EL TAHUANTINSUYO: UNA APROXIMACION JURIDICA

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EL TAHUANTINSUYO:  UNA APROXIMACIÓN POLÍTICO – JURÍDICA

I. INTRODUCCION

En el transcurso de los siglos XIV al XVI, los hombres andinos, quechuas- incas, lograron constituir en la parte del mundo que hoy conocemos como América del Sur, una macro formación político-social, que en sus aspectos más esenciales, solo se puede comparar con los grandes imperios de la historia universal.

El presente artículo, no es en modo alguno, ni pretende ser, un resumen histórico respecto a dicha sociedad, conocida como Tahuantinsuyo, sino un esbozo de aproximación, desde una perspectiva político-jurídica.

En torno a las características socio-económicas de aquella sociedad, se discutió y aún se sigue discutiendo hoy en día, con mucho apasionamiento. Los intentos para definirlo en tales términos, oscilan, entre aquellos que lo encuentran esclavista, hasta los que lo llaman comunista, pasando por una serie de clasificaciones intermedias. Waldemar Espinoza Soriano[1], en una ya clásica compilación, consigna por lo menos siete caracterizaciones, diferentes y controversiales,  sobre la sociedad inca, desde el punto de vista económico.

Si bien, ha sido y es difícil, encontrar homogeneidad en los investigadores, respecto al modo o sistema de producción que predominó en la sociedad inca; consideramos, que desde lo político y jurídico es posible hallar mayores coincidencias generales, en torno a lo que fue el estado llamado Tahuantinsuyo.

Primeramente, pocos dudan en identificar a la sociedad Inca que encontraron los españoles, como la expresión más reciente y centralizadora, de una antigua cultura matriz desarrollada en los Andes; a la cual, historiadores insospechables de parcialidad alguna, que han estudiado las diversas culturas producidas por el genio humano, como Arnold Toynbee, no vacilaron en denominar como: CIVILIZACIÓN ANDINA[2]

De acuerdo con Toynbee(3), la sociedad o civilización andina, había alcanzado ya la condición de Estado-universal, en el Imperio Inca, cuando éste fue destruido por los españoles.

Del mismo modo, pensadores peruanos, como Víctor Andrés Belaúnde o Luís E. Valcárcel, coincidieron desde distintas ópticas, en afirmar que el Tahuantinsuyo fue en efecto un estado imperial peculiar. Para el primero de los nombrados, el Imperio Inca es una creación de élites nativas geniales, que fundaron la unidad política y la eficiencia administrativa y económica en los Andes, a pesar de las dificultades geográficas y las diversidades étnicas[4]. Aunque subraya, que el impulso integrador Inca no llegó a configurar de ningún modo una nación; el legado de la unidad política relativa alcanzada bajo la dignidad imperial Inca, constituye para Belaúnde, uno de los componentes históricos de nuestra peruanidad, pero no el único ni el definitivo por supuesto.

VALCARCEL por su parte, remarca que el Estado Inca reunió en sí todas las características propias de los Estados Imperiales (reseñadas por Toynbee): existencia de comunicaciones, guarniciones, colonias, provincias, ciudad, capital, lengua oficial, sistema legal, calendario, ejército, servicios públicos, etc.[5] Para este notable indigenista peruano, el incario no es sino el sumun, la creación cultural máxima del mundo antiguo peruano, hecha posible debido a que los incas recogen y asumen -lo mejor- de los florecimientos culturales y regionales que les antecedieron o les fueron contemporáneos.

También BASADRE, en su obra Historia del Derecho Peruano, señala que el Tahuantinsuyo estuvo a la altura de los grandes Estados imperiales del mundo histórico-asiático, aunque no fue en modo alguno tan sangriento o despótico como aquéllos y no vivió despreocupado del pueblo y su bienestar.[6]

Trabajos como los de MARIA ROSTOROWSKI [7] (1983:105), seguían asignándole al Tahuantinsuyo la consideración de Imperio; y aún cuando esta investigadora pareció revisar luego dicha acepción por razones de relativismo cultural; no niega sin embargo, la calidad de Estado, alcanzada por la sociedad inca.[8]

Cabe agregar lo expresado por FLORES GALINDO, quien respecto a lo andino en general, se pregunta: ¿Qué es lo andino?, y se responde: “Antes que nada, una antigua cultura, que debería ser pensada en términos similares a los que se utilizan con los griegos, los egipcios o los chinos, pero para ello hace falta que este concepto por crear se desprenda de toda mitificación” (9).

