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EL PAÑO MÁS GRANDE DEL MUNDO

Pedro Alva Mariñas*

Esta historia se encuadra dentro del enorme y loable esfuerzo que realiza el pueblo de Monsefú por revalorar sus tradiciones culturales, de raíces muchik, y convertirlas en actividades de fortalecimiento de la identidad local, de reconocimiento regional y nacional y de generación de ingresos para su población. Los personajes de esta historia son una familia dedicada a la artesanía textil por generaciones y la Municipalidad Distrital de Monsefú deseosa de añadir logros temporales a su gestión. El resultado de este encuentro fugaz fue la confección del “Paño más grande del Mundo” que consolidó la tradición artesanal de Monsefú en el contexto regional y nacional, pero igualmente confirmó que se trató de una coincidencia fugaz, no sostenible.

LA TRADICIÓN TEXTIL DE MONSEFÚ

Todo parece indicar que la tradición textil de Monsefú y Callanca le viene de tiempos bastante antiguos, fueron familias asentadas en Callanca y luego en Monsefú que se especializaron en la producción textil y sus productos fueron valorados como una contribución a los gobernantes prehispánicos y luego fueron exigidos como tributos a los encomenderos españoles (David Ayasta,2007). Un trabajo más reciente (Cristina Gutiérrez, 2016) destaca que la artesanía de Monsefú y otros pueblos descansa en el trabajo especializado de familias que conservan una tradición a pesar de estar cercados por la producción moderna. Se destaca también que la producción artesanal sirve para sellar alianzas, consolidar matrimonios, establecer vínculos duraderos con personas, dinamizar economías y generar ingresos.

Pero en “tiempos pasados” tenía una función más bien práctica: envolver el almuerzo para que se mantenga caliente, acomodarlo en la alforja y hacérselo llegar al esposo que estaba trabajando en la chacra. Ya en la chacra se lo usaba como mantel y también como servilleta. Esta pieza era acompañada por una faja para apretar la cintura, necesaria para trabajar en el campo y una alforja que lo pueda lucir con orgullo.

EL PAÑO DE MONSEFÚ.

El paño de Monsefú es una pieza del arte textil local que parece tiene vida propia, personalidad, una pieza no se parece a otra, se la confecciona para que tenga larga vida, se lo adorna para que sea bien visto y apreciado, lleva tiempo confeccionarla y muy pocas personas los pueden hacer, es también una pieza costosa.

Según Jackie Ayasta Caicedo, el paño es tejido en un telar de cintura, atado a un tronco o a un soporte sólido, se usa hilos de algodón, hilos perla y también en combinaciones (de calidades diversas), el paño tiene que llevar el pavo real característico. Sus dimensiones pueden variar, las calidades de los hilos pueden ser diferentes, en el tamaño también, en los motivos que la adornan y en los versos que llevan.

Si bien es cierto no existe un tamaño estándar, los paños pueden tener hasta 1.80 m. de largo por 0.80 m. de ancho y el tamaño más usado tiene aproximadamente 1.20 m. de largo por 0.45 m. de ancho.

Un paño no puede faltar en el rito del matrimonio “al estilo Monsefú” pues, en un momento especial de la celebración, con los invitados ya en casa, se escenifica la entrega de los paños al novio, a sus familiares directos, a los padrinos y se puede incluir a otras personas. Cada uno de ellos recibe un paño que lleva grabado un “refrán” o verso aleccionador, lleva también la fecha del matrimonio. En general es una expresión del aprecio de la familia de la novia a la familia del novio; pero también es un mensaje familiar que la novia es laboriosa, es trabajadora.

EL CAMINO A UN RÉCORD.

De a pocos, desde las conversaciones de la alcaldesa con las artesanas fue emergiendo la idea de hacer algo excepcional en el próximo FEXTICUM para que, se captara el interés se fue perfilando la idea de confeccionar “El paño más grande del mundo”. Consolidada la idea resultó muy fácil ubicar a la familia que reuniera las condiciones de calidad, de cumplimiento y capacidad para liderar un emprendimiento de esta magnitud. Esas virtudes la encontraron en la familia Cornejo Chavesta a la cabeza de la cual estaba doña Paula Cornejo Senmache que ya para entonces estaba en sus respetables 75 años de edad.

