Archivo por meses: septiembre 2011

30/09/11: Fútbol, dinero y poder

Por Manuel Mandianes- Fecha: 2011-09-28

Hoy, la mejor carrera es ser futbolista, según dice la gente. «Algunos deportistas, en cuestión de años, se hacen ricos. Se colocan muy arriba en la lista de la gente más rica de su país», se argumenta.

Las grandes ligas del continente europeo destinaron el pasado invierno 491 millones de euros en refuerzos en tiempo de crisis aguda. Y las cifras de los fichajes de Zidane, Ronaldinho, Maradona o Torres son mareantes y han sido objeto de las primeras páginas del Financial Times o de The Wall Street Journal y El Mundo, por citar sólo unos cuantos. Queda claro, por tanto, que las grandes estrellas del fútbol ganan mucho más dinero que los científicos, que los escritores o que los médicos. Aunque su aportación al bienestar de la Humanidad no se pueda comparar.

El 81% de los ingresos del club se va en pagar los sueldos de los jugadores. Tal vez, establecer un tope salarial ayudaría a supera la crisis acuciante de muchos clubes que no pueden pagar los salarios a sus jugadores; motivo por el que éstos han hecho huelga durante la primera jornada. Y es que los clubes adeudan a los futbolistas unos 50 millones de euros.

Pero la pasión deportiva atrapa a las mayores fortunas del mundo. Los estadounidenses Paul Allen, la familia Glazer, DiBenedetto y la rica heredera Paris Hilton, entre otros; el italiano Berlusconi, el ruso Abramovich, el indio Mukesh Ambai, el ucraniano Rinat Akhmetov, la familia real de Dubai… Todos son magnates multimillonarios en los más diversos negocios y dueños o grandes accionistas de clubes de fútbol y otros deportes. O directamente invierten en eventos deportivos. Por ejemplo, el mexicano Carlos Slim invierte a través de su empresa de telecomunicaciones Telmex en la escudería homónima para la formación de pilotos de automovilismo.

Y también hay grandes empresas dedicadas exclusivamente al mundo deportivo, como el Boston Intenational Group o el New England Sports Ventures. Elkam, administrador del grupo Fiat que posee la familia Agnelli, quiere comprar la Fórmula 1. Parece ser que su compañero de viaje será James Murdoch, el hijo del magnate de los medios. Y el banco JP Morgan también anda metido en estos negocios, al poseer el 20% de Formula One Group.

Los equipos de fútbol no producen bienes ni servicios pero venden imagen social y estilos de vida. A veces se oye preguntar: «¿Qué ganan los patrocinadores de los eventos deportivos?». Son apuestas publicitarias para lograr la internacionalización de la empresa. Las carreras de Fórmula 1, los grandes encuentros de fútbol o los famosos torneos de tenis movilizan a miles de personas y provocan nuevas tendencias sociales. El éxito social, en este caso, lleva consigo el éxito económico. Las grandes marcas de coches, televisores y demás aprovechan los acontecimientos deportivos para lanzar sus productos. Las grandes empresas deportivas y de productos deportivos, en especial la FIFA, tienen necesidad de acontecimientos deportivos a nivel mundial. Por eso, unas y otras se vuelcan a la hora de su organización.

Los grandes clubes son auténticas máquinas de hacer dinero, aunque la mayoría de ellos estén empeñados. La venta de camisetas, entre otras mercadurías, representa un ingreso voluminoso. El licensing es una forma de negocio que desarrolla, tras la firma de un contrato de licencia, productos concretos vinculados a una marca. Por ejemplo, el LIMA (Licensing Industry Merchandiser´s Association) movió 224.000 millones de euros el año 2003. Los profesionales del sector estimaron que este tipo de licencias alcanzó el 30% del mercado de productos licenciados en España ese mismo año.

Las camisetas de uno de los grandes equipos de fútbol es uno de los escaparates mejores y más caros para exhibir una publicidad por su capacidad de resonancia. Y las webs de los grandes clubes son de las más visitadas de internet. «Sólo la venta de camisetas [del Barcelona] llega a representar hasta el 50% de su ingresos». Los deportistas han ensanchado el firmamento de las estrellas y han cambiado su concepto.

La FIFA es una empresa con intereses planetarios, que rige y gobierna los destinos del fútbol mundial. La comercialización a nivel mundial del fútbol desde 1950, fecha del inicio de las copas europeas, es lo que la caracteriza. Los flujos económicos se deben a los 44.000, cuarta arriba cuarta abajo, profesionales que son la parte visible del planeta fútbol. Los medios de comunicación se concentran sobre esos profesionales. Las estrellas ejercen como estandartes. El poder de la FIFA proviene de su monopolio sobre los eventos que ella organiza. Esto comienza con la elección de la sede para la organización. Conseguir la sede de unos Juegos Olímpicos es una estrategia de diplomacias a nivel de la UNESCO, de la ONU, de parlamentos, de gobiernos. Las comisiones evaluatorias son recibidas y tratadas a cuerpo de rey, con las mejores galas; sus componentes son llevados en palmitas. Las sedes de los Juegos Olímpicos, por tanto, se deciden en aras de motivaciones políticas.

La audiencia en televisión y radio y cualquier otro medio de comunicación se traduce en dinero y los partidos de interés público prenden al televisor más espectadores que ningún otro acontecimiento. La semifinal del Campeonato de Europa de 2007 pulverizó todos los récords de audiencias hasta entonces registrados. La final se convierte en el partido más visto de la historia de España. Cuando el árbitro pitó el final del partido, 17.690.000 de pares de ojos estaban colados a las pantallas de televisión. Como la mayoría de los ingresos se deben a los derechos que pagan las cadenas de televisión por la retransmisión de los partidos, de ahí el interés de los clubes más poderosos en crear su propia cadena de televisión. A la inversa, se aprecia cada día más el interés de ciertos grupos de comunicación multimedia por adquirir equipos de fútbol.