II. EL ESTADO: ¿FRUTO EXCLUSIVO DE OCCIDENTE?

En el fondo del debate sobre lo que fue el Tahuantinsuyo, subyace la vieja disputa, entre los que pretenden que la civilización y el orden fueron fruto exclusivo de Occidente y aquellos que defienden la elemental igualdad del ser humano (a través de las diversas razas y culturas humanas), como múltiple constructor de sociedades y civilizaciones, cada cual dotada de similar soberanía y derecho a subsistir

La antigua polémica entre la civilización y la barbarie, parece renacer, cada vez que se toca el tema del carácter que tuvieron las formaciones político-sociales más complejas que crearon los pueblos no occidentales. Esto se nota con particular intensidad, en lo que respecta a las grandes culturas pre-colombinas americanas. Respecto a ellas, incluso un cierto marxismo mecanicista y estereotipado se creyó con derecho a emitir caracterizaciones pretendidamente científicas, a partir de una visión lineal y dogmática- evolucionista de la historia; producto de lo cual, la sociedad inca, resultaba siendo calificada como bárbara ó esclavista, e incluso como socialista o comunista. Frente a ello, es necesario, superar los estrechos márgenes de los esquemas unidireccionales del desarrollo histórico y entender las diferencias y singularidades de cada pueblo y formación social; pero sobre la base de ciertos universales de la conducta humana. El relativismo cultural y el humanismo, nos enseñan a respetar y buscar entender las diferencias y particularidades culturales, étnicas e históricas de cada grupo humano; pero en función a una concepción final igualitaria de todos los hombres. Los límites del relativismo son claros: no negar ni soslayar las evidentes constantes que se dan en todas las culturas y pueblos, y que indican que hay ciertas preocupaciones, respuestas e instituciones -comunes- al hombre de todas las latitudes y todas las épocas; lo que algunos estudiosos entienden como “los universales” de lo humano. Esto ha sido recalcado por historiadores y antropólogos.[10]

Desde dicha perspectiva, nosotros, en el presente trabajo, asumimos las opiniones que otorgan la categoría de ESTADO IMPERIAL, a la gran sociedad política andina conocida como TAHUANTINSUYO. Precisaremos a continuación esto.

III. HACIA UNA APROXIMACIÓN JURÍDICA
DE LO QUE FUE EL TAHUANTINSUYO

3.1 Noción de Estado.

Al hablar de Estado, los tratados de historia comúnmente no detallan lo que quieren decir con ello. Generalmente se alude a la aparición de sociedades urbanas ampliamente estratificadas, con alguna forma de poder institucionalizado diferente a la democracia militar o de los ancianos, propias de las tribus o comunidades aldeanas; tal criterio difiere al que manejan usualmente los juristas. En general, existen diferentes conceptualizaciones de lo que es un Estado, Loaiza Gallón (11) nos ofrece por ejemplo, un interesante resumen, así:

Robert Maclver :
¨El Estado constituye el órgano fundamental de la sociedad. Es la asociación más poderosa y de mayor permanencia¨.
Vierkandt :
¨El Estado no existe mas que en aquellas sociedades que poseen instituciones capacitadas para ejercer la fuerza física o para amenazar como ejercerla ¨.
Meyer Fortes y E.E. Evans- Pritchard :
¨El Estado consiste en un tipo de sistema político con autoridad centralizada, aparato administrativo e instituciones judiciales; aparece en un contexto social caracterizado por una estratificación y diferenciación basadas en la riqueza y el privilegio,…¨
Richard Thurnwald :
¨El Estado como una comunidad política, formada por la combinación y estratificación de personas de diferentes orígenes étnicos¨.
Hans Kelsen :
¨El Estado es sinónimo de derecho (…) unificador por excelencia de los diversos aconteceres sociales, el elemento que permite interpretarlos a todos en el mismo sentido¨.
Hegel :
El Estado es una agrupación de personas con capacidad de unirse en defensa de la integridad de su propiedad (…) no debe considerarse como el garante de la sociedad civil, sino como un fin en sí mismo, no es un simple guardián de la libertad y la propiedad privada(…) sino que asumiendo su rol de miembro de la realidad política puede el individuo tener realidad objetiva y una vida ética.
Friedrich Engels :
¨El Estado es el producto de sociedades económicamente evolucionadas, en las que la propiedad y los privilegios están distribuidos en forma desigual¨(12).

En tal sentido, es necesario tener en cuenta, que si bien el Estado moderno, recién se fue decantando y perfilando hasta llegar a la forma que actualmente le conocemos, a partir del siglo XVI(13);  antes de ello, ya en las primeras sociedades políticas complejas: reinos o imperios antiguos, desarrollados por el ser humano, se percibe la presencia de algunos elementos esenciales que caracterizan la organización del poder (del mando político), tal como lo que hoy denominamos ESTADO. Y la presencia de aquellos elementos característicos, nos permite diferenciar tales colectividades,  de la banda, la horda o la tribu.

