronación de espinas, el martirio cruel de la crucifixión. Eres quien quiso agonizar y morir por mí. Tú eres Jesús Resucitado, el vencedor de la muerte, del pecado y del infierno. Quien está deseoso de comunicarme los tesoros de la vida divina que posees en toda su plenitud.

Jesús mío, Te encuentras aquí, presente en la Hostia Consagrada, Santa, con un Corazón desbordante de ternura, un Corazón que ama infinitamente. En Tu Corazón, Jesús, encuentro el Amor Infinito, la Caridad divina: Dios, principio de vida, existente y vivificante. ¡Qué dulce me es, Dios mío, Trinidad Santísima, adorarte en este Sagrario en el que ahora estás!

Por ello me uno a los Ángeles y Santos quienes, invisibles pero presentes y vigilantes junto a Tu Sagrario, Te adoran incesantemente. Me uno, sobre todo, a Tu Santísima Madre y a los sentimientos de profunda adoración y de intenso amor que brotaron de Su alma desde el primer instante de Tu Encarnación y cuando te llevaba en Su seno inmaculado.

Y mientras Te adoro en este Sagrario, lo hago en todos los del mundo y, especialmente, en aquellos en los cuales estás más abandonado y olvidado. Te adoro en cada Hostia Consagrada que existe entre el Cielo y la tierra.

Te adoro, Dios Padre, porque por medio de Cristo has descendido hasta mi humanidad y porque, por Su Corazón adorable, Te has unido tan estrechamente al hombre, a mí, pobre criatura ingrata. Te adoro en este templo, santificado por la presencia siempre actual de Tu Ser divino; me postro hasta la nada, en adoración delante de Tu Majestad Soberana pero, al mismo tiempo, el amor me eleva hasta Ti.

Te adoro, Dios Padre, y te amo; el amor y la adoración están totalmente confundidos y mezclados en mi alma, tanto que no sabría decir si más adoro que amo o si más amo que adoro… Te adoro porque encuentro en Ti todo poder y toda santidad, justicia y sabiduría; porque Tú eres mi Creador y mi Dios. Te amo porque encuentro en Ti toda belleza, toda bondad, toda ternura y toda misericordia. Te amo porque me has hecho el regalo de un tesoro invalorable.

Jesús es mi tesoro, es mío y a cada instante puedo sacar de Él gracias a manos llenas, pues lo encuentro siempre abundante. De Él tomo cuanto necesito para pagar mis deudas, para remediar mis necesidades, encontrar delicia, ganarme una corona. ¡Qué don inefable es este Jesús con Su Corazón desbordante de ternuras! Un tesoro que jamás se agota: mientras más saco, él más aumenta.

Oh, Dios Padre, tanto has amado a tus criaturas que les diste a Tu único Hijo y, para que la Majestad de Tu Verbo no nos infundiese temor y nuestras almas se pudieran dirigir a Él con confianza, lo revestiste de una carne semejante a la nuestra. Lo has embellecido con las gracias más atrayentes y, sobre todo, le has dado un Corazón infinitamente perfecto; tanto que debía ser la morada de Tus delicias, porque Tu divina plenitud vive en El y la más humilde de las criaturas tiene allí su lugar de privilegio.

Ese adorado Corazón, inmenso como Tú, Dios mío, porque te contiene, es también mi morada, pues me ama. En Él me encuentro con Tu divinidad y, al verme en este Sagrado asilo, Tu justa ira se aplaca y Tu justicia se desarma.

Te adoro, Dios Padre, por Jesús y en Jesús. Adoro a Jesús, Tu Hijo, quien por Su Humanidad es mi hermano y por Su Divinidad es mi Dios. Te amo por Jesús y con Jesús. Te amo por el Corazón de Jesús, que el amor hizo mío. Te amo en Jesús. Por Él Te llega mi amor, por Él puedo alcanzarte y abrazarte.

R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

  • En el misterio sublime de la Unidad de Tu Naturaleza y de la Trinidad de Tus Personas,R/.
  • En la armonía de Tus perfecciones innumerables, R/.
  • En la riqueza inagotable con que haces los seres de la nada, R/.
  • En la pacífica posesión de Tu eterna Bienaventuranza, R/.
  • En la sabiduría infinita con que gobiernas todas las cosas, R/.
  • En la bondad inefable con que elevas al hombre a la dignidad de hijo Tuyo, R/.
  • En la Misericordia infinita con que toleras y conservas al pecador, R/.
  • En el misterioso decreto que estableció la Redención, R/.
  • En el infinito abajamiento de Tu Encarnación, R/.
  • En las humillaciones, en los ocultamientos, en los trabajos de Tu vida terrena, R/.
  • En los oprobios de Tu Pasión y muerte, R/.
  • En la gloria de Tu Resurrección, de Tu Ascensión y de Tu triunfo en los Cielos, R/.
  • En Tu divino Corazón, abierto por la lanza en el Calvario, R/.
  • En Tu divino Corazón revelado a Tus Santos en el transcurso de los siglos, R/.
  • En Tu divino Corazón que late de amor por nosotros en Tu pecho adorable y presente en nuestros Sagrarios, R/.
  • En Tu divino Corazón, desbordante de misericordia para los pobres pecadores, especialmente en el Sacramento de la Penitencia, R/.
  • En Tu Sacerdocio, que a través de los siglos continúa Tu obra de Misericordia y de salvación, R/.
  • En Tu Vicario, que te representa visiblemente en la tierra, R/.
  • En la Iglesia, que conserva y dispensa a las almas los tesoros de Tu divina gracia, R/.
  • En su magisterio infalible, en su sabio gobierno, en su inefable poder de santificación,R/.
  • En María Santísima, Tu Madre, enriquecida con tantos privilegios y constituida también Madre, Corredentora y Abogada nuestra, R/.
  • En la exhuberante fecundidad con que produces Santos, R/.
  • En la conmovedora generosidad con que dispensas tus dones, R/.
  • En el misterioso trabajo de la gracia en la intimidad de las almas, R/.
  • En el don purificador de tu Cruz, R/.
  • En la maravillosa providencia con que sigues a cada criatura en el curso de su vida, R/.
  • En Tu gloria infinita, que comunicas a Tus elegidos haciéndolos eternamente felices en el Cielo, R/.

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Señor: La Iglesia, en la recitación del Gloria de la Santa Misa, me invita a darte gracias por Tu gran gloria, me invita a agradecerte, glorificarte y alabarte por lo que Tú eres, Dios mío. Por este motivo, me es grato repetirte: Te doy gracias, porque eres el Amor Infinito.

Después de haberme postrado para adorarte en el Sagrado Corazón de Jesús, quiero agradecerte. Te agradezco, mi Dios, porque Tú eres el Amor y te agradezco por los dones de Tu amor. Y ya que los dones más preciados, los de la vida sobrenatural, nos los diste por Jesús, es también por Él, con Él y en Él que quiero elevar hasta Ti el himno de reconocimiento.

En unión con Jesús te agradezco, Dios Padre, por todas las gracias personales que me has concedido. Tú me diste la vida, sacándome de la nada y me la conservaste día a día hasta este momento. Pero Tú me has dado otra vida más valiosa, la de la gracia, que me hace partícipe de Tu misma vida divina y, después de la primera gracia con la que me santificaste en el día del bautismo, ¡cuántas gracias me han sido concedidas, que conservaron, aumentaron y, tal vez, reconquistaron la vida sobrenatural!

Pienso en los dones de tu amor de los que tanto he gozado:

  • En la Iglesia, que me has dado para que sea mi maestra y guía hacia la eternidad.
  • En los Sacerdotes, que me han otorgado los dones de Tu amor.
  • En los perdones continuadamente renovados.
  • En la Eucaristía, que ha sido para mí, alimento, sostén y consuelo.
  • En la Virgen, que es mi buena Madre, mi consoladora, mi ayuda, mi especial protectora en cada instante de mi vida.
  • En el Paraíso, que me has preparado y que con Tu gracia espero alcanzar.

Contemplo mi vida sembrada de alegrías y dolores y comprendo que todo en ella ha sido amor. Todo, oh mi Dios, porque de Tu Corazón amante no puede salir nada que no sea gracia y amor.
Por todo ésto:

R/: Te doy gracias, Dios mío.

  • Por las alegrías que me has permitido gozar, así como por los dolores y las pruebas con que has sembrado mi camino, R/.
  • Por las gracias conocidas y por las desconocidas, R/.
  • Por los favores del pasado y los del futuro, R/.
  • Por todo lo que has hecho en mí y por mí, y por todo lo que todavía querrás hacer en el futuro, R/.
  • Sobre todo, por haberme llamado al conocimiento de Tu Amor y a consagrarme a Él, R/.
  • Por la luz y la alegría Tuyas, que estoy tan lejos de merecer, R/.
  • Por la luz y la alegría que el conocimiento de Tu Amor trajo a mi vida, R/.
  • Por la posesión de Tu amor que Te hace mío y a mí me hace Tuyo, R/.

Pero no quiero y no puedo darte gracias sólo por mí. Te doy gracias también por todos los dones que Tu Amor ha derramado en la Iglesia. Por los beneficios otorgados a los Ángeles y a los Santos, alabanzas perennes de Tu Amor. Y sobre todo, por los beneficios innumerables que has hecho a María Santísima, nuestra dulce Madre. Te doy gracias por haberla hecho tan grande, tan santa, tan hermosa. Te doy gracias por los privilegios que le concediste, por el trono de gloria sobre el cual la colocaste, por la misión que le confiaste. Te doy gracias por haber hecho de esta criatura predilecta, una madre en la que puedo y debo colocar todas mis esperanzas.

Para que mi reconocimiento sea más eficaz me permito, oh Señor, vivificarlo con el amor. Por eso Te digo y Te repito: que Te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas.

R/: Te amo, Dios mío.

  • A Ti, que eres el amor infinito, R/.
  • A Ti, que me has salvado por Tu amor, R/.
  • A Tí, que me ordenas amarte, R/.
  • Con todo mi corazón, R/.
  • Con toda mi alma, R/.
  • Con todo mi espíritu, R/.
  • Con todas mis fuerzas, R/.
  • Por encima de todos los bienes y honores, R/.
  • Por encima de todos los placeres y las alegrías, R/.
  • Más que a mí mismo y que a todo cuanto me pertenece, R/.
  • Más que a mis padres y que a mis amigos, R/.
  • Más que a todos los hombres y ángeles, R/.
  • Por encima de todas las cosas creadas en el cielo y en la tierra, R/.
  • Solamente por Ti mismo, R/.
  • Porque Tú eres el Sumo Bien, R/.
  • Porque Tú eres infinitamente digno de ser amado, R/.
  • Porque Tú eres infinitamente perfecto, R/.
  • Aunque no me hubieras prometido el Paraíso, R/.
  • Aunque no me amenazaras con el infierno, R/.
  • Aunque me probases con la miseria y la desventura, R/.
  • En la abundancia y en la pobreza, R/.
  • En la prosperidad y en el infortunio, R/.
  • En los honores y en los desprecios, R/.
  • En las alegrías y en los dolores, R/.
  • En la salud y en la enfermedad, R/.
  • En la vida y en la muerte, R/.
  • En el tiempo y en la eternidad, R/.
  • En unión al amor con que todos los Santos y Angeles Te aman en el Cielo, R/.
  • En unión al amor con que Te ama la Bienaventurada Virgen María, R/.
  • En unión al amor infinito con que nos amas eternamente, R/.