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«Ser presidente de un gran club es más que ser ministro», dijo el presidente de un club español. Una estrella del deporte tiene más influencia que muchos políticos, y presidentes de Estado y grandes hombres de negocios se rinden sus pies. «De fútbol a secas sólo hablan los profanos; los que entienden hablan del negocio del fútbol», me dijo un millonario. Hace años, una editorial me encargó un libro que se podría haber titulado: El dinero del fútbol. Un amigo bien informado sobre el tema me dijo: «¿No crees que hay temas de tu competencia que te puedan interesar más?». Le agradecí la confidencia y desistí.

Fuente:
http://www.solidaridad.net/noticias.php?not=6843

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28/09/11: Petras opina sobre la situación en España

Entrevista al sociólogo norteamericano James Petras

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España está en un gran estancamiento, con una gran deuda, un programa de austeridad, con la mayor desocupación en todo el mundo. No sólo en Europa sino en todo el mundo. Hay 21,5% de españoles desocupados, oficialmente. Más, hay sectores que trabajan como máximo diez o veinte horas por semana. Si incluimos a los subempleados llegamos a casi un tercio de la mano de obra. Un proyecto económico que implica recortes en los salarios y pensiones y eliminación de las protecciones laborales.

Eso bajo un gobierno supuestamente de centro izquierda, el Partido Socialista. Y a partir de las medidas que hemos enumerado han perdido enorme apoyo entre sectores populares, obreros, maestros, empleados. Y esta gente, un pequeño sector, va a votar al Partido Comunista en las listas izquierdistas. Pero una gran parte no va a votar. No va a votar por la derecha pero no va a volver a apoyar a los socialistas que están aplicando medidas tan reaccionarias. En España el desencanto y desprestigio del Partido Socialista facilita que la derecha vuelva al poder con medidas iguales o peores en el sentido social y económico. En todo caso en el corto plazo lo que podemos ver es un aumento de la lucha extra parlamentaria; es decir, huelgas, marchas, tomas de edificios. Porque no existe ninguna capacidad, ninguna fuerza parlamentaria capaz de rectificar estas medidas. Y como la institucionalidad no es capaz de frenar el retroceso del estándar de vida de la mayoría de los españoles, podríamos ver una intensificación de los conflictos callejeros e incluso contra la institucionalidad.

España está en menor grado pero con mayores consecuencias que el caso de Grecia. Una desintegración total del Estado de bienestar, una política profundamente antipopular y cada vez más subordinado a la política norteamericana como lo vemos en la colaboración de España contra el pueblo de Libia a partir de la OTAN.

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Fuente:
http://www.lahaine.org/index.php?p=56355

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27/09/11: Solidarity With #occupywallstreet

By Noam Chomsky:

Anyone with eyes open knows that the gangsterism of Wall Street — financial institutions generally — has caused severe damage to the people of the United States (and the world). And should also know that it has been doing so increasingly for over 30 years, as their power in the economy has radically increased, and with it their political power. That has set in motion a vicious cycle that has concentrated immense wealth, and with it political power, in a tiny sector of the population, a fraction of 1%, while the rest increasingly become what is sometimes called “a precariat” — seeking to survive in a precarious existence. They also carry out these ugly activities with almost complete impunity — not only too big to fail, but also “too big to jail.”

The courageous and honorable protests underway in Wall Street should serve to bring this calamity to public attention, and to lead to dedicated efforts to overcome it and set the society on a more healthy course.

By Michael Moore, at Liberty Plaza, in New York City:

He talked about how only four hundred people owned the vast majority of the wealth in America and that made them vastly out-numbered by the rest of the population. “What we have to do here is realise how much more power we have than they have. They think power is derived from bank accounts, but our power is derived from the people. All the people, not 400 people.”

Read more at Suite101: Occupy Wall Street: Michael Moore Arrives in Liberty Plaza | Suite101.com http://www.suite101.com/news/occupy-wall-street-michael-moore-arrives-in-liberty-plaza-a390542#ixzz1ZBx6xNG0

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27/09/11: China en América Latina. ¿Socio comercial o nuevo imperio?

Anibal Garzón

Los movimientos sociales de izquierdas en América Latina; como estudiantes chilenos, indígenas bolivianos o bolivarianos de Venezuela, constantemente denuncian en marchas, conferencias y seminarios, las injerencias europeas o de los Estados Unidos en el continente, pero se genera un silencio, posiblemente por el déficit de conocimiento, sobre las acciones de los grandes tigres asiáticos en Latinoamérica.

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Más allá de pronósticos sobre la coyuntura económica, se tiene que resaltar que China en noviembre de 2008 ingresó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), convirtiéndose en el principal país donante de créditos al continente, justamente en el momento que estalló la crisis internacional y se hundían las economías norteamericanas y europeas. El mismo año, China publicó su Libro Blanco sobre América Latina, ya había hecho lo mismo con Europa (2003) y África (2006), donde sintetizó la estrategia política en esta región. En el libro China presentó la firma de Tratados de Libre Comercio con Chile, Perú y Costa Rica, que ya están en vigor.

Los objetivos principales de la aproximación del gigante oriental a la región son similares a los de África en el caso económico. Principalmente China ve la necesidad de acceder a materias primas trascendentales para continuar impulsando su crecimiento económico y acelerar su conversión como primera potencia mundial, y consecuentemente busca fortalecer las relaciones bilaterales para desarrollar el comercio de sus productos manufacturados.