Por eso, primeramente es justo precisar que para los fines del presente artículo, utilizamos una noción jurídica general del Estado, concibiéndolo como una forma de sociedad que reúne básicamente tres elementos: territorio, población y poder institucionalizado y soberano, todos ellos vinculados mediante un orden normativo coactivo institucionalizado o jurídico. Ello significa la existencia de un orden político centralizado, que tiene en sí mismo la fuente de su mando autónomo, y que establece las relaciones entre los que detentan el poder y los gobernados; y sobretodo que determina una fuente de identidad y autonomía frente a otras colectividades vecinas. El Estado, aparece históricamente pues, como una sociedad política compleja, dotada de una élite gobernante que ejerce el poder, de centros ó núcleos urbanos, de una burocracia especializada y de un sistema administrativo y normativo de control político-social, eficaz, sobre un pueblo y un territorio, que le da unidad al sistema y que lo defiende frente a agresores externos.

Obviamente, que la aproximación conceptual de Estado que aquí planteamos, es una noción general, que parte de recordar las características comunes a todas las sociedades políticas o estados, desde la antigüedad hasta nuestros días y que recoge los aportes de lo que MIRO QUESADA llama las concepciones sociológicas del Estado, trazadas por pensadores como: Weber y Marx, para quienes el Estado es una estructura de dominación, o una conjunción de pueblo, territorio y poder como señalaron Jellineck y Heller[14]; sin dejar de lado la percepción de Kelsen en lo que concierne a la importancia de la existencia de un orden normativo coactivo como sustento de dicha estructura; y sin pasar por alto la visión de la Ciencia Política, para la cual el Estado: es el poder político jurídicamente institucionalizado[15]; entendiendo por lo jurídico, una acepción genérica, que alude a un conjunto de normas eficaces para el control social y la convivencia, es decir que se cumplen, al estar respaldadas por la coacción institucionalizada, establecida por los gobernantes que ejercen el poder.

3.2 Orígenes del Tahuantinsuyo.

En cuanto a su origen histórico, el fenómeno llamado TAHUANTINSUYO, es fruto de una encrucijada de variables sociales, económicas, políticas y culturales; que permitieron, que entre los siglos XIV y XV, uno de los grupos quechuas del sur-andino, desarrollara un proceso victorioso de expansión política y cultural, hasta llegar a convertirse en uno de los Imperios más originales de la historia del hombre.

La cronología del surgimiento y desarrollo inca no está aún suficientemente dilucidada. Los cronistas ofrecen versiones contradictorias, acerca del tiempo que venía durando el Tahuantinsuyo, desde sus inicios hasta la llegada de los españoles. Empero, las opiniones más comunes en nuestros días, coinciden en dos cosas:

A) El Estado Imperial Inca se forma recién entre los siglos XV al XVI; esto quiere decir, con arreglo a la cronología propuesta por J.H. Rowe, que la dominación inca tenía no más de cien años a la llegada de Pizarro[16].

B) Que siendo relativamente joven y reciente; el Estado Inca había heredado una experiencia cultural y política de muchos siglos; pues antes que los Incas, ya se habían dado en el área andina, sociedades estratificadas, e incluso grandes Estados como aquellos que señala John Murra: Wari, Tiawanaku, Chimu[17] y otros. Esto coincide con lo sugerido por Luis E. Valcárcel: El Tahuantinsuyo no es sino la máxima creación del mundo antiguo peruano que mantenía una unidad cultural hasta la irrupción del dominio hispano[18]. El Estado universalista inca, nació y se consolidó, aprovechando las creaciones e instituciones de las sociedades andinas que le precedieron.

Los datos más remotos del poder inca se pierden en un pasado legendario. Al igual que otros pueblos conquistadores de la historia, como los romanos y los aztecas, entre los incas se advierte también la existencia de un mito de peregrinaje inicial, de la búsqueda de una tierra prometida. Eso se aprecia, en los relatos orales sobre el origen de los Incas, recogidos por los cronistas, conocidos popularmente como: las leyendas de Manco Capac y de los Hermanos Ayar, que hablan de una migración inicial quechua-inca, desde la zona del Lago Titiqaqa al valle del Cusco. Al respecto, los estudios históricos y arqueológicos confirman: que los incas fueron un pueblo invasor en el valle del Cusco, que se estableció en esa región aproximadamente en el siglo XII(19], bajo el comando de caudillos militares o sinchis, que con el tiempo serían personajes míticos. Este grupo étnico configuraría luego lo que hoy en día apreciamos como una confederación regional[20] hegemonizada por los incas y posteriormente: alrededor de los inicios del siglo XV iniciaría un proceso ininterrumpido de expansión, fuera de sus dominios locales, utilizando para ello no solamente la guerra o conquista militar, sino alianzas y compromisos mutuos entre el Inca y los señores étnicos circundantes. Esto conduciría a otra etapa en el desarrollo político – jurídico de esta sociedad, en el cual, la sociedad inca pasa de confederación curacal a Estado[21]. Ello, como ya se dijo, se consolida bajo el gobierno del gran caudillo quechua: PACHAQUTIQ.

