Archivo por meses: marzo 2011

24/03/11: Julio Anguita o por qué no todos los políticos son iguales

Julio Anguita es de los pocos políticos españoles que tras estar más de 8 años como parlamentario, renunció a la pensión vitalicia de jubilación como ex diputado, argumentando que “con la pensión que le correspondía como maestro tenía bastante”.

Por Lucas León Simón

Cuando José María Aznar y Felipe González nos dictan al común de los ciudadanos una lección de indecoro e insolidaridad, cuando nos enteramos que María Dolores de Cospedal gana al año 241.000 € con el cobro de tres sueldos públicos y la Pajin otro tanto por el estilo, cuando sabemos que el presidente de la Diputación de Castellón no tiene más remedio que declarar un patrimonio de 3,9 millones de euros cuando hace cinco años NO declaraba ninguno, nos enteramos que, de manera totalmente accidental, se ha sabido que hace siete años, Julio Anguita renunció por escrito a la paga de pensión máxima vitalicia a la que tenía derecho como ex parlamentario, argumentando que “con la pensión que le correspondía como maestro tenía bastante”.

Genio y figura. Julio Anguita viene a demostrarnos que el dicho populista de “todos los políticos son iguales” no se verifica, al menos en su totalidad. Que hay distintas formas de ser y estar en la política, de entender los compromisos éticos y ejemplarizantes de un cargo público y que la erosión que afecta a nuestra moral pública tiene un freno.

No todo es poder y dinero. Tengo la fortuna de ser amigo personal y haber sido de un equipo de gobierno de Julio. Conozco la sobriedad espartana de su espíritu. Sé que en pocas personas se verifica una mayor consecuencia entre lo que dice y piensa y su modo de vida. Nunca había acabado de entender por qué considera un punto de felicidad dormir la siesta en verano sobre una manta tendida en el suelo, ni por qué su mayor consideración del lujo y del ocio es jugar una partida de dominó al atardecer, cuando está de vacaciones. En esta dura mitología del capitalismo, Julio juega contracorriente. Y su compromiso consigo mismo y con la sociedad, gana.

Julio Anguita hace suyo el lema de Ghandi de “vivir sencillamente, para que los demás puedan, sencillamente, vivir”. Y desde su antisimetría con el político al uso nos aporta soluciones a nuestros graves problemas con la ética y la estética del cargo público.

(…)

Esto también lo hizo la cantante griega Nana Mouskouri que estuvo en política, hasta llegó a ser la representante de Grecia en el Parlamento Europeo y viendo la situación que se avecinaba en su país, hizo lo mismo.

Fuente:
http://lucasleonsimon.wordpress.com/2011/01/23/julio-anguita-o-porque-no-todos-los-politicos-son-iguales/

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23/03/11: Némesis, libro de Chalmers Johnson

Por Mark Engler

Johnson, profesor retirado de Estudios Asiàticos en la Universidad de California, San Diego, y actual presidente del Instituto de Investigaciones de Política Japonesa, popularizó el término “blowback”, originado en la CIA, con su libro homónimo del 2000. (El término “blowback” es de difícil traducción y no aparece en ningún diccionario. Literalmente significa “soplido de retorno”, una especie de “reacción” para describir algo que provoca una reacción negativa e inesperada.) Ese volumen advirtió que las intervenciones encubiertas de Estados Unidos en el exterior serían nuestra perdición, y se convirtió en un éxito de librería después de que los ataques del 11/9 parecieron darle la razón. Desde entonces, según Johnson, los aprietos en que se encuentra Estados Unidos han empeorado. Su libro Némesis: los últimos días de la república norteamericana toma su nombre de la “diosa griega de la represalia y castigadora en venganza por el orgullo y la altivez”. Dicho de manera no religiosa, Johnson está argumentando que Estados Unidos es su propio peor enemigo. Más temprano que tarde, asegura él, la arrogancia de EEUU provocará su caída.

El libro de Johnson está formado en gran medida por capítulos autónomos acerca de un número de temas vagamente relacionados: de cómo la ambición de poder ejecutivo de la administración Bush socava la Constitución norteamericana, así como el derecho internacional; de cómo la CIA funciona como ejército privado del presidente; hasta dónde la extensa red global de bases militares de EEUU brinda una infraestructura para la proyección del poder imperial; por qué el espacio puede que sea la frontera final para la expansión militar; y qué lecciones pueden sacarse de los extintos imperios británico y romano. Los vínculos entre estos temas es la idea de que juntos apuntan al final: “El tiempo para evitar la bancarrota financiera y moral es corto”, escribe Johnson. Y más tarde llega a la conclusión siguiente: “Estamos al borde de perder la democracia en aras de mantener nuestro imperio”.