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Actualmente parece que los vínculos económicos de China con diferentes países de América Latina, por encima de la dicotomía de si es un gobierno de derechas o izquierdas, se han hecho más extremos. China simplemente quiere mercado por encima del internacionalismo del socialismo como cantaban Karl Marx y Friedrich Engels en la I Internacional.

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Se podría interpretar que China puede ser un ángel para conseguir finalmente el desarrollo social y económico a la histórica reprimida América Latina, pero parece que la relación de la dependencia entre metrópoli y satélite se repite, básicamente cambia el actor principal. China solamente importa de América Latina materias primas y productos agrícolas generando una falta de diversificación a las economías, continuando Venezuela principalmente exportando petróleo, Bolivia hidrocarburos, Brasil soja, Cuba salitre, o Argentina vacuno. Si China fuera un verdadero socio complementario buscaría generar industrialización y valor agregado en América Latina pero parece que el imperio de las 50 estrellas, Estados Unidos, poco a poco se transforma en la de cinco, China.

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América Latina ha vivido y vive en un marco de dependencia – como definieron autores académicos como Gunder Frank o Samir Amin – con los países más desarrollados donde económicamente se convierte en un continente extractivista de materias primas que se exportan para que otros países industriales, históricamente Estados Unidos, Europa, Japón, y hoy China, traten con sus multinacionales y grandes empresas esta materia para convertirla en un bien de consumo – por ejemplo transformar el petróleo en gasolina – y el producto se vende posteriormente en América Latina con un valor agregado.

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Fuente:
http://www.lahaine.org/index.php?p=56324

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23/09/11: Defensa de la Católica

Publicado hoy en el diario La Primera

Es preciso que nos volvamos a ocupar del conflicto que afecta a una de las más prestigiosas universidades peruanas, la Pontificia Universidad Católica, donde se han formado destacadas personalidades intelectuales, que brillan en los más diversos campos y de las más variadas opciones políticas y posiciones ideológicas, gracias al clima de libertad, independencia, amplitud de criterio y pluralismo que caracteriza a ese centro de estudios superiores.

Tales logros, que podemos apreciar en la impresionante lista de firmas de exalumnos que adhieren a un pronunciamiento de defensa de la Católica y que se publica en esta edición, han sido posibles por las virtudes de humanismo y apertura al libre juego de ideas que se ha practicado en sus aulas, de la que han salido desde conocidas figuras de izquierda hasta personeros de la derecha.

Esos frutos evidencian la falsedad de quienes pretenden presentar a la Católica como una fragua de radicalismo o un centro de exclusión de ideas ajenas. En eso se convertirá, por el contrario, si prospera la campaña emprendida por el Cardenal y los sectores conservadores, católicos o no, políticos y mediáticos, para hacerse del control de la Católica.

Independientemente de los argumentos confesionales –concepto ajeno a la esencia misma de la universidad- o leguleyescos esgrimidos, los antecedentes de totalitarismo del dignatario eclesiástico que pretende apoderarse de la Católica, evidencian que su afán es convertirla en un centro sometido a las ideas oscuras que profesa.

Tal certeza se confirma con el contenido de los cambios de estatutos de la universidad que plantea la Santa Sede, no siempre feliz en sus decisiones, como lo prueba una larga historia llena de luces y sombras.

Esos cambios pretenden dejar en manos de Cipriani “promover la buena marcha de la Universidad y vigilar para mantener y fortalecer su carácter católico” y le confieren atribuciones para tomar “las medidas necesarias” para resolver los problemas que surjan de ese empeño, de acuerdo con las autoridades académicas competentes.

La principal autoridad con la que tendría que ponerse de acuerdo es el rector, pero otro cambio propuesto señala que lo designará Cipriani entre una terna que, de rodillas, valga la imagen, le presentará la Asamblea.

Puestas así las cosas, es previsible que la Asamblea Universitaria de hoy rechace los cambios, como ya lo han adelantado los representantes de alumnos, profesores y trabajadores de la Católica.

La ciudadanía, que en una reciente encuesta se ha pronunciado por aplastante mayoría a favor de que la Universidad sea gobernada, como hasta ahora, por la Asamblea, espera una respuesta firme.

Y esa respuesta no puede ser otra que ratificar su apego a las leyes peruanas, que confieren solo a la Asamblea la potestad de elegir al rector y le garantizan su autonomía respecto a cualquier poder, sea nacional o extranjero.

Fuente:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/la-primera-palabra/defensa-de-la-cat-lica_95308.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+LaPrimeraPortadaHoy+%28Diario+La+Primera+Peru+-+Portada+Hoy%29

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19/09/11: Los atentados del 11-S: ¿una excusa perfecta?

Por Atilio Boron

Cumplidos los diez años de los ataques del 11-S 2001 a las Torres Gemelas y al Pentágono son cada vez más las preguntas que aún están a la espera de una respuesta convincente

La reciente conmemoración de un nuevo aniversario no hizo sino acrecentar la sospecha de que hay mucha información de gran importancia que no ha sido puesta a disposición del público, y que un imponente operativo de ocultamiento de lo que verdaderamente ocurrió se puso en marcha desde el mismo día de los incidentes.

