EL SIKURI: UNA PODEROSA EXPRESIÓN CULTURAL e HISTÓRICA ANDINA.

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ADIOS FILIBERTO- Sicuri  calmado o ceremonial  aymara.  Interpreta: CENTRO  SOCIAL CONIMA. Lima-Perú.

 

EL CONTEXTO  MÍTICO e HISTÓRICO  CULTURAL 

¿Cuál es el escenario principal, donde se ha conservado hasta nuestros días, la música ancestral de los sikuris?

El Lago Titiqaqa y las comunidades rurales que lo rodean, desde hace miles de años.

Cuentan los mitos, que de esa región salieron los INCAS, esa habría sido su cuna original y de allí partieron en su viaje de conquistas. Recordemos las leyendas que nos hablan de Mallku Qapac y de Mama Ocllo. Recordemos las leyendas de los hermanos Ayar. En aquellos tiempos primordiales, no habrían existido aún mayores diferencias culturales entre quechuas, aymaras y puquinas.

Dicen las crónicas, recogidas por los españoles, que siglos después, cuando los Incas regresaron al Altiplano y al Titiqaqa, los Collas, Lupacas y Pacajes, opusieron fiera resistencia a aquellos hermanos quechuas – los incas, que volvían por entonces, en plan de conquistadores.

Luego de ser pacificadas por la guerra o por acuerdos mutuos, muchas comunidades de la zona adyacente o cercana  al Titiqaqa, pasaron a ser reconocidas como fieles al Tahuantinsuyo, como por ejemplo los Kallawaya de Carabaya Perú y del actual Charazani en Bolivia, que según relata Guamán Poma de Ayala eran afamados herbolarios, chamanes y sacerdotes, cuyos jóvenes tenían el encargo predilecto y muy honorífico,  de portar la litera del Sapan Inca o único señor de la tierra. Lo cual lleva a concluir, que también eran reconocidos guerreros, de probada lealtad.

Conjunto  de  KHANTUS (Sikuris)  Quechuas  Kallawayas,  de  Charazani  Bolivia, descendientes del pueblo privilegiado que portaba la litera y formaba parte de  la guardia personal del Inca.
Desfile Cívico-Militar de Fiestas Patrias- PERÚ 2019, donde por primera vez desfila un Conjunto de Sikuris.

 

LAS PRIMERAS FLAUTAS de PAN y SIKUS.

Desde el punto de vista arqueológico, existen datos que permiten afirmar que la existencia de las flautas de pan en los Andes se remontaría aproximadamente a más de  4,000 años  de antiguedad. El arquéologo Frederic Engel, señaló el hallazgo en CHILCA- Perú (4,000 a.c.), de una flauta de pan de 6 tubos, confeccionada en huesos de ave, la misma que tendría tal antiguedad[1], e incluso más. A esto se suma, el hallazgo de Flautas de Pan de la variedad antara, en la ciudadela sagrada de CARAL- Lima – Perú, que tendrían una antigüedad de aproximadamente 3,000 años.

De otra parte, la aparición de las flautas de pan andinas, de la forma SIKU, flauta de pan  bipolar o en dos filas separadas y complementarias entre sí, coincidiría con la expansión  de la cultura Tiwanaku, tal como lo señalan investigadores que han exhumado diversas  tumbas pre-colombinas de ese tiempo, en Arica; donde se ha encontrado una profusión de entierros conteniendo ofrendas de instrumentos musicales de esa variedad, que pertenecen a esa época.

El erudito en flautas de pan del mundo entero, Eduardo Civallero, nos dice que habría sido durante la época de los señoríos o estados aymaras, que se produce la división en mitades que caracteriza en la actualidad al siku.[2]

PRIMEROS REGISTROS o  REFERENCIAS ESCRITAS  SOBRE el SIKURI.

