24/01/11: Judaismo no es lo mismo que Sionismo

Por Saul Landau

En octubre de 2005 el rabino Yisroel David Weiss, líder de Neturei Karta, había dejado en claro la posición de los judíos acerca de Israel y el movimiento sionista. Los sionistas utilizan el Holocausto en beneficio propio. Nosotros, los judíos que perecimos en el Holocausto, no lo usamos en pro de nuestros intereses. Llamamos la atención sobre el hecho de que existen cientos de miles de judíos en el mundo que se identifican con nuestra oposición a la ideología sionista y de que el sionismo no es judío, sino una agenda política… Lo que queremos no es una retirada a las fronteras de 1967, sino una retirada de todo lo que está incluido, de manera que el país pueda ser de nuevo de los palestinos y nosotros podamos vivir con ellos…

Israel ha fomentado un cabildo pernicioso en Estados Unidos y su equivalente en Europa para decir al público no judío que Israel es un David democrático luchando contra un fanático Goliat. Esto es mentira. Ningún Mesías regresará a un lugar tan terrible. Un estado de Israel solo puede existir después del regreso del Mesías.

El judaísmo es una religión humanitaria, una luz para los gentiles. Judaísmo significa despreciar la violencia, valorar lo espiritual por sobre lo poderoso, convertir al enemigo en amigo. A un judío se le permite defenderse. Si alguien viene a matarte, mátalo primero, como dice el mandamiento talmúdico, pero no como amante de la violencia y la intoxicación del poder.

Estas ideas precedieron por muchos años a la creación de Israel como un estado judío, un estado que ha estado rutinariamente en guerra –o al borde la guerra– con sus vecinos. Después de la guerra de 1967, las sectas ortodoxa y hasídica comenzaron a ganar influencia en la política y cultura israelíes.

Los asentamientos crecieron en los territorios ocupados en esa guerra contra los vecinos de Israel. Y con esas nuevas colonias, algunas de ellas fervientemente religiosas, surgió la discriminación contra los palestinos, los cuales en el lenguaje de esos israelíes comenzaron a adquirir las características del odiado “otro”. Por supuesto, la gran ironía fue que los nazis habían desarrollado justamente ese lenguaje para los judíos. Lo que los israelíes hicieron a los palestinos dista mucho del Holocausto, pero no obstante, para judíos suena muy discordante escuchar a rabinos devotos que justifican un sistema que el ex Presidente Jimmy Carter califica en su libro de apartheid.

En Estados Unidos, los propagandistas israelíes y los acríticos y leales seguidores, incluyendo el Congreso, se aferran a la imagen de Israel como un sitiado David rodeado de Goliats, como una nación de demócratas y buscadores de justicia que están aislados en un mar de antidemócratas y enemigos injustos. ¿Una nación con 200 misiles nucleares, el mejor ejército convencional y la mayor capacidad industrial y tecnológica en la región es un pobre David?.

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