No obstante, más allá de esta percepción lo cierto es que los acontecimientos del 11/S signaron el comienzo de una nueva etapa en la historia del imperialismo, caracterizada por una militarización sin precedentes de la escena internacional que instaló a la diplomacia en un lugar subordinado al estruendo de las bombas y las mortíferas estelas de la cohetería. Podría decirse, sin exagerar un ápice, que de aquella sólo sobrevive la pompa y el protocolo porque su sustancia y su agenda la definen hoy día los señores de la guerra. Esto es más que evidente en el caso de los Estados Unidos, donde el desplazamiento del Departamento de Estado a manos del Pentágono abona con elocuencia lo que venimos diciendo. Corolarios de esta tendencia son la adopción de una nueva doctrina estratégica: la “guerra infinita”, o la “guerra global contra el terrorismo” sin enemigo claramente definido ni plazo previsible de terminación de las hostilidades; la reafirmación de la primacía del “complejo militar-industrial” en el bloque dominante, cuya sobrevivencia y cuya tasa de ganancia dependen sin mediaciones del negocio de la guerra; y la impresionante escalada del gasto militar estadounidense que, sumando todos sus componentes, acaba de superar holgadamente el millón de millón de dólares –o un billón de dólares- cifra que hasta apenas unos pocos años atrás era considerada como inalcanzable por los expertos en cuestiones militares. El enigmático 11-S precipitó todas estas calamidades. A los cerca de tres mil muertos de ese día en Nueva York (es muy poco lo que se sabe de las víctimas del atentado al Pentágono y la caída del avión que se dirigía a Camp David) hay que agregar los casi seis mil quinientos soldados estadounidenses caídos en las guerras desencadenadas para “combatir al terrorismo islámico” en Irak y Afganistán y, por supuesto, los centenares de miles masacrados sobre todo en el primero de los países nombrados.

Incidentalmente: el costo de esas dos guerras medido en valores constantes asciende a un número que es casi el doble del que se alcanzara la guerra de Vietnam. Si Osama Ben Laden quería desangrar económicamente a Estados Unidos hay que reconocer que ese objetivo ha sido logrado en buena medida.(1) En esta misma línea Noam Chomsky observó que según Eric Margolis, un experto en el tema, Osama había afirmado en numerosas ocasiones “que el único camino para sacar a EEUU del mundo musulmán y derrotar a sus sátrapas era involucrar a los estadounidenses en una serie de pequeñas pero onerosas guerras que les llevaran finalmente a la bancarrota … ‘Sangrar a Estados Unidos’, en sus propias palabras”.(2)

Al luctuoso saldo arriba descrito deberían añadirse las ochocientas mil víctimas ocasionadas por el bloqueo decretado en contra de Irak luego de la primera Guerra del Golfo (Agosto 2, 1990 – Febrero 28, 1991), bloqueo iniciado por el gobierno conservador de George H. W. Bush padre y continuado por la administración “progresista” de Bill Clinton. Interrogada sobre si este silencioso holocausto que precedió al 11-S en Irak había valido la pena -a pesar de que en su gran mayoría las víctimas habían sido niños- la ex Secretaria de Estado de Clinton dijo sin titubear que sí. Luego de los atentados Washington no tardó en identificar a sus autores como perteneciendo a Al Qaida y casi todo el mundo musulmán se convirtió en sospechoso mientras no probara lo contrario; el jefe de esa organización, un antiguo colaborador de la CIA en Afganistán, Osama ben Laden, fue declarado enemigo público número uno de Estados Unidos y del “American way of life” y, para sorpresa de los entendidos, el odiado enemigo de Osama, Saddam Hussein, aparecía ahora en los comunicados de Washington como su aliado y protector en un Irak que, a juicio de la Casa Blanca, disponía de un mortal arsenal de armas de destrucción masiva.

Decíamos que las interrogantes son muchas, lo que ha dado lugar en los últimos años a la proliferación de una serie de explicaciones alternativas que ganan cada vez más adeptos.. Encuestas levantadas en los últimos años coinciden en señalar que uno de cada tres estadounidenses creen que los ataques del 11-S fueron elaborados y/o ejecutados con la complicidad de funcionarios del gobierno federal (militares, CIA, FBI u otra organización); un 16% cree que las Torres Gemelas y la torre número 7 -¡que no fue atacada por ningún avión y sin embargo se derrumbó en horas de la tarde!- fueron demolidas con explosivos y un 12% cree que fue un misil tipo crucero lo que impactó al Pentágono. Por supuesto, hay un verdadero aluvión de datos en una y otra dirección que se han puesto en juego para justificar estas interpretaciones. Y si bien algunas de ellas fueron refutadas, las preguntas que quedan en pie tienen suficiente espesor como para alimentar todo tipo de conjeturas.

Sucintamente, las versiones más verosímiles de las teorías alternativas (que no por casualidad la prensa del sistema estigmatiza como “conspirativas”) insisten en señalar que si bien las torres fueron embestidas por dos aviones comerciales la forma en que se produjo su desplome –el ángulo de la caída, su velocidad, existencia de residuos de explosivos entre los escombros- se encuadra nítidamente en lo que se conoce como “demolición controlada.” El sitio web de un numeroso grupo de expertos reunidos en una asociación denominada “Académicos por la Verdad del 11-S” observa que según lo declarara una experta en ingeniería mecánica, la profesora Judy Wood, si alguien hubiera arrojado una bola de billar desde el techo de las Torres Gemelas hubiera demorado 9.22 segundos en llegar al piso. Las torres, en cambio, recorrieron ese mismo trayecto en 8 segundos, lo que hubiera sido imposible de no haber mediado una explosión en sus propios cimientos.