Mientras que muchos de nosotros nos hemos vuelto insensibles ante las atrocidades de la Casa Blanca, la indignación de Johnson con la administración –sus memorandos de la tortura, su desprecio por la libre información pública, su burla de los tratados establecidos– es vívida. Esto puede deberse a sus antecedentes conservadores: teniente de la Marina en la década de 1950, asesor de la CIA de 1967 a 1973, y defensor por mucho tiempo de la guerra de Viet Nam, Johnson solo se horrorizó tardíamente del militarismo e intervencionismo norteamericano. Ahora escribe como si quisiera recuperar el tiempo perdido. La contribución más sobresaliente de Johnson al debate acerca del imperio norteamericano es su documentación de la vasta red de bases militares de Estados Unidos en el extranjero, un proyecto que él comenzó en su libro de 2004 Los pesares del imperio. “Hace muchos años se podía trazar la expansión del imperialismo por medio del conteo de colonias”, escribe él en Némesis. “La versión norteamericana de la colonia es la base militar”. Estados Unidos mantiene de manera oficial 737 bases en todo el mundo, con un valor de $127 mil millones de dólares y cubriendo al menos 278 150 hectáreas en unos 130 países.

Némesis es un libro acerca del poder duro. Al equiparar a las lejanas bases de Estados Unidos con las guarniciones de Roma, Johnson postula que las cosas no han cambiado mucho desde los días de César y Octavio. Pero con las armas nucleares desperdigadas entre las grandes potencias y las menores, el poderío militar solo puede lograr la destrucción mutua. El poder duro tiene sus límites. Por tanto, para juzgar la fuerza de una nación uno también debe medir su talento para una persuasión más suave. Y en esto los militaristas de la administración Bush ciertamente se han convertido en sus peores enemigos. Al poner en práctica las visiones de dominación global, han creado un mundo de resentimiento y han provocado cada vez más retos al poder de Estados Unidos.

http://www.democracyuprising.com/articles_espanol.php

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17/03/11: Esa tecnología que nos fragiliza (2)

(…)

swissinfo.ch: Volviendo al problema japonés, ¿considera que el impacto será suficiente para imponer un retiro de la energía nuclear, esa famosa disminución cara a los ecologistas?

D.B.: Lo que es seguro es que las cosas van a ser más difíciles para la industria nuclear. Pero dejar la energía nuclear en países como Japón, que obtiene el 35% de su electricidad, o más aún Francia (el 80%), llevaría décadas. Sin contar que no se tiene actualmente ninguna alternativa que no sea productora de carbono.

Las energías renovables, a escala mundial, constituyen menos del 2%. Por supuesto, algunos países se acercan al 10% e irán más allá. No tenemos un medio de sustitución masiva. Entonces, es verdad que lo primera que hay que hacer es consumir menos, y mucho menos electricidad. Y allí, entramos más en un escenario de decrecimiento, al cual no soy en absoluto desfavorable. Pero la cosa no puede hacerse como por arte de magia.

Y también hay que saber lo que eso quiere decir. Quiere decir que se cambia realmente de modelo de sociedad. No estoy seguro de que el conjunto de la población esté de acuerdo en ir en esa dirección, aunque efectivamente sea la más razonable.

De todas maneras, con la doble limitación del clima y del agotamiento de las energías fósiles, no escaparemos de eso. Y no se trata solamente de la energía. Hay otros problemas en los que nos confrontamos con las mismas dificultades.

swissinfo.ch: Las imágenes que nos llegan de Japón parecen una película apocalíptica. ¿Piensa que algunos van a mezclar ficción y realidad hasta el punto de creer que el fin del mundo verdaderamente es para el 2012?

D.B.: El fin del mundo… no creo para nada en eso. Pero en cambio, estoy persuadido de que en las próximas décadas vamos a vivir el fin de un mundo: El nuestro.

Fuente:
http://www.swissinfo.ch/spa/noticias/politica_suiza/Esa_tecnologia_que_nos_fragiliza.html?cid=29724562
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17/03/11: Esa tecnología que nos fragiliza (1)

Por Marc-André Miserez, swissinfo.ch

Luego del sismo y el tsunami, el accidente (incluso la catástrofe) nuclear. El triple infortunio que golpea a Japón revela la fragilidad de nuestra sociedades tecnológicas y globalizadas.

Análisis filosófico de Dominique Bourg, catedrático de la Universidad de Lausana.

Para el primer ministro japonés, Naoto Kan, el país vive “su peor crisis desde la II Guerra Mundial”. El momento es sin embargo, muy otro y lo que ha dado fuerza a ese país ‘high tech’ contribuye también a su debilidad frente al poder de la Naturaleza, como lo subraya Dominique Bourg.

El profesor del Instituto de Políticas Territoriales y Humanas de la Universidad de Lausana es especialista en materia de desarrollo sostenible, riesgos y elecciones tecnológicas.

swissinfo.ch: Las catástrofes que golpean a Japón revelan nuestra fragilidad frente a la Naturaleza, a pesar – o posiblemente a causa – de nuestra tecnología. ¿Podemos imaginar, por ejemplo, lo que habría pasado si este sismo se hubiera producido a mediados del Siglo XX?

Dominique Bourg: Ciertamente habríamos tenido más edificios colapsados. La resistencia actual de los inmuebles a los sismos es el lado salvador de la tecnología.

