Archivo por meses: noviembre 2011

23/11/11: Housing market fears as ‘generation rent’ keeps away from property ladder

By Jill Insley

The Guardian, 31 May 2011.

Two-thirds of potential first-time buyers have no realistic prospect of owning their own home in the next five years and lack the long-term saving mentality they need to get onto the housing ladder, according to a report on home ownership by one of the UK’s biggest mortgage lenders.

Owning a home has been a priority for most Britons since the 1950s when living standards began to rise, but the Halifax says that the high cost of property, strict lending rules and unwillingness of non-homeowners to save a deposit have fundamentally changed the attitudes of younger people towards home ownership.

In a survey of 8,000 people aged between 20 and 45, only 5% of those described by the Halifax as “Generation Rent” (those with no realistic prospect of getting on the housing ladder) are making spending sacrifices to save towards their first home. The remaining 95% have no spare cash, no interest in saving or are trying but failing to save.

Almost half the people questioned predicted that Britain would become a nation of renters within the next generation.

The report says that such a development would have far reaching consequences for the economy and living standards in Britain. As much of Britain’s wealth is tied up in housing, an increase in the rental sector could widen the wealth gap between homeowners and non-owners. It would also have an impact on retirement living standards, as less people would have the money in their homes to support their retirement and long-term care.

A rise in renters would also lead to a more transient population – although good in terms of labour mobility, the phenomenon would not encourage the building of strong communities.

However, the most immediate impact would inevitably be on the housing market. The report says: “In order for the market to remain sustainable, homeowners need to be able to move up the housing ladder. Without first-time buyers, there could be a standstill in the market as many people living in their first homes would not be able to move up the ladder without a first-time buyer purchasing their home.”

London is the most difficult area for aspiring homeowners to buy in, thanks to the combination of the highest property prices in Britain and increasing rental costs, reducing the amount that can be saved towards a deposit.

According to recent analysis by Findaproperty.com, first-time buyers who have no financial assistance from their parents will rent in the capital for an average of 31 years (from the age of 21, based on figures from the National Housing Federation) before buying their own home, spending £308,558 on rent. The average price of a home in London for first-time buyers is £257,249.

The average time spent renting in England is 16 years, taking the average age of the financially unassisted first-time buyer to 37. The National Housing Federation predicts this could soon rise to 43 as more people struggle to raise deposits.

Sarrah Laspa, a 29-year-old who has lived in London for seven years, regards rent as “wasted money” and would love to buy her own home, but has no disposable income left at the end of every month with which to save a deposit. She lives in Borough, a central area of south London, which is within walking distance of her legal publishing job and spends half her monthly income on rent.

“I could live further out, but then I would have to pay for public transport which would negate the benefits of cheaper housing,” she said. “And being single, it would be pointless living in the middle of nowhere.”

While the main barriers to home ownership are financial, the study found that many non-homeowners are deterred by fear of the mortgage application process, with 84% believing that banks do not want to lend to first-time buyers. Many worry that if their application for a mortgage is rejected by one bank, this would stay on their credit record and hinder further attempts to borrow.

Stephen Noakes, commercial director of mortgages at the Halifax, says the bank will publish more information about the criteria used to assess applications and explain that failed applications do not have a long-term negative impact. Home ownership rates have remained virtually static at 70% since the 1990’s, but the number of first-time buyers has slumped in the last few years as property prices increased and lenders began to demand much bigger deposits. According to figures produced by the Council of Mortgage Lenders, 36,200 first-time buyers bought a home in the first quarter of this year compared to 43,600 in the first three months of 2010. But both figures are dwarfed by the 167,400 people who became homeowners at the peak of the market in the third quarter of 2001.

The size of deposit required to buy a first home has soared. In 2000, a first-time buyer needed an average deposit of £9,865 or 14% of the property price, but this grew to an average of £28,770 or 21% of the property price by last year.

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22/11/11: Economía real y paraísos fiscales

Por Alberto Garzón Espinosa

Pudiera parecer que la problemática de los paraísos fiscales es un fenómeno apartado de la existencia real de las personas, más allá de alguna que otra anécdota cada cierto tiempo.

La mayoría de la ciudadanía ignora la funcionalidad de los paraísos fiscales y las consecuencias que se derivan de su simple existencia, lo que contrasta con la importancia vital que tienen sobre el nivel y calidad de vida de las sociedades modernas.

