Entre el siglo III y el VIII se sucedieron una serie de migraciones de los pueblos bárbaros hacia el Imperio Romano, constituyendo la transición entre la Edad Antigua y la Edad Media.
Con estas invasiones, los pueblos “bárbaros”, es decir, casi todas las zonas fronterizas no pertenecientes al Imperio, consiguieron la paralización del comercio y la industria, y la destrucción del Imperio Romano de Occidente.
Es posible que Denys Arcand quisiera reflejar en su película canadiense de 2003 (Oscar: mejor película de habla no inglesa) algo similar a lo que ocurrió siglos atrás. Como si de un ataque al Imperio Romano se tratara muestra la imagen en los informativos de la destrucción de las Torres Gemelas. Y como si de la transición de una época histórica a otra se tratara retrata como han ido cambiando las vidas de un grupo de amigos.
Aunque la película podría ser una crítica voraz al sistema sanitario canadiense (desde la primera escena con la sala de urgencias abarrotada hasta la enfermera que reparte la comunión y, por supuesto, la incapacidad de poder “disfrutar” de un espacio íntimo y familiar al final de la vida si no posees recursos económicos).
En “Las invasiones bárbaras”, el hijo del protagonista se moviliza para que todos los seres queridos de Rémy estén a su lado en los últimos momentos de su vida, momentos que aprovechan para llenarse de recuerdos y analizar lo que han sido sus vidas a lo largo del tiempo; además de intentar aprovechar al máximo cada bocanada de aire. La película está cargada de momentos emotivos durísimos, pero también salpicada de algún que otro toque de humor.
Actualmente existe en nuestro país la atención domiciliaria para enfermos terminales (cuidados paliativos) a cargo de atención primaria.
La otra modalidad de la que quiero hablar es la “Hospitalización a domicilio”, que estaría indicada para ciertos pacientes que necesiten asistencia especializada sin ser ingresados en un Hospital, aunque no se encuentre en condiciones de pasar a régimen ambulatorio. Aquí no se trata ya solo de los últimos momentos de la vida, si no que muchas patologías agudas y crónicas pueden ser susceptibles de este tipo de cuidados.
Los cuidados recibidos son los mismos que en el hospital, pero el paciente está en un entorno familiar con menos riesgo de yatrogenia. Hay que decir también que para que esta forma de asistencia sea posible se necesitan unos mínimos en las características de la casa y una buena colaboración familiar.
Con este sistema se consigue además una mayor rentabilidad de los recursos disponibles, cosa que, en los tiempos que corren es importante.
Ahora sí, si me perdonáis por el inciso, os diré que el paciente de la película tiene razón en asegurar que “La historia de la Humanidad es una historia de horror”. No hace falta ojear en los libros de Historia, al ver la película todos recordamos situaciones en las que somos egoístas con los pacientes o con los ancianos (“tu padre te cambió los pañales, te acunó hasta 48 horas cuando tuviste meningitis para alejar la muerte de tí…”). Os la recomiendo a todos.
“Los jóvenes son los mejores mártires. Es paradójico pero al envejecer te apegas a la vida” (Rémy, “Las invasiones bárbaras”).
“No es su vida actual la que no quiere abandonar, sino la de antes. Y esa murió hace tiempo”(Nathalie, “Las invasiones bárbaras”).