Más todavía: siempre se habla de las Torres Gemelas, pero la prensa y la versión oficial del gobierno norteamericano omite el hecho de que el Edificio Nº 7 del complejo del World Trade Center también se desplomó. Este misterioso suceso ocurrió a las 4.56 pm del mismo 11-S, es decir unas ocho horas después del derrumbe de las Torres Gemelas y sin que hubiera sido impactado por un avión. Ese edificio albergaba, entre otras agencias del gobierno federal, algunas oficinas del Servicio Secreto, de la CIA, del Servicio de Impuestos Internos y la unidad de lucha contra el terrorismo de la ciudad de Nueva York. La forma como se derrumbó, otra vez, se ajusta nítidamente al modelo de la “demolición controlada”.

No son menores las dudas que suscita lo ocurrido en el Pentágono, donde el avión que supuestamente se incrustó en sus paredes prácticamente se pulverizó en el aire, y sin haberse encontrado ningún resto significativo ni de sus motores, sus alas, la cola y su tren de aterrizaje. Tampoco se encontraron restos de las butacas o de los cuerpos de los pasajeros, todo lo cual abonaría la teoría de que, en realidad, lo que impactó sobre el Pentágono fue un misil crucero. Todas estas hipótesis, que contradicen la versión oficial de Washington, fueron ganando credibilidad por la acción del ya mencionado grupo de académicos y en el cual revistan ingenieros, arquitectos y científicos de diferentes especialidades que coinciden en señalar que la caída de las torres y el edificio Nº 7 remiten indiscutiblemente a la existencia de explosivos que fueron estratégicamente colocados en los cimientos de esas instalaciones, con lo cual se abre el interrogante de cómo tal cosa fue posible en edificios sometidos a rigurosísimos controles de acceso imposibles de sortear sin alguna forma de cooperación con quienes tenían a su cargo la seguridad del edificio.

Otros antecedentes son igualmente inquietantes: ¿es razonable pensar que 19 ciudadanos extranjeros –la mayor parte de los cuales tenían pasaportes o visas vencidas, hubieran podido todos ellos ingresar armados a cuatro aviones comerciales? ¿Cómo interpretar el hecho de que en los meses anteriores al 11-S la fuerza aérea estadounidense hubiera realizado 67 intercepciones exitosas de vuelos ilegales y errantes y sin embargo en ese aciago días 4 aviones pudieron salir de su curso sin que ninguno fuera interceptado. El que supuestamente habría impactado en el Pentágono se mantuvo fuera de su ruta durante un lapso de 40 minutos sin que hubiera sido interceptado por ningún avión caza norteamericano.

Las preguntas y los cuestionamientos serían interminables. Y la larga tradición de engaños y ocultamientos de Washington excita la imaginación de los conspiracionistas. Todavía está fresca la colosal mentira pergeñada por la Casa Blanca en relación al asesinato de John F. Kennedy, según la cual el magnicidio fue obra de un personaje alienado. Esta absurda versión fue refrendada por el llamado Informe Warren de la Corte Suprema de los Estados Unidos, la que en un texto de 888 páginas sostiene esa tesis. El informe fue despedazado por los críticos y, sin embargo, permanece como la versión oficial del asesinato de JFK Mentiras semejantes fueron expresadas por el gobierno de los Estados Unidos a lo largo de la historia. En Febrero de 1898 estallaba el crucero Maine anclado en el puerto de La Habana, donde había llegado para “proteger” los intereses norteamericanos amenazados por el inminente triunfo de los patriotas cubanos sobre los colonialistas españoles. Estados Unidos acusó a España del atentado, que ocasionó la muerte a gran parte de su tripulación, y de ese modo justificó su intromisión en el conflicto: le declaró la guerra a España, ya vencida por los cubanos, y se quedó con Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. Mintió también cuando oficialmente declaró, al día siguiente de haber arrojado la bomba atómica en Hiroshima, que no había rastros de radiación nuclear en la zona.

Antes, hay muchos que sostienen que la Casa Blanca sabía del inminente ataque japonés a Pearl Harbour, y dejó que suceda porque volcaría la opinión pública que hasta ese momento no quería que el país entrara en la Segunda Guerra Mundial. Y volvió a mentir cuando aseguró que había armas de destrucción masiva en Irak. Mintió mil veces al calumniar a la Revolución Cubana desde el 1º de Enero de 1959, como lo hizo al acusar a los gobiernos de Salvador Allende, Juan Bosch, Jacobo Arbenz y tantos otros. Y miente hoy, descaradamente, al acusar de cómplices del terrorismo y el narcotráfico a gobiernos como los de Raúl Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Mentiras, conviene recordarlo, que se ocultan tras una montaña de víctimas.

El informe oficial preparado en relación al 11-S adolece de una total falta de credibilidad. Sus defensores descalifican a sus críticos tildándolos de “conspiracionistas”. Pero, ¿no existen acaso suficientes interrogantes para concluir que si hay una conspiración esa es la que emana desde la Casa Blanca, con su sistemático ocultamiento de todas las evidencias que contradicen la historia oficial? Los críticos de esta historia sostienen dos hipótesis: o que el gobierno de EEUU sabía del atentado que realizarían los terroristas y dejó que ocurriera; o que fueron algunas agencias federales quienes planearon y ejecutaron el operativo porque crearía las condiciones necesarias para avanzar en su agenda política y, en lo inmediato, justificar su apoderamiento de Irak y su gran riqueza petrolera. Según analistas norteamericanos muy bien informados era un secreto a todas voces que en las discusiones del gabinete de George W. Bush en vísperas de la tragedia se decía que para invadir Irak y apoderarse de su petróleo era necesario contar con una buena coartada. Los atentados del 11-S ofrecieron la excusa perfecta. Tal vez algún día sepamos la verdad. Pero la conspiración de silencio pergeñada por la Casa Blanca no autoriza ser demasiado optimistas al respecto.