1. Crisis financiera. Los paraísos fiscales han jugado un papel clave en la gestación y gravedad de la crisis financiera reciente. Su existencia ha servido para distribuir los llamados “activos tóxicos” por todo el sistema financiero, haciendo que el contagio de las pérdidas fuera mucho más severo y rápido de lo normal. Pero también sirvió para que los bancos pudieran esquivar las regulaciones bancarias propias de los países “normales”, ya que utilizaron sus fondos de inversión en los paraísos fiscales para poder titulizar sus hipotecas subprime y poder obtener así financiación para continuar suscribiendo nuevas hipotecas.

Uno tras otro la mayoría de los bancos que tuvieron que ser rescatados fueron revelando que tenían importantes cantidades de dinero invertidas en paraísos fiscales (Vigueras, 2009), lo que llevó a las autoridades a replantearse la regulación de los paraísos fiscales. No obstante, a pesar de las declaraciones y como hemos podido ver en el segundo epígrafe no ha habido grandes avances en la regulación o prohibición de transacciones con los paraísos fiscales.

2. Competición fiscal. Debido a que los capitales se mueven por el sistema financiero intentando maximizar rentabilidades, los Estados temen gravar las rentas provenientes del capital por si eso puede provocar una fuga inmediata, de esos mismos capitales, hacia terceros países donde tales rentas no están gravadas. Como consecuencia, los sistemas impositivos de los países se distorsionan y acaban por hacer recaer la presión fiscal sobre los agentes que no pueden eludir el pago de impuestos, es decir, normalmente las rentas salariales de las clases medias y bajas. El Estado del Bienestar y las políticas de redistribución, cuya fuente de financiación es fundamentalmente el sistema impositivo estatal, acaba por ser financiado entonces por las clases sociales que deberían ser, en el diseño original, las que menos tendrían que contribuir a su sostenibilidad.

El resultado es que el Estado ingresa mucho menos en concepto de impuestos y de esa forma no puede disponer de herramientas para consolidar servicios públicos eficientes.

Muchos movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales buscan continuamente implantar algún tipo de impuesto a las transacciones financieras.

Sin embargo, una estrategia más directa y eficiente es acabar con los paraísos fiscales y coordinar las políticas fiscales a nivel global para así permitir que los países en desarrollo dispongan de ingresos propios.

3. Fondos de capital riesgo. Todos los fondos de inversión colectiva invierten buscando revalorizar el capital invertido al inicio. Los distintos fondos de inversión se diferencian en los mercados en los que invierten, de modo que mientras algunos se especializan en la inversión de derivados otros se especializan en la inversión en el mercado de acciones.

Los fondos de capital riesgo, que como los hedge funds se ubican en paraísos fiscales y se gestionan desde territorios distintos, compran empresas que o bien no cotizan en bolsa o bien si cotizan son retiradas de la misma. Una vez en su propiedad las empresas son reestructuradas a través de ajustes de personal, externalizaciones, disminución de prestaciones sociales, deterioro de las condiciones laborales, etc. con el fin de hacer a la empresa más rentable y atractiva para futuros compradores.

Una vez realizado el proceso, el fondo de capital riesgo vende la empresa a terceros a un precio más alto y obtiene de esa forma el beneficio económico.

4. Financiarización y bajo crecimiento económico. Como consecuencia de este nuevo escenario financiero internacional, en el que debemos situar la existencia de los paraísos fiscales, gran parte de la inversión que antes se destinaba a la economía productiva ahora se destina a la inversión financiera, no creadora de empleos ni de riqueza. Por eso algunos autores hablan de “punción financiera” y de ralentización del crecimiento económico producido por las finanzas. Debido a que a las empresas y bancos les resulta más rentable invertir en los mercados financieros que en la economía real los niveles de inversión se reducen y de esa forma también el crecimiento económico.

5. Desigualdad, democracia y corrupción. La ya citada competencia fiscal producida por el nuevo contexto financiero y muy especialmente por la existencia de los paraísos fiscales se suma al hecho objetivo de que quienes más se benefician de la actividad financiera son precisamente las capas sociales más adineradas y que cuentan con los recursos suficientes para participar en el juego financiero. Todo ello contribuye a que la desigualdad de ingresos se esté disparando y a que los mecanismos de redistribución del Estado pierdan eficacia.

Como ha ocurrido recientemente en el caso de la crisis de deuda pública, finalmente son los agentes económicos que operan en el mercado los que deciden las políticas económicas que deben llevar a cabo los gobiernos a pesar de que la inmensa mayoría de la población las rechaza.