3.3 El Estado Inca.

Bajo el mando del inca Pachaqutiq, la sociedad inca, adquiere definidamente el perfil de Estado, delineado en un acápite precedente, pues bajo su égida el TAHUANTINSUYO, llega a reunir en sí, claramente, las características señaladas, para ser considerado como ESTADO: un territorio centralizado, una población oriunda (inca-quechua) que lo sustenta y se identifica con él, un poder institucionalizado y autónomo ejercido por la élite encabezada por el SAPAN INCA, que ejercía el control social mediante un sistema administrativo y represivo eficaz.

Con relación a este asunto, recientemente, ROSTOROWSKI[22], subraya que la unidad territorial del Tahuantinsuyo lograda por el gran caudillo quechua PACHAQUTIQ, se explica por tres medidas de su gobierno: la implementación de un desarrollado sistema vial, la imposición del quechua de Chinchaysuyu o Runasimi como lengua oficial y el establecimiento de una compleja organización administrativa que ejecutaba las órdenes dictadas por el poder central. “Estas tres disposiciones permitieron alcanzar la unidad geográfica, lingüística y estatal” [23], enfatiza la gran historiadora peruana. En ello, coincidió también PEASE [24], quien señala: “Con Pachacuti y con la definitiva constitución del estado cusqueño, aparece una élite expansiva, que asume la organización -fundamentalmente la administración- del creciente ámbito dominado por el Cusco.”

Luego de Pachaqutiq, y aún en vida de éste, otro gran caudillo, hijo suyo, asumiría la conducción de la expansión inca y llevaría al imperio hacia los extremos del norte y del sur del Tahuantinsuyo; nos referimos a TUPAC INCA YUPANQUI, “gran guerrero, al que describen con alabanza todas las crónicas” como acota VERGARA(25), quien al mismo tiempo que sus campañas militares impuso una rígida estructura de gobierno y administración para lograr el mejor control de los pueblos sometidos al Cusco(26). A éste le sucedería el inca HUAYNA CAPAC, quien recorriendo y pacificando regiones de pueblos rebeldes como los Chachapoyas, Cañaris, o los pueblos ubicados en el valle del Mapocho en el actual Chile, se preocupó de consolidar la dominación inca sobre el Tahuantinsuyo.

Por ende, a partir de investigaciones históricas recientes, en consonancia con los autores clásicos del tema, se está en condiciones de señalar que el Estado inca, entendido según la definición delineada líneas atrás, se perfila a partir del siglo XV como una macro formación política dominante, sobre otras sojuzgadas, dotada de un fundamento teocrático justificatorio del poder, sobre un territorio y población, en creciente expansión. La aparición de este tipo de Estado inca, necesariamente debió coincidir, con el desarrollo de un orden normativo institucionalizado, al que podemos asumir como sistema de control político-social, equivalente a lo que se entiende como un orden jurídico o derecho no escrito, que se impone sobre los demás y concuerda, con la divinización del Inca, como fundamento de la legitimidad del poder y con el encumbramiento en el mando, de las panacas o clanes familiares hegemónicos del Tahuantinsuyo. Ello fue acompañado de toda una readecuación de las estructuras políticas y económicas andinas, partiendo de la redefinición del papel de los curacas con relación al Estado inca; de los ayllus o comunidades, cuyo papel e injerencia en tal Estado no han sido todavía suficientemente ponderados por los estudios históricos y con la reorientación de los sistemas de reciprocidad e intercambio de productos en los andes, de los cuales se hacen señores y supremos vigilantes, los Incas.

3.4 El Imperio.

Sea por la fuerza (la guerra), por las alianzas inducidas por la presión militar, o por la ascendencia divina del soberano gobernante, los incas llegan a configurar una forma histórica de Estado, que se conoce como IMPERIO. Esto significa: una macro formación político-social, surgida en torno a un centro hegemónico de poder centralizado, que ejercía la D0MINACIÓN, o mando político, sobre otros estados y sociedades subordinadas al estado hegemónico. Esta capacidad de gobernar o mandar sobre otras colectividades y etnias, imponiéndoles una relación de dominio, es lo que se conoce como imperium.