En cambio, evidentemente, no habríamos tenido ni el problema nuclear, ni la caída de las redes de comunicación y de electricidad a una escala semejante. En esa época, la interdependencia entre los países era mucho menor, lo que quiere decir que la catástrofe habría afectado solamente a Japón. Mientras que ahora, en término industriales, y muy probablemente también pecuniarios, va a afectar a todo el planeta.

Hay cosas que Japón es el único que fabrica, como ciertas piezas vitales para los iPhone o los iPad, o el acero para las cubas de reactores nucleares. No sé si esas fábricas resultaron dañadas , pero las centrales que tuvieron que ser enfriadas con agua de mar nunca volverán a funcionar. Lo que quiere decir que durante muchos meses, incluso años, el país va a estar expuesto a restricciones de electricidad. Y ello será un choque extremadamente importante para su productividad industrial.

swissinfo.ch: Las centrales nucleares japonesas eran sin embargo, conocidas como las más seguras del mundo …

D.B.: Estas centrales fueron concebidas para resistir a un terremoto y a un tsunami. Y hasta cierto punto, lo hicieron. A pesar de todo, no se derrumbaron. En general, cuando se prevé este tipo de resistencia, se llega incluso más allá de lo que se considera el máximo evento. El fastidio es que a veces uno se equivoca sobre lo que podría ser el máximo evento.

Y sobre todo, lo que va a cambiar las cosas -y esto no tiene nada qué ver con problemas sísmicos o de tsunami-, es que nuestros dimensionamientos en términos de riesgos naturales no tienen nada qué ver con lo que vamos a tener el próximo siglo con el cambio climático

Que se trate de sequías, de huracanes o de inundaciones, nuestras instalaciones industriales – y no pienso en el rubro nuclear- tendrán que enfrentar condiciones que entrañan el riesgo de ser bastante sorprendentes con relación a lo que se había concebido en términos de sistemas de seguridad. Entramos en un período nunca antes conocido. Durante todo el Siglo XX, la humanidad experimentó enormemente – y sin red de seguridad – con la biósfera. Ahora, vamos ver poco a poco los efectos.

(…)

Fuente:
http://www.swissinfo.ch/spa/noticias/politica_suiza/Esa_tecnologia_que_nos_fragiliza.html?cid=29724562
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16/03/11: Cinco causas de la insurrección árabe (2)

Por Ignacio Ramonet.

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4. Climática. En este contexto, ya de por sí explosivo, se produjo, el verano pasado, un desastre ecológico en una región alejada del mundo árabe. Pero el planeta es uno. Durante semanas, Rusia, uno de los principales exportadores de cereales del mundo, conoció la peor ola de calor y de incendios de su historia. Un tercio de su cosecha de trigo fue destruida.

Moscú suspendió la exportación de cereales (que sirven también para nutrir al ganado) cuyos precios inmediatamente subieron un 45%. Ese aumento repercutió en los alimentos: pan, carne, leche, pollo… Provocando, a partir de diciembre de 2010, el mayor incremento de precios alimentarios desde 1990. En el mundo árabe, una de las principales regiones importadoras de esos productos, las protestas contra la carestía de la vida se multiplicaron…

5. Social. Añádase a lo precedente: una población muy joven y unos monumentales niveles de paro (desempleo). Una imposibilidad de emigrar porque Europa ha blindado sus fronteras y establecido descaradamente acuerdos para que las autocracias árabes se encarguen del trabajo sucio de contener a los emigrantes clandestinos. Un acaparamiento de los mejores puestos por las camarillas de las dictaduras más arcaicas del planeta…

Faltaba una chispa para encender la pradera. Hubo dos. Ambas en Tunez. Primero, el 17 de diciembre, la auto-immolación por fuego de Mohamed Buazizi, un vendedor ambulante de fruta, como signo de condena de la tiranía. Y segundo, repercutidas por los teléfonos móviles, las redes sociales (Facebook, Twitter), el correo electrónico y el canal Al-Yazeera, las revelaciones de WikiLeaks sobre la realidad concreta del desvergonzado sistema mafioso establecido por el clan Ben Alí-Trabelsí.

El papel de las redes sociales ha resultado fundamental. Han permitido franquear el muro del miedo: saber de antemano que decenas de miles de personas van a manifestarse un día D y a una hora H es una garantía de que uno no protestará aislado exponiéndose en solitario a la represión del sistema. El éxito tunecino de esta estrategia del enjambre iba a convulsionar a todo el mundo árabe.

Fuente:
http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=8ca803e0-5eba-4c95-908f-64a36ee042fd

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16/03/11: Cinco causas de la insurrección árabe (1)

Por Ignacio Ramonet.

Cuáles son las causas del vendaval de libertad que, de Marruecos a Bahréin, pasando por Túnez, Libia y Egipto, sopla sobre el mundo árabe? ¿Por qué motivos estas simultáneas ansias de democracia se expresan precisamente ahora?.

A estas dos preguntas, las respuestas son de diversa índole: histórica, política, económica, climática y social.

