Lodo, improvisación y carroñería
Sabemos de su existencia desde hace 13 000 años. Sabemos, incluso, que su furia arrasó con civilizaciones enteras como la Moche en el siglo VIII después de Cristo. Sabemos pues de su ritual presencia año tras año; sin embargo, cada vez que ocurre nos sorprendemos como si ocurriera la primera vez. Este llamado Niño Costero, que tanta zozobra viene causando en casi todo nuestro país estos días, no es solo un fenómeno natural sino también la radiografía de lo que somos en esencia: desorganizados, improvisados, carentes en absoluto del sentido de la precaución y, lo peor, carroñeros.