¿Cuáles fueron los móviles del proceso de crecimiento, de esencia imperialista, desarrollado por los Incas? Si bien, PEASE con mucha modestia apuntó que es difícil explicar o hallar las razones de la expansión inca[27]; este mismo autor, en concordancia con diversos estudios históricos del último cuarto del siglo XX, resaltó dos elementos importantes que los incas buscaban a través de su permanente expansión: el control de mano de obra (energía humana) y bienes de consumo para ser acumulados y redistribuidos a la población. [28] Tal capacidad, significaba ser dueño del poder en los términos andinos. VERGARA(29), concuerda últimamente con PEASE en que: “Razones de índole económica se unían a las estratégicas en esta incesante ampliación de la frontera incaica que llevaba en sí misma la necesidad de obtener nuevos recursos y que impulsó el dinamismo constante de la política cusqueña, desde los gloriosos y míticos tiempos de su victoria sobre los chancas…(…) y permite entender la obligación de los grupos étnicos incorporados de entregar mano de obra en forma periódica y por plazos limitados(mita), lo que posibilitaba al Tahuantinsuyo generar un nuevo excedente redistribuible.”

En tal sentido, coincidimos con las tendencias históricas, que sugieren que los Incas buscaban expandirse y dominar cada vez más poblaciones, con la finalidad de aprovechar sus recursos humanos y naturales, para acrecentar su prestigio y poder [30]. El poder o la búsqueda del poder, es como anotara LOWENSTEIN uno de los incentivos fundamentales que dominan la vida del hombre en la sociedad[31], por ello: “cada vez con más unanimidad se considera el poder como la infraestructura dinámica de las instituciones sociopolíticas”[32]. Y entre los Incas, como en cualquier otra élite, se puede afirmar, que había una intención de acumular poder político y económico, autoridad y riqueza, entendidas éstas, en los términos culturales andinos: se perseguía obtener una mayor cantidad de bienes de consumo, de productos para ser almacenados y redistribuidos; no olvidemos, que la redistribución de bienes, propiciando su intercambio entre la población, en una sociedad donde no existía la moneda, era la base del estado y de la economía en los andes pre-colombinos. Por eso, se consideraba rico y poderoso a un señor: cuanto mayor número de depósitos repletos poseía[33] o según la cantidad de poblaciones que le brindaban su mano de obra, su fuerza de trabajo transformada en tributo.

Creemos, además, que con el tiempo se configuró otro factor impulsor del expansionismo inca. Tal fue un factor ideológico, que se concretó en una mentalidad pan-incaista: la elite se asumió a si misma como predestinada a mandar, a gobernar, a todos los pueblos conocidos sin excepción. Una mentalidad así, simplemente es una consecuencia natural de una serie de circunstancias históricas que le hacen suponer a una élite que es invencible. Una mentalidad así, no tarda en aparecer en todos los pueblos que resultan dominadores o sojuzgadores de otros.

En cuanto a las fuentes materiales del PODER INCA, en los hechos, éstas fueron: la violencia, la coerción diplomática ejercida por esa violencia o por la imagen divinizada del Inca y las alianzas asimétricas entre el Cusco y los señoríos que pacíficamente se reducían. Todas las expediciones militares incas empleaban estos medios para cumplir sus fines de dominación. Las crónicas, proporcionan abundantes descripciones de lo que fueron las campañas imperiales incas, pero es urgente interpretar dichas fuentes con cautela, discerniendo lo que pudo ser realidad, de las interpretaciones sesgadas por la cultura propia de los cronistas. Es un hecho, que la violencia, la guerra, fue el medio básico principal del predominio de las diversas sociedades imperialistas de la historia, y los incas no pueden ser la excepción; pero, coincidimos con quienes piensan que esa violencia, esa fuerza, pudo tener entre los incas otros referentes culturales, rituales, explicativos, míticos. En suma, la violencia inca pudo asumir otros estilos y límites, diferentes a los de Occidente [34]; pero hace falta mayores investigaciones al respecto.