1. Histórica. Desde el final de la Primera Guerra Mundial y la implosión del Imperio otomano, el interés de las potencias occidentales por el mundo árabe (Oriente Próximo y África del Norte) ha tenido dos principales incentivos: controlar los hidrocarburos y garantizar un hogar nacional judío. Después de la Segunda Guerra Mundial y del traumatismo universal del Holocausto, la creación del Estado de Israel, en 1948, tuvo como contrapartida la llegada al poder, en varios Estados árabes liberados del colonialismo, de fuerzas antisionistas (opuestas a la existencia de Israel): de tipo “militar nacionalista” en Egipto y Yemen, o de carácter “socialista árabe” en Irak, Siria, Libia y Argelia.

Tres guerras perdidas contra Israel (en 1956, 1967 y 1973) condujeron a Egipto y a Jordania a firmar tratados de paz con el Estado judío y a alinearse con Estados Unidos que ya controlaba –en el marco de la Guerra Fría– todas las petromonarquías de la península Arábiga así como el Líbano, Túnez y Marruecos. De este modo, Washington y sus aliados occidentales mantenían sus dos objetivos prioritarios: el control del petróleo y la seguridad de Israel. A cambio, protegían la permanencia de feroces tiranos (Hasán II, el general Mubarak, el general Ben Alí, los reyes saudíes Faisal, Fahd y Abdalá, etc.) y sacrificaban cualquier aspiración democrática de las sociedades.

2. Política. En los Estados del pretendido “socialismo árabe” (Irak, Siria, Libia y Argelia), bajo los cómodos pretextos de la “lucha antiimperialista” y de la “caza de comunistas”, también se establecieron dictaduras de partido único, gobernadas con mano de hierro por déspotas de antología (Sadam Hussein, Al Assad padre e hijo, y Muamar al Gadafi, el más demencial de ellos). Dictaduras que garantizaban, por lo demás, el aprovisionamiento en hidrocarburos de las potencias occidentales y que no amenazaban realmente a Israel (cuando Irak pareció hacerlo fue destruido). De ese modo, sobre los ciudadanos árabes, cayó una losa de silencio y de terror.

Las olas de democratización se sucedían en el resto del mundo. Desaparecieron, en los años 1970, las dictaduras en Portugal, España y Grecia. En 1983, en Turquía. Tras la caída del muro del Berlín, en 1989, se derrumbó la Unión Soviética así como el “socialismo real” de Europa del Este. En América Latina cayeron las dictaduras militares en los años 1990. Mientras tanto, a escasos kilómetros de la Unión Europea, con la complicidad de las potencias occidentales (entre ellas España), el mundo árabe seguía en estado de glaciación autocrática.

Al no permitirse ninguna forma de expresión crítica, la protesta se localizó en el único lugar de reunión no prohibido: la mezquita. Y en torno al único libro no censurable: el Corán. Así se fueron fortaleciendo los islamismos. El más reaccionario fue difundido por Arabia Saudí con el decidido apoyo de Washington que veía en él un argumento para mantener a los pueblos árabes en la “sumisión” (significado de la palabra ‘islam’). Pero también surgió, sobre todo después de la “revolución islámica” de 1979 en Irán, el islamismo político que halló en los versos del Corán argumentos para reclamar justicia social y denunciar la corrupción, el nepotismo y la tiranía.

De ahí nacieron varias ramas más radicales, dispuestas a conquistar el poder por la violencia y la “Guerra Santa”. Así se engendró Al Qaeda…

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las potencias occidentales, con la complicidad de las “dictaduras amigas”, añadieron un nuevo motivo para mantener bajo férreo control a las sociedades árabes: el miedo al islamismo. En vez de entender que éste era la consecuencia de la carencia de libertad y de la ausencia de justicia social, agregaron más injusticia, más despotismo, más represión…

3. Económica. Varios Estados árabes padecieron las repercusiones de la crisis global iniciada en 2008. Muchos trabajadores de estos países, emigrados en Europa, perdieron su trabajo. El volumen de las remesas de dinero enviadas a sus familias disminuyó. La industria turística se marchitó. Los precios de los hidrocarburos (en aumento estas últimas semanas a causa de la insurrección popular en Libia) se depreciaron. Simultáneamente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) impuso, a Túnez, Egipto y Libia, programas de privatización de los servicios públicos, reducciones drásticas de los presupuestos del Estado, disminución del número de funcionarios… Unos severos planes de ajuste que empeoraron, si cabe, la vida de los pobres y sobre todo amenazaron con socavar la situación de las clases medias urbanas (las que tienen precisamente acceso al ordenador, al móvil y a las redes sociales) arrojándolas a la pobreza.

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Fuente:
http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=8ca803e0-5eba-4c95-908f-64a36ee042fd
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11/03/11: ¿Cómo llegó EE.UU. a ser la sociedad más rica y avanzada?