Se acordó entonces confeccionar un paño de veinte metros de largo por cuatro metros de ancho. Si consideramos que un paño normal se confecciona de 1.20 m. de largo por 0.45 m. De ancho, estamos hablando de multiplicar varias veces las dimensiones normales de un paño.

UNA FAMILIA DE ARTESANOS.

La tradición textil parece que les viene de familia pues, remontando los tiempos se recuerda a doña Toribia Lluén Cuyate que casó con Hilario Senmache, de cuya unión nacieron sus hijas Francisca y Rosario Senmache Lluén. Francisca Senmache Lluén casó con Rudecindo Cornejo Ayesta con el que tuvieron cinco hijos: José, Eugenio, Hilario, Paula y Marcelina. Ha sido Paula Cornejo Senmache la que más ha destacado en el arte textil, pero las otras hermanas no se quedaron atrás y han hecho florecer a destacadas artesanas.

Paula Cornejo Senmache casó con Agustín Chavesta Caicedo y tuvieron cuatro hijos: Manuela, María, Amelia y Agustín. Todos ellos con el arte en la sangre, pero es María la que más destaca en el arte del tejido y para seguir la tradición familiar, la nieta Rosa Angélica Mimbela Chavesta tiene habilidades en el tejido.

LA ELABORACIÓN DEL PAÑO

Paula Cornejo Senmache de Chavesta convirtió el compromiso adquirido en un “un asunto de familia” ya que su elaboración implicaba multiplicarlo todo varias veces, así:

  • Se tuvo que acondicionar un corralón de la familia para instalar el gigantesco taller artesanal.
  • Se mandaron confeccionar varios implementos de gran tamaño para la obra
  • Utilizaron 30 madejas de hilo tren de tres carros
  • 10 conos de 1 kg. Cada uno para la trama
  • 3 Kg. De hilo de seda para las labores.
  • 5 Kg. De hilo de seda color verde para las figuras.

A pesar del empeño puesto la obra fue sufriendo inevitables aplazamientos: no hubo espacio aparente para tender las madejas y ello obligó a acondicionar el corral de la familia, como consecuencia del duro trabajo doña Paula enfermó y tuvo que ser llevada a Chiclayo para su atención, en el corral el aire y los continuos vientos hacían muy difícil trabajar.

Por fin el paño quedó concluido y entregado para el Fexticum 2016, fue recogido del taller de la familia de artesanos y, en multitud, fue llevada a los ambientes de la Municipalidad, constituyendo todo un acontecimiento y el mayor atractivo del Fexticum.

Según una descripción del paño (Francisco Capuñay) en un extremo del inmenso paño se había “labrado” el escudo del distrito, las infaltables pavas y un verso que decía:

“No tengo hilos de oro,

tampoco de rubí.

Tengo hilos de cariño,

escogidos para ti”.

En el otro extremo se había perennizado el Arco de la Amistad y una pareja de danzantes que se los puede apreciar a la entrada de la ciudad de M0nsefú. Junto a las figuras se podía leer el verso:

“En la palma de mi mano,

te quisiera retratar

para tenerte presente

y no poderte olvidar”

El paño se convertiría en la pieza artesanal más fotografiada, comentada y admirada de ese Fexticum y de algunos más. Se relanzaba el Fexticum y se consolidaba a Monsefú como una tierra de artesanos por excelencia. También doña Paula Cornejo Senmache sumó un nuevo lauro a su dilatada actividad de tejedora tradicional de Monsefú. Ella moriría (2018) con el orgullo de haber contribuido a la bien ganada fama de su pueblo y prestigio de su familia.

EL PAÑO YA NO ESTÁ.

Se escucharon voces, se expresaron propuestas para colocar el paño más grande del mundo en una vitrina especial, en un lugar adecuado para su exhibición pero preservándolo del tiempo y del maltrato. Se habló incluso de construir un museo. Pero nada se concretó y después de protagonizar jornadas memorables como el “matrimonio de don paño con doña causa” el famoso tejido fue víctima de un largo peregrinaje por multitud de eventos, exhibiciones, ferias y cada vez regresaba con daños que, sumados, obligaron a pensar en una reconstrucción del tejido que tampoco se concretó.

Don Paño terminó arrumado al pie de las escaleras de un ambiente de la Municipalidad, avergonzado de las manchas que acumuló, del deshilachado de algunas de sus partes, de las mordidas de roedores … hasta que una administración municipal acordó deshacerse del paño y se buscó un ropavejero para que lo llevara a su destino final ….. lo buscamos afanosamente en estas semanas y don Paño ya no responde …

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS.