COLOFON

De acuerdo con la concepción que compartimos, el Tahuantinsuyo llegó a ser pues, en líneas generales, una sociedad imperialista, un IMPERIO pre-colombino; entendido como una formación político-social, multinacional y pluriétnica; compuesta por un centro hegemónico de poder que tenía potestades de mando (imperium) sobre regiones, señoríos y pueblos periféricos, integrados o conquistados. Los signos de la relación imperial son indudablemente el tributo y las mitas que las poblaciones incorporadas o sometidas debían aportar periódicamente al Tahuantinsuyo; igualmente la supeditación política, jurídica y administrativa de los estados y entidades curacales a la autoridad del Inca y su burocracia; la compleja organización social y laboral que imponían los señores del Cusco a los pueblos incorporados a su estado; la presencia no solo de guarniciones militares sino de colonias y centros urbanos de distinto tamaño, como Vilcashuamán en Ayacucho, Huanuco pampa en Huanuco, Tambo Colorado en Ica, Ingahuasi en Cañete, Paramonga en la costa central hoy peruana, Pachacámac en Lima, Cajamarca y Chachapoyas en el actual extremo norte del Perú, Pucará en Puno, Quito, Tumipampa e Ingapirca en el actual Ecuador, Copacabana en la zona del Lago Titiqaqa, Coquimbo y Aconcagua en el actual Chile, Pucará de Tilcara en la actual Argentina, etc; creados por los incas para fines de gobierno y administración de las regiones dominadas; así como la sujeción directa de una parte de las tierras de los pueblos controlados, al INCA y al culto religioso oficial. Es cierto, que esta formación estatal imperial no era monolítica, como lo hace notar PEASE[35], pero respecto a ello, cabe advertir dos cosas: la primera: que casi ninguna sociedad imperial lo fue en la historia; y la segunda: que el desarrollo, de este riquísimo super-estado, que llenó de oro y plata las arcas de los conquistadores y monarcas españoles(36), fue truncado por una invasión externa, pues de no ser así, hubiera alcanzado niveles mayores de consolidación, que los que hoy le reconocemos y admiramos; por eso dicha constatación, no puede mellar en nada, el hecho de que los quechuas-incas, configuraron un gran estado universalista, orientado a incorporar y a organizar en su seno a todos los pueblos entonces conocidos, por ellos.

No se puede ignorar, por otra parte, que la sociedad inca, tenía notables singularidades culturales e ideológicas. Señalemos, por ejemplo, al modo económico-productivo que regía aquél entonces, que estaba sustentado en el sistema de reciprocidad-redistribución vigente entre el Estado y los ayllus; lo cual ha llevado a investigadores como ESPINOZA SORIANO, a proponer que el Tahuantinsuyo fue un Imperio basado principalmente en un modo de producción comunal tributario[37], planteamiento a nuestro juicio sumamente sugerente, que busca explicar las notorias particularidades de la sociedad inca sin negar las tendencias culturales universales y comunes al hombre; recordemos igualmente la inexistencia de la propiedad privada; subrayemos la llamada generosidad institucionalizada o más bien podríamos decir culturalmente obligada, del Inca y los señores andinos[38]; que tenía que ver con la acumulación de los bienes en los grandes depósitos a ser redistribuidos en la población; la cosmovisión panteísta y armónica de la vida y el universo, etc. Pero, ninguna, de estas características particulares del incario y en general de la cultura andina, nos pueden impedir ver la definida esencia imperial del Tahuantinsuyo. Todo meritorio relativismo concluye allí donde comienzan los intereses de encontrar la sustancial homogeneidad humana; y hay suficientes datos en la Historia Universal, que nos indican, que los fenómenos imperialistas son comunes a todas las razas, sociedades y culturas, en determinados momentos de su vida particular[39], y no son, en modo alguno, patrimonio exclusivo de una sola cultura específica.

NOTAS

________________________________________
[1] ESPINOZA SORIANO, Waldemar: LOS MODOS DE PRODUCCION EN EL IMPERIO DE LOS INCAS (Antología), Ed. MANTARO, Lima, 1978.

[2] TOYNBEE, ARNOLD: ESTUDIO DE LA HISTORIA, Compendio, Alianza Editorial, tomos I-IV, Madrid, 1971, pp. 65-68.

[3] TONYBEE, Arnold, op.cit. 1971: p.p. 65.

[4] BELAÚNDE, Víctor A. PERUANIDAD (Selección), INSTITUTO RIVA AGÜERO-PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU, Lima, 1968, pp. 20-21.

[5] VALCÁRCEL, Luis E.. HISTORIA DEL PERU ANTIGUO, Ed. Mejía Baca, Lima, 1985, Tomo I, p.p. 38.

[6] BASADRE, Jorge: HISTORIA DEL DERECHO PERUANO, Edigraf, Lima, 1984, p.205-206

[7] ROSTOROWSKI. María: ESTRUCTURAS ANDINAS DEL PODER: IDEOLOGIA, RELIGION y POLITICA, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1983, pp. 105.

[8] ROSTOROWSKI, María: HISTORIA DEL TAHUANTINSUYO, Instituto de Estudios Peruanos- IEP, Lima, 1988, p.17-21.

(9) FLORES GALINDO, Alberto: BUSCANDO UN INCA-Identidad y Utopía en los Andes; Ed. HORIZONTE, Lima, 1988, pp. 12- Introducción.