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Oh, Dios mío, que posees en una abundancia incomprensible todo cuanto puede haber de perfecto y digno de amor, extingue en mí todo amor culpable, sensual y desordenado hacia las criaturas, y enciende en mi corazón el fuego purísimo de Tu amor, a fin de que ame sólo a Ti, por Ti, hasta el punto que, consumido en Tu santísimo amor, pueda yo ir a amarte eternamente en el Cielo, con los elegidos. Amén.

Señor, ahora quiero hacer ante Ti reparación. Oh, Jesús, Víctima divina de nuestros altares, grande y único Reparador, yo también me uno a Ti para cumplir, contigo y por medio Tuyo, el oficio de pequeña alma reparadora.

Y me dirijo también a ti, oh Madre mía, para que así como en el Calvario ofreciste al Padre a Tu Jesús, que se inmolaba por su gloria y por la salvación de las almas, así renueves en este momento el místico ofrecimiento en mi lugar.

En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado ofrece, oh Virgen dulce, los dolores de Jesús junto a los Tuyos, para invocar la Divina Misericordia sobre mí y sobre el mundo entero. Después de haberte dado gracias por Tus dones sin fin, ¿cómo puedo no confundirme a la vista de mis culpas y de mis infidelidades? ¡Con cuánta ingratitud y frialdad he respondido a tus beneficios!
Postrado ante Ti, que tanto me has amado, lleno de confusión y de arrepentimiento, invoco Tu perdón y Tu Misericordia.

R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

  • Por el mal uso que hice de los dones naturales recibidos: mi vida, mis energías, mi tiempo, mis sentidos, mi inteligencia, mi lengua, R/.
  • Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley, R/.
  • Por los deberes descuidados o mal cumplidos, R/.
  • Por el bien que pude hacer y no hice, R/.
  • Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas inclinaciones del orgullo, de la vanidad y del egoísmo, R/.
  • Porque no practiqué el mandamiento de caridad, como Tú lo ordenaste, R/.
  • Porque dejé estériles en mí tantas gracias, R/.
  • Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad, R/.
  • Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los dones de Tu amor, R/.
  • Por haber preferido muchas veces a las criaturas y las satisfacciones humanas, en lugar de Ti y de tus consolaciones, R/.
  • Por la poca fidelidad y generosidad con que he vivido mi consagración, R/.
  • Por la falta de fe y abandono en tu amor, R/.
  • Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia, R/.
  • Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a Tu cruz, R/.

Me confundo en Tu presencia, oh mi Dios. Me arrodillo a Tus pies.
Me postro junto a Ti, oh Jesús, Hostia Divina, Redentor y Salvador mío, como un día la Magdalena. Y si bien es cierto que soy indigno de Tu amor, estoy seguro que tendrás para mí, la misma ternura misericordiosa.

Amén,

LO QUE DEBES SABER:

La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca siempre ha sido y sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.

La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

Si cedes a las presiones, estiras las manos y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.

Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.

Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado por Dios. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.

La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Karla Rouillon Gallangos

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

 

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Oración para Antes de la Comunión

ORACIÓN PARA ANTES DE LA COMUNIÓN

Señor, concédenos poder participar con verdadero amor, atención y piedad de esta Eucaristía que te ofrecemos, primero, para adorarte y agradecerte todos los beneficios que nos has hecho; segundo, para pedirte perdón de nuestros pecados y los de todos los hombres; tercero, para suplicarte las gracias que nos son necesarias para nuestra vida y para este día en concreto.

Te suplico que nos ayudes a prepararnos para recibirte dignamente y te ofrezco la Sagrada Comunión que voy a recibir por tus Santas intenciones, el alivio de las Benditas Almas del Purgatorio y la salvación de las almas.

Concédenos, Señor, asistir a esta Santa Misa con los mismos sentimientos de amor y piedad de tu Madre al pie de la Cruz. Con el espíritu y fervor con que la vivieron los santos.

Amén.

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LO QUE DEBES SABER:

La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca siempre ha sido y sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.

La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

Si cedes a las presiones, estiras las manos y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.

Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.

Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado por Dios. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.

La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Karla Rouillon Gallangos

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Vivir como Dios

VIVIR COMO DIOS

Seguimos escuchando a Jesucristo hablarnos desde el Evangelio acerca de la Eucaristía. ¿Qué dice sobre eso? “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. ¿Sabías que cuando recibes la comunión estás recibiendo a Cristo mismo? Él quiere habitar en ti, vivir en ti. Y puesto que Jesucristo es la vida, si vive en ti, consecuentemente te transmite su vida.

Y eso, ¿para qué me sirve? Pregunta típica de nuestra sociedad tan utilitarista y práctica. Todo sirve para algo: bueno o malo. Todo tiene una utilidad. Recibir el cuerpo de Cristo bajo la apariencia (solo apariencia) de pan (en realidad es Cristo mismo) sirve para darte vida en este mundo y para prepararte para entrar en la vida eterna. “Un momento, no corras”, puedes pensar. “¿Un trozo de pan sin levadura, que tú dices que es el cuerpo de Cristo, puede darme vida aquí y prepararme para la vida eterna?”. Así es. Pero esto no trates de explicarlo científicamente, de encontrar los procesos químicos por los que se produce esa transformación. Porque no es una transformación material, terrenal. No es algo que fabriquemos los hombres. Es algo que hace Dios, una consagración. Lo que era pan, Dios lo transforma en su cuerpo, lo que era vino, Dios lo transforma en su sangre.

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“¿Ah, sí? Pues yo no lo veo”. Claro, porque nuestros ojos físicos no tienen la capacidad de ver la acción directa de Dios. Solo vemos y experimentamos las consecuencias. Si Dios ha creado todo es que está por encima, luego lo pequeño no puede contener lo que es más grande y lo supera. La relación entre Dios y el hombre está fundamentada en la fe. Tienes que creer que es así, que Cristo te espera en la comunión para habitar en ti. Para vivir dentro de ti. Por eso no puedes acercarte a comulgar de cualquier manera. Primero tienes que creer que vas a acoger a Jesucristo mismo, en su cuerpo. Si no lo crees no vayas a comulgar. Y segundo, antes de ir, debes prepararte. Cuando recibes a alguien muy importante en tu casa, procuras tenerla limpia y ordenada para que se encuentre más a gusto y disfrutéis mucho más de ese encuentro. Lo mismo con Jesucristo. La Iglesia te pide que dejes que Dios mismo limpie y ordene tu vida mediante el sacramento de la reconciliación o la confesión. Así él mismo te hará digno de recibirlo en tu vida. Y así tú aprovecharás mucho más ese encuentro con él. En pecado mortal no puedes comulgar. ¿Vas a meter a Dios en una pocilga?

Él purifica y limpia tu vida. La llena de luz y de paz, en medio de tus sufrimientos, de tus amarguras, en medio de tu desesperación. Confesión y comunión son dos momentos sucesivos de una misma acción: experimentar con toda la fuerza la misericordia y el amor que Dios siente por ti. Ahora sí, el señor habita en ti.

Fuente: La Opinión de Zamora.es

Autor: David Villalón

16.08.2015

Santa María, Madre de la Eucaristía

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SANTA MARÍA, MADRE DE LA EUCARISTÍA

Ave María, dulce Madre de la Eucaristía.

Con dolor y mucho amor,

nos has dado a tu Hijo Jesús

mientras pendía de la Cruz.

Nosotros, débiles criaturas,

nos aferramos a Ti para ser hijos dignos

de este gran Amor y Dolor.

Ayúdanos a ser humildes y sencillos,

ayúdanos a amar a todos los hombres,

ayúdanos a vivir en la Gracia

estando siempre listos

para recibir a Jesús en nuestro corazón.

Oh María, Madre de la Eucaristía,

nosotros, por cuenta propia,

no podremos comprender este gran misterio de Amor.

Que obtengamos la luz del Espíritu Santo,

para que así podamos comprender

aunque sea por un solo instante,

todo el infinito amor de tu Jesús

que se entrega a Sí mismo por nosotros.

Amén

–/–

¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

LO QUE DEBES SABER:

Nos han quitado los reclinatorios y no hemos hecho nada.

Nos imponen la sacrílega comunión en la mano y no hacemos nada.

La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca siempre ha sido y sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.

La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

Si cedes a las presiones, estiras las manos y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.

Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.

Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado por Dios. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.

La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Karla Rouillon Gallangos

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Recuerda que los demonios son RESPONSABLES del pecado pero tú eres CULPABLE por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con el pecado. ¡Confiésate bien!

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Facebook YO NO RECIBO LA EUCARISTÍA EN LA MANO

FACEBOOK YO NO RECIBO LA EUCARISTÍA EN LA MANO

Hoy, 13 de enero del 2013 iniciamos este nuevo proyecto en la red social Facebook.

En esta página de Facebook la prioridad es la DEFENSA DE LA SAGRADA EUCARISTÍA, no el Papa, no sus miembros, no los administradores, solo la defensa de la Sagrada Eucaristía y la denuncia de las blasfemias y sacrilegios que los católicos cometen a diario contra la Sagrada Eucaristía con la sacrílega COMUNIÓN EN LA MANO.

Aquí llamamos por su nombre a las cosas: el pecado es pecado, el sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía es sacrilegio, la blasfemia contra la Sagrada Eucaristía es blasfemia…. por más que vengan del Papa, de un sacerdote o de un católico, siguen siendo pecado, sacrilegio y blasfemia. Son los tiempos que nos ha tocado vivir donde muchos sacerdotes mal formados y católicos no saben lo que es pecado, sacrilegio ni blasfemia.

No denunciar el pecado es PECADO DE OMISIÓN.

Disimular con falsas frases piadosas lo que debe ser una denuncia del mal ejemplo y el pecado se llama RESPETOS HUMANOS y aquí no los van a encontrar.

Hay mucha gente que piensa que hablar de la Sagrada Eucaristía es pérdida de tiempo porque a nadie le interesan estos temas hoy en día… lo bueno de las redes sociales es que uno las puede dejar en el momento que quiera. Nadie los obliga a quedarse, no estamos interesados en hacer amigos sino en hacer que más personas conozcan a JESÚS EUCARISTÍA.

