Examinando el Mensaje

A pesar que me alejé de la Ciudad Blanca, entre otras razones, para descansar y no ver ni oír el Mensaje Presidencial, han estado llamándome de varios medios de comunicación para saber qué opino sobre lo que dijo o dejó de decir Alan García. Confieso que a pesar de mis deseos, tuve que ver escuchar y ver el mensaje, pero a medias puesto que me encontraba en un restaurante; por tanto, es probable que mi apreciación sea incompleta; sin embargo, me atrevo a señalar algunos puntos que me parecen importantes.

Nuestro mandatario ha hecho referencia a varios logros del segundo año de su segundo gobierno, cosa que hay que reconocer (aprendamos a no ser mezquinos): Mantenimiento del índice de crecimiento de la economía, infraestructura vial, vivienda, programa agua para todos, incremento de celulares, reducción de la pobreza, etc. García también ha hecho un poco de mea culpa que es saludable si es que consideramos su contagiante soberbia de los últimos meses. Igualmente, ha lanzado al ruedo temas de distracción política como la creación de un nuevo ministerio, el de cultura, y ha dicho que para el 2009 las cosas en salud y agro mejorarán.

Hasta allí, bien por él y el país, aunque suena contradictorio que se ufane por un alto ritmo de construcciones y viviendas, pero por otro lado, Pisco, a un año del terremoto, siga siendo una ciudad diezmada. Pero debo reconocer que de ese abanico de anuncios triunfalistas, el que más de conforta es el que ha reafirma su compromiso de reducir la pobreza al 30% para el 2011. Me reconforta porque como Coordinador de la MCLCP-AQP, significa que seguirá manteniéndose una política de trabajo coordinada con la MCLCP.

Pero más allá de lo que me guste o no del discurso, las cosas son más complejas, pues en el mensaje han habido, prácticamente, grandes temas ausentes como los de educación, justicia y seguridad; temas que, por cierto, coinciden con los lados más negativos del segundo gobierno alanista. Por ejemplo, en lo educativo, el gobierno saca pecho por repartir miles de computadoras o abrir créditos para que los profesores adquieran lap tops, pero lo que no se dice es que eso se ha hecho sin sustento técnico y mucho menos pedagógico. Es más, sobre la puesta en marcha del Proyecto Educativo Nacional, se mira al techo, y la misma actitud se toma para emprender las reformas en nuestra educación superior. Es decir, de este sector, que es una de las columnas fundamentales para alcanzar el desarrollo, mucho más en la sociedad del conocimiento que nos ha tocado vivir, hay poco o casi nada.

En el sector justicia podemos decir lo mismo, pues aparte del anuncio de implementar el nuevo código procesal penal, nada se ha dicho de cómo hacer que ese sector deje de ser el más infestado por la corrupción en nuestro país. Justamente ese parece ser el talón de Aquiles del gobierno, el de la corrupción, pues, la reciente alianza con el fujimorismo para mantener la presidencia del Congreso, es una muestra contundente que al gobierno aprista

le interesa poco o nada acabar con esa lacra que retrasa y que contribuye a debilitar las expectativas de tener un país realmente desarrollado.

Finalmente, en el campo de la seguridad, el que ampare en esa cartera a Luis Alva Castro y que recién diga que se preocupará de la delincuencia reinante en el país, constituye otra muestra que Alan seguirá gobernando con los de su collera, aquellos cuya ineptitud le siguen garantizando que él siga fantaseando que su mandato es un dechado de virtudes y que estamos en el país de las maravillas.

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