[1] Cf. David Wessel, “Diez años después, ¿a cuánto ascendieron los costos del 11-S?”, en The Wall Street Journal, 1º de Septiembre, 2011.
[2] Noam Chomsky, “Rememorando el 11-S una década después. ¿Había otra alternativa?” en Rebelión, 9 de Septiembre de 2011.

[Más información sobre el tema en:
http://www.ae911truth.org/ Arquitectos e ingenieros por la verdad del 11-S
http://911scholars.org Académicos por la verdad del 11-S
http://stj911.org Académicos por la verdad y la justicia del 11-S]

Fuente:
http://www.atilioboron.com/2011/09/los-atentados-del-11-s-una-excusa.html#more

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16/09/11: Here comes trouble

This is an excerpt from the book Here Comes Trouble.

By Michael Moore.

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It was the night of March 23, 2003. Four nights earlier, George W. Bush had invaded Iraq, a sovereign country that not only had not attacked us, but was, in fact, the past recipient of military aid from the United States. This was an illegal, immoral, stupid invasion — but that was not how Americans saw it. Over 70 percent of the public backed the war, including liberals like Al Franken and the twenty-nine Democratic senators who voted for the war authorization act (among them Senators Chuck Schumer, Dianne Feinstein, and John Kerry). Other liberal war cheerleaders included New York Times columnist and editor Bill Keller and the editor of the liberal magazine the New Yorker, David Remnick. Even liberals like Nicholas Kristof of the Times hopped on the bandwagon pushing the lie that Iraq had weapons of mass destruction. Kristof praised Bush and Secretary of State Colin Powell for “adroitly” proving that Iraq had WMDs. He wrote this after Powell presented phony evidence to the United Nations. The Times ran many bogus front-page stories about how Saddam Hussein had these weapons of mass destruction. They later apologized for their drumbeating this war into existence. But the damage had been done. The New York Times had given Bush the cover he needed and the ability to claim, heck, if a liberal paper like the Times says so, it must be true!

And now, here it was, the fourth night of a very popular war, and my film, Bowling for Columbine, was up for the Academy Award. I went to the ceremony but was not allowed, along with any of the nominees, to talk to the press while walking down the red carpet into Hollywood’s Kodak Theatre. There was the fear that someone might say something — and in wartime we need everyone behind the war effort and on the same page.

The actress Diane Lane came on to the Oscar stage and read the list of nominees for Best Documentary. The envelope was opened, and she announced with unbridled glee that I had won the Oscar. The main floor, filled with the Oscar–nominated actors, directors, and writers, leapt to its feet and gave me a very long standing ovation. I had asked the nominees from the other documentary films to join me on the stage in case I won, and they did. The ovation finally ended, and then I spoke:

I’ve invited my fellow documentary nominees on the stage with us. They are here in solidarity with me because we like nonfiction. We like nonfiction, yet we live in fictitious times. We live in a time where we have fictitious election results that elect a fictitious president. We live in a time where we have a man sending us to war for fictitious reasons. Whether it’s the fiction of duct tape or the fiction of orange alerts: we are against this war, Mr. Bush. Shame on you, Mr. Bush. Shame on you! And anytime you’ve got the Pope and the Dixie Chicks against you, your time is up!
Thank you very much.

About halfway through these remarks, all hell broke loose. There were boos, very loud boos, from the upper floors and from backstage. (A few — Martin Scorsese, Meryl Streep — tried to cheer me on from their seats, but they were no match.) The producer of the show, Gil Cates, ordered the orchestra to start playing to drown me out. The microphone started to descend into the floor. A giant screen with huge red letters began flashing in front me: “YOUR TIME IS UP!” It was pandemonium, to say the least, and I was whisked off the stage.

(…)

http://www.npr.org/books/titles/140473072/here-comes-trouble-stories-from-my-life?tab=excerpt#excerpt

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15/09/11: Petras: sobre el 11-S

(…)

Las ceremonias y la presentación que se ha hecho en los medios de comunicación de masas, destacan la experiencia traumática, el acto de terrorismo, pero no hablan de las consecuencias para el país, para el mundo, de los otros actos terroristas que se han cometido en el nombre del 11-S.

Ayer (11.9.2011) en Nueva York, los actos de conmemoración no atrajeron a más de 10.000 personas, es decir ocho veces menos que lo que atrajo el equipo de fútbol de los New York Jets, que llenaron el estadio con 80.000 personas. Entonces si uno compara la asistencia, el fútbol gana por lejos. Y esto refleja un desencanto con la manipulación del 11 de setiembre para lanzar guerras.

Lo que hicieron en Libia, el asesinato de 30.000 libios, es diez veces más de los que murieron en la Torres. Es decir, las fuerzas de la OTAN mataron en seis meses diez veces más libios de los que murieron en Nueva York. Y esto es solo el último caso, porque los funcionarios norteamericanos –en la Casa Blanca, en el gobierno de Bush y después de Obama- invadieron Irak, Afganistán, siguen bombardeando Yemen, Pakistán, siguen ocupando Haití.

Si calculamos de forma conservadora, podemos decir que cerca de un millón de personas murieron o están heridos, más de cinco millones fueron desplazados de sus casas, en un acto terrorista generalizado, comandado por el gobierno norteamericano y sus aliados de la OTAN, de la Unión Europea.

Es decir, el 11-S era el detonante para una guerra destructiva contra los pueblos árabes, musulmanes y otros más. No hay ninguna conmemoración para las víctimas del terrorismo norteamericano contra todos los países enumerados.