El modelo perfecto de católico no existe pues todos somos diferentes, pero lo que todos los católicos debemos tener en común es que conocemos a JESÚS EUCARISTÍA.

Comparte para que más personas rechacen esta mala práctica por amor a Jesús y que todo sea para mayor Gloria de Dios

Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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like facebook yo no recibo la eucaristia en la mano krouillong comunion en la mano

Ingresa a la página YO NO RECIBO LA EUCARISTIA EN LA MANO y dale ME GUSTA si tú no recibes la comunión en la mano,

Si deseas ver videos sobre MILAGROS EUCARÍSTICOS puedes encontrar muchos en la sección de videos de la página de Facebook.

Oraciones para la Adoración Eucarística

ORACIONES PARA LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA

Puesto que Cristo mismo está presente en el sacramento del Altar es preciso honrarlo con culto de adoración. “La visita al Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo, nuestro Señor”

Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre mía, medianera de todas las gracias, a ti debo la gracia de estar yo aquí en presencia de tu Divino Hijo. Pongo a tus pies mi pobre oración para que Jesús la reciba como venida de tus propias manos, y así, mis ruegos sean agradables a sus divinos ojos.

San José, primer adorador de Dios, Humanado, intercede por mí.

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio

ACTOS DE ADORACIÓN

R: ¡TE ADORO JESÚS MÍO!

Vengo, Jesús mío, a visitarte.  R.
Te adoro en el Sacramento de tu amor. R.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo. R.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado
y eres más ofendido. R.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has
recibido desde la institución de este sacramento
y recibirás hasta el fin de los siglos. R.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre, de San José y de las almas más enamoradas de la Eucaristía. R.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era
en un principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén

Ángel de mi Guarda, vé y visita en mi nombre todos
los Sagrarios del Mundo. Dí a Jesús muchas cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (7)

ACTOS DE FE

R: ¡JESÚS MÍO, YO CREO EN TÍ!

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo, que has venido a salvarnos. R.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar. R.
Creo que estás por amor a mí en el Sagrario, noche y
día. R.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo. R.
Creo que bendices a los que te visitan y que atiendes los ruegos de tus adoradores. R.
Creo que eres el Viático de los moribundos que te
aman, para llevarlos al Cielo. R.
Creo en Tí, y creo por los que no creen. R.

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COMUNIÓN ESPIRITUAL

Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado,
venid a lo menos espiritualmente a mi corazón.

(Pausa en silencio para adoración)

Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos.
No permitáis, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén.

Comunión Espiritual de San Alfonso María de Ligorio

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (4)

ACTOS DE ESPERANZA

R: ¡EN TÍ CONFÍO, SEÑOR!

Espero en Tí, Jesús mío, porque eres mi Dios, que me
has creado para el Cielo. R.
Espero en Tí, porque todo lo he recibido de tu bondad. R.
Sólo lo malo es mío. R.
Espero en Tí, porque eres mi Redentor. R.
Espero en Tí, porque eres mi Hermano y me has
comunicado tu Filiación Divina. R.
Espero en Tí, porque eres mi Abogado e intercedes
por mí ante Dios Padre. R.
Espero en Tí, porque eres mi Intercesor constantemente en la Eucaristía. R.
Espero en Tí, porque me has conquistado el Cielo con
tu Pasión y Muerte. R.
Espero en Tí, porque reparas mis deudas. R.
Espero en Tí, porque eres el verdadero Tesoro de las
almas. R.
Espero en Tí, porque eres tan bueno, que me pides que confíe en Tí. R.
Espero en Tí, porque siempre me atiendes y me consuelas,
y nunca has defraudado mi esperanza. R.

Sagrado Corazón de Jesús, en Tí confío

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (1)

ACTOS DE CARIDAD

R: ¡JESÚS MÍO, YO TE AMO!

Te amo, Jesús mío, y te amo con todo mi corazón y
como a nadie. R.
Porque Tú me amas infinitamente. R.
Porque Tú me has amado desde la eternidad. R.
Porque Tú has muerto para salvarme. R.
Porque Tú me amas tanto que no podrías amarme
más. R.
Porque me haces participante de tu Divinidad y quieres que lo sea también de tu Gloria. R.
Porque te entregas del todo a mí en la Comunión. R.
Porque me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu
Sangre. R.
Porque estás siempre por amor a mí en la Santa Eucaristía. R.
Porque me recibes siempre y nunca me rechazas. R.
Porque eres mi mejor Amigo. R.
Porque me colmas de tus dones. R.
Porque me tratas siempre con misericordia a pesar de
mis pecados e ingratitudes. R.
Porque me has enseñado que Dios es mi Padre y que
me amas mucho. R.
Porque me has dado por Madre a tu propia Madre. R.
Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más. R.
Dulce Corazón de Jesús, sé mi Amor. R.
Te amo por los que no te aman; R.
Te amo por los que nunca piensan en Tí; R.
Te amo por los que no te visitan; R.
Te amo por los que te ofenden e injurian. R.
¡Qué pena por todo esto! R.

Te amo y te digo con aquél tu siervo: “¡Oh, Jesús, yo
me entrego a Tí para unirme al amor eterno, inmenso
e infinito que tienes a tu Padre Celestial! ¡Oh, Padre
Adorable! Te ofrezco todo el amor eterno, inmenso e
infinito de tu amado Hijo Jesús”. (San Juan Eudes.)

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (3)

ACTOS DE GRATITUD

R:¡GRACIAS, SEÑOR, POR TODOS TUS BENEFICIOS!

¡Oh, Jesús, te doy gracias por los beneficios que me has concedido! R.
Yo no sabré nunca apreciarlos si no en el Cielo, y allí
te los agradeceré eternamente. R.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús. R.
Espíritu Santo, que me inspiras estos sentimientos, a
Tí sea dado todo honor y toda gloria. R.
Jesús mío, te doy gracias, sobre todo, por haberme
redimido. R.
Por haberme hecho cristiano, mediante el Santo Bautismo,
cuyas promesas renuevo. R.
Por haberme dado por Madre a tu propia Madre. R.
Por haberme dado un gran amor a tanta tierna Madre. R.
Por haberme dado por protector a San José, tu padre
adoptivo. R.
Por haberme dado el Ángel de mi Guarda. R.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para
hacer penitencia. R.
Por tener estos deseos de amarte, de vivir y morir en
tu Gracia .R.

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (3)

ACTOS DE CONTRICIÓN

R: ¡JESÚS MÍO, MISERICORDIA!

Jesús mío, te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida. R.
Por los de mi niñez y adolescencia. R.
Por los de mi juventud. R.
Por los de mi edad adulta. R.
Por los que recuerdo y no recuerdo. R.
Por lo mucho que te he ofendido por ellos. R.
Por lo mal que me he portado contigo. R.
Siento mucho el haber pecado. R.
¡Perdóname, Señor Jesús! R.
Perdóname según tu gran misericordia. R.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Tí. R.
Perdóname y no quieras acordarte ya de mis pecados. R.
Perdóname y limpia mi alma de tanta miseria e infidelidad. R.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador. R.
Perdóname, que estoy muy arrepentido. R.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu
gracia. R.
Perdóname, y aparta tu rostro de mis ingratitudes. R.
Perdóname, que me causan mucho dolor mis pecados. R.
Perdóname, porque me reconozco pecador. R.
Perdóname, porque no obstante, Tú sabes que te
quiero mucho. R.
Jesús, sé mi Salvador.

María, Madre mía, intercede por mí ante tu Divino
Hijo Jesús. Dulce corazón de María, sé mi salvación.

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (2)

ACTOS DE SÚPLICA

R: ¡TE RUEGO, JESÚS MÍO!

Te ruego, Jesús mío.
Que no me dejes, porque me perderé. R.
Que me persevere siempre en tu Amor. R.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar y en la hora de mi muerte. R.
Que jamás permitas que me aparte de Tí. R.
Que sepa padecer con resignación por Tí. R.
Que no me preocupe si no de amarte. R.
Que ame también a mi prójimo. R.
Que ame mucho a los pecadores. R.
Que ame mucho a los necesitados y a los enfermos. R.
Te ruego, Jesús mío, que ampares:
a tu Santa Iglesia R.
al Romano Pontífice, tu Vicario visible en la Tierra. R.
A los Obispos y sacerdotes. R.
A los Religiosos y Religiosas R.
A los que mandan en tu nombre. R.
A nuestra querida Nación. R.
A mis amados familiares y allegados. R.
Que premies a mis bienhechores. R.
Que favorezcas a los que ruegan por mí. R.
Que bendigas a los que me traten con indiferencia o
no me quieran. R.
Que trabaje mucho por Tí, hasta mi muerte. R.
Que me concedas una muerte santa. R.
Que digas al morir: ¡Jesús, María, salvad el alma mía! R.
Que me lleves al Cielo cuando muera. R.
Amén.

adoracion eucaristica krouillong comunion en la mano es sacrilegio (2)

VISITA A JESÚS SACRAMENTADO

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres, estás de día y de noche en este Sacramento lleno de piedad y de amor, llamando y recibiendo a todos los que vienen a Tí: Creo que estás presente en el Pan Consagrado oculto en este humilde Sagrario.

Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todo lo que Tú me has dado; te doy gracias de un modo especial, por haberte dado Tú mismo a mí en este Sacramento; te doy gracias por haberme dado por Madre espiritual a tu propia Madre; te doy gracias por haberme llamado a tu Presencia para estar ahora aquí, junto a Tí.

Adoro tu Divino Corazón; de quien proceden tus amorosos dones; y desde aquí quiero adorarte en tu presencia Eucarística, que envuelve toda la tierra.

Jesús mío, te amo de todo corazón; me arrepiento de haberte ofendido.
Prometo serte fiel en adelante; y… miserable como soy
me consagro todo a Tí: te entrego mi voluntad, mis afectos, mis pensamientos, y todas mis cosas; haz lo que quieras de mí y de todo lo mío; sólo te pido y deseo tu infinito amor, y tu ayuda para cumplir siempre la voluntad de Dios y perseverar así hasta el final de mi vida.

Amado Salvador mío, uno mi corazón a tu Corazón,
y así reunidos los ofrezco al Eterno Padre,
en amorosa oblación y entrega total. Amén.

San Alfonso María de Ligorio

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ORACIÓN FINAL

Jesús mío, dame tu Bendición antes de retirarme y
que el recuerdo de esta visita que acabo de hacerte,
permanezca en mi memoria y me anime a amarte más
y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Adiós, Jesús mío.

Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre mía, que
por tu intercesión he alcanzado la gracia de realizar
esta adoración, concédeme que pueda repetirla todos los días de mi vida.

San José, Patrono de la Iglesia Universal, ruega por
nosotros.

