22/12/10: La felicidad y la educación

Por Guillermo Giacosa

El conjunto de la población de la Unión Europea (UE) supera los 500 millones de habitantes, mientras que la de Estados Unidos llega a los 303 millones. No obstante esta diferencia demográfica, la superpotencia emplea más energía total para mantener su economía y su estructura social. Como resultado emite el 18% de los gases responsables del calentamiento global de todo el planeta, mientras la UE emite el 13%.

Tomando en cuenta el conjunto de las cifras es evidente que los europeos son más considerados con el medio ambiente que sus socios al otro lado del Atlántico. Esto tiene que ver, sin duda, con la afirmación escrita ayer sobre dos sociedades con visiones diferentes al interior de un mismo modelo: la decididamente individualista y la que, respetando lo individual, enfatiza también sobre lo social. Este es el caso de la visión europea, la cual lanzó la idea de desarrollo sostenible.

Para que haya sostenibilidad es preciso acortar la brecha entre ricos y pobres. Y para ello es necesario una mayor preocupación por el prójimo. En este campo la educación juega un papel decisivo. Sabemos que los niños que reciben más afecto de sus padres desarrollan mayor confianza en sí mismos y cuajan una personalidad menos dependiente de otros factores. Los niños que no han recibido esa cuota de afecto se concentran más en el éxito material, la fama y la imagen “como sustitutos a la hora de obtener reconocimiento y un sentido de pertenencia”. Publicidad y marketing, que lo saben, explotan estas carencias emocionales y refuerzan la necesidad consumista de sus víctimas. Un estudio prueba que los jóvenes fuertemente orientados a valores materiales tenían padres posesivos, castigadores y arbitrarios y terminan buscando la felicidad a través del consumo. Les preocupa poco el bienestar de sus congéneres y en general son ajenos al medio ambiente y la naturaleza. Cada uno de los lectores verá en esta descripción lo que pueda aceptar. Importa saber quiénes a la larga apostarán por la vida y quienes no.

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