Simultáneamente los paraísos fiscales son usados como instrumentos para esconder y hacer más rentable la corrupción política, degenerando así el sistema político. Todo ello no hace sino deteriorar lenta pero muy profundamente el sistema democrático de los países desarrollados y en desarrollo.

CONCLUSIONES. Los paraísos fiscales no son un fenómeno reciente, pero como tantos otros instrumentos financieros han vivido una expansión desde los años ochenta y noventa. Cualquier entidad, ya sea un banco, empresa transnacional o fondo de inversión invierte únicamente con el objetivo de revalorizar lo invertido, es decir, de obtener tras la operación una cantidad mayor de dinero que la que tenía antes de la misma. Por eso se dice que el criterio que utiliza este sistema es el de la rentabilidad y no algún criterio social.

La desregulación generalizada que llevó a cabo el neoliberalismo lo que hizo fue ampliar los espacios de negocio de todos los agentes económicos, sumiendo a todos ellos a una competencia mucho más intensa. Y la competencia se realiza siempre en la frontera de la legalidad, razón por la cual siempre se promueve desplazar esa frontera un poco más para poder seguir haciendo negocio.

Y eso es precisamente lo que ocurre con los paraísos fiscales. En cuanto una entidad financiera los utiliza y obtiene así mejores rentabilidades el resto tiene que hacer lo mismo si quiere evitar ser eliminado del mercado por el competidor. No hablamos pues de entidades malvadas o maliciosas sino sencillamente de la lógica del capital y sus regulaciones.

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22/11/11: Democracy’s Cradle, Rocking the World

By Mark Mazower, professor of history at Columbia University.
The New York Times. Published: June 29, 2011

(…)

We usually think of Greece as the home of Plato and Pericles, its real importance lying deep in antiquity. But this is hardly the first time that to understand Europe’s future, you need to turn away from the big powers at the center of the continent and look closely at what is happening in Athens. For the past 200 years, Greece has been at the forefront of Europe’s evolution.

In the 1820s, as it waged a war of independence against the Ottoman Empire, Greece became an early symbol of escape from the prison house of empire. For philhellenes, its resurrection represented the noblest of causes. “In the great morning of the world,” Shelley wrote in “Hellas,” his poem about the country’s struggle for independence, “Freedom’s splendor burst and shone!” Victory would mean liberty’s triumph not only over the Turks but also over all those dynasts who had kept so many Europeans enslaved. Germans, Italians, Poles and Americans flocked to fight under the Greek blue and white for the sake of democracy. And within a decade, the country won its freedom.

Over the next century, the radically new combination of constitutional democracy and ethnic nationalism that Greece embodied spread across the continent, culminating in “the peace to end all peace” at the end of the First World War, when the Ottoman, Hapsburg and Russian empires disintegrated and were replaced by nation-states.

In the aftermath of the First World War, Greece again paved the way for Europe’s future. Only now it was democracy’s dark side that came to the fore. In a world of nation-states, ethnic minorities like Greece’s Muslim population and the Orthodox Christians of Asia Minor were a recipe for international instability. In the early 1920s, Greek and Turkish leaders decided to swap their minority populations, expelling some two million Christians and Muslims in the interest of national homogeneity. The Greco-Turkish population exchange was the largest such organized refugee movement in history to that point and a model that the Nazis and others would point to later for displacing peoples in Eastern Europe, the Middle East and India.

It is ironic, then, that Greece was in the vanguard of resistance to the Nazis, too. In the winter of 1940-41, it was the first country to fight back effectively against the Axis powers, humiliating Mussolini in the Greco-Italian war while the rest of Europe cheered. And many cheered again a few months later when a young left-wing resistance fighter named Manolis Glezos climbed the Acropolis one night with a friend and pulled down a swastika flag that the Germans had recently unfurled. (Almost 70 years later, Mr. Glezos would be tear-gassed by the Greek police while protesting the austerity program.) Ultimately, however, Greece succumbed to German occupation. Nazi rule brought with it political disintegration, mass starvation and, after liberation, the descent of the country into outright civil war between Communist and anti-Communist forces.

Only a few years after Hitler’s defeat, Greece found itself in the center of history again, as a front line in the cold war. In 1947, President Harry S. Truman used the intensifying civil war there to galvanize Congress behind the Truman Doctrine and his sweeping peacetime commitment of American resources to fight Communism and rebuild Europe. Suddenly elevated into a trans-Atlantic cause, Greece now stood for a very different Europe — one that had crippled itself by tearing itself apart, whose only path out of the destitution of the mid-1940s was as a junior partner with Washington. As the dollars poured in, American advisers sat in Athens telling Greek policy makers what to do and American napalm scorched the Greek mountains as the Communists were put to flight.