Boris Muñoz entrevista a Noam Chomsky

Había economistas como Adam Smith que aconsejaban en su época a Estados Unidos. ¿Qué tipo de consejos le daban? Los mismos que le ofrecen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a América Latina. Smith le aconsejó al gobierno estadounidense profundizar sus ventajas comparativas. Ustedes son buenos en agricultura y exportando pieles, afirmaba. No traten de competir con bienes acabados, porque en eso Inglaterra es mucho más eficiente. Así que para alcanzar la eficiencia total, deben exportar en el sector primario y comprar los bienes industriales de Inglaterra. También le aconsejó al gobierno no monopolizar los recursos naturales. Eso no era un asunto despreciable si recordamos que el petróleo del siglo XIX fue el algodón, que era el núcleo de la revolución industrial. Estados Unidos producía una gran parte del algodón mundial y Smith decía que no lo monopolizaran porque era económicamente perjudicial. En lugar de eso, Estados Unidos subió enormemente los impuestos a los textiles británicos y así pudo arrancar su propia industria textil, que es la forma original de comenzar la industrialización. Más tarde bloqueó a la industria metalúrgica británica, muy superior a la nuestra para entonces. El gobierno incluso trató de monopolizar el algodón y estuvo a punto de lograrlo. En el Congreso se decía: “Si podemos acaparar el algodón, pondremos a Gran Bretaña de rodillas”. El ejemplo muestra a las claras que el proceso de desarrollo de este país no fue un desarrollo capitalista. Y eso se mantiene hasta hoy en día con internet y las computadoras…

Y si nos ponemos a examinar uno de los pocos lugares donde se aplica el término capitalismo es en América Latina, donde se impuso el capitalismo en una versión neoliberal que sigue de cerca las líneas de Adam Smith. ¡Solo imaginemos lo que habría pasado si Estados Unidos hubiese seguido esas reglas! El neoliberalismo se creó para ser impuesto en el Tercer Mundo. No es nada nuevo: esas ideas provienen de los modelos económicos creados para sojuzgar a las colonias.

(…)

Después de la Segunda Guerra, Estados Unidos tuvo una posición de poder sin paralelo en la historia. Tenía literalmente la mitad de la riqueza del mundo y estaba en posición de perseguir metas muy ambiciosas que fueron esbozadas por los planificadores de Roosevelt y luego ampliamente implementadas: controlar una “gran área” que incluía el hemisferio occidental, el lejano oriente, el antiguo imperio británico (incluyendo el incomparablemente rico en petróleo occidente asiático) y el centro industrial y comercial de Eurasia. Con el tiempo, este poder inevitablemente se desgastó. Hacia 1970, el mundo era económicamente tripolar. Sus mayores centros eran, para Norteamérica, Estados Unidos; para Europa, Alemania y Francia; y para el este de Asia, Japón. El colapso de la Unión Soviética creó una breve ilusión de unipolaridad y de “fin de la historia”, pero pronto se disolvió y en este momento el sistema global es aun más diverso y Estados Unidos menos capaz de ejercer control. Eso es un asunto de mucha preocupación para los planificadores, y, a menudo, una fuente de considerable irracionalidad –como cuando, recientemente, el Departamento de Estado le advirtió a China que debía cumplir sus “responsabilidades internacionales” y obedecer las sanciones unilaterales de Estados Unidos contra Irán, lo cual debe haber divertido a la clase gobernante china. En una sola dimensión –el poderío militar– Estados Unidos continúa un reinado supremo, pero es una ventaja muy costosa que no puede ser sostenida, particularmente en virtud de decisiones que han debilitado severamente la economía productiva y favorecido al sector financiero.
Los dirigentes de este país deberían estar obligados –en el mejor de los casos deberían elegir– hacerse socios de un orden mundial más diverso.

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Fuente:
http://prodavinci.com/2011/03/01/las-esperanzas-de-noam-chomsky-y-dos-posdatas/
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11/03/11: Max-Neef: EEUU, un país en vías de subdesarrollo (2)

AMY GOODMAN: ¿No crees que la misma tierra nos forzará a actuar de diferente modo? ¿Estamos llegando al fin?

MANFRED MAX-NEEF: Sí claro. Ya algunos científicos lo están diciendo pero yo aún no he llegado a ese punto. Pero muchos lo creen y piensan que es definitivo: estamos fritos. Dentro de algunas décadas no habrá más humanos. Yo personalmente no creo haber llegado a ese punto, pero si diré que ya cruzamos el primero de los tres ríos. Y si observas lo que está pasando en todos lados, sí es alarmante cómo la cantidad de catástrofes ha ido en aumentando. Y se manifiestan de todas formas: tormentas, terremotos, erupciones volcánicas. El número de eventualidades crece dramáticamente y nosotros seguimos haciendo lo mismo.

AMY GOODMAN: ¿Qué has aprendido en las comunidades en las que has trabajado que te de esperanza?

MANFRED MAX-NEEF: La solidaridad de la gente. El respeto por los otros. Ayuda mutua. Nada de avaricia. Éste es un valor inexistente dentro de la pobreza. Y uno pensaría que allí es donde estaría más presente. Que la avaricia la poseen los que menos tienen. No, al contrario, entre más tienes más quieres. Esta crisis es el producto de la avaricia. La avaricia es el valor dominante del mundo actual. Mientras persista, estamos acabados.