En el Tahuantinsuyo, la música de los sikus o flautas de canutos o tubos de caña, fue muy apreciada por los Incas y los pueblos que lo integraban. A este respecto  el cronista español Bernabé Cobo (1582-1657) nos proporciona una de las primeras referencias escritas sobre las zampoñas andinas, en su obra denominada HISTORIA DEL NUEVO MUNDO – Libro Décimotercio- Capítulo XXIX, donde refiere  que los soberanos del Tahuantinsuyo, los incas, realizaban en el mes del Coya Raymi una festividad, en la cual sucedía lo siguiente:

“Sacaban a la plaza mayor las estatuas de sus dioses y cuerpos embalsamados ricamente vestidos, y así el Inca como los sacerdotes, caballeros y gente ordinaría salían con las mejores galas que tenían, y sentados por su orden, entendían en sólo comer y beber y holgarse. Hacían un baile particular de esta fiesta y los que estaban en  él, venían vestidos con unas camisetas coloradas largas hasta los pies, unas diademas de pluma en las cabezas, tañendo unos cañutos pequeños y grandes, puestos a modo de cañones de órganos (antaras). Daban este día gracias á sus ídolos que los habían dejado llegar á aquella fiesta, y pedíanles que les otorgasen llegar a otro año. Brindaba el Inca á los ídolos derramando en su honra mucha Chicha, y los sacerdotes se brindaban unos á otros; con que se acababa el día y volvían á sus lugares las estatuas y cuerpos muertos…”(3)

A partir de lo que nos relata BERNABÉ COBO, en el párrafo anterior,  podemos concluir que el uso de diademas de pluma en las cabezas,  que aún hoy nos colocamos los tañedores de sikus, en ciertas ocasiones, es de neto origen pre-hispánico, e igualmente se podría decir de los faldones hasta los pies, que aún hoy los tocadores de siku de Conima, Moho o Italaque acostumbran ponerse.

Es importante recalcar, que existen otras referencias escritas,  recogidas en la Época Colonial, que señalan que los Incas, los soberanos del Cusco, apreciaban mucho la música de pueblos que hasta hoy practican el sikuri,  como Charazani. El maestro FILEMÓN QUISPE nos refiere la declaración de García  Quispiguara, Cacique de los yanaconas (nieto del Inca Huayna Kápac), en Cuzco el cuatro de julio de 1563, en un juicio de Probanza, en donde se menciona a los músicos de Carichane (hoy Charazani, población ubicada en la provincia de Bautista Saavedra del departamento de La Paz) como músicos especialistas de oficio, que tenían por costumbre viajar a dicha ciudad del Cusco, para hacer escuchar  música al Inca.(4)

Por su parte el Inca Garcilaso de la Vega, recordando lo que vio en su infancia y su juventud en el Perú  recién conquistado por los españoles, nos relata lo siguiente:

“De música alcanzaron algunas consecuencias, las cuales tenían los indios Collas, o de su distrito, en unos instrumentos hechos de cañutos de caña, cuatro o cinco cañutos atados a la par; cada cañuto tenía un punto más alto que el otro, a manera de órganos. Estos cañutos atados eran cuatro,  diferentes unos de otros. Uno de ellos andaba en puntos bajos y otro en más altos y otro en más y más, como las cuatro voces naturales: tiple, tenor, contra alto y contra bajo. Cuando un indio tocaba un cañuto, respondía el otro en consonancia de quinta o de otra cualquiera, y luego el otro en otra consonancia y el otro en otra, unas veces subiendo a los puntos altos y otras bajando a los bajos siempre en compás.No supieron echar glosa con puntos disminuidos; todos eran enteros de un compás. Los tañedores eran indios enseñados para dar música al Rey y a los señores vasallos, que, con ser rústica la música, no era común, sino que la aprendían y alcanzaban con su trabajo.”(5)