European political and economic integration was supposed to end the weakness and dependency of the divided continent, and here, too, Greece was an emblem of a new phase in its history. The fall of its military dictatorship in 1974 not only brought the country full membership in what would become the European Union; it also (along with the transitions in Spain and Portugal at the same time) prefigured the global democratization wave of the 1980s and ’90s, first in South America and Southeast Asia and then in Eastern Europe. And it gave the European Union the taste for enlargement and the ambition to turn itself from a small club of wealthy Western European states into a voice for the newly democratic continent as a whole, extending far to the south and east.

And now today, after the euphoria of the ’90s has faded and a new modesty sets in among the Europeans, it falls again to Greece to challenge the mandarins of the European Union and to ask what lies ahead for the continent. The European Union was supposed to shore up a fragmented Europe, to consolidate its democratic potential and to transform the continent into a force capable of competing on the global stage. It is perhaps fitting that one of Europe’s oldest and most democratic nation-states should be on the new front line, throwing all these achievements into question. For we are all small powers now, and once again Greece is in the forefront of the fight for the future.

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18/11/11: Occupy Wall Street y el nuevo mundo feliz

Amy Goodman
Democracy Now!

Apenas pasada la 1 de la madrugada del martes recibimos la noticia de que la policía de la ciudad de Nueva York estaba haciendo una redada en el campamento de Occupy Wall Street. Fuimos rápidamente con el equipo de noticias de Democracy Now! hasta Zuccotti Park, ahora bautizado Plaza de la Libertad. Cientos de policías antidisturbios ya habían rodeado el área. Mientras la policía destrozaba las carpas, trabajadores de limpieza de la ciudad lanzaban las pertenencias de los manifestantes a los camiones de basura. Más allá de las barricadas, en el centro del parque, entre 200 y 300 personas se tomaban de los brazos formando una cadena humana y se negaban a ceder el espacio que habían ocupado durante casi dos meses. Fueron esposados y arrestados uno a uno.

Los pocos miembros de la prensa que logramos atravesar las barreras policiales fuimos enviados al área asignada a los periodistas, al otro lado de la calle frente al Zuccotti Park. Cuando nuestras cámaras comenzaron a grabar, estacionaron dos autobuses delante para impedirnos ver lo que sucedía del otro lado. Mis compañeros y yo logramos pasar entre los autobuses e ingresar al parque tras atravesar una montaña de carpas desarmadas, toldos y sobres de dormir. La policía casi logra impedir que los medios vean la destrucción.

Entre una pila de cosas amontonadas vimos una biblioteca destrozada. Ya dentro del parque encontré un libro en el suelo. Tenía inscripta la sigla “OWSL” de Occupy Wall Street Library, también conocida como la Biblioteca del Pueblo, una de las principales instituciones que había surgido de la dinámica democrática del movimiento. Según los últimos datos de los que se tenía registro, la biblioteca contaba con un total de 5.000 libros recibidos a través de donaciones. El que encontré entre los escombros de la democracia que estaba siendo arrojada a la basura fue “Nueva visita a un mundo feliz”, de Aldous Huxley.

A medida que avanzaba la noche aumentaba la ironía de haber hallado el libro de Huxley. Lo escribió en 1958, casi 30 años después de su famosa novela distópica “Un mundo feliz”. La obra original describía una sociedad del futuro donde la gente estaba estratificada entre pudientes y desposeídos. A los habitantes del “mundo feliz” se les proporcionaba placer, distracción, publicidad y drogas intoxicantes para volverlos complacientes: un mundo de perfecto consumismo donde las clases bajas hacían todo el trabajo para la élite.

“Nueva visita a un mundo feliz” fue el ensayo de Huxley en respuesta a la velocidad en que observó que la sociedad moderna se dirigía hacia ese futuro desolador. Haberme topado con ese libro no podía ser más pertinente: el campamento, que había sido motivado en gran medida por la oposición a la supremacía del comercio y la globalización, estaba siendo destruido.