¡JESÚS, MARÍA, OS AMO: SALVAD LAS ALMAS!

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Blasfemas excusas para recibir la Eucaristia en la Mano

BLASFEMAS EXCUSAS PARA RECIBIR LA EUCARISTÍA EN LA MANO

Señores Obispos de la Conferencia Episcopal Peruana y de las Conferencias Episcopales del mundo entero, Sacerdotes todos:

Gripe ha existido siempre, y tomar la Gripe A1H1 como una excusa para entregar la Sagrada Eucaristía en la mano es una vergüenza a su dignidad sacerdotal.

En directiva interna a los obispos y sacerdotes del Perú se ha tomado la recomendación de entregar la comunión en la mano para evitar la propagación de la Gripe A1H1 ¿como lo sé? lo dijo un sacerdote jesuita en la Santa Misa.

Hoy jueves 20 de agosto de 2009 he tenido la mala suerte de encontrarme con este sacerdote jesuita, que todos los jueves celebra misa en el CAPU – Centro de Asesoria Pastoral de la Pontificia Universidad Catolica del Perú el cual -avanzada la Santa Misa- en plena entrega de la comunión dijo “la Conferencia Episcopal Peruana recomienda recibir la Eucaristia en la mano para evitar la propagación de la Gripe A, por lo que se les pide su comprensión de recibirla en la mano”. Yo, que no recibo la Eucaristía en la mano, me arrodillé y la recibí en la boca y el sacerdote se limpió de manera despectiva los dedos en su estola y continuó entregando la comunión.

Para no dejarme robar el momento de la comunión y las Gracias que Dios nos da en este momento decidí ignorarlo y concentrarme en la comunión recibida y en mi oración, pero luego de terminada la Santa Misa pensaba que el sacerdote ni siquiera había tocado mi lengua o mis labios porque tuvo mucho cuidado de darme la comunión en la lengua sin tocarme, entonces me decía ¿qué se limpió y a qué se debe esta actitud despectiva de parte del sacerdote?

Toda Eucaristía es sanación y liberación de pecado y ustedes, señores Obispos y Sacerdotes, racionalizan la Eucaristía como si fuera transmisora de enfermedades induciendo a los fieles y a otros sacerdotes al error y al sacrilegio de recibirla y entregarla en la mano.

La comunión en la mano es un problema generacional

Lamentablemente, el problema tiene que ver con un tema generacional. Desde que en los años 60s se tocó el tema de la comunión en la mano en el Concilio Vaticano II por parte de algunos obispos “protestantizados” de Alemania, la comunión en la mano se introdujo abusivamente por parte de muchos malos obispos y sacerdotes haciéndole creer a los fieles que el Papa había autorizado la comunión en la mano, cuando él no tocó el tema y tampoco lo aceptó.

Muchos sacerdotes creyeron -y siguen creyendo- que le deben obediencia a sus superiores en el tema de la comunión en la mano, pero la obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado y la comunión en la mano, tocar las Sagradas Especies por parte de un no consagrado es un sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía.

Debido a la abusiva practica de la comunión en la mano dada en los años 70s y promovida por los grupos carismáticos “protestantizados” la Iglesia reguló el tema de la comunión en la mano con una excepción a la norma que dice claramente que “la comunión en la mano es solo para el fiel que lo desea”, es decir, que en su sabiduría la Iglesia nos dice a los fieles que, siendo la norma de la Iglesia recibir la comunión de rodillas y en la boca, solo aquél que lo desee puede recibirla en la mano, y también nos dice que “nadie puede negar la comunión a un fiel por querer recibirla de rodillas o en la boca”.

Este desconocimiento de las normas de la Iglesia por parte de muchos católicos ha ocasionado que cedan a las presiones de muchos grupos parroquiales y de muchos sacerdotes que pretenden imponer la comunión en la mano como única forma de recibirlas en sus parroquias, siendo esto un engaño, sino una mentira. Y todos sabemos quien es el padre de la mentira.

No contentos los católicos con ser mentirosos -y ocultar la verdad es también pecado contra el octavo mandamiento- se vuelven blasfemos y sacrílegos en este tema de la comunión en la mano, ya que decir “que les da asco recibir la comunión en la boca porque les pueden contagiar una enfermedad” es una blasfemia contra la Sagrada Eucaristía y luego de blasfemar cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en la mano y con esos pecados se comen su propia condenación.

No en vano, nuestro Señor Jesucristo nos dice a través de las revelaciones dadas a Catalina Rivas -que cuentan con el imprimátur del Arzobispado de Cochabamba, Bolivia-, que la comunión en la mano es el trabajo sacrílego de Satanás.

Además de Satanás, son muchos los enemigos de la Iglesia, también están los herejes protestantes -principales promotores de la comunión en la mano en las redes sociales- cuyas celebraciones no incluyen la presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía en la que ellos no creen, pero si incluyen cantos, bailes, aplausos y exageradas demostraciones de conversiones que muchos grupos carismáticos han imitado dentro de la Iglesia Católica. Pues bien, es la comunión en la mano una práctica protestante creada por Calvino, uno de los padres de la reforma protestante, quien no creía en la presencia real de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, y esta práctica es la que muchos católicos imitan creyéndose las mentiras disfrazadas de falsa piedad que solo se repiten a sí mismos para acallar sus propias conciencias que les dicen que eso que hacen está mal, tales como: “que a Dios lo puedes recibir en tus manos con amor”, “lo importante no es recibirlo en la boca sino en tu corazón”, “lo importante es recibirlo en gracia de Dios, sin pecado, no importa si en la boca o en la mano”, “que los primeros cristianos comulgaban en la mano”, “que si tu pides reclinatorios y comunión en la boca y que solo el sacerdote entregue la comunión es porque tú vives una fe que es del antiguo testamento y que eso está desfasado”, “que generas división en la Iglesia”, “que el tema de la comunión en la mano es un tema que ya está atado por la Iglesia y que no tiene caso luchar contra ella”, “que tú quién eres para juzgar”, “que si el Espíritu Santo te impulsa a comulgar en la mano lo hagas”, “que la en la última cena Cristo entregó el pan en la mano”, “que la Biblia dice que Cristo entregó la comunión en la mano”, “que el sacerdote permite la comunión en la mano y que él es responsable” (lo cual es falso porque es tu sacrilegio, tu pecado y son tus consecuencias por estirar la mano y recibir la comunión en la mano, el sacerdote tendrás sus propias consecuencias, pero tu eres responsable de las tuyas), “que si el Papa lo permite yo lo hago”, “que si te opones a la comunión en la mano eres un soberbio y te falta caridad”, “que tú puedes recibir al Señor en tus manos y arrullarlo con amor antes de recibirlo”, “que tú deberías sentirte muy digno de recibir al Señor en tus manos”, “que si te opones al modernismo en la Iglesia eres un sedevacantista”, etc. etc. etc., hipócritas mentiras que muchos católicos difunden para defender su gran “yo quiero comulgar en la mano” y hacer sentir mal a aquellos que gritan que eso es un sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía, sin darse cuenta en su ceguera que difunden su error haciendo pecar a muchos.

Juan Calvino krouillong comunion en la mano transubstanciacion

Lo que callan los defensores de la comunión en la mano

No bastando con estas mentiras que se difunden entre los católicos, los defensores de la comunión en la mano -engañados por Satanás- les dicen a los católicos que se oponen que existen “abundantes textos” que los Santos Padres y teólogos medievales dedican al tema de la comunión en la mano pero al único al que siempre mencionan es a San Cirilo de Jerusalén.

Ciertamente, el único santo de quien se tiene conocimiento haya dejado algo indicado sobre la comunión en la mano es San Cirilo de Jerusalén, que predicaba -en el año 300 d.c.- a los nuevos cristianos“cuando te acerques a comulgar, haz con tu mano derecha un trono a tu mano izquierda que recibirá al Rey.  En el hueco de la mano recibe el cuerpo de Cristo, y responde Amén. Después consúmelo, teniendo cuidado de no perder nada de Él.”

Pero lo que no dicen los defensores de la comunión en la mano es que San Cirilo de Jerusalén les hablaba en este texto -directa y exclusivamente- a los bárbaros convertidos al cristianismo, gente que provenía de las Galias, Britania, Germania y Siria, guerreros por excelencia, con comportamientos salvajes a tal grado que eran considerados barbáricos para la sociedad de su época.

Si pudiéramos definir a un bárbaro de ese tiempo, recientemente converso al cristianismo, veríamos a un hombre enorme, fornido, de cabellera y barba largas y desaliñadas, sucio, con un hacha de hierro a la derecha y su lanza a la izquierda, con tradiciones detestables, aberrantes y dignas de ser erradicadas, que no sabían comer, que hasta hacía poco tiempo no dejaba bicho viviente por donde pasaba con su tribu, violando y matando, y que todo lo que importaba era la juerga bruta -en a cuanto comida y bebida se trataba- y el salvajismo a ejemplo de sus padres y abuelos. ¿Se imaginan ustedes a este hombre santo tratando de educar en la fe a un gran grupo de bárbaros? Los romanos les tenían miedo a los bárbaros, todo el mundo les temía a los bárbaros pero San Cirilo de Jerusalén les enseñaba, de esta manera,  a comulgar sin dejar caer ninguna partícula de la Sagrada Eucaristía. ¿se imaginan eso?

Y si pues, así lo hacía, en la mano, porque ellos eran bárbaros, bebían en exceso y no sabían comer, y el santo, temeroso de Dios, le tenía miedo al sacrilegio que pudiera cometerse si se dejaba caer el Cuerpo de Cristo. En castellano, los bárbaros no sabían meterse algo en la boca sin que se cayera al suelo, lo cual -dado nuestro grado de educación-no es nuestro caso.

adoracion eucaristica de rodillas krouillong comunion en la mano

Nunca Comulgar en la Mano

La comunión en la mano es –como Nuestro Señor le dijo a Catalina Rivas- el trabajo sacrílego de Satanás. Solo es necesario analizar estas cuatro palabras “trabajo sacrílego de Satanás” y ver una Iglesia a la hora de la comunión por dentro hoy en día para comprenderlas.

Los católicos hoy en día no saben lo que es pecado, y no saben que eso que ellos hacen es pecado. Es blasfemia contra la Sagrada Eucaristía decir y consentir la idea de “que te da asco recibir la comunión en la boca porque te pueden contagiar una enfermedad con la saliva de otra persona”. Además, luego de blasfemar contra la Sagrada Eucaristía los católicos cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía tocando con sus manos las Sagradas Especies y, comulgando con estos pecados, se comen su propia condenación.