A partir de esta descripción que nos hace el Inca Garcilaso, se puede señalar que ya en la época de los señores del Tahuantinsuyo, la flauta de pan andina o siku, se ejecutaba igual que ahora, en cañutos o tubos de caña atados en pares, en cuatro voces naturales dice. Lo que hoy podríamos identificar tentativamente, como malta, zanja, chili y contra. También podemos distinguir tres informaciones  claves que nos alcanza el Inca Garcilaso, respecto a los sikuris: La primera, que al igual que ahora, cuando un intérprete tocaba un cañuto, respondía el otro en consonancia de quinta o de otra cualquiera,  unas veces subiendo a los puntos altos y otras bajando a los bajos, siempre en compás. La segunda,  que esta música era apreciada por el Inca y los señores andinos. La tercera: que se trataba de un arte que ya en ese entonces no era común sino especializado, pues se aprendía y se alcanzaba “con su trabajo”, nos enfatiza el Inca Garcilaso de la Vega. Finalmente, debemos entender que cuando Garcilaso opina que esta música era rústica, alude a  un criterio totalmente subjetivo, asimilado de los conquistadores españoles de ese tiempo, no vigente ni aceptable hoy, en nuestros días, porque hoy sabemos que los criterios de complementariedad y reciprocidad con que se tocan estas flautas o sikus, constituyen más bien, un aporte del pueblo andino a la música del mundo, basado en el criterio  de concebir una orquesta como un solo gran instrumento conformado por varias partes duales y complementarias[6] y no como un conjunto de instrumentos individuales coordinados.

 

LA DUALIDAD RESUELTA EN UNIDAD.

En torno a este punto, especialistas como Pérez de Arce señalan que: “Esta percepción de la música grupal, expresa uno de los conceptos más apreciados por la sociedad andina, la noción de complementariedad de los opuestos, la dualidad resuelta en unidad, solidaridad y cohesión. Es muy posible que estos atributos fueran los que llevaran al siku a tan alto nivel de aprecio en las sociedades andinas pre-hispánicas, como sugiere su reiterada representación en el arte de los Moche y otros pueblos, a partir de los primeros siglos de nuestra era.”[7]

 

Flautas de pan encontradas en Caral, de una antiguedad aproximada de 3,000 años a.c. Fuente: Sánchez Huaringa Carlos: EVIDENCIAS DE  LAS PRIMERAS  FLAUTAS DE PAN EN EL PERU.

https://betorudas.wixsite.com/sicuris/descargas-rapidas

Ceramio Moche, que según Carlos D. Sánchez Huaringa, son: Vestigios que prueban la existencia de flautas de pan Mochica de uso dual, no necesariamente interdependiente. (8)
Flautas de pan encontradas en la tumba del Sacerdote -Guerrero, quién además tendría “funciones de músico”- Museo de Sitio de Huaca Rajada- Lambayeque.

 

OTRAS RESONANCIAS HISTÓRICAS

De otra parte, es muy importante recordar, que cuando Tupac Amaru II inició en 1780 la guerra andina, anti-colonial contra las autoridades virreinales, las zonas de Azángaro,  Huancané, Moho, Charazani e Italaque, entre otras regiones y comunidades del Altiplano, cerraron filas fielmente, al lado de los Túpac Amaru y de Túpac Katari. Como tal, estos pueblos fueron víctimas de terribles escarmientos y masacres por parte de las autoridades españolas, razias punitivas que las diezmaron, en represalia por haber apoyado a los rebeldes que se alzaron contra el rey de España.

Precisamente esa,  es la región,  donde se ha conservado hasta nuestros tiempos la música y la danza tradicional de los sikuris, en sus diversos estilos y variantes. El sikuri proviene de una región profundamente histórica y ligada a los mitos fundacionales del Tahuantinsuyo, así como a los resurgimientos de las utopías andinas.

Tocador de la flauta siku – Figura inca en plata. Museo chileno de Arte Precolombino. 
Representación moche en oro. Tomado de: Sánchez Huaringa Carlos: LA FLAUTA DE PAN DEL SACERDOTE GUERRERO EN LA ALTA JERARQUÍA MOCHICA  AVANCES DE INVESTIGACIÓN. Lima, 2013.

 

COMUNIDADES ANDINAS PODEROSAS: RESISTENCIA y EXPANSIÓN.