Segundo, no hay ninguna discusión sobre los gastos en aparatos de Seguridad que surgieron. Son más de ochocientos mil nuevos funcionarios para investigaciones sobre los ciudadanos en los Estados Unidos. Hay más de cien millones de personas fichados por estos Agentes de Seguridad, cada día recogen más de cincuenta mil escuchas telefónicas, fax, etc. No saben como manejar tanta información, es inútil. Pero siguen con ese camino policíaco, violando todos los derechos constitucionales de los ciudadanos. Entonces, otra consecuencia del 11-S es el lanzamiento de legislación, decretos y prácticas policíacas.

Por otro lado, el hecho es que los tres billones de dólares gastados en guerras han quebrado el Tesoro, han duplicado la deuda pública de los Estados Unidos, forzando recortes de programas sociales, ataques sobre el seguro social. Han provocado la quiebra de la economía, profundizado el déficit fiscal, y como consecuencia los recortes sociales que perjudican a docenas de millones de pensionistas, pobres y desocupados.

Entonces tenemos que analizar las consecuencias del 11-S, no simplemente mirando aquí adentro y hacia el pasado. Porque mirando más allá de las Torres, hacia la gran tragedia que está afectando a los ciudadanos norteamericanos, desocupados, han perdido sus casas diez millones de personas. Y los del exterior, que han sufrido millones de muertes, de heridos y desplazados.

¿Y qué futuro tiene el país frente a esta situación? Mientras el gobierno organiza este teatro cada 11 de setiembre, hay menos personas interesadas e influidos. Los esfuerzos en manipular a las víctimas para justificar las guerras actuales y los gastos para el Estado policíaco, cada vez caen en un saco más roto.

Voy a citar una cosa: Cuando los encuestadores preguntaron al público sobre las prioridades del gobierno de los Estados Unidos, en una muestra científica, el 60% respondieron que la principal prioridad debe ser la Economía, los ingresos y los programas sociales. El 2,5% dijeron que la prioridad es el terrorismo y la guerra contra el terrorismo.

En otras palabras: Los medios de comunicación de masas hablan de la división entre Republicanos y Demócratas, del enfrentamiento entre Obama y los congresistas, ellos comparten la política guerrerista y el estado policíaco.

Mientras tanto el público está en otro lado. La verdadera división en los Estados Unidos es entre la gran mayoría del electorado que busca una salida a la crisis y la clase política que sigue apostando a continuar las guerras en el exterior y mantener este costoso Estado policíaco. Esta es la verdadera división, que nos lleva a pensar en el próximo año electoral.

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Fuente:

http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=56084

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15/09/11: Lo de Portugal no es un rescate

Por Alberto Garzón Espinosa
Fecha: 2011-09-13

Pues eso, que no es a Portugal a quien se está rescatando. Se está rescatando a los inversores privados que además de tener títulos de deuda pública muy lucrativos tienen miedo a que finalmente éstos resulten incobrables.

Cuando dicen Portugal, por lo tanto, no están queriendo decir “la ciudadanía de Portugal” porque resulta obvio que, precisamente, es esta ciudadanía la que va a rescatar con su pérdida de derechos a los otros, esto es, a esos ricos inversores que temen no poder ser más ricos en el futuro.

Ya sabemos que los Estados se endeudaron como consecuencia de la crisis, para revitalizar la economía y para salvar a los bancos. La deuda pública de Portugal antes de la crisis, en 2006, era del 63′9%, y ahora, tras la crisis, es del 93%. No excesivamente alta en cualquier caso, pues la deuda alemana es del 83′2%, la belga del 96′8%, la italiana del 119% y la española del 60′1%. Así pues, el endeudamiento es posterior a una crisis cuya responsabilidad reside fundamentalmente en la banca privada y otras instituciones financieras.

Y el endeudamiento no era ni azaroso ni gratuito. No era azaroso porque en realidad fue la lógica consecuencia de una disminución de los ingresos (la mayor parte provenientes de los impuestos a la actividad económica, por lo que en épocas de crisis disminuyen) y un crecimiento de los gastos (por lo ya comentado: rescate bancario y planes de estímulo). Y no fue gratuito porque alguien tenía que prestar ese dinero y lo iba a hacer como negocio, es decir, esperando una rentabilidad por dejarle dinero al Estado. Y esos agentes fueron las mismas entidades financieras rescatadas a lo largo de todo el mundo.

La deuda pública griega, por ejemplo, está en posesión fundamentalmente de bancos franceses y alemanes y de fondos de pensiones (y otros tipos de fondos de inversión) tanto extranjeros como nacionales. Y como con Grecia, en Portugal también hubo fuertes procesos especulativos contra la deuda pública. Es decir, los mismos que prestaban se dedicaban a explotar las debilidades del país que recibía los fondos con la intención de sacar aún mayor tajada.

Los inversores tienen miedo de que no reciban lo que contrataron con el Estado, y por eso exigen reformas estructurales que, al menos en teoría, incrementen las posibilidades del Estado para pagarles. Otros, en cambio, exigimos que el Estado haga una auditoría de la deuda y deje sin pagar o pague por mucho menos los títulos en propiedad de entidades que son responsables de la crisis. O lo que es lo mismo, exigimos que los esfuerzos para costear la crisis estén justamente distribuidos.

Pero he dicho que las reformas estructurales y estos planes de ajuste sólo incrementarán las posibilidades de pagar la deuda en la teoría. Y es que en realidad las mismas reformas estructurales aplicadas pueden tener el efecto inverso: debilitarán la capacidad de pago de los Estados. En efecto, la reducción del gasto público y la reducción de la demanda que se deriva de la reducción de la capacidad adquisitiva (bajada de salarios, reducción empleo público, menor inversión, etc.) llevará a un retroceso en el crecimiento económico. Y eso significa recibir menos ingresos por parte del Estado. Así que puede ocurrir que mientras se bajan exitosamente los gastos también se bajen, sin quererlo, los ingresos y, en definitiva, todo siga igual.