AMY GOODMAN: ¿Cuáles serían los principios que enseñarías a los jóvenes economistas?

MANFRED MAX-NEEF: Los principios de los economistas deberían estar fundamentados en cinco postulados y un valor esencial.
Primero: la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.
Segundo: el desarrollo es para las personas, no para las cosas.
Tercero: crecimiento no es lo mismo que desarrollo y el desarrollo no necesariamente requiere de crecimiento.
Cuarto: no hay economía que sea posible en la ausencia de servicios de ecosistema.
Quinto: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito: la biosfera. Por ende, el crecimiento permanente es imposible.
Y el valor esencial para sostener una nueva economía debería ser que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima de la reverencia de la vida.

AMY GOODMAN: Explica lo que acabas de mencionar.

MANFRED MAX-NEEF: Nada puede ser más importante que la vida. Y digo vida, no seres humanos porque, para mí, el centro es el milagro de la vida en todas sus manifestaciones. Pero hay un interés económico, es decir, uno no solo se olvida de la vida y otros seres vivientes sino, de los humanos. Si recorres esta lista que acabo de mencionar, uno a uno, verás que lo que tenemos ahora es exactamente lo contrario.

AMY GOODMAN: Ve al tercer punto, crecimiento y desarrollo y explícalo por favor.

MANFRED MAX-NEEF: El crecimiento es una acumulación cuantitativa. Desarrollo es la liberación de posibilidades creativas. Cada sistema vivo de la naturaleza crece hasta cierto punto y para de crecer. Tú ya no estás creciendo, ni él ni yo. Pero continuamos desarrollándonos. De otro modo no estaríamos dialogando en este momento. El desarrollo no tiene límites pero el crecimiento sí. Y este es un concepto muy importante que políticos y economistas no entienden. Están obsesionados con el crecimiento económico. He estado trabajando a lo largo de varias décadas y se han hecho muchos estudios. Soy el autor de una famosa hipótesis: la hipótesis liminal, que dice que en cada sociedad hay un periodo de crecimiento económico-–entendido convencionalmente o no-–que trae una mejora en la calidad de vida ; pero sólo hasta cierto punto, el punto liminal, a partir del cuál, si hay crecimiento, la calidad de vida comienza a decaer. Esta es la situación en la que nos encontramos actualmente. Es decir, tu pais es el ejemplo más extremo que puedes encontrar. En una parte de un capítulo de mi libro titulado La economía desenmascarada-–se encuentra un capítulo llamado ” Estados Unidos, una nación en vías de subdesarrollo” la cuál es una nueva categoría. Tenemos el concepto de desarrollado, subdesarrollado y en vías de desarrollo. Ahora tenemos el nuevo concepto de en vías de subdesarrollo y tu país es el mejor ejemplo. El 1% de los americanos cada vez están mejor y el 99% va en decadencia y se refleja en todo tipo de manifestaciones. Las personas que viven en sus autos, ahora duermen en sus carros, ¿sabes? estacionados enfrente de la casa que fue suya. Millones de personas que uno conoce han perdido todo. Pero aquellos que especularon, los que trajeron consigo todo el problema, esos están muy bien. Para ellos no hay problemas.

AMY GOODMAN: ¿Entonces, cómo cambiarías las cosas?

MANFRED MAX-NEEF: Bueno, no sé cómo cambiarlas. Es decir, solitas van a cambiar ¿sabes? pero de forma catastrófica. No entiendo cómo no hay millones de personas en las calles de Estados Unidos destruyendo las cosas. Pero podría suceder. No lo sé. La situación es dramáticamente mala. Se supone que es el país más poderoso del mundo. Y a pesar de las condiciones, siguen con sus guerras absurdas gastando miles de milliones y billones. Trece billones de dólares se especularon y ¡ni un centavo se fue para las personas que perdieron sus casas! ¿Qué tipo de lógica es esa?

Fuente:
http://www.democracynow.org/2010/11/26/chilean_economist_manfred_max_neef_on
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11/03/11: Max-Neef: EEUU, un país en vías de subdesarrollo (1)

Entrevista de Amy Goodman a Manfred Max-Neef.

AMY GOODMAN: En Bonn, Alemania tuve oportunidad de conversar con Manfred Max-Neef, el reconocido economista chileno que ganó en 1983 el Right Livelihood Award, dos años después de haber publicado su libro Economía Descalza: Señales desde el Mundo Invisible. Empecé preguntándole que explique el concepto de la economía descalza.