Es cierto que la Iglesia tiene enemigos, es verdad que los protestantes son solo algunos de ellos y también que la comunión en la mano es de origen protestante y que ha sido introducida dentro la Iglesia gracias a los carismáticos y modernistas que en su momento querían “alegrarse” la Santa Misa admitiendo ideas protestantes por doquier; pero los responsables de esta mala práctica son los mismos católicos que por su falta de formación han permitido y aceptado la comunión en la mano.

Cualquier católico bien formado ha dicho siempre y, las nuevas generaciones decimos hoy en día incluso, que tocar la Sagrada Eucaristía es privilegio solo del Sacerdote quien ha sido consagrado para ello, pero un mal católico dice “yo también puedo hacer eso” y lo hace.

No les interesa lo dicho por Santo Tomás de Aquino, en su gran Summa Teológica: «La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote por tres razones:

«Primera, porque él consagra en la persona de Cristo. Pero como Cristo consagró Su Cuerpo en la (Ultima) Cena, así también Él lo dio a otros para ser compartido con ellos. En consecuencia, como la consagración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote, igualmente su distribución corresponde a él.

«Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado entre Dios y el pueblo, por lo tanto corresponde a él ofrecer los dones del pueblo a Dios. Así, corresponde a él distribuir al pueblo los dones consagrados.

«Tercera, porque por reverencia a este Sacramento, nada lo toca sino lo que está consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e igualmente las manos del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no es lícito para nadie más tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera caído en tierra o también el algún otro caso de urgencia».

Es cuestión solo de escuchar a los católicos sus justificaciones para recibir la comunión en la mano para comprender que son del todo egoístas. La comunión en la mano para ellos se basa en su gran “yo quiero”.

Esta es una foto de la entrega de la comunión en una iglesia luterana -donde las mujeres pueden ser sacerdotes y también celebran “matrimonios gays”- y presten atención a las similitudes en sus parroquias a la hora de la comunión. Ahí ya ni el ministro de la comunión toca la hostia sino que cada uno la coge directamente del copón. Eso es lo que yo llamo evitar enfermedades.

iglesia luterana comunion krouillong comunion en la mano

No somos protestantes, somos católicos que creemos en la presencia de Cristo en la Sagrada Comunión y como en la Sagrada Eucaristía está Dios ahí presente nosotros debemos preferir hacer la comunión espiritual antes que cometer sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía.

Y recuerda que si las cosas no cambian en tu parroquia, siempre puedes tú cambiar de parroquia, pues hay muchas donde no se han retirado los reclinatorios y donde es el sacerdote quien entrega la comunión en la boca, pues no hay ministros extraordinarios de la comunión porque tiene diáconos como debe ser.

La búsqueda de una Iglesia sin Dios y un Estado sin Iglesia

¿De dónde provienen estas normas sanitarias que pretenden someter a la Iglesia Católica a sus decisiones?

En medio de tanta mentira creada dentro de la Iglesia existen también peligros externos que buscan destruirla y desaparecerla, ya que es deseo de los enemigos de la Iglesia no sólo erradicar de la mente de los católicos que Dios está presente en la Sagrada Eucaristía con la comunión en la mano y “protestantizarlos” poco a poco diciéndoles que no tiene nada de malo asistir a reuniones protestantes, sino que además ahora en muchos países el Estado quiere obligar a la Iglesia a través de normas sanitarias que pretenden decirle a la Iglesia que deben entregar la comunión en la mano para evitar contagios.

A este tema hay dos cosas que decir: uno, sembrar miedo masivamente a través de los medios de comunicación inventando alarmas de epidemias que no existen es una táctica antigua para asustar a la población, y dos, enfermedades -y hasta peste- han existido siempre en el mundo y muchos santos vivieron en estas épocas de alta mortandad y todos recibían la comunión en la boca y de rodillas.

El sacerdote debe saber cómo entregar la comunión de manera que sus dedos no toque la lengua del fiel, sino depositando la Sagrada Eucaristía sobre la lengua del fiel como siempre se ha hecho. Pero claro, actualmente al sacerdote le importa más que la fila de la comunión avance rápido y ahí es donde se dan estos problemas.

Como verán la solución es devolverle al momento de la comunión en la Santa Misa el silencio y devoción que se merecen, regresando los reclinatorios y respetando el tiempo que se deba tomar el sacerdote en entregar la comunión a todos los asistentes, aunque sean cientos.

Los sacerdotes deben rechazar las “misas light” que en muchos lugares se da y que duran solo 25 minutos, devolviéndole a la Santa Misa el tiempo que debería tener de 1 hora, y también deben rechazar la participación de los fieles en la entrega de la Sagrada Eucaristía por ser un privilegio exclusivo dado por Dios a sus sacerdotes consagrados para ello.

En algunas misas católicas los fieles ni siquiera se levantan de sus lugares para recibir la comunión, sino que es el sacerdote quien se acerca a todos los fieles a entregársela en la mano, siendo esto una terrible herejía promovida por algunos grupos católicos que también promueven y difunden la comunión en la mano, desperdiciando las incontables Gracias que Dios les quiere dar en la celebración de la Santa Misa, que debería ser celebrada con dignidad.

Por otro lado, luego de pretender robarle la fe a los católicos imponiéndoles a los fieles la comunión en la mano, se busca una Iglesia sin Dios para que sea más fácilmente lograr un Estado sin Iglesia.

Son muchos los políticos anticatólicos que pretenden quitarle los beneficios a la Iglesia Católica de sus países, ya sea porque ignoran -o sabiendo no les importa- que lo que ellos llaman privilegios son consecuencia de la participación de la Iglesia Católica en la historia de sus países que cuando enfrentaron guerras civiles intervino como mediadora en tiempos de conflictos, que cuando hubo guerras con otros países fue la Iglesia la que donó y vendió propiedades para aportar dinero a la causa de su Patria, que la Iglesia siempre ha estado al frente de muchas causas sociales en sus países ayudando a los más pobres y necesitados, que ahí donde el Estado flaquea la Iglesia Católica compensa la falta de ayuda estatal y brinda su ayuda social y espiritual.

El anticatolicismo crece en el mundo porque ninguno de los jóvenes que recibe el mensaje anticatólico se pregunta a sí mismo ¿y a mí qué me ha hecho la Iglesia Católica? ¿yo qué tengo realmente contra ella? No son los pecados de unos pocos malos sacerdotes lo que ha fundamentado el anticatolicismo, éste se funda realmente en el hecho de que muchos rechazan la moral católica que consideran represiva para hacer y actuar como quieran, con libertinaje, sin moral ni valores y por ello rechazan y odian todo lo que la representa.

gracias por comulgar en la mano krouillong comunion en la mano

No permitas que te roben tu fe

Los católicos no debemos permitir que nos roben nuestra fe imponiéndonos la comunión en la mano. Desde el primer día que tú decides y aceptas recibir la comunión en la mano verás como decae tu fe y cómo el momento de la comunión se vuelve para ti más rutinario, sin sentido ni razón, el Dios que tú crees que está ahí es un dios hecho a tu medida que no necesita de tu reverencia y adoración, que tampoco necesita de tu oración, conversión o tu penitencia, un dios al que no le importa si llegas a ser un gran santo de la Iglesia o si eres uno más del montón de pecadores al que igual va a perdonar porque es un dios bueno y misericordioso,  y en este punto como católico no serás muy diferente a un protestante.

Todos estamos llamados a ser santos, pues bien, tú sabes que todos los santos recibieron la Eucaristía en la boca y de rodillas porque así ha sido siempre dentro de la Iglesia, tu problema es del muchos, que quieres llegar a ser santo sin hacer el esfuerzo que hicieron los santos.

Señores Obispos y Sacerdotes del mundo entero: ustedes se han olvidado de a Quién entregan y responderán a Dios por cada una de las Eucaristías que han sido entregadas en la mano alrededor del mundo. En verdad, espero que tengan el mejor de los argumentos y lo recuerden el día de su juicio personal.

Católicos, no se olviden ustedes de a quien reciben, y si son conscientes de a quién reciben deberán ser coherentes con su fe y recibirlo con dignidad y devoción, de rodillas y en la boca. No seas un número más contado entre los apóstatas que formarán parte de la apostasía casi generalizada del final de los tiempos.

2da Carta a los Tesalonicenses 2, 1-3 “No os inquitéis por el día del juicio.Entre tanto, hermanos, os suplicamos por el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión al mismo, que no abandonéis ligeramente vuestros primeros sentimientos, ni os alarméis con supuestas revelaciones, con ciertos discursos, o con cartas que se suponga enviadas por nosotros, como si el día del Señor estuviera ya muy cercano. No os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá este día sin que primero haya acontecido la apostasía, casi general de los fieles, y aparecido el hombre del pecado, hijo de la perdición.”

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano y les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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LO QUE DEBES SABER:

La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca siempre ha sido y sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.

La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

Si cedes a las presiones, estiras las manos y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.

Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.

Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado por Dios. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.

La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Karla Rouillon Gallangos

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Recuerda que los demonios son RESPONSABLES del pecado pero tú eres CULPABLE por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con el pecado. ¡Confiésate bien!

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Cardenal Juan Luis Cipriani ¡NO RECIBAS LA EUCARISTIA EN LA MANO!

EL ARZOBISPO DE LIMA JUAN LUIS CIPRIANI NO ENTREGA LA COMUNIÓN EN LA MANO

Ningún Santo que hoy está en los altares de la Iglesia ha recibido ni entregado la comunión en la mano.

Nunca Comulgar en la Mano

La comunión en la mano es –como Nuestro Señor le dijo a Catalina Rivas- el trabajo sacrílego de Satanás. Solo es necesario analizar estas cuatro palabras “trabajo sacrílego de Satanás” y ver una Iglesia a la hora de la comunión por dentro hoy en día para comprenderlas.

Los católicos hoy en día no saben lo que es pecado, y no saben que eso que ellos hacen es pecado. Es blasfemia contra la Sagrada Eucaristía decir y consentir la idea de “que te da asco recibir la comunión en la boca porque te pueden contagiar una enfermedad con la saliva de otra persona”. Además, luego de blasfemar contra la Sagrada Eucaristía los católicos cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía tocando con sus manos las Sagradas Especies y, comulgando con estos pecados, se comen su propia condenación.

Es cierto que la Iglesia tiene enemigos, es verdad que los protestantes son solo algunos de ellos y también que la comunión en la mano es de origen protestante y que ha sido introducida dentro la Iglesia gracias a los carismáticos y modernistas que en su momento querían “alegrarse” la Santa Misa admitiendo ideas protestantes por doquier; pero los responsables de esta mala práctica son los mismos católicos que por su falta de formación han permitido y aceptado la comunión en la mano.

Cualquier católico bien formado ha dicho siempre y, las nuevas generaciones decimos hoy en día incluso, que tocar la Sagrada Eucaristía es privilegio solo del Sacerdote quien ha sido consagrado para ello, pero un mal católico dice “yo también puedo hacer eso” y lo hace.