Aunque no exactamente igual. Tras el plan de ajuste la mayoría de la población será más pobre, y en algunos casos muchísimo más. Debemos tener en cuenta que se están bajando las prestaciones sociales (la de desempleo se reduce hasta la mitad), el salario diferido (las pensiones), el salario indirecto (la educación y la sanidad pública, por ejemplo) e incluso el salario directo. Todo ello repercute directa y regresivamente en las condiciones de vida de la gente. Por el otro lado, sin embargo, se beneficia ampliamente a las grandes empresas y a la banca (el plan de rescate implica sanear las finanzas privadas de la banca con dinero público para después venderlas de nuevo), que ya fueron las grandes beneficiadas en la época pre-crisis. Si alguien cree, por otra parte, que las grandes empresas se pondrán a invertir y por tanto a incrementar el empleo… que pregunte a algún empresario que estuviera dispuesto a producir en una economía en recesión y para una sociedad con cada vez menor capacidad de compra.

Nos están atracando, y lo peor de todo es que en muchos casos lo están haciendo los propios partidos que se dicen de izquierdas. En el caso portugués además se ha demostrado que en el fondo todo eso ni siquiera importa: son las antidemocráticas instituciones del FMI y la UE las que imponen las condiciones de “rescate”. Esto no hace sino desconcertar a la población, que ajena durante tantos años a la cultura económica y a la política no entiende por qué sucede lo que sucede y por qué les roban con tanto desparpajo.

Pero nosotros, al menos, tenemos una misión: llamar a las cosas por su nombre. Y esto no son rescates a los países sino a los inversores de esos países y que son, en suma mayoría, los que se han enriquecido especulando contra el propio país. Nos gobiernan criminales, pero desde luego no son tontos.

Fuente:

http://www.solidaridad.net/noticias.php?not=6802

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13/09/11: Falleció el periodista Manuel Jesús Orbegozo (MJO)

Una noticia entristeció ayer por la tarde las redacciones de los diarios y demás medios peruanos. Manuel Jesús Orbegozo, periodista peruano quien siempre firmaba sus textos como MJO, había fallecido a la edad de 88 años.

En sus últimos años mantuvo el blog El mundo, un día (http://mjoh.blogspot.com/), el cual actualizó hasta marzo de este año. He aquí uno de sus artículos:

LA MADRE TERESA DE CALCUTA
CALCUTA, EL PURGATORIO

La mañana que conocí a la madre Teresa de Calcuta fue muy tormentosa. Por entonces, Calcuta no era una ciudad para divertirse, como París o Río de Janeiro, aunque tampoco tan tétrica como el infierno. En todo caso, podría ser comparada con el purgatorio.

Había mucha pobreza, mucho abandono del hombre, lo cual tampoco era un privilegio sino algo común en muchos pueblos del mundo. En Calcuta muchos hombres morían al amanecer y sus cadáveres eran recogidos por camiones carroñeros. No es hablar mal de Calcuta, pero lo que yo vi fue muy desesperante

Mi guía, Shabrir, me condujo por unos caminos abigarrados, calles umbrías, ricones absurdos; pasamos sobre el río Ganges y luego, llegamos al Mirnal Hriday (Corazón Puro) un viejo templo al que arribaban solo los viajeros que se iban al otro mundo. No era un hospital, era un moritorio.

La madre Teresa, una monja que pertenecía a una orden dedicada a enseñar a las niñas de las más altas castas de Calcuta, se rebeló contra ese estado de cosas. Pensó mejor en fundar una orden destinada a un fin más cristiano aunque más insólito: ayudar solo a los moribundos. Le pidió perdón por el ex abrupto a Pío XII, y al mismo tiempo, permiso para fundar una nueva Orden, la de las Misioneras de la Caridad. Y esperó. Diez años después, Pío XII le concedió el permiso. Era el año 1949.

Desde entonces, la madre Teresa se dedicó a ayudar solo a las gentes que se estaban muriendo no por falta de medicinas sino por carencia de amor humano y de Dios, cualquiera que Este fuera. Estableció un lema rotundo y definitivo: “Si el hombre vivió indignamente, por lo menos, que muera dignamente”.

UNA MONJA EN EL DESIERTO

La vi de lejos en Calcuta y la vi de cerca en Etiopía cuando la sequía de los años 80. Entonces, la monja surcaba en un jeep el desierto de Mekele y luego descendía para limpiarles el sudor de la muerte a los moribundos, la saliva que escasamente se resbalaba por sus comisuras, La madre les espantaba las moscas que como nubes hacían más terrible el espectáculo de la muerte por hambre.

De su historia de moribundos, la madre Teresa había pasado a servir a los locos, a los tarados, a los cancerosos, a los minusválidos, a los leprosos, a los tullidos, a los con Sida o con síndrome de Dawn, a los solitarios -porque la pobreza de la soledad es muy amarga, decía ella-; en fin, a todos los desheredados de la Tierra.

La madre Teresa era silenciosa, hablaba muy poco, porque oveja que bala pierde bocado en esta pradera donde los lobos son más que los corderos; otro era el imperativo que constituía su quehacer primordial sobre la Tierra: llevar la esperanza a los hombres que se consideran desprendidos de las manos de Dios.

(…)

Fuente:
http://mjoh.blogspot.com/

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