19/10/10: Visión de Charles Darwin sobre el Perú en 1835

A lo largo de cinco años, entre 1831 y 1835, el célebre naturalista inglés Charles Darwin viajó alrededor del mundo en la nave de bandera británica H.M.S. Beagle. Su objetivo fue efectuar observaciones científicas y coleccionar especímenes naturales. El joven fisiólogo, de veintiséis años de edad, reconoció que participar en esa expedición determinó toda su carrera posterior, en la cual destaca la formulación de las teorías de la evolución y de la selección natural.

Si bien el principal interés darwiniano fue la investigación natural, el viajero también formuló agudas observaciones sobre la situación política peruana y las condiciones del país, afirmaciones que interesa que los peruanos conozcamos para tomar conciencia sobre cómo nos observaban (y quizá nos sigan observando) visitantes foráneos tan objetivos como Darwin.

Darwin relató su experiencia en el libro “The Voyage of the Beagle” (“El viaje del Beagle”). En el texto del presente artículo hemos usado la edición del año 2001 publicada por The Modern Library de la casa editorial Random House, Inc. (Nueva York). Las observaciones de Darwin sobre el Perú se refieren a las ciudades de Iquique, Callao y Lima y se encuentran en el capítulo XVI.

Iquique (págs. 323-324)

Viajando desde Chile, el primer puerto peruano visitado por Darwin fue Iquique, al cual llegó el 12 de julio de 1835. Calificó al poblado de mil habitantes como “pobre” y de “apariencia lóbrega”, conformado por “un grupo pequeño de casas miserables”. Contrastando con esa pobreza –precisó Darwin– desde 1830 Iquique exportaba salitre a Francia e Inglaterra, material que en esos países se utilizaba como fertilizante y en la fabricación de ácido nítrico.

Partiendo de la afirmación que el Perú se encontraba “en estado de anarquía”, Darwin relata que cada caudillo político había demandado de Iquique el pago de contribuciones partidarias. Ello generó “tribulación” entre los habitantes. Éstos consideraron que les había llegado “la hora de la desgracia”.

Cuatro décadas después, esta situación fue aprovechada por los chilenos para apoderarse del antiguo sur grande peruano.

Callao (pág. 325)

El 19 de julio de 1835 el Beagle llegó al Callao. Nuevamente y en forma inmediata, Darwin observó que “el estado de los asuntos públicos en el Perú era problemático”. En materia de salubridad, Darwin escribió que tanto nativos como extranjeros sufrían ataques severos de malaria, los mismos que relacionó con el miasma originado por las emanaciones perniciosas provenientes de sustancias en descomposición existentes en el agua empozada en algunos lugares del Callao.

Calificó al Callao como un “pequeño puerto marítimo, mal construido y asqueroso … de atmósfera cargada de malos olores; aquel peculiar, que puede percibirse en casi cada pueblo entre los trópicos es aquí muy fuerte”. A los chalacos nos describió como “un pueblo de borrachos, de apariencia depravada … que presentaban cada imaginable posibilidad de mezcla racial entre europeos, negros e indios”.

Lima (pág. 328)

Darwin escribió: “Actualmente, Lima se encuentra en un miserable estado de ruina: prácticamente las calles no están pavimentadas; y montones de suciedad se apilan en todas las direcciones, en los que gallinazos negros, sumisos como aves de corral, levantan pedazos de carroña”.

La anarquía del Perú (pág. 327)

“No existe estado en Sudamérica, desde la declaración de la independencia, que haya sufrido más de anarquía que el Perú”. “En el momento de nuestra visita (julio-agosto de 1835) cuatro jefes militares se enfrentaban mutuamente contendiendo por la supremacía en el gobierno. Si uno de ellos tenía éxito en convertirse temporalmente en el mandamás, los otros caudillos se unían en contra de él. Tan pronto se imponía la nueva alianza, los integrantes de ella se tornaban hostiles entre sí”.

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