13/01/11: Chomsky opina sobre la Ley de Arizona

Entrevistado por Bárbara Schijman

¿Cuál es su percepción acerca de la Ley de Arizona?

CHOMSKY: La ley es, claro está, una abominación. La misma somete a una gran parte de la población a una investigación intrusiva por el solo hecho de que alguien piensa de otro, que no se ve lo suficientemente blanco. Esto tiene poco que ver con las cuestiones más generales en torno a la “inmigración ilegal”, y es especialmente llamativo en este caso.

¿En qué sentido especialmente llamativo?

CHOMSKY: Porque están inmigrando hacia áreas robadas a México en una guerra de agresión que el presidente Ulysses S. Grant, quien ha peleado en ella, describe como “una de las más injustas que jamás haya emprendido una nación más fuerte contra una mucho más débil”.

¿Qué diría acerca de la reacción de la sociedad en torno de la ley?

CHOMSKY: Lamentablemente, la mayoría de la población de Estados Unidos la apoya. ése es uno de los elementos relacionados con los sentimientos anti inmigratorios que está en aumento. éstos han sido comunes desde hace más de un siglo, a medida que los inmigrantes en esta sociedad inmigratoria intentaban integrarse. Esta situación de oposición se repite frente a cada nueva oleada. Los sentimientos son especialmente extremos ahora, una especie de reacción ante las dificultades económicas, una reacción tanto irracional como repugnante, pero sin embargo comprensible. El racismo viene de lejos en el tiempo. Benjamin Franklin, por ejemplo, quizá el más civilizado de los Padres Fundadores, especulaba acerca de si los inmigrantes de Europa del Este debían ser autorizados a entrar, habida cuenta de que no son lo suficientemente blancos. Hasta bien entrado el siglo XX, Jefferson, así como muchas otras personalidades, estaba encantado por los mitos del origen anglosajón y la necesidad de preservar la pureza de la raza totalmente mítica.

¿Cómo está encarando el asunto el gobierno de Barack Obama?

CHOMSKY: Hasta ahora, el gobierno de Obama se está oponiendo formalmente a la ley por considerarla inconstitucional.

¿Cree que la ley es una nueva forma de instalar la distinción de amigo/enemigo?

CHOMSKY: En cierto modo; pero está lejos de ser el peor de los casos. Basta con mirar hacia atrás, en la Ley de Exclusión de Orientales (Oriental Exclusion Acts). O pensemos en la década de 1930 y 1940. Estados Unidos retornó refugiados judíos de Europa antes de la guerra y prohibió la inmigración. Después de la guerra, los sobrevivientes estaban viviendo bajo condiciones típicas de campos de concentración, como informaron los propios investigadores de Harry Truman. No eran admitidos en Estados Unidos. Truman se consideraba a sí mismo profundamente humanitario al exigir que el Reino Unido permitiera que cien mil personas pudieran ir a Palestina. La vergüenza de estos años aún no se reconoce.

En 2008, el Parlamento Europeo aprobó la Directiva Retorno, también conocida como la Directiva de la Vergüenza, que permite, entre otras cuestiones, detener a aquellas personas a ser deportadas.

¿Qué paralelismo encuentra entre Europa y Estados Unidos a este respecto?

CHOMSKY: Siempre he sentido que Europa es mucho más racista que Estados Unidos, a pesar de que permanecía un tanto oculto por la relativa homogeneidad de las sociedades.

¿En qué lo advierte, por ejemplo?

CHOMSKY: Para tomar sólo un ejemplo entre muchos. Estados Unidos es un caso inusual en cuanto que los niños nacidos en el país son ciudadanos norteamericanos. Tomemos a Francia, por ejemplo. La negación del Holocausto recibe una publicidad enorme, acompañada por muchas posturas con pretensiones de superioridad moral, pero sería incomparablemente peor que la negación del Holocausto si Francia estuviera deportando judíos a la miseria y la opresión, como de hecho lo está haciendo, con pocas protestas detectables dentro de Francia. Los gitanos fueron tratados por los nazis igual que los judíos. No siento que los paralelismos sean muy útiles. El racismo se manifiesta de muchas maneras diferentes.

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