Huxley escribió en su libro: “La Gran Empresa, hecha posible por el avance de la tecnología y la consiguiente ruina de la Pequeña Empresa, suele ser gobernada por el Estado, es decir, por un reducido grupo de jefes de partido y los soldados, policías y funcionarios públicos que cumplen sus órdenes. Una democracia capitalista, como la de los Estados Unidos, suele ser gobernada por lo que el profesor C. Wright Mills ha llamado la Élite del Poder”. Y continúa: “Esta Élite del Poder procura directamente ocupación en sus fábricas, oficinas y comercios a varios millones de los trabajadores del país, domina a muchos millones más prestándoles dinero para la compra de lo que ella produce y, como dueña de los medios de comunicación en masa, influye en el pensar, el sentir y el obrar de virtualmente todo el mundo”.

Uno de los trabajadores voluntarios de la Biblioteca del Pueblo, Stephen Boyer, estaba allí cuando allanaron el parque. Tras evitar ser arrestado y brindar primeros auxilios a sus compañeros, escribió: “Destruyeron todo lo que trajimos al parque. Nuestra hermosa biblioteca fue destruida. Nuestra colección de 5.000 libros desapareció. Nuestra carpa, que fue una donación, también fue destruida al igual que todo el esfuerzo que hicimos para levantarla”.

(…)

Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2011/11/17/occupy_wall_street_y_el_nuevo_mundo_feliz

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17/11/11: Indignación en Harvard


Por Julia Evelyn Martínez

Un hecho insólito, digno de ser incluido en la saga de “Aunque usted no lo crea” de Ripley, el pasado 02.11.2011, un grupo de estudiantes de Economía tomó la decisión de retirarse en bloque de la cátedra de Introducción a la Economía de la Universidad de Harvard, en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esta materia.

¿Qué hay de asombroso en este hecho?. En primera lugar, la protesta tuvo como destinatario directo al conocido economista Gregory Mankiw, ex asesor del Presidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomía más utilizado en las escuelas de economía dentro y fuera de Estados unidos. En segundo lugar, porque de acuerdo a la carta entregada por l@s estudiantes antes de retirarse de la cátedra, el motivo de la protesta fue su indignación por lo que consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica. Y en tercer lugar, se trata de un hecho insólito, porque los integrantes del movimiento estudiantil detrás de este hecho de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico, pertenecen a la élite económica, social y política de los Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de políticas económicas y financieras.

En diversos párrafos de la carta al profesor Mankiw se lee: “hoy estamos abandonando su clase, con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana ..(…) ..Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”. La carta concluye: “No estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica y como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy Wall Street) . Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.

Según reportan los escasos medios de comunicación que le dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica, se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California).

El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 l@s estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.

En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida, que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba que “la mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con un exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!.

Hace casi 200 años, John Stuart Mill al asumir como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por sí mismas. De acuerdo a este gran economista y filosofo, las universidades deben enseñarles a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla……. El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados o médicos o ingenieros (o economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos……. Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y si se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.

Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral, es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente calificados/as y economistas generalistas poco calificados/as para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto a su vez ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.

El mensaje que desde Harvard envían l@s estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero, en particular por las escuelas de economía de los países del sur. Es tiempo de rectificar el rumbo (si se ha perdido en algún momento). Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior, y sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el sistema capitalista.

Si no actuamos ahora, con hechos y no con meros discursos, las escuelas de economía (y quienes trabajamos en ellas) estamos en riesgo de correr – más tarde o más temprano- con la misma suerte del desafortunado profesor Mankiw.

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16/11/11: Europa, la desaparición de la democracia


Por François Bonnet
Mediapart

¿Nos encontramos en un momento crucial histórico, uno de la magnitud de la caída de la URSS (cuyo 20 aniversario se conmemora el mes que viene)? ¿Un momento crucial que sería el desmoronamiento financiero y político de Europa, el final de sesenta años de construcción europea?

Es lo que se constata con la aceleración, desde hace una semana y el fracaso de la cumbre del G-20, de una crisis monetaria que, convertida en una crisis política, acaba de provocar lo que hay que denominar dos golpes de Estado. Georges Papandreu en Grecia, Silvio Berlusconi en Italia no han dimitido debido a derrotas electorales, ni siquiera al voto de censura de sus respectivos parlamentos: estos votos de censura nunca tuvieron lugar, ni en Atenas ni en Roma.

No, ambos hombres, eslabones débiles de la cadena de jefes de gobierno de la zona euro, cayeron derrocados por los mercados y por unos socios europeos bajo presión. Los mercados, es decir, los banqueros y otros establecimientos financieros (fondos de pensión, hedge funds, fondos de inversión, etc.). Sus socios europeos, es decir, Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, los dirigentes del banco Central Europero (BCE) y de la Comisión Europea, que afirmaban actuar en nombre de lo que ellos presentan como su deber: aislar el incendio, salvar el euro (y salvarse a sí mismos).

