EL NORTE, UN ESPACIO EN CONSTRUCCIÓN

Pedro Alva Mariñas

Es un hecho generalmente aceptado que las palabras o conceptos que se usan masivamente coinciden o expresan realidades concretas; pero a veces no sucede así. Uno de esos términos es justamente “El Norte” que alude a una región geográfica que se ubica al norte de Lima y que es distinta al centro, al sur y al oriente del país. En este espacio, difícil de precisar, aparece entonces un baile representativo como la marinera norteña, un hombre o mujer norteños y hasta una gastronomía norteña.

Los nacidos o residentes en Lima, acostumbran a dividir a los peruanos en capitalinos y provincianos, seguramente los primeros con muchas virtudes y los segundos con más defectos y, por ellos, susceptibles de comprensión. Esta división, excesivamente generalizante, ha sido asumida por algunos sectores de provincianos asentados en Lima, a los que les gusta autodefinirse como “provincianos” ya sea para enfatizar las necesidades de apoyo de la capital o para justificar sus características particulares.

Tenemos la impresión que esta autodefinición de provinciano no cala mucho en los visitantes de la capital, que prefieren presentarse, no tanto como provincianos, sino más bien como gente que vive en algunas de las grandes regiones del país. Así escuchamos decir: “soy del sur”, o “soy del centro”, o “soy del norte”. Estas autodefiniciones gruesas permiten entonces una rápida valoración de la persona y entraña una especie de alerta al otro. Pero estas definiciones gruesas esconden otro problema: evitar una identificación más precisa que llevaría a sacar el nombre del distrito o del caserío en el cual uno vive o del cual procede y que podría desatar las odiosas discriminaciones de origen.

¿Qué es el norte entonces?. Aunque no es fácil una respuesta, consideramos que una manera de responderala es definiendo su ámbito geográfico y para ello utilizaremos el aporte de algunos estudiosos y lo que piensan algunos actores sociales. Entre los estudiosos nos encontramos que no existe unanimidad, por ejemplo Lecuanda (1793) consideraba que el Norte está integrado por Tumbes y Piura; mucho tiempo después, Víctor Andrés Belaúde (1931) consideraba que el norte lo integraban Lambayeque, Cajamarca, La Libertad y Amazonas; tiempo después Delavaud (1968) sugería que el Norte debiera estar conformado por Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Amazonas, San Martín y Ancash. En los últimos años Cipca – Piura ha confirmado la propuesta de Delavaud, con la excepción de Ancash (CIPCA, 2002)

Recogiendo los planteamientos de actores sociales, nos encontramos con la propuesta de los empresarios de La Libertad que consideran al norte integrado por 8 regiones, desde Ancash hasta Tumbes. En tiempos más recientes la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCLCP), al convocar a reuniones de la macroregión norte convoca a representantes de La Libertad, Cajamarca, Lambayeque, Tumbes y Ancash, excluyendo a Amazonas y San Martín. Por su parte la Conferencia Nacional de Desarrollo Social (CONADES) en su reunión macronorte, convoca a representantes de la sociedad civil de ocho regiones, sumando a los departamentos de Ancash, Amazonas y San Martín.

Si bien lo anterior nos hace ver que “El Norte” es un concepto integrador sobre el cual notamos hasta entusiasmos de sus actores en el sentido de que quieren pertenecer al norte o que se consideran del norte; sin embargo existen también actitudes que parecieran decir “juntos pero no revueltos”. Estas dos actitudes nos estarían confirmando que si bien existen muchos elementos para pensar que existe en el horizonte un espacio norte y un poblador norteño, no podemos negar que tenemos otros elementos que marcan las diferencias entre departamentos y hasta entre provincias. Estas diferencias ya tuvieron la oportunidad de expresarse en referendo del 2005 en que los departamentos dijeron no a procesos de integración administrativa y política propuestos desde el mundo de la política y, con seguridad, volverían a expresarse en el mismo sentido en la nueva convocatoria proyectada para el 2009.

De este brevísimo repaso podemos concluir que “El Norte” es un proceso, un concepto, una identidad que se encuentra todavía en construcción por sus propios actores y que ese proceso debiera ser alentado, fortalecido; más no apresurado por cálculos de corto plazo.

* Publicado en el Semanario Expresión de Chiclayo. Noviembre 2008

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