No les interesa lo dicho por Santo Tomás de Aquino, en su gran Summa Teológica: «La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote por tres razones:

«Primera, porque él consagra en la persona de Cristo. Pero como Cristo consagró Su Cuerpo en la (Ultima) Cena, así también Él lo dio a otros para ser compartido con ellos. En consecuencia, como la consagración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote, igualmente su distribución corresponde a él.

«Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado entre Dios y el pueblo, por lo tanto corresponde a él ofrecer los dones del pueblo a Dios. Así, corresponde a él distribuir al pueblo los dones consagrados.

«Tercera, porque por reverencia a este Sacramento, nada lo toca sino lo que está consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e igualmente las manos del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no es lícito para nadie más tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera caído en tierra o también el algún otro caso de urgencia».

Es cuestión solo de escuchar a los católicos sus justificaciones para recibir la comunión en la mano para comprender que son del todo egoístas. La comunión en la mano para ellos se basa en su gran “yo quiero”.

Juan Calvino krouillong comunion en la mano transubstanciacion

La comunión en la mano es de origen protestante.

Los protestantes sí reciben en la mano porque ellos no tienen la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Fue Calvino quien la introdujo porque fue precisamente Calvino quien negó lapresencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía.

Hoy en día muchos católicos comparten la idea del falso ecumenismo que consiste en aceptar a los sectarios protestantes a su manera, con sus errores y mezclarlos con la verdad de la Iglesia Católica. Esto es un error. Las revelaciones a la Beata Sor María Serafina Micheli en 1883, dadas en plena celebración del cuarto centenario del nacimiento de Lutero, le mostraron la visión de un horrible abismo de fuego, en el cual eran atormentadas una innumerable cantidad de almas. En el fondo vio a un hombre, Martín Lutero, que se distinguía entre los demás condenados pues estaba rodeado de demonios que lo obligaban a estar de rodillas y todos (los demonios), armados de martillos, mientras se esforzaba en vano, le clavaban en la cabeza una gran clavo.

Y hoy en día nadie habla de esto por los malditos respetos humanos, como si tuviéramos que renunciar a nuestra fe y a las verdades de nuestra Iglesia para llevarnos bien con aquellos que son sectarios y herejes.

Es preferible no comulgar, antes que comulgar en la mano.

Cuando alguien me cuenta las atrocidades que hacen con la Eucaristía la momento de la comunión en sus parroquias y que les causan suma tristeza y me preguntan ¿qué hago? Yo siempre les respondo: si tú oras por tu sacerdote y los fieles de tu parroquia y ves que las cosas no cambian, entonces sigue orando por ellos pero cambia tú de parroquia.

Te invito a reflexionar la opción que mejor creas conveniente aplicar en tu caso particular: llegas a la Santa Misa y luego de escucharla te das cuenta que el sacerdote entrega a todos a comunión en la mano, y tú como sabes que no es obligatoria decides acercarte a comulgar en la boca, y el sacerdote te la niega y te dice que abras las manos.

  1. Dices no gracias y te retiras a tu sitio a hacer la COMUNION ESPIRITUAL, diciéndole al Señor que prefieres recibirlo espiritualmente que ofenderlo con un sacrilegio.
  2. Dices no gracias y le explicas en ese momento que la comunión en la mano es “solo para el fiel que lo desea” y no te la puede negar en la boca. Y te aguantas lo que venga.
  3. Te da miedo generar escándalo y estiras la mano como te dice el sacerdote y recibes la comunión en la mano cometiendo sacrilegio.

Yo te recomendaría la opción 1 y nunca más volver a esa parroquia.  No te dejes robar tu fe.

No es desobediencia a la Santa Iglesia no hacer lo que está permitido, es una elección válida. La desobediencia radica en hacer lo que no está permitido. Cada uno es quien decide no recibir la comunión en la mano frente a cometer sacrilegio.

Es verdad que la práctica de la comunión en la mano está muy extendida en el mundo entero –a pesar de ser solo una excepción que dice que es “solo para el fiel que lo desea” y con la autorización del obispo- pero aún existen sacerdotes fieles a Jesús Eucaristía que usan reclinatorios y que entregan la comunión en la boca, incluso niegan la comunión en la mano aunque les reprendan sus obispos aduciendo “objeción de conciencia” por ser la comunión en la mano un sacrilegio que es su obligación impedir. Todo depende del grado de formación que tiene el sacerdote para saber defender sus derechos como tal. Y ciertamente la obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado. Otra cosa es que hoy en día nadie habla del pecado y nadie sabe reconocer un sacrilegio ni viéndolo.

En el colmo, los fieles y grupos parroquiales que “buscan enaltecer sus parroquias” son los primeros en denunciar a los “terriblemente malos sacerdotes” que niegan la comunión en la mano, sin darse cuenta del bien que les hace esta negativa a sus almas.

Por el contrario, si tú estás del lado del fiel y quieres recibir la comunión en la boca y de rodillas es a ti a quien se la niegan, queriendo obligarte a recibir la comunión en la mano, incluso cuando esta excepción es “solo para el fiel que lo desea”, es decir, no es obligatorio recibir la comunión en la mano y la ley de la Iglesia siempre ha sido y sigue siendo la comunión de rodillas y en la boca.

Si un sacerdote te niega la comunión por querer recibirla en la boca o de rodillas, quéjate con el obispo con una carta formal contra dicho sacerdote, pues tu derecho, reclámalo. El sustento es el siguiente:

– la ley de la Iglesia siempre ha sido y sigue siendo la comunión de rodillas y en la boca.

– la excepción que regula comunión en la mano dice claramente que “es solo para el fiel que lo desea”, es decir, nadie te puede obligar a recibir la comunión en la mano.

– el anterior (Cardenal Cañizares) y el actual Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Cardenal Robert Sarah) siempre han reiterado que la forma recomendada de recibir la comunión de rodillas y en la boca.

– es un sacrilegio al que no te pueden obligar.

De paso, puedes recordarle al Obispo que la excepción que la regula dice que la comunión en la mano debe ser permitida “siempre y cuando no sea motivo de escándalo entre los fieles”, lo cual evidentemente sucede ante el poco respeto que se le da.

Finalmente es conveniente que insistas en una respuesta formal a tu carta, a fin de enviarle una copia al sacerdote y evitar que te la vuelva a negar.

Si te preguntas cómo es posible que este sacrilegio haya crecido tanto en tan corto tiempo, tratando de desaparecer por completo la comunión de rodillas y en la boca que es ley de la Iglesia, la respuesta es por ignorancia de las normas de la Iglesia (a quienes se les ha impuesto con engaños), por la mala formación de los católicos (quienes han aceptado los engaños y los difunden) y por el silencio (de los católicos que han callado por respetos humanos y no han corregido a sus hermanos en el error).

Además, es un claro caso de falta de fe el que muchos sacerdotes aceptan entregar la comunión en la mano y los laicos el recibir la comunión en la mano, pues si ellos verdaderamente creyeran en la Presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía, jamás consentirían la comunión en la mano. El pecado los tiene cegados, quien ha tenido una verdadera conversión sabe lo que esto significa.

¿Qué nos dicen la Iglesia y los Santos sobre la comunión en la mano?

A diferencia de lo que muchos pregonan hoy en día, la Iglesia no permite la comunión en la mano, la ley de la Iglesia siempre ha sido y sigue siendo la comunión en la boca y de rodillas. Incluso la Iglesia la condena. Son los católicos y sacerdotes mal formados que solo repiten lo que una vez les dijeron a ellos “que la Iglesia lo permite y ya es tema normado” al punto que pretender obligar a todos los fieles a recibir la comunión en la mano como forma única.

El Magisterio de la Iglesia es amplio en este tema frente a la mala práctica de los católicos:

“Excomúlguese a cualquiera que ose recibir la Sagrada Comunión en la mano.” Concilio de Zaragoza: (a.380)

Confirma esta sentencia. El Sínodo de Toledo

“Condenamos la comunión en la mano para poner un limite a los abusos que ocurren a causa de esta práctica, y como salvaguarda contra sacrilegios.” Sínodo de Rouén: (a.650)

“Prohíbase a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en sus manos, excomulgando a los transgresores”. El sexto Concilio Ecuménico en Constantinopla: (680-681)

“El hecho de que sólo el sacerdote da la sagrada Comunión con sus manos consagradas es una Tradición Apostólica”. Concilio de Trento: (1545-1565)

El Concilio Vaticano II no normó el tema, ya que era innecesario repetir lo que se había confirmado en concilios anteriores, pero obispos europeos “soltaron” el tema en el Concilio Vaticano II y la noticia se difundió como cierta entre los sacerdotes favorables a esta posición (principalmente europeos) y los católicos confiaron en sus sacerdotes y comenzaron a comulgar en la mano.

Por otro lado los Santos de la Iglesia jamás han recibido la comunión en la mano por el contrario la han rechazado.

“…el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.” Madre Teresa de Calcuta (The Wanderer, 23 de marzo de 1982).

“El derecho de recibir la Santa Comunión en la mano es permitida solamente en tiempos de persecución”. San Basilio el Grande, Doctor de la Iglesia (330-379) San Basilio el Grande consideraba la Comunión en la mano tan irregular que no vaciló en considerarla una grave falta.

“Para reverenciar este Santo Sacramento, nada lo toque, salvo lo que está consagrado; así como la Hostia y el Cáliz están consagrados, así lo están las manos consagradas de los sacerdotes, para tocar este Sacramento”. Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia :(1225-1274)  Summa Theológica, Parte III; Q.82, art3, Rep Obj 8).

“Sólo ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros” San Francisco de Asís: (1182-1226)  (Carta 2ª, a todos los fieles, 35).

 “Mira, hija mía, les obsequio cinco cosas a mis sacerdotes (…), y en quinto lugar el privilegio de tocar con sus manos mi Carne Sagrada”. (Jesucristo a…) Santa Brígida de Suecia, + 1373

“Las Sagradas Especies no son para ser manipuladas por otros que no estén consagrados al Señor”. San Sixto I Papa ( a.115)

“Prohiban a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en la mano”. Papa San Eutiquiano (275-283)

“Enérgicamente defendemos y requerimos a los creyentes obediencia en cuanto a la práctica de administrar la Sagrada Comunión en la lengua del creyente”. El Papa San León el Grande (440-461):

“Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el labio inferior”. San Pío X

“Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes”. Pio XII:

“El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados” Juan Pablo II, Papa, nos decía en la Carta “Dominicae Cenae (24-Feb-80). Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del Primer Ministro, Giscard DÉstaing. El mismo año, declaró en Fulda (Alemania) que no estaba de acuerdo con el Documento que autorizaba en este País dicha forma de Comulgar. (Cfr. “Vox Fidei”, n.10-1981; “Chiesa Viva”, n.112; “Sol de Fátima”, n.82). Y debido al revuelo que estos hechos tomaron durante una Santa Misa en el Vaticano entregó la comunión en la mano para escandalizar a los sacerdotes ahí presentes quienes vieron –en su Papa- que dicha forma no era digna de un sacerdote.