 AYASTA VALLEJO, DAVID MARTÍN

Alforjas: Herencia labrada de Monsefú. Lambayeque, agosto 2007. http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001079/Alforjas-Herencia-labrada-de-Monsefu

 GUTIÉRREZ LAMADRID, CRISTINA

Lambayeque, algodón nativo y artesanía textil. Universidad San Martín de Porres. Lima, 2016.

CAPUÑAY CAMPOS, FRANCISCO

Raíces Vivas de Monsefú. Empresa de Turismo y Publicidad Libertad.

Detalle del artículo publicado inicialmente en el Dominical de La Industria de Chiclayo. 10 de febrero de 2019.

*El autor es integrante del Instituto de Desarrollo Regional – INDER.

 

 

 

 

 

 

SANTA CRUZ, UN PUEBLO, UNA PROVINCIA CON TRADICIÓN RELIGIOSA

Pedro Alva Mariñas. Antropólogo

Dedicado a la dama cruceña Consuelo Maradiegue de Tello

“En las épocas de calamidad o peligro común, como sequías rigurosas, pestes, invasión de montoneras o amenazas de destrucción por incendio de la ciudad por el ejército chileno, y otras, la fe de los cruceños ha encontrado pronta y larga recompensa con la protección divina del Sagrado Costado de Jesús” (M. Ugaz. 1936)

Señor del costado 1988

No hay cruceño que no tenga conocimiento de por lo menos dos relatos tradicionales de su tierra, relatos que los escuchó de sus mayores y que, con alguna dificultad los transmite a sus hijos y nietos: el relato del surgimiento del pueblo de Santa Cruz como tal y el relato sobre la aparición de la imagen del Señor del Costado. Estos relatos se actualizan, cobran fuerza en por lo menos dos fechas claves para los cruceños: el aniversario de la creación de la Provincia – 21 de Abril  – y la Feria Patronal del Señor del Costado — 28 de Septiembre. Sea entonces la proximidad de esta última fecha ocasión para abordar estos dos relatos en base a documentos generados por distinguidos escritores, hijos de la tierra del Cotorrumi y que los contaron con toda la pasión de los que nacen allí.

LOS ORÍGENES DEL PUEBLO

Para identificar la fecha exacta e indiscutible de la verdadera “fundación” del pueblo de Santa Cruz habrá que tener en cuenta lo difícil que ha significado para los chiclayanos ponerle una fecha definitiva al inicio de su derrotero como villa, pueblo, ciudad y ciudad capital.

Sabemos que en los años tempranos de la Conquista (Visita de 1540. W. Espinoza) esta zona donde se asienta Santa Cruz pertenecía a una de las siete guarangas del Reino de Cuismango, y es posible su pertenencia mayoritaria a la guaranga de Bambamarca. Otra fuente nos informa que los pueblos de Cutervo, Chota y Santa Cruz fueron conformados, como reducciones, entre los años 1551 y 1578 (Carranza:5). Como vemos no aparece el documento que nos brinde el dato preciso, la fecha indiscutible de ese momento germinal.

Es a falta de este dato preciso de un hecho básico, como lo es la fundación, que los pueblos tienen el pleno derecho de ir formulando, tejiendo una explicación de su propia existencia, de su propio origen como pueblo y como familias y personas y  – en ausencia de un hecho incontrastable — su relato se mueve en las brumas de lo real y lo imaginario, de lo histórico y lo mítico.

SANTA CRUZ DE SUCCHABAMBA

No sólo el lugar primigenio en el que se asentó el primer poblado, sino el origen del nombre mismo del pueblo proviene de una leyenda, de una tradición oral, relatada esta vez en base a un relato tomado de una monografía (Carlos Burga:1976) que dice:

Un día de estos se había perdido un buey y fueron a buscarlo porque debían utilizarlo para los trabajos de la chacra. El animal fue encontrado pastando al lado de una laguna poblada de carrizos, precisamente de estos carrizos formaban una Cruz que les llamó mucho la atención, corrieron para dar aviso al resto de la población y deciden luego sacar esta Cruz de carrizos para pasearlo en procesión, agradeciendo a Dios por el hallazgo y por supuesto que a partir de la fecha, el lugar se llamará Cruz Pampa”.