[10] FREEMAN E.A. citado por TOYNBEE, Arnold: op.cit. p.68-76. En esta parte Toynbee cita a antropólogos como el mencionado, quien dice: “Existen pocas dudas de que muchas de las invenciones más esenciales de la vida civilizada se han inventado una vez y otra en tiempos y lugares distantes, cuando diferentes naciones han alcanzado aquellos puntos particulares de avance social en que se necesitaron primeramente aquellas invenciones”

(11)LOAIZA GALLON, Hernando: Introducción a la Administración Pública. Bogotá 1993, p. 20 – 27

(12)LOAIZA GALLON, Hernando: ibid.

(13) GARCIA TOMA, Víctor: Teoría del Estado y Derecho Constitucional, Editorial PALESTRA,Lima, 2008, pp. 43 a 52; refiere la distinción entre: sociedades políticas iniciales(como el imperio egipcio, la polis griega y el imperio romano) y los Estados modernos que aparecen después del Renacimiento(siglo XVI) y citando a MARIO DE LA CUEVA señala: “Como bien afirma Mario de la Cueva el término Estado fue ajeno a la antiguedad,época en las que se usaron las denominaciones de polis, civitas res publica e imperium”. De acuerdo con ello, el Tahuantinsuyo sería una “sociedad política inicial”, pero comparable a los imperium egipcio o romano. Cabe hacer notar, sin embargo, que este mismo autor al abordar el tema de la definición del Estado indica: “debe señalarse que la existencia del Estado está condicionada a la interconexión de un grupo humano asentado sobre un territorio determinado en donde opera con suficiencia un poder político”(op.cit. pp.52); características todas, que son plenamente identificables en todos los estados antiguos, desde las primeras civilizaciones de Sumeria al Tahuantinsuyo.

[14] MIRO QUESADA RADA, Francisco: CIENCIA POLITICA, Lima, 1985, pp. 102-103.

[15] MIRO QUESADA RADA, Francisco: ibid.

[16] CANTU Francesca, citando a ROWE J. y KIRCHOFF P. en PROLOGO A LA CRONICA DEL PERU de Pedro Cieza de León, II PARTE, Fondo Editorial PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU, Lima, 1985, pp. LXVII.

[17] CANTU Francesca, citando a MURRA, ibid, pp. LXVIII.

[18] VALCARCEL, Luis E.: op. cit. pp. 93 y 100

[19] ROSTOROWSKI, María: ROSTOROWSKI, María: INCAS- Enciclopedia Historia del Perú – Tomo II, Empresa editora El Comercio, Lima, febrero 2005, pp. 31.

(20) PEASE, Franklin: CONCEPTO DE DERECHO ENTRE LOS INCAS, tesis de bachiller, PUCP, 1965, pp.9.

[21] PEASE, Franklin: op.cit. pp. 12-14.

[22] ROSTOROWSKI, María: op. cit. 2005, pp. 58.

[23] ROSTOROWSKI, María: 2005 ibid.

[24] PEASE, Franklin: LOS INCAS, en HISTORIA DEL PERU – PERU ANTIGUO, tomo II, Edit. Juan Mejía Baca, Lima, 1982, pp.247.

(25) VERGARA, TERESA: EL TAHUANTINSUYO: El mundo de los Incas. Lexus editores, España, Barcelona, 2007, pp. 249.

(26) VERGARA, TERESA: EL TAHUANTINSUYO: El mundo de los Incas. Lexus editores, España, Barcelona, 2007, idem.

[27] PEASE, Franklin: LOS INCAS, ibid, 1982, pp. 272.

[28] PEASE, Franklin, ibid, pp.268-269 y 283: “En las diferentes escalas del sistema, el poder, fuera el local (curaca) o el estatal del Inka, obtendría en este sistema una contribución en energía que hacía posible acumular un conjunto de recursos de alto valor para una redistribución andina (maíz, mullu, coca, ropa, etc.)…Los señores étnicos, y el Inka requerían de ellos para la distribución ritual, ya que la generosidad institucionalizada del poder era, también los Andes, una fórmula de control de la población. Al desarrollarse el Tawantinsuyo y crecer las unidades étnicas (los territorios) a él sometidos, debieron ampliarse también estas relaciones redistributivas…El Tawantinsuyo fue el último de una larga serie de núcleos de poder andinos, que lograron una amplia base de dominio: Wari, Tiawanaku, Chimor, para no hacer listas más largas. El estado incaico utilizó las infraestructuras que los otros dejaron a su mano, incrementó también los recursos producidos por las unidades que incorporaba a su dominio andino. Hizo de todo ello un gigantesco sistema redistributivo… El poder del estado aparece como asentado en su capacidad redistribuidora, que le permitía manejar crecientes cantidades de mano de obra, progresivamente especializada…”

(29) VERGARA, TERESA: EL TAHUANTINSUYO: El mundo de los Incas. Lexus editores, España, Barcelona, 2007, pp. 251 y 252.