MANFRED MAX-NEEF: Bueno, es una metáfora, pero es una metáfora que se originó en una experiencia concreta. Yo trabajé alrededor de diez años de mi vida en áreas de pobreza extrema, en las sierras, en la jungla, en áreas urbanas en distintas partes de Latinoamérica. Al comienzo de este periodo, estaba un día en una aldea indígena en la sierra de Perú. Era un día horrible; había estado lloviendo todo el tiempo. Estaba parado en una zona muy pobre y enfrente de mí estaba otro hombre parado sobre el lodo (no en el barrio pobre sino en el lodo). Y bueno, nos miramos. Este era un hombre de corta estatura, delgado, con hambre, desempleado, cinco hijos, una esposa y una abuela. Yo era el refinado economista de Berkeley, maestro de Berkeley, etc. Nos mirábamos frente a frente y de pronto me di cuenta de que no tenía nada coherente que decirle en esas circunstancias; que todo mi lenguaje de economista era obsoleto. ¿Debería decirle que se pusiera feliz porque el producto interno bruto había subido un 5% o algo así? Todo era completamente absurdo. Entonces descubrí que no tenía un lenguaje para ese ambiente y que teníamos que inventar un idioma nuevo. Ese es el origen de la metáfora “barefoot economy” o economía descalza, que, en concreto, significa la economía que un economista usa cuando se atreve a meterse en los barrios bajos. El punto es que los economistas estudian y analizan la pobreza desde sus oficinas lujosas, poseen todas las estadísticas desarrollan todos los modelos y están convencidos de que saben todo lo que hay que saber sobre la pobreza. Pero ellos no entienden la pobreza. Ese es el gran problema. Y es también el motivo por el cual la pobreza aún existe. Esto cambió completamente mi vida como economista. Inventé un lenguaje coherente para esas condiciones de vida.

AMY GOODMAN: ¿Y cuál es ese idioma? ¿Cómo aplicas un sistema económico o haces que las circunstancias expliquen esos cambios?

MANFRED MAX-NEEF: No, la cosa es mucho más profunda. Es decir, no es como una típica receta que te da alguien de tu país, en donde te dicen “te garantizamos quince clases o la devolución de tu dinero.” Ese no es el punto. Deja ponértelo de esta manera. Hemos alcanzado un punto en nuestra evolución en el que sabemos muchas cosas. Sabemos muchísimo pero entendemos muy poco. Nunca en la historia de la humanidad ha habido tanta acumulación de conocimiento como en los últimos cien años. Mira cómo estamos. ¿Para qué nos ha servido el conocimiento? El punto es que el conocimiento por sí mismo no es suficiente. Carecemos de entendimiento. La diferencia entre conocimiento y entendimiento te la puedo explicar con un ejemplo. Vamos a pensar que tú has estudiado todo lo que puedes estudiar desde una perspectiva teológica, sociológica, antropológica, bioquímica y biológica sobre un fenómeno llamado amor. El resultado es que tú sabrás todo sobre el amor, pero tarde o temprano te vas a dar cuenta de que nunca entenderás el amor a menos de que te enamores. ¿Qué significa esto? Que sólo puedes llegar aspirar a entender aquello de lo que te vuelves parte. Como dice la canción latina, somos mucho más que dos. Cuando perteneces, entiendes. Cuando estás separado, solo acumulas conocimiento. Y esa ha sido la función de la ciencia. Ahora bien, la ciencia se divide en partes pero el entendimiento es completo. Holistico. Eso sucede con la pobreza. Yo entendí la pobreza porque estuve allí; viví con ellos comí con ellos y dormí con ellos. Entonces comienzas a entender que en ese ambiente hay distintos valores, y diferentes principios-–comparados con los que existen allí de donde tú provienes y te das cuenta de que puedes aprender cosas fantásticas de la pobreza. Lo que he aprendido de los pobres supera lo que aprendí en la universidad. Pero pocas personas tienen esa oportunidad, ¿te das cuenta? Ellos ven la pobreza desde afuera en lugar de estarla viviendo desde adentro. Aprendes cosas extraordinarias. Lo primero que aprendes y que los que quieren mejorar el sistema de vida de los pobres no saben, es que dentro de la pobreza hay mucha creatividad. No puedes ser un tonto si quieres sobrevivir. Cada minuto tienes que estar pensando, ¿qué sigue? ¿qué puedo hacer aquí? ¿qué es esto y lo otro y lo otro? Así que el estado creativo es constante. Además, están los contactos, las cooperativas, la ayuda mutua y toda una gama de cosas extraordinarias que ya no se encuentran en las sociedades dominantes, las cuáles, son individualistas, avaras, egocentristas, etc. Allá encuentras exactamente lo opuesto de lo que ves acá. Y es sorprendente porque a veces llegas a encontrar gente más feliz entre los pobres que la que encontrarías en tu propio ambiente. Lo que ya te dice que la pobreza no solo es una cuestión de dinero. Es algo mucho más complejo.

AMY GOODMAN: ¿Qué crees que debamos cambiar?

MANFRED MAX-NEEF: ¡Oh!, casi todo. Somos dramáticamente idiotas. Actuamos sistemáticamente en contra de las de las evidencias que tenemos. Conocemos todo lo que no debemos hacer. No hay nadie que no sepa esto. Especialmente los grandes políticos saben exactamente lo que no se debe hacer. Y aún así lo hacen. Después de lo que pasó en octubre del 2008, tú pensarías que van a cambiar porque se han dado cuenta de que el modelo económico no funciona. Que incluso tiene un alto nivel de riesgo. Es drásticamente peligroso. Y uno se pregunta:¿Cuál fue el resultado de la última reunión de la Comunidad Europea? Ahora son más fundamentalistas que antes. De tal modo que de lo único de lo que se puede estar seguro es de que ya viene la próxima crisis y que será mucho más fuerte que la actual. Pero para entonces ya no habrá suficiente dinero. Esas son las consecuencias de la estupidez humana.

