Aclaración

Recibí la llamada estando en Lima y en plena conferencia sobre los Derechos Humanos. ¿Has visto el video?, me preguntaron. De qué hablas?, respondí. Ya te mando la dirección. Corte. En la noche abrí mi correo y allí estaba la dirección. Apunté la flecha, manito, click. Aparecí en youtube: un video me tildaba de patriota por estar denunciando los doctorados bamba (léase, falsos) de la Universidad Nacional de San Agustín.

Leer más

Lecturas recientes

Lluvia después de mi caída y réquiem para Darfur.– Porfirio Mamani Macedo, paisano y exiliado voluntario en París, cada cierto tiempo nos sorprende con una nueva producción poética que, religiosamente, nos hace llegar para saber qué ánimo inspira su más reciente trabajo. En este caso, por ejemplo, Mamani trasluce sus nostalgias, añoranzas de migrante bajo algún chubasco de la Ciudad Luz.

Leer más

Sexo en la ciudad

Sex and the city fue una de las series televisivas más afamadas de inicios del presente siglo. Allí se retrataba al nuevo personaje de la sociedad cosmopolita: la mujer bella, exitosa; aquella que puede prescindir del hombre y que habla abiertamente del sexo como una de sus necesidades vitales. Los seguidores de la serie se contaban por miles, las feministas convirtieron a Carrie, Charlotte, Samantha y Miranda en sus iconos, y la academia, especialmente los seguidores de la teoría de género, hicieron del programa un referente obligatorio.

Leer más

Examinando el Mensaje

A pesar que me alejé de la Ciudad Blanca, entre otras razones, para descansar y no ver ni oír el Mensaje Presidencial, han estado llamándome de varios medios de comunicación para saber qué opino sobre lo que dijo o dejó de decir Alan García. Confieso que a pesar de mis deseos, tuve que ver escuchar y ver el mensaje, pero a medias puesto que me encontraba en un restaurante; por tanto, es probable que mi apreciación sea incompleta; sin embargo, me atrevo a señalar algunos puntos que me parecen importantes.

Leer más

Feliz 28, pero ¿somos libres?

Siendo estudiante primario, por mi estatura mediana, era uno de los elegidos para integrar el batallón del colegio que debía marchar con motivo del aniversario patrio. Eso significaba largos ensayos fuera del horario de clases, estar atentos a las indicaciones de un soldado que se empeñaba en decirnos que el patriotismo se medía según la altura que alcanzaba nuestras piernas al desfilar, y, llegado el día, estar desde temprano, casi de madrugada, integrando el escuadrón y soportando las inclemencias del clima. A los diez o doce años, toda esa tortura no contribuía en nada en generar un sentimiento patrio, sino todo lo contrario.

Leer más

1 134 135 136 137 138 153