[30] CANTU, Francesca, op.cit, pp. XLII.

[31] LOEWENSTEIN, Karl: Teoría de la Constitución, Editorial ARIEL, Barcelona, 1976, pp.23-24.

[32] LOEWENSTEIN, Karl: idem.

[33] ROSTOROWSKI, María: UNA HIPOTESIS SOBRE EL SURGIMIENTO DEL ESTADO INCA, III Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina, I, 1978, pp. 97-98.

[34] VELAOCHAGA, Carlos: ha sugerido que los incas eran un pueblo de naturaleza esencialmente pacífica, cuyo dominio era de carácter religioso, semejante al del Dalai Lama en el Tibet. Ver, por ejemplo: EMPERADOR INCA, en el diario EXPRESO, editorial, 9 de septiembre de 1992.

[35] PEASE, Franklin: LOS INCAS, op.cit., pp. 270-271

(36) Sobre los Tesoros de los Incas, referiremos lo señalado por Eduardo Dargent:

“Estos cálculos hechos por Moreyra permiten conocer el total en kilogramos de cada uno de los metales del reparto de Cajamarca:

Oro Puro 1’326,539 pesos x 4.3125 grs.= 5,720 kgs y 699 grs.
Plata Pura 51,610 marcos x 213.94 grs.= 11,041 kgs y 443 grs.

El reparto del Cusco, aunque menos publicitado que el de Cajamarca, fue mayor que éste, si bien en oro equivalió sólo a poco menos que la mitad de lo conseguido en el primero. Las actas del reparto encontradas por Rafael Loredo dan un total de 588,266 pesos de buen oro y 228,310 marcos de plata. De estos últimos 164,588 eran de plata buena. Manuel Moreyra en base a los datos anotados arriba fue el primero en valorizar el reparto de El Cuzco. Considerando el peso de oro a 450 maravedís y el marco de plata en 2,210 maravedís y tomando solo 215,000 marcos como de buena ley según indicaciones de Sancho de la Hoz, llega a la conclusión, que el mismo llama aproximada, que el rescate de Atahualpa fue de 710 millones de maravedís mientras que el reparto de El Cusco llegó a los 736 millones. Como referencia de lo que significaron los montos de ambos repartos arriba anotados es conveniente compararlos con la cantidad de oro que Cortez logro recoger después de la toma de Tenochtitlan y que según indica Demetrio Ramos “fue más de 130,000 Castellanos, o lo que es igual, algo más de 58 millones de maravedís.”
Fuente: ORO y PLATA EN EL PERU DE LA CONQUISTA. http://www.tesorillo.com/articulos/libro/14.htm. Copyrigth 2006-2009-Eduardo Dargent.

[37] Sobre esto, en : ARROYO, Carlos (Entrevistador): ENCUENTROS- HISTORIA y MOVIMIENTOS SOCIALES, Editorial Memoria Angosta, Lima, 1989, pp. 54-55.

[38] MURRA, John: EN TORNO A LA ESTRUCTURA POLITICA DE LOS INCAS, en la Antología: LOS MODOS DE PRODUCCION EN EL IMPERIO DE LOS INCAS (Antología por Waldemar Espinoza Soriano), Ed. MANTARO, Lima, 1978, pp. 222-223.

[39] TOYNBEE, Arnold: ESTUDIO DE LA HISTORIA, Compendio, Alianza Editorial, tomos V-VII, Madrid, 1971, pp. 293-294.

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21 thoughts on “EL TAHUANTINSUYO: UNA APROXIMACION JURIDICA

  1. UNA INVESTIGACIÓN CON FUENTES CONFIABLES Y CITAS PERTINENTES QUE PERMITEN UNA ADECUADA INTERPRETACIÓN. mUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR

  2. yo creo no deberiamos buscar informacion sobre los incas solo cuando nos piden en una tarea, sino tendria que ser por nuestra propia motivacion ya que son parte muy importante de nuestro pasado. Les agradesco por su tiempo y dedicacion a este trabajo, y darnos a conocer de una u otra forma más sobre nuestra cultura.
    sheila ojeda rivera.

  3. Muchas gracias por sus documentos colgados, le comunico que yo estoy difundiendo y sobre todo la pag en donde lo pueden encontrar mi colegas de historia y geografia, me gustaria que se escriba sobre los aportes de este imperio a la cultura actual.
    Gracias Rosa montiel

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