En menos de una semana tres hombres acaban de encarnar y de prestar su rostro a los golpes de Estado de los mercados.

• Mario Draghi: este banquero, vicepresidente del banco de negocios Goldmann Sachs-Europa, el cual había ayudado a Grecia a maquillar sus cuentas, y después gobernador del banco de Italia, toma la presidencia del Banco Central Europeo.

• Lucas Papademos (Grecia): este ex dirigente del Banco Central Griego (1994-2002), más tarde vicepresidente del BCE durante ocho años (2002-2010), y que después de desempeñar estos dos cargos no podía ignorar nada de las cuentas falsas griegas, se convierte en primer ministro griego. Su condición: un gobierno de unión nacional que va de la extrema derecha al partido socialista.

• Mario Monti (Italia): este economista de la derecha liberal, comisario europeo al cargo de la competencia durante diez años (1994-2004) y a este título decidido actor de la desregulación de los mercados europeos, nombrado senador vitalicio, debe convertirse en primer ministro italiano. Su condición: un gobierno de unión nacional que debería ir de la xenófoba y populista Liga Norte al principal partido de oposición de izquierda a Berlusconi, el Partido Demócrata.

Esto no ha acabado. Dentro una semana, para el domingo 20 de noviembre, está programada la muerte (esta vez en las urnas) del gobierno español. Sale el gobierno socialista: bajo la presión de los mercados financieros Zapatero decidió anticipar las elecciones. Lo mismo que en 2010 había hecho en Irlanda Brian Cowen para ser derrotado él también y dimitir.

(…)

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15/11/11: Le cantaron a Obama la canción de Occupy

Un popular cantante hawaiano, Makana, convirtió por su parte la cena de trabajo del Foro Asia Pacífico en un canto contra la globalización y la tiranía de los bancos. Makana se dedicó a cantar durante más de 40 minutos distintas versiones de una canción suya dedicada al movimiento anticapitalista ‘Occupy Wall Street‘.

Un popular cantante hawaiano convirtió la madrugada de ayer la cena inaugural de la cumbre de líderes del Foro Asia Pacífico (APEC) en Honolulu en un inesperado concierto protesta. Makana debía deleitar a los 21 mandatarios asistentes con música típica hawaiana. Sin embargo, el artista tragó saliva, templó los nervios y se atrevió a interpretar una canción a favor del movimiento anticapitalista ‘Occupy Wall Street’.

“Ha llegado el momento de que alcemos la voz con rabia
contra los que nos han encerrado en una jaula
para robarnos el valor de nuestro trabajo”.

Cuando las primeras estrofas de ‘We are the many’ (Somos la mayoría, en inglés) empezaron a resonar en los salones del lujoso hotel Hale Koa, frente a la playa de Waikiki, algunos de los invitados comenzaron a sentirse incómodos en sus asientos, especialmente Barack Obama, al que iba dedicada parte de la canción.

“Nuestro Gobierno no está en venta
los bancos no se merecen el rescate
no premiaremos a aquellos que han fracasado
no nos marcharemos hasta que venzamos
ocuparemos las calles
ocuparemos los juzgados
ocuparemos vuestras oficinas
hasta que trabajéis para la mayoría, y no para unos pocos”.

El artista, que durante aproximadamente 45 minutos interpretó varias versiones de de ‘We are the many’, se subió al escenario con una camiseta en la que podía leerse ‘Occupy with Aloha’, un mensaje que combina el nombre del movimiento ‘indignado’ estadounidense con la palabra hawaiana que entre otras cosas significa paz y amor.

“Estaba muy nervioso. De hecho, estaba aterrado. Pensaba en cuáles serían las consecuencias. Fue muy divertido. Estaba aterrado pero también lo disfruté“, ha asegurado el interprete hawaiano, de 33 años, a distintos medios locales.

Makana, cuyo nombre real es Matthew Swalinkavich, dijo que la canción molestó a algunos de los presentes, pero la pareja presidencial estadounidense parecía demasiado absorbida con sus invitados como para molestarse por lo que estaba sucediendo.

Mientras cantaba, unos 400 manifestantes que incluían a opositores a la globalización y activistas hawaianos por los derechos humanos marcharon hacia el lugar de la cena, al que no pudieron acceder debido a las enormes medidas de seguridad.