Es por ello, muy relevante, que desde esas comunidades, relativamente pequeñas, pero muy poderosas cultural y étnicamente,  los sikuris, se lanzaran a la conquista del mundo y  se expandieran en los últimos cuarenta años. Mientras otras flautas tradicionales, de pueblos ancestrales, han sucumbido y desaparecen a la par que sus colectividades, resulta maravillosa, la forma, en que el sikuri: una de las más auténticas vertientes de la música andina,  no solamente  se ha conservado sino que se ha difundido por regiones  como LIMA y AREQUIPA, urbes que hace menos de  cien años eran bastiones de una cultura  que ignoraba ó  excluía  lo andino, en pleno siglo XX. En tal sentido, el sikuri  ha sido y es: un vehículo indudable de identidad y por consiguiente de resistencia cultural e ideológica.

Pero  no solo eso. El sikuri, en sus formas provenientes  del Perú actual  y  de Bolivia, el antiguo Alto Perú, es un verdadero producto  cultural de exportación, que ha calado y hecha retoños  no solo en Lima, Arequipa, Bogotá, Buenos Aires, etc, sino que da muestras de difusión en Japón y Europa, a través de la formación de conjuntos de sikuris en aquellas regiones del mundo. Hasta dónde llegará este proceso de eventual globalización del sikuri? Es muy temprano para decirlo, pero el solo hecho de que ello pueda ser  una posibilidad, es muy relevante para la cultura andina.

En suma, esta expresión cultural, de raíces históricas y mitológicas andinas,  que se remontan a miles de años atrás, tiene en su belleza, en su armonía ancestral  y en su comunitarismo, sus más poderosas armas para cautivar y ennoblecer  los espíritus, como lo hace todo arte verdadero. Por ello, debe ser preservada, y reconocida,  como un  legado invalorable del pueblo andino a la humanidad.  Y en esa forma perpetuarlo y  reivindicarlo.

https://mariortizn1.wixsite.com/sikurismusicandina/sikuris

 

 

NOTAS


[1]    CIVALLERO, Eduardo: INTRODUCCIÓN A LAS FLAUTAS DE PAN, Primera Edición, Madrid, 2013, pp. 171.

[2]   Ibid. pp. 184

(3)  COBO, Bernabé:  HISTORIA DEL NUEVO MUNDO. LIBRO DÉCIMO TERCERO – Cap. XXIX, SOCIEDAD de BIBLIÓFILOS ANDALUCES – HISTORIA DEL NUEVO MUNDO por el padre BERNABÉ COBO, de la COMPAÑÍA DE JESÚS,  Imp. de  E. RASCO, Tomo IV, 1893, pp. 117 (Capítulo XXIX del Libro Décimo Tercero). También  en: COBO, Bernabé 1653/1964 Historia del Nuevo Mundo. Biblioteca de Autores Españoles, tomos 91 y 92. Madrid: Ediciones Atlas. Capítulo 29.

[4]   QUISPE Filemón: LA QUENA MOLLO: SUPERVIVENCIA y PERSISTENCIA de MÚSICA y DANZA TRADICIONAL ANDINA, Plural Editores, 2008, pp. 87-88

(5) GARCILASO DE LA VEGA, Inca:  LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, Primera Parte, LIBRO SEGUNDO, Cap. XXVI.

[6] PÉREZ DE ARCE, José: SONIDOS DE AMÉRICA – MÚSICA PRE-HISPÁNICA, Nro. 04,  Edic. Museo Chileno de Arte Pre-colombino- Banco  O’ Higgins, 1995, pp.24.

[7] PÉREZ DE ARCE, José:  Ibid, 1995, pp.24.

[8] SÁNCHEZ HUARINGA, Carlos: LA FLAUTA DE PAN DEL SACERDOTE GUERRERO EN LA ALTA JERARQUÍA MOCHICA- AVANCES DE INVESTIGACIÓN. Lima, 2013, pp.14.

SIKURIS PARA DESCARGAR:

ARCHIVO MUSICAL de 150 sikuris, para descargar, en MP3 – Estéreo

Click aquí:

https://betorudas.wixsite.com/sicuris/descargas-rapidas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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