AMY GOODMAN: Si tú estuvieras al cargo de la economía ¿qué harías para evitar otra catástrofe?

MANFRED MAX-NEEF: Primero que nada, necesitamos economistas más cultos, que sepan historia, de dónde vienen, cómo se originan las ideas, quién hizo qué y así sucesivamente. Lo segundo es que un economista se percibe como un subsistema dentro de un sistema más grande que es finita: la biosfera. También entiende que el crecimiento económico es imposible. En tercer lugar, un sistema que entiende lo anterior sabe que no puede funcionar sin tomar en serio los ecosistemas. Pero los economistas no saben nada de ecosistemas. No saben nada de termodinámica, ¿sabes? Nada de biodiversidad. Quiero decir, son totalmente ignorantes con respecto a estos temas y otra cosa así. Realmente no entiendo en qué puede dañar a un economista saber que si los animales desaparecen, él también desaparecerá porque entonces ya no habrá qué comer. Pero él no lo sabe, que dependemos completamente de la naturaleza ¿te das cuenta? Sin embargo, para los economistas que tenemos hoy en día, la naturaleza es un subsistema de la economía. Es completamente absurdo. Además, debemos acercar al productor con el consumidor. Yo vivo en el sur de Chile y ésa es una zona fantástica, tenemos toda la tecnología para la creación de productos lácteos de calidad. Hace unos meses estaba en un hotel desayunando. Noté estos paquetitos de mantequilla sobre la mesa. Tomé uno y descubrí que la mantequilla venía de Nueva Zelanda. Es absurdo ¿sabes? ¿y por qué sucede una cosa así? Porque los economistas no saben calcular costos. Traer mantequilla desde un lugar que queda a 20,000 kilómetros a un lugar en donde se produce la mejor mantequilla bajo el pretexto de que es más barato es una estupidez descomunal. ¿No toman en cuenta el impacto que causan esos 20,000 km de transporte sobre la naturaleza? Por si fuera poco, es más barato porque está subsidiado. Es un caso muy claro en el que los precios no revelan la verdad. Todo tiene un doble fondo ¿sabes? Pero ésos causan mucho daño. Si se acerca al productor con el consumidor, uno comerá mejor, tendremos mejores alimentos y sabremos de dónde vienen. Incluso podrías llegar a conocer a la persona que lo produjo. Se humaniza el proceso ¿sabes? Pero hoy en día lo que los economistas hacen está totalmente deshumanizado.

Fuente:
http://www.democracynow.org/2010/11/26/chilean_economist_manfred_max_neef_on
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10/03/11: Integración o dependencia

Guillermo Giacosa (Perú 21)

Pinheiro Guimaraes, el actual representante de Brasil en Mercosur, pronunció una frase feliz y llena de sabiduría política: “Nuestros verdaderos aliados son los vecinos”. Lo hizo para explicar la posición de su país frente a las pretensiones hegemónicas de los Estados Unidos y la sólida postura brasileña en favor de la integración regional. Agregó un dato importante para los que temen al gran ogro del Norte: en la actualidad cualquier sanción venida de la superpotencia sería ineficaz para Brasil por una simple razón: Brasil solo exporta el 17% de su producción a EE.UU. Esa cifra torna de cumplimiento imposible una eventual represalia como la que, recuerda el diplomático, “Washington empleó en 1987 con las patentes farmacéuticas. Cuando Collor de Mello asumió como presidente, en 1989, satisfizo en cascada los reclamos norteamericanos, que cuestionaban la Ley de Informática”.

El responsable de esta idea fue vicecanciller de Lula y ministro de Asuntos Estratégicos y lo expresado adquiere un nuevo valor a la luz de las revelaciones hechas por un cable de WikiLeaks, publicado por el diario Página 12, que nos permite confirmar que, para los gringos, como lo expresara el impresentable George Bush hijo: “o están con nosotros o están contra nosotros”. Y en efecto, así es: para el Departamento de Estado, por ejemplo, el Mercosur es un organismo “antinorteamericano”. No coincidir con el diseño político gringo da a ese valioso instrumento de integración regional el carácter, no oficial por ahora, de enemigo. Un nuevo y triste ejemplo que nos prueba que los imperios, sea cuales fueran sus propósitos declarados, jamás pueden comportarse democráticamente. No admiten ni disenso, ni pluralidad, no estar a favor ellos es estar contra ellos. Esa postura, como muchas de la que exhiben los adalides neoliberales y la izquierda sectaria, expresa una pobreza de miras que atenta contra la elaboración de respuesta sensatas a desafíos como el calentamiento global y el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres.

http://peru21.pe/impresa/noticia/integracion-dependencia/2011-03-10/298894
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