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03/11/11: Los fármacos que curan no son rentables, según Premio Nobel 1993

Extracto de una entrevista al Premio Nobel de Medicina (1993) Richard J. Roberts, quien afirma como los fármacos que curan no son rentables y por eso no son desarrollados por las farmacéuticas que en cambio sí desarrollan medicamentos cronificadores que sean consumidos de forma serializada.

(…)

Le escucho.
La investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no siempre es bueno para las personas.

Explíquese.
La industria farmacéutica quiere servir a los mercados de capital…
Como cualquier otra industria.
Es que no es cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos.

Pero si son rentables, investigarán mejor.
Si sólo piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por servir a los seres humanos.

Por ejemplo…
He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad…

¿Y por qué dejan de investigar?
Porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento.

Es una grave acusación.
Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo.

Hay dividendos que matan.
Por eso le decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo europeo mixto de capital público y privado es menos fácil que propicie ese tipo de abusos.

¿Un ejemplo de esos abusos?
Se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón de personas.

¿No me habla usted del Tercer Mundo?
Ése es otro triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo no es rentable y por eso no investigan en ella.

¿Los políticos no intervienen?
No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos.

De todo habrá.
Al capital sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos – y sé de lo que hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas. Lo demás son palabras…

Autor: Lluis Amiguet- Fecha: 2011-11-01

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03/11/11: Ocupemos el futuro, por Noam Chomsky (2)

(…)

Me he ceñido a los asuntos internos. Pero hay dos peligrosos acontecimientos en la arena internacional que opacan todo lo demás.

Por primera vez en la historia hay amenazas reales a la sobrevivencia de la especie humana. Desde 1945 hemos tenido armas nucleares y parece un milagro que hayamos sobrevivido. Pero las políticas del gobierno de Barack Obama y sus aliados están fomentando la escalada.

La otra amenaza, claro, es la catástrofe ambiental. Por fin, prácticamente todos los países del mundo están tomando medidas para hacer algo al respecto. Pero Estados Unidos está yendo hacia atrás.

Un sistema de propaganda, reconocido abiertamente por la comunidad empresarial, declara que el cambio climático es un engaño de los sectores liberales. ¿Por qué habríamos de prestar atención a estos científicos?

Si continúa esta intransigencia en el país más rico y poderoso del mundo, no podremos evitar la catástrofe.

Debe hacerse algo, de una manera disciplinada y sostenida. Y pronto. No será fácil avanzar. Es inevitable que haya dificultades y fracasos. Pero a menos que el proceso que está ocurriendo aquí y en otras partes del país y de todo el mundo continúe creciendo y se convierta en una fuerza importante de la sociedad y la política, serán exiguas las posibilidades de un futuro decente.

No se pueden lanzar proyectos significativos sin una base popular amplia y activa. Es necesario salir por todo el país e informar a la gente de qué se trata el movimiento Ocupemos; qué puede hacer cada quien y qué consecuencias tendría no hacer nada.

Organizar una base así implica educación y activismo. Educar a la gente no significa decirle en qué creer; significa aprender de ella y con ella.

Karl Marx dijo: La tarea no es solamente entender el mundo sino transformarlo. Una variante que conviene tener en cuenta es que si queremos cambiar al mundo más nos vale entenderlo. Eso no significa escuchar una plática o leer un libro, si bien eso a veces ayuda. Se aprende al participar. Se aprende de los demás. Se aprende de la gente a la que se quiere organizar. Todos tenemos que alcanzar conocimientos y experiencias para formular e implementar ideas.

El aspecto más digno de entusiasmo del movimiento Ocupemos es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mantenerse y expandirse, el movimiento Ocupemos podrá dedicarse a campañas destinadas a poner a la sociedad en una trayectoria más humana.

Noam Chomsky es profesor emérito de Lingüística y Filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge (EEUU). Su libro más reciente es 9-11: Was There an Alternative?

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/11/02/index.php?section=opinion&article=023a1mun

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03/11/11: Ocupemos el futuro, por Noam Chomsky (1)

Diario La Jornada (México)

Este artículo está adaptado de una plática de Noam Chomsky en el campamento Ocupemos Boston (Occupy Boston), en la plaza Dewey, el 22 de octubre. Habló ahí como parte de la Serie de Conferencias en Memoria de Howard Zinn, celebrada por la Universidad Libre de Ocupemos Boston. Zinn fue historiador, activista y autor de A People’s History of the United States.