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¿Qué nos dicen -y qué callan- los defensores y promotores de la comunión en la mano?

Los defensores de la comunión en la mano afirman que existen “abundantes textos” que los Santos Padres y teólogos medievales dedican al tema de la comunión en la mano pero al único al que siempre mencionan es a San Cirilo de Jerusalén.

Ciertamente, el único santo de quien se tiene conocimiento haya dejado algo indicado sobre la comunión en la mano es San Cirilo de Jerusalén, que predicaba -en el año 300 d.c.- a los nuevos cristianos“cuando te acerques a comulgar, haz con tu mano derecha un trono a tu mano izquierda que recibirá al Rey.  En el hueco de la mano recibe el cuerpo de Cristo, y responde Amén. Después consúmelo, teniendo cuidado de no perder nada de Él.”

Pero lo que no dicen los defensores de la comunión en la mano es que San Cirilo de Jerusalén les hablaba en este texto -directa y exclusivamente- a los bárbaros convertidos al cristianismo, gente que provenía de las Galias, Britania, Germania y Siria, guerreros por excelencia, con comportamientos salvajes a tal grado que eran considerados barbáricos para la sociedad de su época.

Si pudiéramos definir a un bárbaro de ese tiempo, recientemente converso al cristianismo, veríamos a un hombre enorme, fornido, de cabellera y barba largas y desaliñadas, sucio, con un hacha de hierro a la derecha y su lanza a la izquierda, con tradiciones detestables, aberrantes y dignas de ser erradicadas, que no sabían comer, que hasta hacía poco tiempo no dejaba bicho viviente por donde pasaba con su tribu, violando y matando, y que todo lo que importaba era la juerga bruta -en a cuanto comida y bebida se trataba- y el salvajismo a ejemplo de sus padres y abuelos. ¿Se imaginan ustedes a este hombre santo tratando de educar en la fe a un gran grupo de bárbaros? Los romanos les tenían miedo a los bárbaros, todo el mundo les temía a los bárbaros pero San Cirilo de Jerusalén les enseñaba, de esta manera,  a comulgar sin dejar caer ninguna partícula de la Sagrada Eucaristía. ¿se imaginan eso?

Y si pues, así lo hacía, en la mano, porque ellos eran bárbaros, bebían en exceso y no sabían comer, y el santo, temeroso de Dios, le tenía miedo al sacrilegio que pudiera cometerse si se dejaba caer el Cuerpo de Cristo. En castellano, los bárbaros no sabían meterse algo en la boca sin que se cayera al suelo, lo cual -dado nuestro grado de educación-no es nuestro caso.

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¿Qué nos dice Jesucristo?

En el libro LA PASIÓN de las revelaciones de Jesús a Catalina Rivas, Nuestro Señor le dice (léase página 21): “No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión en la mano— el trabajo sacrílego de Satanás.”

Como verán los defensores de la comunión en la mano Nuestro Señor no se siente dichoso de ser flagelado nuevamente por ustedes, ni gustoso de ser recibido en la cuna que sus manos les hacen cuando “pones tu mano izquierda sobre la palma de tu mano derecha a la altura del corazón”, donde algunos incluso afirman que lo aman y lo arrullan, antes de recibirlo en el corazón. Estas son algunas excusas que rayan en lo ridículo, pero que realmente se creen los católicos para acallar sus conciencias y no escuchar esa voz interna que les dice que eso que hacen está mal.

Reparación por las ofensas con que es ofendido el Santísimo Sacramento.

En Fátima, en el año 1916, el Ángel de la Paz enseña a los pastorcitos -en su tercera aparición- una oración de reparación:

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores”.

La Santísima Virgen en sus mensaje al Padre Gobbi le dice “Pero están sobre todo los sacrilegios que forman hoy, en torno a mi Corazón Inmaculado, una dolorosa corona de espinas. En estos tiempos ¡cuántas comuniones y cuántos sacrilegios se cometen! Se puede decir que hoy ya no hay una celebración eucarística en la que no se hagan comuniones sacrílegas. ¡Si viérais con mis propios ojos cuán grande es esta plaga, que ha contaminado a toda la Iglesia y la paraliza, la detiene, la hace impura y tan enferma! Si vierais con mis ojos, también vosotros derramaríais Conmigo lágrimas copiosas.”

Si la Santísima Virgen ya nos advirtió de la cantidad de sacrilegios que se ven al interior de la Iglesia, entonces hagamos como Ella nos ha pedido: oración, reparación y penitencia.

Pidamos en nuestras oraciones por la conversión de los sacerdotes que entregan la comunión en la mano y también la de los fieles que reciben la comunión en la mano y difunden este sacrilegio haciendo pecar a otros.

Hagamos reparación con horas de adoración eucarística y ofrezcamos nuestras comuniones en reparación de todos los sacrilegios que se cometen a diario dentro de la Iglesia.

Finalmente, hagamos pequeñas penitencias, privémonos de algunos gustos nosotros durante un tiempo -que puede ser corto- y ofrezcamos ese pequeño sacrificio por la conversión de quienes cometen blasfemias y sacrilegios contra la Sagrada Eucaristía.

reclinatorio comunion de rodillas krouillong comunion en la mano

Los Sacerdotes tienen la obligación de enseñar a los fieles la reverencia debida a la Sagrada Eucaristía.

Existen sacerdotes que, debido a esta mala práctica, antes de iniciar la distribución de la Sagrada Eucaristía, explican a todos los asistentes a la Santa Misa que la reverencia debida al Santísimo Sacramento es absolutamente necesaria como una muestra de respeto y adoración al Señor, y que todos los que deseen comulgar la tendrán que hacer. También es necesario que el sacerdote indique cómo formar la fila para la comunión pues hoy en día los católicos no saben comportarse dentro la casa de Dios.

Cuando se llega al frente de la fila cada uno debe arrodillarse en el reclinatorio, y si no lo hay debe hacer una reverencia antes de comulgar. Todo católico debe saber sacar bien la lengua para que el sacerdote deposite sobre ella -sin tocarla- la Sagrada Eucaristía y esto debe ser recalcado sobre todo a algunas personas mayores que apenas abren la boca.

Está en manos de los sacerdotes explicar e instruir a los fieles para que el momento de la comunión no pierda su sentido y las Gracias sean recibidas y no desperdiciadas.

cardenal juan luis cipriani krouillong no recibas la eucaristia en la mano

El 18 de Abril del 2008 el Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, declaró al portal Petrus: “La dejadez de muchos sacerdotes ha ridiculizado el valor de la Eucaristía a los ojos de los católicos. Creo personalmente que el mejor modo de administrar la comunión es en la lengua, tanto que en mi diócesis he prohibido partículas en las manos. En las misas con gran afluencia de fieles hemos encontrado en el pasado partículas perdidas en el suelo de la iglesia”.

El 23 de agosto del 2008, en su homilía del Domingo XXI del Tiempo Ordinario el Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne nos dice:

Queridos hermanos en Cristo Jesús: Las palabras del Evangelio nos traen a la memoria como Jesús, cuando les explicó y les dijo “Yo soy el Pan Vivo”, una palabra que nunca habían oído -habían escuchado hablar del pan que se come- ya empiezan a no entenderle. Y dice “El que come de este pan vivirá para siempre”. En la mente de los discípulos que lo escuchaban va surgiendo una duda, porque no entienden lo que les dice Jesús, hace falta la fe; y cuando finalmente Jesús les dice: “Vienen a mí los que mi Padre convoca”, en el fondo viene a decir que es Dios quien toma la iniciativa en tu vida. Ya esto les molestó y se empezaron a retirar; y entonces le pregunta a los discípulos: Ustedes, ¿también quieren retirarse? Y Pedro, -ya en ese momento destacando como esa piedra, como el Santo Padre, como la cabeza visible de la Iglesia- contesta: ¿A quien iremos, si tú tienes palabras de vida eterna?

Hoy mismo, el Papa Benedicto XVI ya decía: “Al mundo de hoy también le puede parecer que este lenguaje de Cristo, que dice: “Este es mi Cuerpo, verdadera comida para la vida eterna, el que me come habita en mí”, estas palabras –dice el Papa- ¿Quién puede escucharlo?, y dice, sin embargo, Jesús no suaviza esas afirmaciones, sino que también le dice a los apóstoles “Ustedes, ¿también quieren irse?”. Esta pregunta provocadora, no sólo se dirige a los discípulos que en ese momento escuchaban, sino que alcanza a los creyentes y a los hombres de todas las épocas. También hoy muchos se escandalizan ante la enseñanza de la fe cristiana”. Y pregunta el Papa: “¿Hay que adaptar su palabra a los tiempos, o son los tiempos que deben reconocer la palabra de Dios? Dice, es fácil una primera adhesión entusiasta, pero toda la vida ser fiel, ya no solamente cuando me gusta o cuando la necesito, sino siempre. Ahí está ese gran desafío del tiempo actual: ¿También vosotros quieren marcharse?”.

Queridos hermanos y hermanas, nosotros también debemos repetir esa respuesta de Cristo: ¿A dónde vamos a ir, si tú tienes palabras de vida eterna?, y nosotros creemos que tú eres el Santo de Dios.

Por eso, hermanos, cuando se habla de la Eucaristía, también debemos tener una manera de mostrar nuestro amor, nuestra adoración, nuestro respeto. Les enseño para que aprendamos, la comunión eucarística ¡se recibe en la boca!

Hace unos años, la Santa Sede dio un permiso para que en algunos lugares se pudiera recibir en la mano cuando el obispo lo concede; pero ahora me pregunto: ¿Todos recordamos esa enseñanza? La comunión, nos enseña la Iglesia, el Santo Padre en San Pedro lo hace, se recibe en la boca, para evitar el uso de la mano sucia en contacto con el Cuerpo de Cristo; y el sacerdote que toca el cuerpo de Cristo se lava las manos, se purifica después de la misa, para evitar que el Cuerpo de Cristo vaya a otras manos que saluda o a otras cosas.

Quiero recordarles de manera clara la enseñanza de la Iglesia universal, que la comunión eucarística se recibe en la boca, en esta Arquidiócesis todavía hay el permiso, digo todavía, porque cada vez más le estoy pidiendo a los sacerdotes y religiosos que ese respeto visible al Cuerpo de Cristo se manifieste, y que no se esté entregando el cuerpo de Cristo como quien reparte unos papeles ¡No!

