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Las Médulas es hoy un lugar turístico en España que hace 2000 años fue una mina de oro explotada durante dos siglos por los romanos. Este pequeño núcleo de montaña se convierte en la entrada natural para visitar Las Médulas, paisaje cultural único que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El perfil dentado de estas montañas de arcilla roja, y cubiertas de castaños, se debe a los romanos, quienes modelaron el entorno natural al establecer aquí una mina de oro a partir del siglo I d. C.
Para ello, idearon un ingenioso sistema denominado ruina montium, que aprovechaba la fuerza hidráulica para desmenuzar la tierra y dejar el oro al descubierto.
Técnica Montiun para derribar montañas:
1) Se construía una red de pozos y galerías sin salida exterior que minaban toda la masa que se quería abatir, introducían en ella todo el caudal de agua almacenada en el depósito y producían un efecto de “golpe de ariete”, consiguiendo el derrumbe de todo el conglomerado minado.
2) Se construía una red de pozos y galerías sin salida externa en la base de la masa de materiales que se quería derrumbar, se iba llenando progresivamente de agua hasta que todos los niveles inferiores se saturasen y se consiguiera con ello el derrumbamiento de toda la masa minada.
Aminación flash
Los dos siglos que duró la explotación minera de la zona permitió configurar el peculiar relieve de Las Médulas. Cárcavas de arcilla roja, torres y galerías subterráneas, rodeadas de castaños componen este paisaje cultural. Picos de más de 100 metros de altura conducen al centro del yacimiento aurífero, la Cueva Encantada y la Cuevona.
Pero, ¿qué consecuencias tuvo y qué lecciones podemos sacar? Sobre ello trata el artículo de JOSÉ ÁLVAREZ ALONSO “Oro Maldito” publicado en el dominical de El Comercio el 9-9-12 que reproducimos en adelante.
Roma adoraba el oro, como hoy lo hacen los mercados internacionales y quienes viven de la especulación o de la apariencia. La minería de aquel entonces movilizó gran cantidad recursos para extraer el preciado metal hasta de los confines del imperio. Se afirma que los romanos conquistaron la belicosa península ibérica, impulsados por la ambición de explotar sus yacimientos auríferos. En el año26 antes de Cristo, el mismo emperador Augusto dirigió diez legiones romanas para conquistar el noroeste de España, muy rico en oro. La zona fue defendida ferozmente por sus habitantes originales: los galaicos, cántabros y astures. Los últimos guerreros se suicidaron en la cima del monte Medulio antes de caer esclavos de los romanos. Las minas más grandes fueron administradas directamente por el emperador o por el Senado.
BRUTAL EXPLOTACION
Las antiguas minas de oro en el valle del río Omaña-las Médulas del Omaña- fueron explotadas por los romanos durante más de cuatro siglos. Aproximadamente 5.000 esclavos movieron millones de toneladas de tierra roja depositada en el terciario, ayudados por el flujo del agua canalizada por la montaña, varios kilómetros río arriba. Arrasaron el paisaje de tal modo que las cicatrices se aprecian perfectamente ahora, más de l.600 años después. Nunca se recuperó el bosque original y se ven apenas líquenes, musgo y algunos raquíticos hierbajos y arbustos. El mercurio fue usado masivamente en tiempos romanos para concentrar las diminutas pepitas de oro, lo que contaminó a las poblaciones río abajo y, por supuesto, a los mineros que lo manipulaban. Según el historiador romano Estrabón, los mineros eran esclavos importados de la lejana Dalmacia, en la costa balcánica del mar Adriático. El trabajo era durísimo y la fórmula para tratar de disminuir la tasa de deserción era, justamente, movilizar hacia las minas a gente de tierras distantes. Plinio el Viejo, administrador de las minas de las Médulas del Bierzo, comento en sus escritos la dureza del trabajo: ” Es menos temerario buscar perlas y púrpura en el fondo del marque sacar oro de estas tierras”.
HERIDA ABIERTA
El impacto en el paisaje de la minería a cielo abierto era tan grande que ya hace dos mil años diversos autores romanos, como los citados, la consideraron una “violación de la naturaleza”, y el Senado romano llegó a prohibirla en toda Italia (Plinio, H. N. 3,138), aunque no en las provincias subyugadas como Hispania. Es curioso que, hoy día, empresas multinacionales que en sus países de origen tienen prohibida la minería a cielo abierto la practiquen con entusiasmo en países como el Perú.
¿QUÉPASA EN CASA?
Hoy existen tecnologías que permiten mitigar en buena medida el impacto de la minería para recuperar las zonas intervenidas, y normas que obligan a hacerlo. Esto, sin embargo, no es aplicado por la minería informal, que está arrasando extensas áreas en la selva amazónica. Solo en Madre de Dios se calcula que han sido destruidas más de 35 mil hectáreas de bosques, probablemente irreversiblemente: la enorme cicatriz causada por la deforestación en Huaypetuhe se distingue, incluso, desde el espacio. La zona parece más un paisaje lunar que amazónico. La capa vegetal ha sido totalmente removida y la lluvia lavó materiales profundos (depositados por la paciente labor de los ríos a lo largo de miles de años); por esta razón, en este paisaje, no crece nada y es probable que la regeneración del bosque tarde centenares de años.
VENENOSO MERCURIO
La destrucción del paisaje no es el único daño que ha sufrido Madre de Dios, donde se producen anualmente entre 16 mil y 18 mil kilos de oro. Por cada kilo se utilizan unos2, 8kilos de mercurio, que es en buena medida liberado y arrojado al ambiente. El mercurio es uno de los metales más tóxicos que se conocen y afecta principalmente el sistema nervioso en su forma orgánica (metilmercurio).
Este se forma cuando el mercurio es vertido al ambiente en zonas como la selva; es bioacumulable y al organismo le es muy difícil eliminarlo. Recientes estudios demuestran los altos niveles descontaminación con mercurio y otros metales pesados de los peces en Madre de Dios y en Loreto. La población indígena es la más vulnerable a este veneno, pues las distintas especies de pescado-que son la base de su dieta- acumulan en sus tejidos el tóxico. Con los mineros ilegales el envenenamiento por alimentos no ocurre, pues ellos principalmente consumen productos importados de la sierra y la costa.
AMENAZA REAL
Hoy los mineros ilegales de Madre de Dios están en guerra contra los D.S.1100 y 1101, y exigen que se les permita operar nuevamente sus dragas pese a que destruyen el cauce de los ríos de forma virtualmente irreversible y contaminan sus aguas.
La región Ucayali ya aprobó en junio la Ordenanza Regional 010-2012-C R-GRU, que prohíbe la minería aluvial en los cauces de los ríos. Se sabe que Loreto está impulsando una ordenanza similar para enfrentar la amenaza que significa la minería aluvial en la Amazonia para la salud de las personas y para el ambiente. Esperemos que se impongan la razón y el interés del bien común, y no el poder del oro, corruptor y maldito.
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