Pronunciar una conferencia Howard Zinn es una experiencia agridulce para mí. Lamento que él no esté aquí para tomar parte y revigorizar a un movimiento que hubiera sido el sueño de su vida. En efecto, él puso buena parte de sus fundamentos.

Si los lazos y las asociaciones que se están estableciendo en estos notables eventos pueden sostenerse durante el largo y difícil periodo que les espera –la victoria nunca llega pronto–, las protestas de Ocupemos podrían representar un momento significativo en la historia estadunidense.

Nunca había visto nada como el movimiento Ocupemos, ni en tamaño ni en carácter; ni aquí ni en ninguna otra parte del mundo. Las avanzadas de Ocupemos están tratando de crear comunidades cooperativas que bien podrían ser la base para las organizaciones permanentes que se necesitarán para superar las barreras por venir y la reacción en contra que ya se está produciendo.

Que el movimiento Ocupemos no tenga precedentes es algo que parece apropiado, pues ésta es una era sin precedentes, no sólo en estos momentos sino desde los años 70.

Los años 70 fueron una época decisiva para Estados Unidos. Desde que se inició el país, éste ha tenido una sociedad en desarrollo, no siempre en el mejor sentido, pero con un avance general hacia la industrialización y la riqueza.

Aun en los periodos más sombríos, la expectativa era que el progreso habría de continuar. Apenas tengo la edad necesaria para recordar la gran depresión. Para mediados de los años 30, aunque la situación objetivamente era mucho más dura que hoy, el espíritu era bastante diferente.

Se estaba organizando un movimiento obrero militante –con el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y otros– y los trabajadores organizaban huelgas con plantones, a un paso de tomar las fábricas y manejarlas ellos mismos.

Debido a las presiones populares se aprobó la legislación del nuevo trato (New Deal). La sensación que prevalecía era que saldríamos de esos tiempos difíciles.

Ahora hay una sensación de desesperanza y a veces de desesperación. Esto es algo bastante nuevo en nuestra historia. En los años 30, los trabajadores podían prever que los empleos regresarían. Ahora, los trabajadores de manufactura, con un desempleo prácticamente al mismo nivel que durante la gran depresión, saben que, de persistir las políticas actuales, esos empleos habrán desaparecido para siempre.

Ese cambio en la perspectiva estadunidense ha evolucionado desde los años 70. En un cambio de dirección, varios siglos de industrialización se convirtieron en desindustrialización. Claro, la manufactura siguió, pero en el extranjero; algo muy lucrativo para las empresas pero nocivo para la fuerza de trabajo.

La economía se centró en las finanzas. Las instituciones financieras se expandieron enormemente. Se aceleró el círculo vicioso entre finanzas y política. La riqueza se concentraba cada vez más en el sector financiero. Los políticos, enfrentados a los altos costos de las campañas, se hundieron más profundamente en los bolsillos de quienes los apoyaban con dinero.

Y, a su vez, los políticos los premiaron con políticas favorables para Wall Street: desregulación, cambios fiscales, relajamiento de las reglas de administración corporativa, lo cual intensificó el círculo vicioso. El colapso era inevitable. En 2008, el gobierno una vez más salió al rescate de empresas de Wall Street que supuestamente eran demasiado grandes para quebrar, con dirigentes demasiado grandes para ser encarcelados.

Ahora, para la décima parte del uno por ciento de la población que más se benefició de todos estos años de codicia y engaños, todo está muy bien.

En 2005, Citigroup –que, por cierto, ha sido objeto en repetidas ocasiones de rescates del gobierno– vio el lujo como una oportunidad de crecimiento. El banco distribuyó un folleto para inversionistas que los invitaba a poner su dinero en algo llamado el índice de la plutonomía, que identificaba las acciones de las compañías que atienden al mercado de lujo.

El mundo está dividido en dos bloques: la plutonomía y el resto, resumió Citigroup. Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá son las plutonomías clave: las economías impulsadas por el lujo.

En cuanto a los no ricos, a veces se les llama el precariado: el proletariado que lleva una existencia precaria en la periferia de la sociedad. Esa periferia, sin embargo, se ha convertido en una proporción sustancial de la población de Estados Unidos y otros países.

Así, tenemos la plutonomía y el precariado: el uno por ciento y el 99 por ciento, como lo ve el movimiento Ocupemos. No son cifras literales pero sí es la imagen exacta.

El cambio histórico de la confianza popular en el futuro es un reflejo de tendencias que podrían ser irreversibles. Las protestas de Ocupemos son la primera reacción popular importante que podrían cambiar esa dinámica.

(…)

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