Y hay que hacer una señal de respeto, que también nos dice la Iglesia, puede ser una inclinación de cabeza; pero también les digo, en muchos lugares, durante muchos siglos, el respeto se manifestó recibiendo el Cuerpo de Cristo, de rodillas. Y en todas las Iglesias del mundo habían pequeños reclinatorios, donde la gente se acercaba y recibía de rodillas el Cuerpo de Cristo. Esto no ha pasado, sigue vigente.

Por eso, en esta Basílica Catedral, siguiendo el ejemplo del Papa; el Papa en la Basílica de San Pedro ha puesto unos reclinatorios para poder comulgar de rodillas, ¡en la boca! Si el representante de Cristo nos da esa lección de amor, ¿no vamos a obedecer sus hijos?

Cuando los apóstoles escucharon que su cuerpo era el Pan Vivo, de entrada hubo una confusión, una duda. Creo que es hora que recuperemos ese amor a la Eucaristía, recibiendo a Jesús con el cuerpo y el alma limpios, en gracia de Dios, que se utilice esa pequeña bandeja por si alguna partecita de la hostia se desprende y no caiga al suelo. Esa urbanidad, esa buena educación de la piedad, de respeto, de adoración al Cuerpo de Cristo, debemos ir poniéndola en práctica, enseñándola desde los niños hasta los más ancianos.

Lo normal, lo que la Iglesia prescribe es que la comunión es en la boca; y por excepción ¡con permiso! se puede dar en la mano.

Hermanos, uno pensará, esto que tiene que ver. Se puede respetar de pie, de rodillas, en la mano, en la boca. En el lenguaje humano, cuando uno conoce y quiere a una persona, tiene una manera de tratarla, de recibirla, de saludarla; cuando uno quiere mal a una persona también tiene una manera de tratarla un poco mal. Yo creo que a Jesús, también nos ayuda a todos ¡ver!, como el ponernos de rodillas es señal de humildad; de recibirlo en la boca, una señal de respeto ante la grandeza del cuerpo que estoy recibiendo. Y todo eso con un gran cariño a la Iglesia, sin ninguna discusión, sino simplemente como una muestra, una educación.

Creo hermanos, que también hay que tener una buena educación con el Cuerpo de Cristo. Si Él me dice “El que me come, habita en mí, y yo en él”, pues, abramos con confianza el corazón a Cristo, dejemos que nos conquiste.

Como decía el Santo Cura de Ars “Que nuestra única felicidad en este tierra consista en amar a Dios y saber que Él nos ama”.

Que María con su humildad nos enseñe a tratar con más respeto al Señor cuando nos acercamos a recibir el Cuerpo de Cristo. Así sea.

En su programa radial sabatino “Diálogos de Fe“, el Cardenal Juan Luis Cipriani siempre ha defendido el respeto por nuestra fe, los valores cristianos, la defensa de la vida y la familia, y lo hace denunciando públicamente el aborto, la cultura de muerte, las uniones homosexuales, los antivalores y errores de nuestra sociedad.

El Arzobispo de Lima Juan Luis Cipriani ha convertido a Lima en una “Ciudad Eucarística” con más 70 capillas creadas especialmente para la adoración al Santísimo, varias de ellas en edificios públicos donde muchos fieles detienen sus labores diarias para orar y nos ha dicho: “Lima es una ciudad Eucarística con más de 70 capillas de Adoración al Santísimo, lugar donde está expuesto el Señor y al que tu puedes saludar, porque él te escucha y te ayuda. Hay que adorarlo y dejar que tu corazón se llene de gozo y de la belleza de su sabiduría”.

El cardenal Juan Luis Cipriani, como Arzobispo de Lima, siempre recomienda a los fieles de su Arquidiócesis que comulguen de rodillas y en la boca, no de pie y tomando la hostia con la mano. Y también lo hace durante muchas de sus homilías, para recordarles in situ a los fieles que están en presencia de Dios y el respeto que le deben. El cardenal ha dicho en reiteradas ocasiones que la manera más solemne y recomendada de recibir la Comunión es de rodillas y en la boca. Y los fieles le hacen caso, porque aquellos que participande la Santa Misa en la Catedral siempre reciben la comunión bajo estas indicaciones.

No solo nos dice la manera recomendada de comulgar sino que siempre aclara que él no aconseja la forma actualizada de comulgar, en la que el fiel puede tomar la hostia con su propia mano y permanecer de pie ante el oficiante.

“El modo más respetuoso de recibir la Eucaristía es de rodillas y en la boca. Hay que recuperar el respeto y reverencia que merece la Eucaristía, porque el amor a Jesús es el centro de nuestra vida cristiana, te juegas el alma” nos ha dicho.

En el Primer Congreso Eucarístico y Mariano celebrado en Lima, Perú, en el mes de Junio del 2010 con ocasión del Corpus Christi, el Cardenal Juan Luis Cipriani prohibió la entrega de la Sagrada Eucaristía en la mano y ordenó a todos los cientos de sacerdotes ahí reunidos a entregar la Sagrada Eucaristía en la boca a todos los asistentes.

El Himno compuesto para este Primer Congreso Eucarístico y Mariano celebrado en Lima en el año 2010, nos habla precisamente de la Sagrada Eucaristía y del privilegio exclusivo de los sacerdotes al poder consagrarla y entregarla.

Audio del HIMNO DEL PRIMER CONGRESO EUCARÍSTICO Y MARIANO de Lima del año 2010.

Les comparto la letra, el audio y el video para que lo escuchen

 

“Divino  Manjar”

Letra y música:
José Egúsquiza,
Miguel Ángel Vassallo
Martín Portugal

1. Son tu Cuerpo y tu Sangre, Señor,
maravilla y prodigio de amor.
Alimento del alma, riqueza sin par,
divino majar (bis).

CORO
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO,
CELESTIAL SUSTENTO PARA CAMINAR.
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO,
DON DEL CIELO PARA EL MUNDO ENTERO.
SACRAMENTO, DIVINO MANJAR.

2. Anunciamos tu muerte, Señor,
proclamamos tu resurrección.
De tu altar recibimos la fuerza,
el valor para la Misión (bis)

3. Sacerdotes, ministros de luz,
consagrados por Cristo Jesús.
A sus manos desciendes al oír su voz,
Cordero de Dios (bis).

4. En tu seno Jesús se encarnó,
Oh, María, Sagrario de Dios.
Pura, Llena de Gracia, Madre Virginal,
Reina Celestial (bis).

En el año 2011, en Lima – Perú, un grupo de personas le entregó una lista de firmas al Cardenal Juan Luis Cipriani con la petición de que, a consecuencia de la Gripe A H1N1 y para evitar contagios, se hiciera obligatorio el entregar la comunión en la mano. Como respuesta a esta petición el Cardenal Cipriani colocó el reclinatorio de forma permanente en las misas que se celebran en la Catedral de Lima y entrega la Sagrada Eucaristía en la boca y de rodillas, y ha prohibido entregar la Eucaristía en la mano dentro de su Diócesis.

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Hoy en día, gracias a la revelación de muchos santos de la Iglesia sabemos qué sucede en lo sobrenatural durante la Santa Misa, lo que muchos santos veían durante el momento de la Consagración: el sacrificio incruento de Cristo en la Cruz, que muchos hoy en día se morirían de miedo si Dios les permitiera verlo.

Y aún cuando los católicos sabemos y creemos lo que realmente sucede en la Santa Misa a muchos católicos no les importa estirar las manos para tocar sacrílegamente la Sagrada Eucaristía, sabiendo que es Sangre y Cuerpo de Cristo. El día que Dios permita que vean su sacrílega comunión en la mano, como se ve en los MILAGROS EUCARÍSTICOS: SANGRE y CARNE de Cristo, se mueren in sito del susto.

Tenemos que volver a pensar en lo sobrenatural, que sucede, aunque no lo podamos ver con nuestros ojos.

A nadie le importa hoy en día las Gracias que se desperdician en este momento sagrado de la Santa Misa, que está hecho precisamente para hacernos santos. Los católicos hoy en día quieren ser santos sin hacer el esfuerzo que hicieron los santos.

Les invito al Facebook YO NO RECIBO LA EUCARISTÍA EN LA MANO

Que Dios les conceda fortaleza a todos los defensores de la Sagrada Eucaristía, la conversión a los que cometen y difunden los sacrilegios a manera de plaga (como lo ha llamado la Santísima Virgen) dentro de la Iglesia y las Gracias que necesiten a todos.

Karla Rouillon Gallangos

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Más sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Corpus Christi: Jesús Tú te haces nuestro ¿cómo y por qué?

JESÚS, TÚ TE HACES NUESTRO ¿CÓMO Y POR QUÉ?

Jesús, Tú te haces nuestro ¿cómo y por qué?
Nos atraes hacia Ti presente,
presente de una forma misteriosa, si,
pero no más misteriosa que la del pensamiento
presente en la voz,
y la voz presente en el ánimo del auditorio;
única en sí y tan multiplicada
cuántos son los presentes que la oyen.

Presente, como el singular peregrino de Emaús,
que alcanza, se acerca, acompaña,
adoctrina y conforta a los desconsolados viandantes en el atardecer
de las esperanzas perdidas.

Presente en el silencio y en la pasividad de los signos sacramentales,
como si quisieras a un tiempo ocultar y revelar todo Tu Ser
de modo que sólo el que cree comprende,
y aun tiempo poner el abrigo y ofrecer todo Su Ser
de modo que sólo el que ama pueda recibir de verdad.

Hacia ti nos atraes, paciente.
Paciente en la oblación de Tu Ser por la salvación de los demás
para alimento de los demás;
Paciente al simbolizar Tu Cuerpo separado de la Sangre,
es decir, como víctima inmolada y desangrada;
Paciente hasta la media extrema del dolor, de la deshonra, del abandono,
de la angustia y finalmente de la muerte,
para que en la medida de la pena se revelara el grado de la culpa y del amor,
de la culpa humana y de Tu Amor.

S.S. PABLO VI

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Descarga el libro LA SANTA MISA de Catalina Rivas para que conozcas mejor lo que sucede mientras estamos ahí.

En este enlace Catalina Rivas nos habla sobre las revelaciones de lo que sucede en LA SANTA MISA en video desde YOUTUBE.

LO QUE DEBES SABER:

Nos han quitado los reclinatorios y no hemos hecho nada.

Nos imponen la sacrílega comunión en la mano y no hacemos nada.

La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca siempre ha sido y sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.

La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

Si cedes a las presiones, estiras las manos y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.

Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.

Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado por Dios. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.

La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Karla Rouillon Gallangos

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

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Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos – krouillong

Recuerda que la comunión en la mano es sacrilegio.

No seas parte del problema cometiendo sacrilegio. Siendo ministro extraordinario de la comunión solo te haces parte del problema.

La comunión se recibe de manos del sacerdote.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

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