Este lugar se denominaba antes Santa Lucía que, a su vez, había reemplazado al primigenio Sapuy o Chapuy. El relato continúa diciendo que aprox. El año 1600 el nombre de Cruz Pampa sería cambiado por el de Santa Cruz y es en recuerdo de ese hecho que el 3 de mayo se colocaban cuatro cruces en los cerros Cotorumi, Illapa, San Isidro y La Higuera o Chupicallpa y se mandó construir un templo al que le llamaron el “Templo de la Huayrona”.

Nos parece importante resaltar los elementos andinos presentes en el relato: la laguna, el carrizal, los cuatro cerros y la huairona, el lugar Sapuy o Chapuy. Es posible que con ello se esté entroncando el origen del pueblo católico (simbolizado por la Cruz) en la raigambre cultural andina de la cual emerge. Por ello el nombre de Santa Cruz de Succhabamba es el adecuado para expresar ese sincretismo entre lo español y lo nativo.

LA APARICIÓN DEL SEÑOR DEL COSTADO

Señor del costado para la industria - copia

Siguiendo una trama muy de la época colonial y seguramente cabalgando sobre intereses grupales específicos de sectores de la población, la presencia de imágenes sagradas claves en determinados pueblos fueron rodeadas de relatos que con el tiempo fueron convirtiéndose en la verdad generalmente aceptada, que se transmite de generación en generación. Este es el caso de la aparición de la sagrada imagen del Señor del Costado. A continuación el relato, de la aparición del Señor del Costado (Manuel Ugaz;1936):

“corría uno de los días del año 1674, … cuando fue sorprendido un grupo de españoles católicos, avecindados en el pueblo … con la repentina aparición de una mula cargada con un largo y enorme cajón y que vagaba en la plaza sin dueño o arriero; sintiéndose cansada la bestia y sin que nadie acertase a descargarla se tiró al suelo y se acostó para descansar enfrente de la casa municipal … pero llegó la noche y el dueño no aparecía … entonces – por acto de humanidad – acordaron: descargar a la mula y guardar la misteriosa carga, cuyo contenido ignoraban, en la Casa Municipal …”

“Pasó un año redondo inadvertidamente y no se presentó el esperado dueño de la susodicha carga y es entonces que resolvieron las autoridades y vecinos notables abrir el cajón longitudinal y viendo su contenido, inventariarlo … Se hizo la apertura … y cuál no sería su asombro general, cuando en vez de encontrar mercaderías u otros artefactos se encontró la hermosa y bien forjada imagen del Señor del Costado de Jesús – de tamaño natural – sin vestidos y de formas humanas muy naturales, con solo un sudario blanco que cubría de la cintura a los muslos …”

El relato dice que la imagen fue llevada al templo y se hicieron las gestiones al Ordinario de Trujillo para que lo declarase “Patrón canónico del distrito”, lo que se consiguió, acordándose celebrar la fiesta anual el 28 de Setiembre de cada año.

NUEVAS IDENTIDADES LOCALES

El relato no lo dice, pero es plausible que hasta ese acontecimiento, los cruceños seguramente celebraban como festividad mayor del pueblo el Día de las Cruces, que se celebra los primeros días del mes de Mayo. Esa celebración pasó a segundo lugar o fue decayendo ante la nueva festividad en la que el Señor del Costado se convirtió, poco a poco, en la imagen sagrada por excelencia y el 28 de Septiembre en el día festivo oficial.

Nos interesa remarcar que la figura del cura del pueblo no aparece y el templo local apenas se lo menciona en el relato; mientras se destaca la Casa Municipal y el rol de las autoridades y vecinos notables. Quizás de esta manera se exprese que en esos tiempos hayan existido tensiones entre las autoridades y vecinos notables del pueblo con la parroquia local.

Como vemos el proceso de abandono de elementos andinos ha concluido en estos dos casos significativos de la historia de Santa Cruz y con ello se evidenciaría el peso de la nueva identidad de los cruceños que se distancian más y más de los orígenes andinos de su pueblo.

Como se puede apreciar entonces los cruceños han ido gestando relatos con ribetes de leyendas para explicar dos hechos importantes de su pueblo y de sus propias personas: la fundación del pueblo al que tanto quieren y añoran y la aparición de la sagrada imagen que los protege, estén donde estén.

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